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30.10.07

- OBESIDAD -



Una ley sobre la obesidad


El hecho de que, días atrás, miles de personas se reunieran frente al Congreso de la Nación para reclamar al Estado que la obesidad sea considerada definitivamente lo que es, una enfermedad, ha logrado más que todas las acciones emprendidas hasta ahora por médicos y especialistas. Como había ocurrido ya el año pasado, otra vez fue un programa de televisión, Cuestión de peso , el reality show de Canal 13 sobre gente que lucha por bajar de peso, el gestor de la nutrida convocatoria. En la plaza frente al Congreso unas 8000 personas gritaban al unísono: "¡Queremos la ley!".

Se referían a la posibilidad de que una norma obligue a las obras sociales y a las empresas de medicina prepaga a incluir la obesidad en sus coberturas y planes médicos. Según la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad es "la enfermedad epidémica no transmisible más grande del mundo" y está entre los diez factores de riesgo principales para la salud. La obesidad arrastra consigo consecuencias muy poco deseables; contribuye al desarrollo de otras enfermedades crónicas y está ligada, tanto para niños como para adultos, con otras afecciones que requieren largos y costosos tratamientos.

Hay ya un proyecto de ley, aprobado en comisión en el Senado desde fines de agosto último. Este proyecto abarca los llamados trastornos de la alimentación y se refiere al control y prevención de la bulimia, la anorexia nerviosa y la obesidad (aunque son muchos los especialistas en nutrición que aducen que la obesidad no es exactamente un trastorno alimentario y que no debería estar incluida en este proyecto). El texto del Senado plantea el problema como un asunto de interés nacional y comprende la investigación de sus agentes causales, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades vinculadas con la alimentación, así como la asistencia integral y rehabilitación, además de las patologías derivadas y medidas preventivas. También se propone la creación del Programa Nacional de Prevención y Control de los trastornos alimenticios en el ámbito del Ministerio de Salud. Una de sus atribuciones será formular normas con miras a la evaluación y el control de los trastornos alimentarios para una adecuada ingesta, en especial de niños y adolescentes.

No es este el primer proyecto que encara en el país el tratamiento de la obesidad. En septiembre último, la Legislatura de Misiones aprobó una ley por la cual se la considera una enfermedad crónica y todas las obras sociales y el sistema público de salud están obligados a asistir a las personas con esta patología. Ya se publicó en el Boletín Oficial y el Ministerio de Salud de la provincia tiene un plazo de 90 días para reglamentarla y ponerla en vigor. En los fundamentos de la ley se señala que en el mundo "hay mil millones de personas con un peso superior al recomendable", lo cual incide directamente en la salud y la calidad de vida.

En gran parte del mundo se están desarrollando políticas públicas sobre el tema. Por ejemplo, para lograr una más eficiente lucha contra la obesidad infantil, las autoridades británicas han decidido enviar advertencias oficiales a los padres de niños obesos para que se encarguen de controlar el peso de sus hijos. Según un informe oficial que sitúa al Reino Unido entre los países "menos saludables" de Europa, la obesidad infantil es uno de los problemas más graves que afectan a esa nación.

El gobierno inglés ha identificado con claridad a quién debe dirigirse. El papel de los padres es fundamental en la tarea de prevenir esta enfermedad. Todos los niños, desde el comienzo de su vida, tienen que ser educados en una alimentación sana y un nivel de actividad física adecuado a cada edad. Esta tarea primaria debe ser desarrollada en el seno familiar, porque los niños adquieren sus hábitos observando a su familia, en primer lugar, y luego a sus compañeros y su entorno social.

El tratamiento de este proyecto de ley o de cualquier otro que encare con seriedad esta y otras enfermedades relacionadas con la alimentación, deberían ser prioridad para nuestras autoridades, las actuales y las que han de asumir a partir del 10 de diciembre próximo. La salud de la sociedad argentina no debe quedar postergada bajo ningún concepto.

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28.10.07

- JUBILADOS -


Manotazos a los futuros jubilados


La reciente disposición del gobierno nacional de imponer a las AFJP una reducción de los fondos invertidos en Brasil atenta contra un sano principio básico de este sistema jubilatorio.

La inversión de los fondos que son propiedad de los aportantes al sistema previsional debe privilegiar el interés y la seguridad de éstos sobre otras finalidades. Justamente ésa es la misión de las AFJP, que son administradoras y no dueñas de esos fondos, al tiempo que deben velar por su integridad y lograr la combinación adecuada de rentabilidad y seguridad.

Toda vez que el Gobierno imponga condiciones distintas de las que ya existen en la ley y de las que hubieran elegido los administradores, probablemente afecte el rendimiento o la seguridad y, de alguna manera, el beneficio futuro de sus titulares en el momento de jubilarse.

No hay ninguna justificación para alterar ese principio. Cuando los funcionarios públicos imponen otros destinos a los fondos, por más importantes que los consideren, responderán a consideraciones ajenas al interés de los futuros jubilados. Podemos encontrar un antecedente similar e igualmente negativo en los meses anteriores a la crisis de fines de 2001, cuando prácticamente se obligó a las AFJP a invertir en títulos públicos que, poco después, cayeron en default. También entonces se presentó aquel abuso como una cuestión de Estado, pero que finalmente perjudicó a miles de aportantes.

La reciente medida se suma a la contrarreforma previsional sancionada en marzo último, para configurar un cuadro de agresión hacia el sistema jubilatorio de capitalización. Hay un claro posicionamiento ideológico oficial, contrario a este sistema y propenso a retornar a un sistema único de reparto.

Debe verse esta involución como un arbitrio para reforzar los recursos fiscales en momentos en que se erosiona el superávit por el fuerte crecimiento del gasto público. Si el Tesoro no hubiera contado en los últimos tres meses con las transferencias de fondos de las cuentas de ex aportantes al sistema de capitalización, el superávit primario no hubiera alcanzado para pagar los intereses de la deuda pública. En otras palabras, estaríamos en déficit financiero. Esta es una mala noticia, tanto para el país como para los aportantes que fueron transferidos al sistema de reparto, de oficio o inducidos ante la promesa de una futura solvencia fiscal.

Quienes han tenido la responsabilidad de la contrarreforma del sistema, así como de la reciente imposición de destinos políticos a los fondos, deben ser conscientes del daño que ocasionarán en el futuro a quienes han ahorrado y aportado para su vida pasiva.

Ahora se pretende que los fondos colocados en el Mercosur se repatríen para ser invertidos en fideicomisos de obra pública o en empresas locales. Está claro que éstas no hubieran sido las colocaciones elegidas libremente; de lo contrario, se hubieran realizado sin compulsión alguna.

La motivación del Gobierno es contrarrestar las presiones al aumento de la tasa de interés observadas últimamente. Se supone que la canalización local de esos fondos aliviaría la demanda de créditos y contribuiría a crear mayor liquidez, haciendo reducir las tasas. Lo que en realidad sucederá es que esos fondos repatriados podrán producir efectos limitados y por una única vez.

La suba de las tasas de interés tiene causas estructurales que no están siendo corregidas. Son claramente la inflación, el deterioro fiscal, el fuerte aumento del gasto público, las presiones salariales, las limitaciones en la capacidad productiva y los temores a una nueva devaluación.

Actualmente, los ahorristas retiran depósitos a plazo fijo y los orientan a la compra de divisas. Como se ve, ni la reducción de las tasas de interés ni la mayor afluencia de crédito barato hacia las empresas se lograrán si no se resuelven las cuestiones de fondo. Y mucho menos, con desesperados manotazos a los fondos de quienes ahorran para su futuro a través de las AFJP.

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26.10.07

- PREMIUM -






La nueva versión del mercado premium argentino



En momentos en que el consumo vive un momento de ebullición en la Argentina, las marcas premium se han fijado el desafío de detectar el perfil de la población con mayores ingresos. La consultora en comunicación estratégica Marisa Koifman realizó un extenso estudio en alianza con IFOP Latinoamérica sobre el mercado Premium en Argentina. Se buscó entender el comportamiento del segmento y detectar drivers de consumo. Pero halló más que eso: este target le dio una nueva connotación a la palabra “lujo”, gasta más despreocupado que nunca, detenta un gran saber acerca de marcas, valora la comunicación no tradicional de sus marcas preferidas y les demanda no masivizarse ni en su precio ni en su comunicación. Las marcas Premium, entonces, deben ser muy cuidadosas de no cometer errores que, por más pequeños que sean, pueden hacerles perder este valioso target.

El mercado Premium en la Argentina está dirigido a los consumidores de mayor poder adquisitivo del país, segmento AB, que hoy en día representa apenas el 1 por ciento de la población argentina. El estudio de la consultora de Marisa Koifman en alianza con IFOP Latinoamérica analiza en profundidad el comportamiento de este segmento en la Argentina, mediante el análisis cualitativo de grupos motivacionales con jóvenes y adultos, y el semiótico, en diarios y revistas argentinos.

Se tuvieron en cuenta sus valores y actitudes, las creencias y expectativas, el consumo general de medios, sus hábitos de consumo y la imagen de las marcas y las empresas. El enfoque humano que se le dio a este informe permitió descubrir ciertas características y actitudes de los consumidores Premium que antes no salían a la luz de manera tan clara o presentaban un escudo con un discurso social políticamente correcto.

Ahora, este sector de la sociedad no oculta sus preferencias ni sus gustos por el consumo, los adultos se sienten más libres que en otras etapas de sus vidas y desean disfrutar de sus vidas en un sentido amplio, en especial las mujeres, que se refirieron al ir de shopping como una satisfacción única.

Otro de los hallazgos de la investigación se centra en el significado de la palabra “lujo” para el segmento AB: buscan otras denominaciones como exclusividad y distinción; ya que el “lujo” quedó resignificado a partir de la década del '90 y hoy no se la puede despegar del exceso, el mal gusto, el “show off”. Por eso, prefieren re-nominar al lujo como algo distinto, de difícil acceso y cuyos sujetos “detentan un saber”. Y los consumidores Premium de Argentina, ese 1 por ciento de la población, conoce el mercado. Sabe y reflexiona acerca de que no por ser cara una marca es exclusiva. Una marca exclusiva es la que demanda un sujeto distinguido, conocedor y exquisito, cuya oposición es el “nuevo rico”.

Lo que es o puede ser masivo no es lo que las personas de este target incorporan a su estilo de vida. También tienen reservas en cuanto a las marcas caras, pero que son “marketineras”, son “show off”, así sean nacionales o extranjeras. O en cuanto a las marcas que comunican de manera masiva, o que utilizan referentes que por su popularidad ejercen un efecto de apertura a lo masivo, como es el caso de la italiana Versace. Las preferidas son, en general, importadas, pero también hay lugar para algunas nacionales como Etiqueta Negra, Menage a Trois, Peter Kent, Rutini Wines y Catena Zapata. Lo que las hace exclusivas, como su público ejerce un importante conocimiento, es fomentar el sentido de pertenencia a partir de una buena atención, de “mimos”, de separar a sus clientes “del montón” mediante acciones promocionales que los distinguen y los premian; necesitan sentir una relación más bien íntima con la marca.

El diálogo con el target

Las estrategias de relación y comunicación posibles para las marcas premium no son limitadas, pueden ser sensoriales, de relatos o simbólicas, pero deben ser muy ciudadosas, detallistas y concisas: “El desafío es articular una relación entre comunicación, acciones, producto y marca que destaque al consumidor como su propio target y lo incluya en la intimidad de un círculo de referencia”, explica Marisa Koifman, presidenta de la consultora MK Comunicación Estratégica. Y siempre está presente el conocimiento que ejercen y hacen valer los consumidores del segmento AB: según Koifman, les demandan a las marcas que “transmitan un saber que pueda decodificarse desde el producto y transformarse en un saber propio. En relación con los medios, prefieren aquellos que son sustratos privilegiados de ese saber y concentran el target elegido”.

Por eso, es que las marcas para este segmento intentan no acercarse a lo masivo, ya sea desde el precio, o con la generación de segundas marcas, o desde su comunicación y publicidad; siempre se dirigen a grupos reducidos. La relación que mantienen con sus clientes es un vínculo que adquiere intimidad. ¿Y cómo les hablan a estas personas, que detentan un saber? Marisa Koifman responde que cada marca posee su propio código, un ADN que interactúa y engendra un saber en quien intima con ella.

El cuidado del vínculo

El mercado Premium cambia, según la percepción que generan en su público. Algunas marcas que fueron premium en su momento han perdido su prestigio por “decepcionar”, y algunas que no nacieron premium, se convirtieron mediante una construcción estratégica. Entre los ejemplos argentinos para el segundo caso, que desarrollaron cuidadosamente su evolución desde su etapa “artesanal o fundacional” hasta llegar a ser top, se encuentran, según Koifman, Etiqueta Negra, Menage a Trois, Evangelina Bomparola -en pleno proceso- y algunas marcas de vinos y espumantes. Y esta génesis es posible sólo si el producto que ofrecen es verdaderamente premium.

Desde ese punto, se construye con cuidado el desarrollo de avance y de atributos de marca. “La conexión con los públicos target surge desde la concepción y luego se concreta en la comunicación. Una vez que se ha establecido el primer contacto, es cuestión de mantener continuamente el foco y la atención en el alma de la marca, que es el consumidor que se ha conectado con el alma del producto”, finaliza Koifman.

Verónica Fernández Ceriani

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25.10.07

- BOLIVARIANA -









Chávez parece ignorar que Marx odiaba a Bolívar

Por José Enrique Miguens
Para LA NACION



Cunde en algunos países de América latina, incluida la Argentina, la impresión de que las grandes decisiones políticas se están manejando con un bajísimo nivel cultural, de conocimiento de los asuntos y de responsabilidad por las consecuencias.

Se está viendo en los gobernantes una incomprensión de las dificultades que atraviesan las sociedades actuales, una infantil simplificación de las alternativas que se presentan y una enorme irresponsabilidad con respecto a las posibles consecuencias de lo que deciden.

El autoritarismo que conlleva el pensamiento único hace que las decisiones políticas se adopten en conciliábulos de no más de tres o cuatro personas, con lo que se pierde el valioso aporte de las muchas personas capaces e informadas que hay en todo país.

Un caso paradigmático de este tipo de manejo político, sorprendente por varias razones, es el del llamado “socialismo bolivariano” del presidente de Venezuela, general Hugo Chávez, con su decadente retorno al marxismo y su inconsulta decisión de imponer la enseñanza del marxismo en todas las escuelas del país.

Sorprendente por su decadente anacronismo, pero más sorprendente todavía porque parece ignorar el manifiesto y explícito desprecio de Marx y Engels por nuestros países latinoamericanos y la admiración de ambos por los Estados Unidos, cuyo imperialismo sobre nuestros países aprobaban. Nuestro asombro llega a su máxima expresión cuando vemos que se enseña obligatoriamente a los niños y a los reclutas militares venezolanos a estos dos autores que vituperaron a su héroe nacional, Simón Bolívar, con sus más soeces y despectivas injurias.

El anacronismo de este decadente retorno al marxismo se puso en evidencia con la extrañeza que surgió de los actuales gobernantes rusos (que algo saben de marxismo) cuando el presidente Chávez, en visita oficial, les dijo que extrañaba al marxismo en Rusia y que no deberían haberlo dejado atrás. Se vio también en el asombro que manifestó el importante consejero político español Miguel Angel Cortés, del que se hizo eco La Nacion. Este especialista, comentando la decisión chavista de imponer la enseñanza del marxismo en las escuelas venezolanas, dijo: “Es un retorno a la Edad de Piedra, o una vuelta al pleistoceno superior”.

Pero este anacronismo, esta imposición de “utopías regresivas”, como las denominó el ex presidente de Brasil el sociólogo Fernando Henrique Cardoso, no nos puede asombrar demasiado. Estamos acostumbrados en estos lares a que cualquier presidente, apoyado en una ocasional mayoría, se sienta con impulsos dictatoriales para arrear a sus pueblos hacia donde le indica su capricho político.

Es más grave la ignorancia que trasunta el desconocimiento de las posiciones políticas concretas de Marx y Engels, que eran de un orgulloso europeísmo y de una convicción de que el porvenir estaba en los dos países que ellos consideraban depositarios de la civilización y el progreso, cuya obligación era llevarlo a los demás: los Estados Unidos a los países latinoamericanos y Alemania a los países eslavos del Este. Veamos nuestra parte.

Siguiendo a su maestro Hegel, y en la típica actitud del modernismo, Marx y Engels exhiben un europeísmo altanero con respecto a nuestros pueblos, que Hegel denominaba despectivamente “pueblos sin historia”.

Hegel llega hasta afirmar en su Filosofía de la historia universal que en América latina se degenera todo lo europeo, no solamente las personas, sino hasta los animales y las plantas importadas.En esa línea, escribe Marx a Engels en un carta del 2 de diciembre de 1854: “Los españoles están completamente degenerados. Pero, con todo, un español degenerado, para un mexicano, constituye un ideal”.

En carta a Kautsky, del 21 de enero de 1893, comentando sobre los partidos brasileños, extiende su desprecio a todos los sudamericanos: “La importancia de estos partidos sudamericanos está siempre en relación inversa a las alharacas de sus programas”.

No se queda atrás Engels cuando habla de la conquista de la California mexicana por los texanos de los Estados Unidos, en dos artículos periodísticos: “En América latina hemos presenciado la conquista de México, lo que nos ha complacido. Constituye un progreso.Es en interés de su propio desarrollo que México estará en el futuro bajo la tutela de los Estados Unidos” (23/1/1848).

En la época de Engels, se disfrazaba de “tutela colonial” –en Gran Bretaña, de “carga del hombre blanco” y de “misión civilizadora” en Francia– a lo que a partir de 1902, con J. A. Hobson (seguido y citado por Lenin desde 1917) se llama directamente imperialismo.

Pero no todos se engañaban como Engels con el canto de la tutela colonial y la misión civilizadora. Un año antes de esta publicación, el Congreso del estado de Massachusetts había condenado enérgicamente esta conquista, declarando que era una injusta maniobra de los terratenientes esclavistas del Pacífico. Sin embargo, todavía dos años después de esta condena, el 15 de febrero de 1899, Engels sigue en su posición, escribiendo contra Bakunin, que también se oponía: “¿Y les reprochará Bakunin a los norteamericanos realizar una guerra de conquista, pero que fue llevada a cabo única y exclusivamente en beneficio de la civilización? ¿O acaso es una desgracia que la magnífica California haya sido arrancada a los perezosos mexicanos, que no sabían qué hacer con ella?”.

¿Estará Chávez de acuerdo con todo esto, para enseñarlo a los niños venezolanos?

Valga, aunque sea difícil de aceptar y menos de comprender, que un país enseñe obligatoriamente las doctrinas de pensadores que los desprecian, pero lo que es realmente incomprensible es que se enseñe obligatoriamente a autores que insultan a su héroe nacional y al título adoptado de República Bolivariana de Venezuela.

El desprecio de Marx por Simón Bolívar es tan profundo que en la extensa biografía que escribió para la New American Cyclopaedia de los Estados Unidos, donde revisa pormenorizadamente todas y cada una de sus campañas, le niega aptitudes militares y, peor aún, valentía, porque, según Marx, casi siempre abandonó a sus hombres en las batallas para huir cobardemente.

Comenta que quería unificar toda América del Sur “en una república federal cuyo dictador quería ser él mismo”. En carta a Engels del 14 de febrero de 1858, le dice: “Simón Bolívar es el canalla más cobarde, brutal y miserable”, y lo compara con Faustin Soulouque, el negro haitiano que se proclamó emperador.

Lamento tener que transcribir todas estas cosas, que, por supuesto, no comparto, por el respeto que tengo por el pueblo venezolano y su nación y porque ese desprecio me afecta como latinoamericano orgulloso de serlo.

Además, he combatido el eurocentrismo en varias publicaciones mías. Pero ésta es la expresión fehaciente de las opiniones de Marx y Engels, que los gobernantes venezolanos parecen no conocer o no querer escuchar.

Cuando uno entra en utopías regresivas tropieza con todo el contexto histórico que las rodea y del que no puede desembarazarse.

Nada de esto es para criticar a países ajenos al mío; está expuesto como ejemplo dirigido a nuestros gobernantes, para que experimenten en cabeza ajena las consecuencias de las improvisaciones políticas.

Espero que les sirva para que tomen en cuenta aquel precepto que enseñaban nuestros viejos estadistas cuando la Argentina era un país respetable: “Gobernar no es payar”.

El autor es doctor en Derecho y Ciencias Sociales.

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24.10.07

- BABEL -



La (otra) biblioteca de Babel


Recientemente se reunieron en Buenos Aires los directores de la red mundial de ISSN, el sistema de identificación de publicaciones periódicas que intenta ordenar el caos reinante en ese universo de la información y hacerla accesible desde cualquier parte del planeta.

Los centros ISSN se ocupan, precisamente, de asignar el International Standard Serial Number -un código de ocho dígitos que una vez atribuido a una publicación es definitivo, a no ser que ésta cambie de soporte o de título-, una tarea nada sencilla, si se tiene en cuenta que su base de datos incluye nada menos que... ¡un millón trescientos mil títulos!, y que anualmente se incorporan otros 50.000, algo así como uno cada doce minutos...

Una parte de ese número corresponde a las publicaciones electrónicas, un desafío aparte. Además, como dice Anna María Prat Trabal, directora del centro chileno, "las publicaciones tienen un ciclo vital similar al de las personas: nacen, se casan, tienen hijos, nietos y después, de repente, mueren". El ISSN tiene que seguir ese derrotero, porque es a través de este número de identificación como pueden establecerse lazos en el mundo cultural y académico...

En el país, la filial local (que funciona en el Centro Argentino de Información Científica y Tecnológica, del Conicet) tiene un catálogo actual y retrospectivo de más de 12.000 publicaciones cuyo principal problema, según cuenta su directora, Ana María Flores, es una corta vida: la mayoría desaparece rápidamente por falta de financiación sistemática o de artículos. El centro también las evalúa y acredita para ser ingresadas en el sistema regional de información online para revistas científicas (Latindex), otra forma de elevar su calidad y visibilidad.

El ISSN es un universo de números en clave diseñado con un fin pragmático. Pero tiene algo de la metáfora borgeana, esa vasta biblioteca en la que una infinita sucesión de galerías y anaqueles contiene todos los libros, todas las combinaciones de letras y símbolos, todas las estructuras verbales, todas las palabras imaginables...

Por Nora Bär
La Nación

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21.10.07

- EL CHE -





La historia, los mitos y el Che


Los hechos de la vida real nutren algunos de los capítulos más desopilantes del humor popular. Está el caso del alumno a quien la maestra interroga sobre Cristóbal Colón y recibe como respuesta, en el amago biográfico, que Colón era negro. "¿Cómo que Colón era negro?", pregunta la maestra. "Sí, señorita, lo dice el libro", contesta impávido el alumno. La maestra toma el libro y lee: "Colón, oscuro navegante genovés ".

Esa es la historia por deformación involuntaria y cándida en la interpretación de hechos y en el valor de las palabras. El sano criterio tiende con rapidez a corregirlos y a colocar las cosas en el lugar de donde no debieron haber salido. Pero hay otro tipo de historia y es la que se enturbia con el fanatismo de las ideologías, más perseverante en el sostenimiento de sus afirmaciones que el producido por la ingenuidad juvenil en episodios como el que abre este comentario editorial.

Cuando se haga el balance de la acción educativa de los últimos años, signada por vaivenes y de notoria ineficacia en múltiples aspectos, probablemente se observe que la historia falseada ha prosperado en medio de trasnochadas modificaciones en los planes de estudio. Nunca como ahora se han realizado tantos esfuerzos, que hayan prosperado, para demoler el debido conocimiento del historial argentino. Como es fácil colegir, con eso se destruye hasta la identidad nacional.

Los resultados se encuentran a la vista de quienes siguen las alternativas de singulares torneos televisivos sobre la popularidad de los personajes del pasado nacional. Basta percibir el grado de anestesia que perturba a la conciencia cívica colectiva.

Apenas queda en pie, después de haberlo sido todo pisoteado por intereses de facción, el recuerdo de ciertos episodios y personajes a quienes los sectores políticos dominantes consideran como dignos de ser evocados. Se bate el parche de manera incesante y maniquea sobre lo que se quiere preservar y se relega al olvido el ingente reservorio de conductas ejemplares y de sacrificios sobre los que se construyó LA NACIONalidad. Hasta se mira con inexplicable desdén la proximidad del Bicentenario de la Revolución de Mayo, con descuido de que de esa manera se empina aún más a esa gesta como implícito dedo acusador del deplorable espectáculo de un país que fue, entre las naciones emergentes, modelo del mundo, y que hoy éste observa con incomprensión y perplejidad.

La televisión ha informado, como parte de sus encuestas con objetivos competitivos y sin ningún criterio diferenciador entre deporte e historia, que no pocos jóvenes colocan en la cúspide de sus preferencias a las dos únicas figuras que parecen conocer: la de un auténtico libertador, San Martín, y la del Che Guevara, un adversario de la libertad al servicio de un régimen inhumano, que oprime a su pueblo del mismo modo como colaboró con sembrar muerte y horror en otros durante su etapa más virulenta; un aventurero en la mejor tradición romántica del siglo XIX, que contribuyó a establecer el régimen despótico que aún hoy gobierna a Cuba .

El guerrillero nacido en la Argentina, que trocó los instrumentos del arte de curar por la pistola y la ametralladora, contribuyó a instaurar en la patria del insigne José Martí no un gobierno democrático que acabara con los excesos de la dictadura de Batista, sino un régimen basado en el ejercicio sistemático del terror, cuyo supremo objetivo fue poner en vigencia al deshumanizante materialismo dialéctico de Marx con los crueles métodos que la Unión Soviética aplicaba a los infelices pueblos bajo su férula. Y luego, apoyado por Fidel Castro, salió de Cuba para constituir grupos armados que jaquearon la existencia de varios países latinoamericanos.

En cambio, el Padre de la Patria dedicó su existencia a la causa de la independencia americana. Hizo tremolar la bandera argentina, unida a las de las naciones que emancipó o fundó con el objeto de que se abrieran las libertades y las garantías individuales al disfrute popular. Y se retiró de la vida pública en el momento en que consideró que su presencia podía obstaculizar el último tramo de la lucha redentora.

El legendario sable corvo que marcó la hora del triunfo en Chacabuco y Maipú fue definitivamente envainado cuando concluyó su cometido. Así San Martín diría a los jefes federales Estanislao López y José Gervasio Artigas, en cartas de similar contenido: "Hagamos un esfuerzo de patriotismo, depongamos resentimientos particulares, y concluyamos nuestra obra con honor Mi sable jamás saldrá de la vaina por opiniones políticas: usted es un patriota, y yo espero que hará en beneficio de nuestra independencia todo género de sacrificios".

Más cerca en el tiempo y ya en Cuba, a la dictadura de Batista no ha seguido un régimen de libertades públicas sino el terror policial aprendido de las mazorcas soviéticas y el deleznable sistema de delaciones inculcado por la KGB. No hay posibilidades serias de equivocarse. Pruebas al canto con este medio siglo siniestro para Cuba.

A San Martín lo honran los hombres libres. A los fanáticos de la intolerancia los atraen los Osama ben Laden de turno o los espera un lugar militante en terrorismos como el de ETA para hacer coherente la doctrina con la práctica.

Llegará el día en que la historia argentina recobre la prestancia perdida. Sólo entonces cuestiones como las que comentamos serán menos una pesadilla que curiosidades de pertenencia más apropiada a la categoría de aquella insólita historia juvenil de un Colón que, asombrosamente, se había convertido en "negro".

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19.10.07

- ESPECIES -






Especies en peligro de extinción


La biodiversidad desaparece a un ritmo acelerado y es menester actuar lo antes posible para frenar y prevenir esta crisis de extinción. Una vez más, la naturaleza hace resonar sus alarmas a fin de que el hombre caiga en la cuenta de que no debe seguir haciéndole caso omiso, por causa de su ignorancia e inconciencia, a la paulatina destrucción del mundo que lo rodea, lo cual implicaría encaminarse a su propia destrucción.

Este razonable criterio es sustentado, entre otros, por la directora general de la Unión Mundial para la Naturaleza, Julie Marton-Lefèvre. Esa entidad internacional está integrada por representantes de naciones, agencias gubernamentales, organizaciones no gubernamentales (ONG) y numerosos científicos convocados por un gran problema mundial: la reducción progresiva de la vida animal y vegetal.

Los datos que año tras año agravan esa preocupación pueden sintetizarse en que de un total de l,9 millones de especies conocidas, se sigue la evolución de 41.415; de éstas, 16.306 se encuentran actualmente "en peligro de extinción", o sea, casi 200 más que en 2006. En lo que concierne a las especies vegetales, 12.043 de ellas figuran en la lista roja, color que indica el riesgo en que se encuentran. En lo que respecta a nuestro país, hay un total de 203 especies en condición de "vulnerables", "en peligro" o "en peligro de extinción", según los casos y de acuerdo con los criterios de la clasificación usada.

La búsqueda de las causas que determinan la grave declinación de tantas especies naturales recae en el hombre y su acción depredadora, directa o indirecta. Esta es una realidad conocida; lo desalentador es comprobar que persiste ese comportamiento dañino sin rectificación apreciable. Así, se observa en la disminución de los grandes simios, como el orangután de los bosques de Sumatra y de Borneo, cuya desaparición crece a medida que avanza la deforestación; del mismo modo, la supervivencia del cocodrilo del Ganges se va limitando por la degradación de su hábitat natural debido a la intervención humana.

Es evidente que, para lograr la modificación de esa riesgosa situación, no basta con los avances contemporáneos del conocimiento ecológico. Se trata de una ciencia relativamente joven cuyos aportes comenzaron a concretarse entre los siglos XVIII y XIX. El término "ecología" debió esperar hasta 1866 para incorporarse al léxico científico y el interés por su desarrollo y la paralela inquietud por el agotamiento de la biodiversidad comenzaron a generalizarse a partir de la tercera década del siglo último. Es oportuno recordar, también, que la ecología se propuso analizar las estructuras muy complejas de los ecosistemas, constituidas en áreas geográficas habitadas por múltiples seres vivos, entre los cuales están los seres humanos, aunque parezcan ignorarlo. En el conocimiento de un ecosistema, la interrelación de funciones y comportamientos de los organismos que lo integran constituye una cuestión clave y la alteración posible por diversidad de causas tiene consecuencias desequilibrantes para la vida de las especies que allí conviven, ya sea por contaminación del agua, del aire, del suelo o por la ruptura de las cadenas alimentarias.

Al ponerse en claro los efectos perjudiciales, la ecología ha promovido un tratamiento racional de la naturaleza, lo cual exige el cumplimiento de normas adecuadas para regular las actividades humanas, especialmente productivas, pues el afán por alcanzar un desarrollo ilimitado ha sido severamente destructor.

Desde luego, la posibilidad de restablecer un orden y una medida en ese proceso dañino, requiere no sólo conocimientos científicos, sino también tener mucha conciencia del problema y de su incidencia en el porvenir de las sociedades, Serán decisiones políticas, pues, las que induzcan a asumir en plenitud el propósito primordial de defender y proteger "la casa del hombre", lo cual significa, ni más ni menos, convencer a ese hombre de que debería ponerse a salvo de los efectos necesariamente letales de su propia desidia.

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17.10.07

- CULTURA -


La Noche de los Museos


Desde 2004, el primer sábado de octubre representa para nuestra metrópoli una jornada durante la cual el arte, el público y la ciudad sellan un pacto silencioso de altísimo interés cultural: la Noche de los Museos. Positiva iniciativa que se ha reiterado en este 2007 dejando la grata impresión de que se trata de un acontecimiento definitivamente instalado en el programa anual de actividades culturales.

Más de 400.000 personas se movilizaron y 102 repositorios y espacios de arte, entre estatales y privados, abrieron sus puertas en casi todos los barrios de porteños para que esta instancia, promovida por el Ministerio de Cultura del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, tenga un desarrollo vigoroso que profundice este vínculo entre el arte y la ciudadanía.

Ya no se trata solamente de un público masivo que puede ingresar gratuitamente en un centenar de museos, sino que además se generan nuevos contactos con otras instituciones y actores sociales, turistas, artistas plásticos, críticos de arte y coleccionistas, sumados irrestrictamente a esta celebración cultural. Al igual que algunas capitales de Europa, por una noche la libertad de la creación se cruza con la libertad más absoluta de los transeúntes en ir y venir en busca de sorpresas.

Durante décadas, Buenos Aires brilló culturalmente como un faro único en toda América latina. Entonces, ¿por qué no suponer que empiezan a reaparecer estas empresas singulares que tornan cierto el deseo colectivo de volver a ver a nuestra ciudad situada, en materia de quehacer cultural, entre las grandes urbes mundiales? Sobre todo en esta época en que se ha convertido en centro de atracción para el turismo proveniente del exterior, atraído, entre otros factores, por la variadísima oferta cultural que aquí encuentran nuestros visitantes.



Optimo escaparate de la excelencia y la diversidad de nuestro patrimonio cultural es, pues, esta Noche de los Museos, en la cual el público curioso hasta dispone de movilidad gratuita para alargar su recorrida y mejor abarcar tan amplia propuesta.

No es poco cuanto se le ofrece. Por ejemplo, este año fue abierto por primera vez a esos recorridos el Palacio San Martín, edificio emblemático de la cancillería argentina, cuya refinadísima arquitectura fue resaltada por la iluminación que disipaba las sombras nocturnas y atraía a miles de visitantes. A partir de ese clasicismo diríase absoluto se abrió un amplio abanico de posibilidades: el Museo Nacional del Traje, el Etnográfico, el de la Emigración Gallega, el del Cine, el Numismático, el de Marcapasos y Precursores de la Medicina, el del Inmigrante, el del Holocausto, el de Carlos Gardel, el Tiro Federal, entre otros.

La variedad, entonces, no es poca y congregó a miles de espectadores dejándose llevar hasta muy tarde de un museo a otro, embelesados por esa poética propuesta de andar sin destino, pero encontrando hasta la madrugada un museo que los esperaba en algún lugar de la ciudad.

Estos acontecimientos, hijos del ingenio de los funcionarios y masivamente apoyados por el público, demuestran que es hora de activar la creatividad y multiplicarlos. Se acerca el Bicentenario y nuestra ciudad, al igual que el país todo, debe estar lista para poner al alcance de nuestros visitantes y de los propios argentinos la infinita riqueza de ese patrimonio cultural que, una vez más, ha ratificado sus méritos.

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16.10.07

- PARQUES NACIONALES -



En defensa de los parques nacionales


Desde mayo último rige entre el Ministerio de Defensa y la Administración de Parques Nacionales un convenio que permite desarrollar una encomiable tarea de conservación de la diversidad biológica y cultural.

El convenio surgió como consecuencia de la ocupación, por parte de las Fuerzas Armadas, de tierras que preservaron sus características originales. Se abordó el tema en la Primera Jornada de Difusión de la Actividad del Ministerio de Defensa en MateriaAmbiental, realizada recientemente en ese ámbito.

En ella fueron expuestas las tareas que realizan tanto ese organismo como las Fuerzas Armadas en defensa de la naturaleza. Entre otras, la prevención del daño ambiental en la fase de planificación de toda actividad de instrucción o maniobra militar; el resguardo de los recursos naturales y culturales en los predios asignados a las Fuerzas Armadas; el compromiso y la participación de los distintos niveles jerárquicos de la defensa nacional en la reducción del riesgo ambiental; la incorporación de la educación ambiental a los programas de formación; la capacitación del personal militar, y la difusión de las actividades que desarrollan en el área de la Defensa en cuanto a la preservación del ambiente y de los recursos naturales.

La ministra Nilda Garré presentó en esa oportunidad el convenio que rige entre su cartera y Parques Nacionales. Es, en realidad, un viejo anhelo de Parques Nacionales que responde a la necesidad de preservar las tierras y de incentivar el desarrollo conjunto de políticas de conservación de la biodiversidad.

En una primera etapa, el convenio abarca más de medio millón de hectáreas distribuidas en varios puntos del país. Han sido denominados Espacios Naturales de Interés para la Conservación (ENIC). Pertenecen cinco de ellos al Ejército, tres a la Armada y uno a la Fuerza Aérea.

Se trata de Los Manantiales, en San Juan; la Quebrada del Portugués, en Tucumán; Puerto Península, en Misiones; Campo Sarmiento, en Entre Ríos; Punta Buenos Aires, en Chubut; Cabo Blanco, en Santa Cruz; el Centro de Ensayos y Lanzamiento de Proyectiles Autopropulsados (Celpa), en la localidad bonaerense de Mar Chiquita; el Campo General Belgrano, de Salta, y la isla de los Estados, en Tierra del Fuego.

Esta superficie significativa contribuirá sin duda al cumplimiento de los compromisos internacionales que nuestro país ha asumido: llegar al año 2015 con un 10 por ciento de su extenso territorio con áreas protegidas.

Sin perjuicio de la actividad propia que desarrollan las Fuerzas Armadas, cada uno de esos sitios queda integrado al sistema de áreas que administra el Estado nacional por medio de Parques Nacionales, salvaguardándolo de presiones inmobiliarias que podrían modificar sus características más preciadas.

Esta particular situación permite vislumbrar un fructífero camino en común que permitirá compartir la responsabilidad de preservar y administrar con prudencia y compromiso el patrimonio de la flora y la fauna silvestres y su hábitat, así como valiosos recursos históricos, culturales y paleontológicos.

El convenio, que merece el máximo apoyo, es un paso elogiable de cooperación interinstitucional en pos de la preservación del ambiente. Es de esperar que este sistema reciba en breve el respaldo necesario para continuar en la buena senda.

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11.10.07

- LA HIPER -



De nuevo el fantasma

Por Julio María Sanguinetti
Para LA NACION
Caricatura: Huadi




Luego de las tremendas hiperinflaciones de fines de la década del 80, que tanta penuria causaron en América latina, los últimos años han mostrado una evolución de precios muy razonable, acompasada a una etapa de crecimiento económico generalizado. Los precios internacionales alcanzaron los mejores niveles históricos y, como consecuencia, los cuatro años que fueron de 2003 a 2006 registraron una mejoría en el crecimiento económico, la reducción de la pobreza y el aumento en la oferta de empleo.

La vida nos sonreía, por fin. La globalización mostraba su rostro amable. Podíamos crecer y distribuir el ingreso a la vez, esa conjugación siempre tan esquiva. El famoso deterioro de los términos de intercambio, que Prebisch ubicó como el gran factor de anclaje en el subdesarrollo, se revertía de un modo que no parecía tener parangón. Nunca habían valido tanto las materias primas y los alimentos con relación a los productos tradicionales de importación (maquinarias, equipos, productos químicos). El petróleo, naturalmente, jugaba y juega de modo dispar para quienes lo venden a precio de oro o para quienes se ven obligados a comprarlo, pero éstos, a su vez, normalmente han compensado esa suba con la de las exportaciones agrícolas o minerales.

En medio de esa bonanza, que aún disfrutamos, ha asomado nuevamente el eterno convidado de piedra, el viejo fantasma que condenó a la amargura a tantos países, en aquellos años en que la democratización del continente abría nuevos horizontes a la vida política: la inflación.

De inmediato afloraron, una vez más, las teorías que hablan de inflación por exceso de demanda, o de la inflación de costos, o de la inflación estructural. Unos abroquelados en Keynes, otros en Friedman, sin que falten –por supuesto– los que continúan vituperando al Fondo Monetario, pese a que nunca ha sido menos protagonista en las decisiones del hemisferio.

No soy economista y, en consecuencia, poco o nada puedo aportar al debate teórico. Pero muchos años de experiencia me han permitido vivir períodos de inflación, de hiperinflación, de congelamiento de precios, de planes de estabilización basados en anclar el tipo de cambio y mil y una posibilidades más.

De todo lo observado en este último medio siglo, resulta incuestionable que la inflación supone siempre exceso de dinero con relación a los bienes en oferta en el mercado. Este es el síntoma claro de la enfermedad. El mar de las dudas nace cuando nos preguntamos si debemos combatir los síntomas o atacar las causas de la enfermedad. ¿Bajamos la fiebre de precios, simplemente, o tratamos de ir a la razón por la cual el termómetro levanta la columna mercurial?

La reacción natural de los gobiernos y los consumidores es abalanzarse sobre los síntomas y tratar de moderar los precios, sea por tarifaciones, acuerdos, subsidios u otro tipo de medidas antipiréticas. La historia nos dice que esos tratamientos, que no están mal en sí mismos usados con prudencia, no curan la enfermedad y que hay que ir hacia el fondo, porque si no, estaremos malgastando recursos para no resolver la situación. Incluso podemos estar, de buena fe, montando una bomba de tiempo que un día estallará, como ocurrió en la Argentina con la célebre ley que congeló la paridad del tipo de cambio, útil, sin duda, para quebrar las desbordadas expectativas inflacionarias de la época, pero peligrosísima al consolidar su permanencia, pensando que de ese modo se curaba la enfermedad.

Hoy, los hechos nos dicen algunas cosas claras. La primera es que los precios internacionales están muy elevados y, por lo mismo, los productos de exportación (la soja, el petróleo, el trigo, la leche, la carne) se han encarecido en el mercado interno. La segunda es que el dólar se ha debilitado mucho y proyecta, así, una inflación hacia el mundo, con un exceso notorio de circulación. La tercera –y aquí nos salimos de los maestros para invocar a Perogrullo– es que, no pudiendo cambiar el mundo, hay que prevenir el fenómeno dentro de casa. Si no contenemos el aumento de gasto público, si nos dejamos arrastrar por mecanismos automáticos de indexación salarial, si no procuramos que los excedentes de la bonanza internacional se destinen a inversiones reproductivas, como la producción de energía, volveremos a vivir un mal tiempo.

De inmediato saltarán quienes afirmen que esto es monetarismo puro, cuando es apenas lógica elemental. Y lo que no hay que perder de vista es que, en el rebrote inflacionario, quien peor saldrá será quien vive de un salario o de una jubilación. El poseedor de bienes transables –o quien puede refugiar reservas en monedas más duras– podrá resguardarse. El indefenso es precisamente aquel a quien se halaga con aumentos efímeros, que la inflación va comiendo velozmente, mientras se alimenta una carrera precios-salarios que, bien se sabe, perderán los últimos.

Todavía se está a tiempo, y esto es lo positivo del panorama.

El presidente Lula –viejo sindicalista que sabe muy bien lo que son las carreras inflacionarias– ha afirmado: “Cuando la inflación alcanza los dos dígitos, nadie la puede aguantar, y nosotros no vamos a permitir que la inflación se salga de la meta”, que en el país norteño es del orden del 4,5%. Bien podría alcanzar esa meta si abre más la economía, permite importar más y mejor y de ese modo reequilibra la creciente demanda, asentada en la expansión.

En términos generales, hay una presión fuerte, pero aún controlable si se reconoce la realidad y se actúa en consecuencia. Es lo que preocupa en una Argentina que, acosada por un tiempo electoral, no detiene la fiebre del gasto público ni actualiza precios reprimidos, mientras –peor aún– los analistas y el mercado sospechan de las estadísticas oficiales.

En Uruguay, en Chile, en Bolivia y en Paraguay se viven situaciones análogas, pero todavía no hay un problema crítico. Sin embargo, si queremos ignorar la realidad, tropezaremos, una vez más, con la misma piedra.

Para no retornar a los años 80 hay que actuar rápido. Es lo que nos dice la historia, maestra de la vida, como decía Cicerón. Los gastos de hoy son las promesas de ayer, y por eso no podemos recaer en ofrecer lo que ya no se puede dar. Hay que aprovechar el momento mundial para ofrecer seguridad a la inversión y generar las condiciones de un desarrollo sustentable. Con tarifaciones oficiales y represiones nerviosas en el mercado sólo atemorizamos a los inversores.

Por otra parte, los aplausos iniciales de los consumidores se silencian rápido cuando los salarios empiezan a perder ante los precios, corriéndolos de atrás. Hoy no existe un riesgo recesivo, cuando la economía global empuja todo hacia arriba. Se trata simplemente de actuar con prudencia y asumir que, por aplausos circunstanciales, puede hipotecarse la cosecha de estos buenos años.

El autor fue presidente de Uruguay.

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10.10.07

- RUIDO -



La contaminación sonora, un riesgo


En varios países del mundo, el ruido es considerado la primera causa de enfermedad profesional y contaminación ambiental de la cual se quejan los habitantes. A su vez, es una agresión que provoca daño lentamente, pero de manera acumulativa. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud, el ruido excesivo es responsable del 3 por ciento de las muertes por ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares en Europa. La noticia, divulgada en la revista New Scientist , tomó por sorpresa incluso a quienes luchan contra la contaminación ambiental.

Si ese porcentaje se aplica a los cerca de siete millones de personas que mueren cada año por problemas coronarios en el mundo, resultaría que como consecuencia del ruido fallecerían, en ese mismo lapso, alrededor de 210.000. De acuerdo con los científicos del University College de Londres, autores del estudio, la exposición al ruido genera una producción constante de hormonas del estrés, capaces de causar en el metabolismo humano alteraciones de larga duración que ponen la vida en peligro. El incremento en el riesgo de mortalidad es, quizás, el efecto más grave de la continua exposición al ruido, pero no el único.

De acuerdo con los expertos, soportar constantemente 55 decibeles (el ruido equivalente a un restaurante concurrido) o más es suficiente para causar problemas cardiovasculares. La música a todo volumen (un hábito que se ha facilitado gracias al masivo uso de dispositivos electrónicos como iPods y reproductores de MP3) y los juguetes ruidosos superan, en muchos casos, esos niveles, lo que está incrementando también los casos de pérdida de capacidad auditiva. Se estima, por ejemplo, que casi un 2 por ciento de los niños y jóvenes en Europa, entre los 7 y los 19 años, ya tiene algún grado de pérdida auditiva. Los adultos no se quedan atrás: un 2 por ciento de los europeos sufre perturbaciones graves del sueño por culpa de la contaminación sonora y al menos un 15 por ciento se queja de molestias.

Los datos arrojados por el estudio de la OMS son más preocupantes debido a que desde mediados de los años 70 se han tenido en cuenta, para el establecimiento de regulaciones al respecto, los criterios de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos sobre ruido ambiental. Tras una serie de estudios, ese organismo afirmó que para proteger virtualmente a toda la población, el nivel sonoro promediado durante las 24 horas del día no tendría que superar los 70 decibeles. En forma equivalente, no debería exceder los 75 decibeles durante una jornada laboral de 8 horas, siempre y cuando el resto del tiempo el nivel de exposición se mantenga bastante por debajo de ese valor.

En el caso concreto de la ciudad de Buenos Aires, considerada entre las más ruidosas del mundo y una de las primeras entre las de América latina, esos niveles de ruido son superados con facilidad en diferentes zonas de su territorio.

El problema de la contaminación sonora se mantiene como una de las amenazas cotidianas sobre la calidad de vida de la población. Por consiguiente, resulta necesario educar y crear conciencia del problema, ejecutar medidas inmediatas para atenuar los altos índices de emisiones acústicas contaminantes y, así, contribuir a la prevención de futuros trastornos auditivos y mejorar en ese sentido la calidad de vida de los habitantes.

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9.10.07

- CLUBES -



Al rescate de los clubes de barrio


Su misma naturaleza los torna frágiles ante cualquier contingencia. Los clubes de barrio, diseminados por nuestra ciudad y el conurbano bonaerense son y fueron engranajes importantes de aquellas comunidades cuya existencia era menos vertiginosa y más apacible. Hoy, en cambio y casi siempre por las endebles alternativas de nuestra realidad económica, han desaparecido o languidecen tratando a duras penas de sobrellevar hondas penurias financieras.

Esas instituciones cobijaron esperanzas, alentaron romances, promovieron la vida social y, lo más importante, alejaron de la calle y sus peligros a miles de adolescentes que en ellos encontraron la contención propia de las prácticas deportivas y la protectora fiscalización de amistosos y desinteresados tutores. Esos jóvenes se hicieron mayores, pero su sucesión fue ínfima. Otros tiempos, otras costumbres y otras tentaciones. Sin temor de exagerar, hasta se podría decir que a la mayoría de los clubes de barrio sólo concurren sexagenarios.

Para colmo de males, las empresas de servicios no se preocupan por facilitarles su eventual recuperación: por lo general, les cobran las tarifas propias de los grandes consumidores o las industriales. Salvo alguno que otro esporádico subsidio, los clubes de barrio están librados a la suerte y verdad de sus muy magros ingresos.

La provincia de Buenos Aires ha empezado a tenerlos en cuenta. Puso en marcha el programa Luna de Avellaneda -título del filme que narra la agonía de un club de esa ciudad-, tendiente a lograr que las instituciones barriales abonen durante un año las tarifas sociales de los servicios públicos y obtengan ayuda para solucionar sus problemas edilicios. No mucho, francamente, pero por algo debe comenzar ese justificado rescate.

En nuestra ciudad también abundan las entidades en tan precarias condiciones. Es cierto que hubo iniciativas para ayudarlas, aunque se mantienen en una suerte de nebulosa que requeriría definiciones terminantes.

Ahora, ya próxima una nueva administración porteña elegida por el voto popular, tal vez sería la oportunidad de cristalizar esos proyectos inconclusos o a medio andar, por supuesto sin favoritismos maliciosos o subsidios interesados, sino rigurosamente equitativos y adjudicados de acuerdo con necesidades absolutamente comprobadas.

No hay duda de que el gobierno local que asumirá en diciembre próximo tendrá otros muchos asuntos tanto o más importantes por atender. Empero, si no se olvida de los clubes de barrio habrá de satisfacer una inquietud social largamente postergada y, a título de retribución, obtendrá la reactivación de numerosas entidades dispuestas a colaborar haciéndose cargo de la nada menuda labor de preservar y defender la salud moral y física de nuestros niños, adolescentes y jóvenes.

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8.10.07

- ES RARO -


El reino del revés







La reciente confirmación del procesamiento del ex ministro de Justicia Gustavo Beliz por el supuesto delito de haber hecho públicos secretos de Estado al haber exhibido en un programa de la televisión la fotografía de un encumbrado agente de contrainteligencia de la SIDE, debería ser motivo de honda preocupación, vistas sus peculiares características. Como si se tratase del "reino del revés", el fiscal federal solicitó la elevación a juicio oral y público de esa causa, en la cual la acusación de haber revelado "secretos políticos y militares confidenciales" podría estar magnificada, mientras que han seguido siendo ignoradas las graves y simultáneas denuncias que hizo Beliz sobre la comisión de irregularidades en aquel organismo.

Desde esta columna editorial hemos expresado más de una vez que todos los funcionarios públicos sin excepción deben rendir cuentas de sus actos y, en caso de enfrentar una acusación penal, tienen que someterse a las reglas del procedimiento, dentro de los principios de imparcialidad y búsqueda de la verdad que deben regir la actuación del Poder Judicial de la Nación.

No es motivo de inquietud, pues, que un ex ministro deba enfrentar un proceso penal. Altera el ánimo, en cambio, el hecho de que diversos aspectos de este proceso puntual evidencian un alevoso desvío de poder que desnaturaliza cualquier acto de gobierno y que, una vez más, alerta sobre el anormal funcionamiento de las instituciones de la República.

Resulta paradójico que Beliz afronte un proceso penal por una supuesta violación de secretos políticos tras haber mostrado una fotografía de un agente de la SIDE, porque a raíz de un decreto del Poder Ejecutivo Nacional, ese agente supuestamente anónimo declaró como testigo en el juicio oral y público por el atentado a la sede de la AMIA en octubre de 2003, sin que esa participación diera lugar a disponer que se adoptaran medidas restrictivas de la difusión pública de su presencia.

Esa paradoja se acentúa cuando se comprueba que en definitiva se estaría acusando a Beliz por la eventual revelación de un secreto que había dejado de serlo. Tanto celo contrasta con que sus gravísimas denuncias públicas en aquel programa televisivo respecto de la comisión de actos irregulares en la SIDE, no tuvieron igual suerte. Por lo contrario, al ser confirmado el procesamiento del ex ministro de Justicia, se interpretó que el secreto de Estado había sido expuesto "en el marco de un discurso plagado de referencias a múltiples delitos de acción pública" que en su condición de funcionario "debió haber denunciado en tiempo oportuno y ante las autoridades competentes".

El funcionamiento del sistema de inteligencia en nuestro país ha recibido y recibe fuertes críticas, y sobre él pesan firmes sospechas de que es utilizado en aras de los intereses mezquinos y espurios del poder de turno, y no para el cumplimiento de la verdadera misión legal que le cabe dentro del Estado de Derecho, para la cual fue concebido.

Así, entonces, se le atribuyen operaciones de descrédito o de espionaje sobre líderes de la oposición, empresarios, periodistas o religiosos, o el desvío de sus fondos para financiar actividades reñidas con la ley, mientras que los terribles crímenes terroristas que padeció el país y que ni siquiera fueron previstos por ese organismo de inteligencia, siguen impunes y sin ser esclarecidos en su faz local.

A ello debe agregarse la falta de transparencia y de control de los fondos reservados que ha manejado y maneja la SIDE, así como la ausencia de información alguna acerca del funcionamiento de la Comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia del Congreso de la Nación, cuyo presupuesto anual asciende a 3.600.000 pesos y todavía no ha dado las explicaciones que le fueran requeridas por la aparente utilización de facturas apócrifas para rendir sus gastos de los ejercicios pasados o sea una maniobra similar a las investigadas en el caso Skanska.

La situación descripta induce a pensar que se consideraría más importante acallar la voz -y las denuncias- del ex ministro Beliz que salir a enfrentar los graves problemas que sigue padeciendo nuestra democracia, muchos de los cuales tienen como denominador común la corrupción y la intervención silenciosa y perversa de estamentos secretos y ocultos que le restan credibilidad y transparencia al libre juego de las instituciones.

La percepción de evidentes asimetrías en la celeridad y resultados de ciertas causas judiciales, y la morosidad en otras que salpican a funcionarios del actual gobierno, instala una idea negativa en la sociedad, que intuye el agravamiento de la sensación de inseguridad y la falta de independencia imperantes.

La división de poderes fue concebida como la mejor herramienta de mutuo control para evitar la entronización del autoritarismo y erigir así al Estado como garante y custodio de las libertades públicas y de la convivencia civilizada de sus habitantes. La aceptación del uso monopólico de la fuerza obedeció y debería obedecer a la necesidad de erradicar las persecuciones movidas por el odio, la venganza o el rencor.

Cuando, en cambio, la utilización de los aparatos del Estado se aparta del bien común y del respeto por la Constitución Nacional, y actúa como maquinaria de sometimiento selectivo de las personas que se atreven a actuar, hablar o pensar diferente del poder imperante, se corroen los principios republicanos y está puesta en jaque la vida democrática de nuestra sociedad.

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7.10.07

- CHE -



Del mito edulcorado a la movida anti Che







Por Pablo Mendelevich
Enfoques La Nación


¿Alguien puede imaginarse al Che Guevara abuelo? Si hubiera salido ileso de su precaria incursión boliviana y en la hipótesis de que en las décadas siguientes ni otras balas ni el asma se hubieran interpuesto fatalmente en su camino, el argentino-cubano Ernesto Guevara Lynch de la Serna acaso luciría hoy, en guayabera, con tantas arrugas como Gabriel García Márquez. Aunque quién sabe con qué prestigio y con qué dosaje de marxismo en sangre. Ambos nacieron en 1928, cuando Fidel Castro ya caminaba (y había comenzado a hablar). Pero lo verdaderamente difícil es imaginar el mundo -en sentido literal: una manifestación iracunda en Trípoli, una protesta universitaria en Varsovia, el piquete de un grupo trotskista en Plaza de Mayo, las paredes del dormitorio fucsia de una modelo adolescente en Sidney, un homicida tatuado que espera en Tennessee la hora de la silla eléctrica, el comercial de un cero kilómetro en Francia, el brazo derecho de Maradona, la barriga de Myke Tyson- sin el rostro del Che. El Che multiplicado por cientos de millones según la legendaria foto tomada por Alberto Korda, dicen que la imagen más reproducida de la historia, logotipo de la rebeldía. Un legado que, urbi et orbi, los militantes revolucionarios del siglo XXI, ya fueran fotocopiadores herbívoros de un centro de estudiantes al paso o nuevos usuarios de la vieja tecnología Molotov, aceptan compartir -esto es lo más curioso-con los decoradores de interiores.

Todo mito popular, se sabe, gana vigor si está asentado sobre una muerte temprana –lo único más injusto que la muerte misma–, según lo atestiguan los breves 33 años de Evita (y de Jesús), los 44 de Gardel y los 39 del Che Guevara. Así como los idealizadores montoneros de Eva Perón informaban sobre lo que ella sería “si vivera”, así como el mayor pensamiento metafísico argentino consiste en prefigurar un Gardel de ultratumba que cada día canta mejor, el Che Guevara bien podría pasar por la prueba contrafáctica de confrontarse con las inexistencias de la URSS, del Muro de Berlín y de la prosperidad cubana. Pero no pasa. Es un ejercicio que sus adoradores –valga la carga religiosa del término– han eludido. Dirán muchos que por el ingrediente griego del mito, lo insustituible del acto de morir por los ideales para componer, acabado, el héroe íntegro. Desengañados como Régis Debray, quien participó en la campaña boliviana y luego pasó cuatro años preso, en cambio, se subirán al amplio grupo de los que sólo consiguen explicarse el empecinamiento de abrir una sucursal de Sierra Maestra en Bolivia como una especie de suicidio individual, ciertamente descortés con los compañeros de lucha. Biógrafos poco condescendientes como Jorge Castañeda, ex canciller de México, sostendrán la tesis de que el Che quería instalar su guerrilla en la Argentina, pero Fidel Castro boicoteó ese proyecto y lo empujó a Bolivia, donde montó una empresa militar a ciegas. Nada bueno sobre la última revolución fallida de Guevara (la anterior fue en el Congo) está bajo debate: la duda de los historiadores se refiere a las dosis de impericia propia y conspiración castrista.

Que la muerte tuvo un papel central en todo esto no sólo lo demostró la CIA, cuando hace 40 años se tomó 24 horas para evaluar cuál era la condición biológica menos onerosa para Estados Unidos de esa celebridad internacional que los militares bolivianos acababan de capturar. El general retirado Gary Prado, quien en 1967 era capitán del ejército boliviano y estuvo al mando de la compañía que cercó y apresó a Guevara, declaró a la BBC tres años atrás: “El Che que yo conocí no es el Che del mito y de la leyenda. Era un hombre que daba pena. Daba pena verlo. No inspiraba ni admiración ni respeto. Era un hombre capturado, derrotado. Esa es la realidad”.

Mutaciones de un ícono

Es un tema el del Che y el significado de la muerte heroica que, en cuanto a sus efectos argentinos, Pablo Giussani analizó con detalle en su libro Montoneros, la soberbia armada. Se habla allí de la promoción de la revolución cubana como modelo universal: “Millares, digo millares de jóvenes latinoamericanos fueron arrojados a la muerte durante los últimos veinte años al servicio de esta monumental distorsión, como un tributo pagado en sangre al narcisismo revolucionario de La Habana. Con este rito sacrificial empalma la religión montonera del heroísmo, de la violencia sacramentalizada, de la muerte purificadora, ingredientes de un elitismo militar convertido en fuente de una conducción política estratificante”.

Lo cierto es que los adoradores del Che mutaron, no son los mismos. Primero su epopeya fue descripta sin fisuras por la historiografía cubanay por el marxismo foquista (para los partidos comunistas, incluidos el boliviano, que le dio la espalda tanto como los campesinos, y también el argentino, el Che recién muerto era una incomodidad). Luego las izquierdas moderadas comprendieron que podían reconocer la figura épica –mucha alternativa ya no tenían– sin asumirse como guevaristas. Con la depreciación ideológica aparecieron quienes recortaron las prestaciones militares, políticas y administrativas del guerrillero –incluida su responsabilidad en fusilamientos al por mayor– para estandarizarlo como gran luchador romántico, quintaesencia del idealismo.

Y finalmente ganaron su espacio los fabricantes de remeras estampadas, nobles mercaderes cuya capacidad de análisis político probablemente no alcance para saber por qué la demanda persiste ad infinitum sobre todos los talles. Dice Kevin Johansen en una de sus últimas canciones: “Todos se compran la remerita del Che/ sin saber quién fue/ su nombre y su cara no paran de vender/ parece Mc Guevaras o Che Donalds/ parece Mc Guevaras o Che Donalds”.

Ahora mismo el Che Guevara acaba de competir en el primer enfrentamiento del programa televisivo El Gen Argentino, en el que las celebridades del pasado corren unas contra otras fingiendo que las causas, las épocas y las geografías eran meros decorados de la Historia. Pues bien, cualquiera fuese el significado de ganar allí, el que picó en punta, votado por un público probablemente poco dispuesto a mejorar las magras marcas electorales de la izquierda argentina, fue el Che: sacó 59,2 por ciento.

Ninguna novedad: a medida que el mito se fue expandiendo, el personaje real se fue lavando. Sólo sorprende, en el caso de Guevara, lo extremista de sus recorridos. Primero, sus cuatro décadas al filo. Asma y habano. De rugbier de San Isidro y trotamundos de clase alta desvencijada a ideólogo y autor marxista; de humanista que recomendaba “endurecerse sin perder jamás la ternura” al hombre que, según el biógrafo Jon Lee Anderson, fue “la mano dura de la guerrilla, un hombre que no titubeó en el momento de ajusticiar traidores y estuvo en la primera línea de fuego”.

Y lo extremista de las cuatro décadas que lleva muerto. De temible enemigo del capitalismo a protagonista del inofensivo negocio mundial de la esfigie, los pósters, los llaveros, las películas, los libros, los circuitos turísticos de su ruta boliviana, las marcas (de más está aclarar que el jabón en polvo “Che” no recomienda en su envase “crear dos, tres, muchos Vietnam” sino que promete un lavado mucho más blanco).

Parecía que estaba todo dicho, que los papeles estaban bien repartidos. Cuba con su prócer impoluto. El remerismo expandido por los cinco continentes. Unos cuantos historiadores deslumbrados por el personaje, otros tantos dispuestos a encontrarle tibios matices y otros –por radical diferencia ideológica o porque no están dispuestos a justificar cualquier desliz con la excusa del aire de la época– ferozmente críticos.

Parecía que el Che de carne y hueso había quedado sepultado por la vacuidad de su propia mitología cuando, en 1997, aparecieron, justamente, los restos óseos. Hallazgo que no lo desendiosó –mucho menos en Cuba, donde el culto al Che también cumple ahora cuatro décadas al servicio de ahuyentar la versión de la pelea con Castro–, sino que vino una nueva partida de “productos” culturales y textiles chemaníacos que desprendió una ola contraria, la ola anti Che. También con el negocio de las remeritas y los mismos íconos gráficos pero resignificados. En contra, por supuesto. Era lo que faltaba.

Alvaro Vargas Llosa, según sus críticos uno de los más puntiagudos emergentes de este revisionismo, escribió que el renacimiento de la marca, para él empujado sobre todo por la película Diarios de motocicleta, sucedió años después del “colapso político e ideológico de todo lo que Guevara representaba”. El hijo del más famoso escritor peruano juntó en “La máquina de matar.

El Che Guevara, de agitador comunista a marca capitalista” –un extenso artículo publicado en The New Republic– buena cantidad de referencias de Guevara a la muerte (el comandante habló en su “Mensaje a la Tricontinental”, por ejemplo, de “odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar”) con el relato pormenorizado de los fusilamientos ordenados por él en La Cabaña. El resultado fue demoledor.

Aun así, para bien o para mal, es evidente que Guevara logró trasponer el cerco ideológico. Como dice uno de sus biógrafos locales, Mario Pacho O’Donnell, “la adhesión al Che no pasa por la adhesión a sus ideas políticas sino por lo que simboliza: principismo, ética, utopía; valores hoy escasos”.

Una miríada de voces anti Che seguramente preguntaría: ¿qué valores, los de la muerte? Otra miríada de voces más militante podría cuestionar qué valores hay en el remerismo, en la conversión de un ícono de la guerrilla en mero objeto de consumo. Acaso estas voces sigan siendo irreconciliables mientras perduren los odios y amores que el mito de Guevara despierta desde hace 40 años.

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5.10.07

- NACIONAL -



El Pellegrini y su grave crisis


Un severo proceso de deterioro institucional está padeciendo la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, uno de los más tradicionales y prestigiosos establecimientos educativos del país

Las autoridades que lo debieran conducir han ido cediendo a la presión de núcleos estudiantiles minoritarios. Como consecuencia de ello, impera el desorden, el abandono de las actividades de enseñanza, el sometimiento a exigencias ideológicas que no se sacian, el desgaste de los valores que deben distinguir a una entidad de alta tradición educativa y la imposición de medidas que dañan el funcionamiento y los verdaderos objetivos que dieron origen a este colegio.

Los conflictos que fueron emergiendo en el curso del actual ciclo lectivo no son desconocidos, pero se han agudizado este año. Particularmente a partir de mayo, en que se sucedieron alternativas anormales para impedir la designación del nuevo rector que, finalmente, debió hacerse por medio de un procedimiento ajeno a la vía formal porque la presencia de muchos adolescentes y jóvenes obstaculizó de manera violenta que se pudiese obrar de acuerdo con las normas establecidas.

Más tarde, ya designado el rector, no lo dejaron ingresar en su sede hasta que se llegó a un forzado acuerdo en el cual los centros estudiantiles, que lideran los planteos de incesantes demandas, insistieron en el propósito de lograr que se formara una comisión multisectorial a fin de que se expidiera en cuanto a la creación de órganos colegiados con funciones académicas y de supervisión de la gestión administrativa. Entre otros puntos, quedó convenida la titularización de docentes y el mantenimiento de las concesiones de distintos servicios.

Los logros sucesivos de las exigencias presentadas fueron celebradas como "un triunfo ideológico" por el dirigente estudiantil Julián Asiner, militante del Partido Obrero, con la promesa de "no dejar la lucha, sino profundizarla". Desde luego, mientras tanto se perdieron días de clase y se alteró el funcionamiento y la disciplina de la Escuela. Esta descripción, necesariamente breve, de lo ocurrido entre mayo y julio últimos, se ha reavivado a fines de septiembre, en que se reiteró la toma de los colegios universitarios sobre la base de que las autoridades no habían cumplido con lo acordado. El rector del Pellegrini, Juan Carlos Viegas, manifestó al respecto: "Es difícil adivinar el plan de los alumnos". Puede conjeturarse, no obstante, que el proyecto estudiantil en ejecución tiene el carácter de una "revolución institucional permanente", tal como sucede, también, en el marco de la UBA.

Cabe preguntar dónde va quedando la calidad educativa deseada, si la tarea escolar es sustituida por una lucha ideológica continua; cómo se decantarán los hábitos de estudio en un proceso de frecuentes interrupciones de clases; de qué modo se pueden desarrollar las habilidades del pensamiento para aprender, investigar y crear, en un clima de constantes confrontaciones; con cuáles argumentos se marginan las etapas necesarias para adquirir la capacitación indispensable para proyectarse con madurez hacia el futuro y si se cree que basta con estar cursando la escuela media para ya saber planificar, dirigir, controlar. Asimismo, qué destino accesorio se reserva para la preparación democrática del ciudadano, si todo queda librado a un ejercicio de coerción, que no respeta las normas del debate ni la cualidad de las personas, de manera que la cuestión parece depender del arbitrio de las minorías, tanto más cuando son violentas y autoritarias.

Es evidente que se necesitan respuestas claras y firmes para canalizar constructivamente un proceso en el cual el cambio sea fruto de un diálogo racional y consciente de los valores que están en juego para poder avanzar hacia mejores formas de convivencia, educación y calidad de las instituciones.

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3.10.07

- LA JUSTICIA -



Un duro mensaje al poder

Por Adrián Ventura
Opiniñon La Nación


La Cámara Nacional Electoral, con las acordadas de ayer, viene a enviarle un claro mensaje al poder político: es necesario que el proceso electoral sea completamente transparente y que ningún tipo de picardía, como por ejemplo la alteración de la carga de los votos, pueda distorsionar los resultados que van conociendo los ciudadanos la misma noche de la elección.

Las denuncias de posible fraude que lanzaron los partidos políticos y las recientes experiencias vividas en Córdoba y en Chaco aconsejaron a la Cámara Electoral -que integran Rodolfo Munne, Alberto Dalla Vía y Santiago Corcuera- a tomar acertadamente un paquete de medidas duras y concretas, que pegan de lleno en el corazón del proceso electoral.

El Código Electoral establece que el primer recuento de votos es el que hace el presidente de cada mesa y, con posterioridad, hay un escrutinio definitivo, que organiza la Justicia, durante los días posteriores al comicio.

Pero en medio de esos dos recuentos está el escrutinio provisional, que se realiza apenas termina el comicio: este escrutinio, que no es definitivo y lo ejecutan el Ministerio del Interior y una empresa contratada (la española Indra), si bien no está previsto en la ley electoral, es el único al que le presta atención el público.

Las medidas de la Cámara Nacional Electoral apuntan precisamente a transparentar ese momento.

No parece que estemos frente a una elección que pueda arrojar un resultado ajustado, que se defina por pocos décimos, con lo cual la amenaza de fraude no parece ser real. A lo sumo, se podría dudar si la candidata mejor posicionada llegó al 40 por ciento, pero no parece que el segundo pueda arañar siquiera esa cifra.

Pero ante los meros temores manifestados por los partidos, el paquete de medidas es exacto: se le pide a Indra que ponga el software de la elección a disposición de los partidos para que puedan revisarlo e investigar si oculta alguna trampa; que permita el acceso de los fiscales de los partidos al lugar en que los operadores cargan los resultados y, fundamentalmente, se le ordena a Indra y al Ministerio del Interior que expliciten cómo se recogerán los datos y con qué orden y criterio son cargados. Es decir, los partidos podrán conocer el sistema informático y hacer no sólo un seguimiento de los resultados, sino supervisar la carga misma.

Es común que el oficialismo de turno cargue y difunda las mesas en las que ganó y relegue la difusión de los resultados conseguidos por la oposición. Esta picardía va creando un estado de opinión pública, la que después no está dispuesta a creer que el resultado fue distinto.

La Justicia quiere evitar esa situación, que sólo puede generar desconfianza, más aún que la que ya tiene la ciudadanía respecto de los políticos.

Pero mirando más allá de estos estrechos límites de 2007, parece necesario que la Justicia, que a la postre es la responsable final del escrutinio definitivo, tenga un involucramiento cada vez mayor en todas las etapas de los comicios. Mantener la intervención del Ministerio del Interior no parece el mejor camino para recuperar la confianza de la población.

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2.10.07

- UN BUEN MIX -



La alianza exitosa de turismo y cultura

Por Alicia de Arteaga
La Nación


La decisión de Mauricio Macri de nombrar a Hernán Lombardi al frente de la agencia de turismo del próximo gobierno porteño y la proyección "expandida" que quiere darle al área de cultura, como informó LA NACION el sábado, son dos asuntos que están más ligados de lo que un observador desprevenido puede imaginar. En los tiempos de las veladas sushi, Lombardi viajó más de una vez a Nueva York para hilvanar con Thomas Krenz, director del Guggenheim, la posibilidad de abrir una sucursal del museo de la 5a Avenida en Buenos Aires. El proyecto no prosperó, pero sí la estrategia. Tanto Lombardi como Jorge Telerman entendieron que el turismo tiene mucho que ver con la oferta cultural. No en vano el jefe de Gobierno, que antes fue secretario de Cultura, multiplicó la agenda de festivales y fortaleció el marketing del tango, porque allí estaba la gallina de los huevos de oro. Los festivales y campeonatos del dos por cuatro son un imán para el turismo, agregan valor y generan empleo.

En la alianza del turismo y la cultura nadie hizo mejor los deberes que España. La península pasó de la modesta oferta, casi provinciana, de los años de aislamiento franquista, a ser el país del mundo que más museos inauguró en 20 años y el que más atizó el fuego del arte contemporáneo, como una mecánica natural para aggiornar el gusto y agregar esa cuota de glamour que se percibe en el vecindario madrileño de Lavapiés, extensión natural del área de influencia del Centro Reina Sofía.

En rueda de amigos, Guillermo Alonso, flamante director del Museo Nacional de Bellas Artes, señalaba que esta transformación hispana no fue algo casual, sino parte de una estrategia. Si la meta era posicionar al país como destino turístico, la cultura cerraba como una inversión de alto rinde.

Este paisaje suena muy familiar en Buenos Aires con la explosión de la Semana del Arte, que abrió anteayer con un multitudinario concierto de Javier Malosetti y sigue todos los días con un programa de actividades organizadas por la editorial Arte al Día.

La ministra porteña de Cultura, Silvia Fajre, encontró que la Noche de los Museos, culminación de esta seguidilla de acciones, es una formidable oportunidad para darles visibilidad a muchas instituciones que no forman parte del circuito habitual, como por ejemplo el Museo del Marcapasos, que funciona en Catamarca al 500. En la Noche de los Museos insomnes, las puertas estarán abiertas hasta que las velan no ardan, tal como sucede con enorme éxito en varias ciudades europeas. Fue París, que de esto sabe, la metrópoli que descubrió que los museos eran una fiesta.

Por Alicia de Arteaga

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1.10.07

- LAFSA -


Lafsa no vuela, pero gasta


La empresa estatal Líneas Aéreas Federales Sociedad Anónima (Lafsa) volverá a tener asignada para el ejercicio 2008 una importante partida presupuestaria. Lo insólito es que carece de aviones y nunca concretó viaje alguno.

Rebautizada como Líneas Aéreas Federales Sin Aviones, Lafsa tiene, en cambio, personal (66 empleados) que todavía espera ser reubicado en otras empresas. Sin embargo, según el presupuesto presentado hace pocos días por el ministro de Economía, Miguel Peirano, ese desquicio le costará al Estado, es decir, a los contribuyentes, 3.000.000 de pesos, aportados por el Tesoro, a los cuales se sumarán otros 600.000 que le pagará LAN Argentina por el alquiler de hangares estatales.

Si bien voceros de la Secretaría de Transporte han manifestado que hay un decreto de liquidación en trámite, esta empresa fantasma no tiene aprobados sus balances de 2004, 2005 y 2006, circunstancia que obstaculiza ese proceso de liquidación final. Ocurre que nadie en el Gobierno quiere asumir los costos políticos y la responsabilidad que significa aprobar los estados contables de Lafsa, viciados por las irregularidades que habrían signado la corta vida de esa compañía, período en el que las autoridades se vanagloriaron de contar con una aerolínea de bandera, aunque se tratase de una entelequia o, si se quiere de una mera ficción.

Esa empresa fue creada en 2003, para dar cabida a 850 ex empleados de las desaparecidas aerolíneas LAPA y Dinar, a los cuales el Estado se comprometió a preservarles la fuente laboral. Según la Oficina Anticorrupción (OA), en Lafsa hubo 70 ingresos de personal que, empero, nada tenían que ver con esas empresas. Y de acuerdo con un informe de la Administración Nacional de Seguridad Social (Anses), 14 de esas personas trabajaban en otro sitio, mientras se suponía que lo hacían en Lafsa.



Entretanto, el diputado nacional Federico Pinedo (Pro) hizo una presentación ante la OA denunciando irregularidades en la integración de las listas de empleados y en las condiciones de su contratación.

El organismo anticorrupción pidió también a la Justicia que sean investigados los convenios con empresas "creadas al solo efecto de proveer bienes y servicios a Lafsa, lo que pone en tela de juicio la transparencia de las contrataciones". Y, además, alertó sobre importantes gastos durante 2004 en uniformes, por los cuales fueron abonados 459.664,37 pesos, y en capacitación, por valor de 372.750,76 pesos. La OA juzgó, con evidente severidad, que "las autoridades de la empresa de transporte aerocomercial contaban con una amplia discrecionalidad de gestión, que incluía la posibilidad de efectuar la contratación directa de bienes y servicios, como también concretar la incorporación de personal obviando requisitos exigidos para el ingreso en la administración pública".

Todas estas irregularidades han sido incluidas en la denuncia sobre Lafsa que la OA presentó ante la justicia federal, denuncia que hasta el momento no ha tenido avances significativos, a pesar del tiempo transcurrido. Salta a la vista que bastaría con sólo indagar por qué una empresa que nunca tuvo aviones y, por consiguiente, jamás pudo hacerlos despegar, ha tenido en todos estos años una estructura de personal correspondiente a una compañía aérea en funcionamiento: gerentes, pilotos y copilotos, técnicos aeronáuticos y operadores de rampa, entre otros.

Tampoco los funcionarios de la Secretaría de Transporte de la Nación, ni su titular, Ricardo Jaime, han explicado las compras realizadas, los cursos de capacitación contratados y demás gastos efectuados por una empresa que no ha tenido actividad comercial alguna.

En fecha reciente, la justicia federal hizo lugar a un pedido de informes presentado por la Fundación Poder Ciudadano y le exigió al Ministerio de Planificación Federal que cumpliera con el deber de informar a la sociedad y no retacease los datos que pudiese poseer sobre la por lo menos aventurada creación de una empresa que, al parecer, desde el primer día de su existencia estaba destinada a la inactividad absoluta.

La publicidad de los actos de gobierno -uno de los pilares esenciales del quehacer institucional de cualquier gobierno democrático- junto con la transparencia y la obligación de rendir cuentas constituyen obligaciones insoslayables e inherentes a la función pública que no deben dejarse de lado en ningún caso y, mucho menos aún, cuando en ellas están comprometidos recursos públicos.

Las autoridades, pues, deben informar a la brevedad sobre la situación de Lafsa y acerca de las irregularidades que, es de sospechar, fueron cometidas utilizando a esa empresa a guisa de pantalla.

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30.10.07

- OBESIDAD -



Una ley sobre la obesidad


El hecho de que, días atrás, miles de personas se reunieran frente al Congreso de la Nación para reclamar al Estado que la obesidad sea considerada definitivamente lo que es, una enfermedad, ha logrado más que todas las acciones emprendidas hasta ahora por médicos y especialistas. Como había ocurrido ya el año pasado, otra vez fue un programa de televisión, Cuestión de peso , el reality show de Canal 13 sobre gente que lucha por bajar de peso, el gestor de la nutrida convocatoria. En la plaza frente al Congreso unas 8000 personas gritaban al unísono: "¡Queremos la ley!".

Se referían a la posibilidad de que una norma obligue a las obras sociales y a las empresas de medicina prepaga a incluir la obesidad en sus coberturas y planes médicos. Según la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad es "la enfermedad epidémica no transmisible más grande del mundo" y está entre los diez factores de riesgo principales para la salud. La obesidad arrastra consigo consecuencias muy poco deseables; contribuye al desarrollo de otras enfermedades crónicas y está ligada, tanto para niños como para adultos, con otras afecciones que requieren largos y costosos tratamientos.

Hay ya un proyecto de ley, aprobado en comisión en el Senado desde fines de agosto último. Este proyecto abarca los llamados trastornos de la alimentación y se refiere al control y prevención de la bulimia, la anorexia nerviosa y la obesidad (aunque son muchos los especialistas en nutrición que aducen que la obesidad no es exactamente un trastorno alimentario y que no debería estar incluida en este proyecto). El texto del Senado plantea el problema como un asunto de interés nacional y comprende la investigación de sus agentes causales, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades vinculadas con la alimentación, así como la asistencia integral y rehabilitación, además de las patologías derivadas y medidas preventivas. También se propone la creación del Programa Nacional de Prevención y Control de los trastornos alimenticios en el ámbito del Ministerio de Salud. Una de sus atribuciones será formular normas con miras a la evaluación y el control de los trastornos alimentarios para una adecuada ingesta, en especial de niños y adolescentes.

No es este el primer proyecto que encara en el país el tratamiento de la obesidad. En septiembre último, la Legislatura de Misiones aprobó una ley por la cual se la considera una enfermedad crónica y todas las obras sociales y el sistema público de salud están obligados a asistir a las personas con esta patología. Ya se publicó en el Boletín Oficial y el Ministerio de Salud de la provincia tiene un plazo de 90 días para reglamentarla y ponerla en vigor. En los fundamentos de la ley se señala que en el mundo "hay mil millones de personas con un peso superior al recomendable", lo cual incide directamente en la salud y la calidad de vida.

En gran parte del mundo se están desarrollando políticas públicas sobre el tema. Por ejemplo, para lograr una más eficiente lucha contra la obesidad infantil, las autoridades británicas han decidido enviar advertencias oficiales a los padres de niños obesos para que se encarguen de controlar el peso de sus hijos. Según un informe oficial que sitúa al Reino Unido entre los países "menos saludables" de Europa, la obesidad infantil es uno de los problemas más graves que afectan a esa nación.

El gobierno inglés ha identificado con claridad a quién debe dirigirse. El papel de los padres es fundamental en la tarea de prevenir esta enfermedad. Todos los niños, desde el comienzo de su vida, tienen que ser educados en una alimentación sana y un nivel de actividad física adecuado a cada edad. Esta tarea primaria debe ser desarrollada en el seno familiar, porque los niños adquieren sus hábitos observando a su familia, en primer lugar, y luego a sus compañeros y su entorno social.

El tratamiento de este proyecto de ley o de cualquier otro que encare con seriedad esta y otras enfermedades relacionadas con la alimentación, deberían ser prioridad para nuestras autoridades, las actuales y las que han de asumir a partir del 10 de diciembre próximo. La salud de la sociedad argentina no debe quedar postergada bajo ningún concepto.

28.10.07

- JUBILADOS -


Manotazos a los futuros jubilados


La reciente disposición del gobierno nacional de imponer a las AFJP una reducción de los fondos invertidos en Brasil atenta contra un sano principio básico de este sistema jubilatorio.

La inversión de los fondos que son propiedad de los aportantes al sistema previsional debe privilegiar el interés y la seguridad de éstos sobre otras finalidades. Justamente ésa es la misión de las AFJP, que son administradoras y no dueñas de esos fondos, al tiempo que deben velar por su integridad y lograr la combinación adecuada de rentabilidad y seguridad.

Toda vez que el Gobierno imponga condiciones distintas de las que ya existen en la ley y de las que hubieran elegido los administradores, probablemente afecte el rendimiento o la seguridad y, de alguna manera, el beneficio futuro de sus titulares en el momento de jubilarse.

No hay ninguna justificación para alterar ese principio. Cuando los funcionarios públicos imponen otros destinos a los fondos, por más importantes que los consideren, responderán a consideraciones ajenas al interés de los futuros jubilados. Podemos encontrar un antecedente similar e igualmente negativo en los meses anteriores a la crisis de fines de 2001, cuando prácticamente se obligó a las AFJP a invertir en títulos públicos que, poco después, cayeron en default. También entonces se presentó aquel abuso como una cuestión de Estado, pero que finalmente perjudicó a miles de aportantes.

La reciente medida se suma a la contrarreforma previsional sancionada en marzo último, para configurar un cuadro de agresión hacia el sistema jubilatorio de capitalización. Hay un claro posicionamiento ideológico oficial, contrario a este sistema y propenso a retornar a un sistema único de reparto.

Debe verse esta involución como un arbitrio para reforzar los recursos fiscales en momentos en que se erosiona el superávit por el fuerte crecimiento del gasto público. Si el Tesoro no hubiera contado en los últimos tres meses con las transferencias de fondos de las cuentas de ex aportantes al sistema de capitalización, el superávit primario no hubiera alcanzado para pagar los intereses de la deuda pública. En otras palabras, estaríamos en déficit financiero. Esta es una mala noticia, tanto para el país como para los aportantes que fueron transferidos al sistema de reparto, de oficio o inducidos ante la promesa de una futura solvencia fiscal.

Quienes han tenido la responsabilidad de la contrarreforma del sistema, así como de la reciente imposición de destinos políticos a los fondos, deben ser conscientes del daño que ocasionarán en el futuro a quienes han ahorrado y aportado para su vida pasiva.

Ahora se pretende que los fondos colocados en el Mercosur se repatríen para ser invertidos en fideicomisos de obra pública o en empresas locales. Está claro que éstas no hubieran sido las colocaciones elegidas libremente; de lo contrario, se hubieran realizado sin compulsión alguna.

La motivación del Gobierno es contrarrestar las presiones al aumento de la tasa de interés observadas últimamente. Se supone que la canalización local de esos fondos aliviaría la demanda de créditos y contribuiría a crear mayor liquidez, haciendo reducir las tasas. Lo que en realidad sucederá es que esos fondos repatriados podrán producir efectos limitados y por una única vez.

La suba de las tasas de interés tiene causas estructurales que no están siendo corregidas. Son claramente la inflación, el deterioro fiscal, el fuerte aumento del gasto público, las presiones salariales, las limitaciones en la capacidad productiva y los temores a una nueva devaluación.

Actualmente, los ahorristas retiran depósitos a plazo fijo y los orientan a la compra de divisas. Como se ve, ni la reducción de las tasas de interés ni la mayor afluencia de crédito barato hacia las empresas se lograrán si no se resuelven las cuestiones de fondo. Y mucho menos, con desesperados manotazos a los fondos de quienes ahorran para su futuro a través de las AFJP.

26.10.07

- PREMIUM -






La nueva versión del mercado premium argentino



En momentos en que el consumo vive un momento de ebullición en la Argentina, las marcas premium se han fijado el desafío de detectar el perfil de la población con mayores ingresos. La consultora en comunicación estratégica Marisa Koifman realizó un extenso estudio en alianza con IFOP Latinoamérica sobre el mercado Premium en Argentina. Se buscó entender el comportamiento del segmento y detectar drivers de consumo. Pero halló más que eso: este target le dio una nueva connotación a la palabra “lujo”, gasta más despreocupado que nunca, detenta un gran saber acerca de marcas, valora la comunicación no tradicional de sus marcas preferidas y les demanda no masivizarse ni en su precio ni en su comunicación. Las marcas Premium, entonces, deben ser muy cuidadosas de no cometer errores que, por más pequeños que sean, pueden hacerles perder este valioso target.

El mercado Premium en la Argentina está dirigido a los consumidores de mayor poder adquisitivo del país, segmento AB, que hoy en día representa apenas el 1 por ciento de la población argentina. El estudio de la consultora de Marisa Koifman en alianza con IFOP Latinoamérica analiza en profundidad el comportamiento de este segmento en la Argentina, mediante el análisis cualitativo de grupos motivacionales con jóvenes y adultos, y el semiótico, en diarios y revistas argentinos.

Se tuvieron en cuenta sus valores y actitudes, las creencias y expectativas, el consumo general de medios, sus hábitos de consumo y la imagen de las marcas y las empresas. El enfoque humano que se le dio a este informe permitió descubrir ciertas características y actitudes de los consumidores Premium que antes no salían a la luz de manera tan clara o presentaban un escudo con un discurso social políticamente correcto.

Ahora, este sector de la sociedad no oculta sus preferencias ni sus gustos por el consumo, los adultos se sienten más libres que en otras etapas de sus vidas y desean disfrutar de sus vidas en un sentido amplio, en especial las mujeres, que se refirieron al ir de shopping como una satisfacción única.

Otro de los hallazgos de la investigación se centra en el significado de la palabra “lujo” para el segmento AB: buscan otras denominaciones como exclusividad y distinción; ya que el “lujo” quedó resignificado a partir de la década del '90 y hoy no se la puede despegar del exceso, el mal gusto, el “show off”. Por eso, prefieren re-nominar al lujo como algo distinto, de difícil acceso y cuyos sujetos “detentan un saber”. Y los consumidores Premium de Argentina, ese 1 por ciento de la población, conoce el mercado. Sabe y reflexiona acerca de que no por ser cara una marca es exclusiva. Una marca exclusiva es la que demanda un sujeto distinguido, conocedor y exquisito, cuya oposición es el “nuevo rico”.

Lo que es o puede ser masivo no es lo que las personas de este target incorporan a su estilo de vida. También tienen reservas en cuanto a las marcas caras, pero que son “marketineras”, son “show off”, así sean nacionales o extranjeras. O en cuanto a las marcas que comunican de manera masiva, o que utilizan referentes que por su popularidad ejercen un efecto de apertura a lo masivo, como es el caso de la italiana Versace. Las preferidas son, en general, importadas, pero también hay lugar para algunas nacionales como Etiqueta Negra, Menage a Trois, Peter Kent, Rutini Wines y Catena Zapata. Lo que las hace exclusivas, como su público ejerce un importante conocimiento, es fomentar el sentido de pertenencia a partir de una buena atención, de “mimos”, de separar a sus clientes “del montón” mediante acciones promocionales que los distinguen y los premian; necesitan sentir una relación más bien íntima con la marca.

El diálogo con el target

Las estrategias de relación y comunicación posibles para las marcas premium no son limitadas, pueden ser sensoriales, de relatos o simbólicas, pero deben ser muy ciudadosas, detallistas y concisas: “El desafío es articular una relación entre comunicación, acciones, producto y marca que destaque al consumidor como su propio target y lo incluya en la intimidad de un círculo de referencia”, explica Marisa Koifman, presidenta de la consultora MK Comunicación Estratégica. Y siempre está presente el conocimiento que ejercen y hacen valer los consumidores del segmento AB: según Koifman, les demandan a las marcas que “transmitan un saber que pueda decodificarse desde el producto y transformarse en un saber propio. En relación con los medios, prefieren aquellos que son sustratos privilegiados de ese saber y concentran el target elegido”.

Por eso, es que las marcas para este segmento intentan no acercarse a lo masivo, ya sea desde el precio, o con la generación de segundas marcas, o desde su comunicación y publicidad; siempre se dirigen a grupos reducidos. La relación que mantienen con sus clientes es un vínculo que adquiere intimidad. ¿Y cómo les hablan a estas personas, que detentan un saber? Marisa Koifman responde que cada marca posee su propio código, un ADN que interactúa y engendra un saber en quien intima con ella.

El cuidado del vínculo

El mercado Premium cambia, según la percepción que generan en su público. Algunas marcas que fueron premium en su momento han perdido su prestigio por “decepcionar”, y algunas que no nacieron premium, se convirtieron mediante una construcción estratégica. Entre los ejemplos argentinos para el segundo caso, que desarrollaron cuidadosamente su evolución desde su etapa “artesanal o fundacional” hasta llegar a ser top, se encuentran, según Koifman, Etiqueta Negra, Menage a Trois, Evangelina Bomparola -en pleno proceso- y algunas marcas de vinos y espumantes. Y esta génesis es posible sólo si el producto que ofrecen es verdaderamente premium.

Desde ese punto, se construye con cuidado el desarrollo de avance y de atributos de marca. “La conexión con los públicos target surge desde la concepción y luego se concreta en la comunicación. Una vez que se ha establecido el primer contacto, es cuestión de mantener continuamente el foco y la atención en el alma de la marca, que es el consumidor que se ha conectado con el alma del producto”, finaliza Koifman.

Verónica Fernández Ceriani

25.10.07

- BOLIVARIANA -









Chávez parece ignorar que Marx odiaba a Bolívar

Por José Enrique Miguens
Para LA NACION



Cunde en algunos países de América latina, incluida la Argentina, la impresión de que las grandes decisiones políticas se están manejando con un bajísimo nivel cultural, de conocimiento de los asuntos y de responsabilidad por las consecuencias.

Se está viendo en los gobernantes una incomprensión de las dificultades que atraviesan las sociedades actuales, una infantil simplificación de las alternativas que se presentan y una enorme irresponsabilidad con respecto a las posibles consecuencias de lo que deciden.

El autoritarismo que conlleva el pensamiento único hace que las decisiones políticas se adopten en conciliábulos de no más de tres o cuatro personas, con lo que se pierde el valioso aporte de las muchas personas capaces e informadas que hay en todo país.

Un caso paradigmático de este tipo de manejo político, sorprendente por varias razones, es el del llamado “socialismo bolivariano” del presidente de Venezuela, general Hugo Chávez, con su decadente retorno al marxismo y su inconsulta decisión de imponer la enseñanza del marxismo en todas las escuelas del país.

Sorprendente por su decadente anacronismo, pero más sorprendente todavía porque parece ignorar el manifiesto y explícito desprecio de Marx y Engels por nuestros países latinoamericanos y la admiración de ambos por los Estados Unidos, cuyo imperialismo sobre nuestros países aprobaban. Nuestro asombro llega a su máxima expresión cuando vemos que se enseña obligatoriamente a los niños y a los reclutas militares venezolanos a estos dos autores que vituperaron a su héroe nacional, Simón Bolívar, con sus más soeces y despectivas injurias.

El anacronismo de este decadente retorno al marxismo se puso en evidencia con la extrañeza que surgió de los actuales gobernantes rusos (que algo saben de marxismo) cuando el presidente Chávez, en visita oficial, les dijo que extrañaba al marxismo en Rusia y que no deberían haberlo dejado atrás. Se vio también en el asombro que manifestó el importante consejero político español Miguel Angel Cortés, del que se hizo eco La Nacion. Este especialista, comentando la decisión chavista de imponer la enseñanza del marxismo en las escuelas venezolanas, dijo: “Es un retorno a la Edad de Piedra, o una vuelta al pleistoceno superior”.

Pero este anacronismo, esta imposición de “utopías regresivas”, como las denominó el ex presidente de Brasil el sociólogo Fernando Henrique Cardoso, no nos puede asombrar demasiado. Estamos acostumbrados en estos lares a que cualquier presidente, apoyado en una ocasional mayoría, se sienta con impulsos dictatoriales para arrear a sus pueblos hacia donde le indica su capricho político.

Es más grave la ignorancia que trasunta el desconocimiento de las posiciones políticas concretas de Marx y Engels, que eran de un orgulloso europeísmo y de una convicción de que el porvenir estaba en los dos países que ellos consideraban depositarios de la civilización y el progreso, cuya obligación era llevarlo a los demás: los Estados Unidos a los países latinoamericanos y Alemania a los países eslavos del Este. Veamos nuestra parte.

Siguiendo a su maestro Hegel, y en la típica actitud del modernismo, Marx y Engels exhiben un europeísmo altanero con respecto a nuestros pueblos, que Hegel denominaba despectivamente “pueblos sin historia”.

Hegel llega hasta afirmar en su Filosofía de la historia universal que en América latina se degenera todo lo europeo, no solamente las personas, sino hasta los animales y las plantas importadas.En esa línea, escribe Marx a Engels en un carta del 2 de diciembre de 1854: “Los españoles están completamente degenerados. Pero, con todo, un español degenerado, para un mexicano, constituye un ideal”.

En carta a Kautsky, del 21 de enero de 1893, comentando sobre los partidos brasileños, extiende su desprecio a todos los sudamericanos: “La importancia de estos partidos sudamericanos está siempre en relación inversa a las alharacas de sus programas”.

No se queda atrás Engels cuando habla de la conquista de la California mexicana por los texanos de los Estados Unidos, en dos artículos periodísticos: “En América latina hemos presenciado la conquista de México, lo que nos ha complacido. Constituye un progreso.Es en interés de su propio desarrollo que México estará en el futuro bajo la tutela de los Estados Unidos” (23/1/1848).

En la época de Engels, se disfrazaba de “tutela colonial” –en Gran Bretaña, de “carga del hombre blanco” y de “misión civilizadora” en Francia– a lo que a partir de 1902, con J. A. Hobson (seguido y citado por Lenin desde 1917) se llama directamente imperialismo.

Pero no todos se engañaban como Engels con el canto de la tutela colonial y la misión civilizadora. Un año antes de esta publicación, el Congreso del estado de Massachusetts había condenado enérgicamente esta conquista, declarando que era una injusta maniobra de los terratenientes esclavistas del Pacífico. Sin embargo, todavía dos años después de esta condena, el 15 de febrero de 1899, Engels sigue en su posición, escribiendo contra Bakunin, que también se oponía: “¿Y les reprochará Bakunin a los norteamericanos realizar una guerra de conquista, pero que fue llevada a cabo única y exclusivamente en beneficio de la civilización? ¿O acaso es una desgracia que la magnífica California haya sido arrancada a los perezosos mexicanos, que no sabían qué hacer con ella?”.

¿Estará Chávez de acuerdo con todo esto, para enseñarlo a los niños venezolanos?

Valga, aunque sea difícil de aceptar y menos de comprender, que un país enseñe obligatoriamente las doctrinas de pensadores que los desprecian, pero lo que es realmente incomprensible es que se enseñe obligatoriamente a autores que insultan a su héroe nacional y al título adoptado de República Bolivariana de Venezuela.

El desprecio de Marx por Simón Bolívar es tan profundo que en la extensa biografía que escribió para la New American Cyclopaedia de los Estados Unidos, donde revisa pormenorizadamente todas y cada una de sus campañas, le niega aptitudes militares y, peor aún, valentía, porque, según Marx, casi siempre abandonó a sus hombres en las batallas para huir cobardemente.

Comenta que quería unificar toda América del Sur “en una república federal cuyo dictador quería ser él mismo”. En carta a Engels del 14 de febrero de 1858, le dice: “Simón Bolívar es el canalla más cobarde, brutal y miserable”, y lo compara con Faustin Soulouque, el negro haitiano que se proclamó emperador.

Lamento tener que transcribir todas estas cosas, que, por supuesto, no comparto, por el respeto que tengo por el pueblo venezolano y su nación y porque ese desprecio me afecta como latinoamericano orgulloso de serlo.

Además, he combatido el eurocentrismo en varias publicaciones mías. Pero ésta es la expresión fehaciente de las opiniones de Marx y Engels, que los gobernantes venezolanos parecen no conocer o no querer escuchar.

Cuando uno entra en utopías regresivas tropieza con todo el contexto histórico que las rodea y del que no puede desembarazarse.

Nada de esto es para criticar a países ajenos al mío; está expuesto como ejemplo dirigido a nuestros gobernantes, para que experimenten en cabeza ajena las consecuencias de las improvisaciones políticas.

Espero que les sirva para que tomen en cuenta aquel precepto que enseñaban nuestros viejos estadistas cuando la Argentina era un país respetable: “Gobernar no es payar”.

El autor es doctor en Derecho y Ciencias Sociales.

24.10.07

- BABEL -



La (otra) biblioteca de Babel


Recientemente se reunieron en Buenos Aires los directores de la red mundial de ISSN, el sistema de identificación de publicaciones periódicas que intenta ordenar el caos reinante en ese universo de la información y hacerla accesible desde cualquier parte del planeta.

Los centros ISSN se ocupan, precisamente, de asignar el International Standard Serial Number -un código de ocho dígitos que una vez atribuido a una publicación es definitivo, a no ser que ésta cambie de soporte o de título-, una tarea nada sencilla, si se tiene en cuenta que su base de datos incluye nada menos que... ¡un millón trescientos mil títulos!, y que anualmente se incorporan otros 50.000, algo así como uno cada doce minutos...

Una parte de ese número corresponde a las publicaciones electrónicas, un desafío aparte. Además, como dice Anna María Prat Trabal, directora del centro chileno, "las publicaciones tienen un ciclo vital similar al de las personas: nacen, se casan, tienen hijos, nietos y después, de repente, mueren". El ISSN tiene que seguir ese derrotero, porque es a través de este número de identificación como pueden establecerse lazos en el mundo cultural y académico...

En el país, la filial local (que funciona en el Centro Argentino de Información Científica y Tecnológica, del Conicet) tiene un catálogo actual y retrospectivo de más de 12.000 publicaciones cuyo principal problema, según cuenta su directora, Ana María Flores, es una corta vida: la mayoría desaparece rápidamente por falta de financiación sistemática o de artículos. El centro también las evalúa y acredita para ser ingresadas en el sistema regional de información online para revistas científicas (Latindex), otra forma de elevar su calidad y visibilidad.

El ISSN es un universo de números en clave diseñado con un fin pragmático. Pero tiene algo de la metáfora borgeana, esa vasta biblioteca en la que una infinita sucesión de galerías y anaqueles contiene todos los libros, todas las combinaciones de letras y símbolos, todas las estructuras verbales, todas las palabras imaginables...

Por Nora Bär
La Nación

21.10.07

- EL CHE -





La historia, los mitos y el Che


Los hechos de la vida real nutren algunos de los capítulos más desopilantes del humor popular. Está el caso del alumno a quien la maestra interroga sobre Cristóbal Colón y recibe como respuesta, en el amago biográfico, que Colón era negro. "¿Cómo que Colón era negro?", pregunta la maestra. "Sí, señorita, lo dice el libro", contesta impávido el alumno. La maestra toma el libro y lee: "Colón, oscuro navegante genovés ".

Esa es la historia por deformación involuntaria y cándida en la interpretación de hechos y en el valor de las palabras. El sano criterio tiende con rapidez a corregirlos y a colocar las cosas en el lugar de donde no debieron haber salido. Pero hay otro tipo de historia y es la que se enturbia con el fanatismo de las ideologías, más perseverante en el sostenimiento de sus afirmaciones que el producido por la ingenuidad juvenil en episodios como el que abre este comentario editorial.

Cuando se haga el balance de la acción educativa de los últimos años, signada por vaivenes y de notoria ineficacia en múltiples aspectos, probablemente se observe que la historia falseada ha prosperado en medio de trasnochadas modificaciones en los planes de estudio. Nunca como ahora se han realizado tantos esfuerzos, que hayan prosperado, para demoler el debido conocimiento del historial argentino. Como es fácil colegir, con eso se destruye hasta la identidad nacional.

Los resultados se encuentran a la vista de quienes siguen las alternativas de singulares torneos televisivos sobre la popularidad de los personajes del pasado nacional. Basta percibir el grado de anestesia que perturba a la conciencia cívica colectiva.

Apenas queda en pie, después de haberlo sido todo pisoteado por intereses de facción, el recuerdo de ciertos episodios y personajes a quienes los sectores políticos dominantes consideran como dignos de ser evocados. Se bate el parche de manera incesante y maniquea sobre lo que se quiere preservar y se relega al olvido el ingente reservorio de conductas ejemplares y de sacrificios sobre los que se construyó LA NACIONalidad. Hasta se mira con inexplicable desdén la proximidad del Bicentenario de la Revolución de Mayo, con descuido de que de esa manera se empina aún más a esa gesta como implícito dedo acusador del deplorable espectáculo de un país que fue, entre las naciones emergentes, modelo del mundo, y que hoy éste observa con incomprensión y perplejidad.

La televisión ha informado, como parte de sus encuestas con objetivos competitivos y sin ningún criterio diferenciador entre deporte e historia, que no pocos jóvenes colocan en la cúspide de sus preferencias a las dos únicas figuras que parecen conocer: la de un auténtico libertador, San Martín, y la del Che Guevara, un adversario de la libertad al servicio de un régimen inhumano, que oprime a su pueblo del mismo modo como colaboró con sembrar muerte y horror en otros durante su etapa más virulenta; un aventurero en la mejor tradición romántica del siglo XIX, que contribuyó a establecer el régimen despótico que aún hoy gobierna a Cuba .

El guerrillero nacido en la Argentina, que trocó los instrumentos del arte de curar por la pistola y la ametralladora, contribuyó a instaurar en la patria del insigne José Martí no un gobierno democrático que acabara con los excesos de la dictadura de Batista, sino un régimen basado en el ejercicio sistemático del terror, cuyo supremo objetivo fue poner en vigencia al deshumanizante materialismo dialéctico de Marx con los crueles métodos que la Unión Soviética aplicaba a los infelices pueblos bajo su férula. Y luego, apoyado por Fidel Castro, salió de Cuba para constituir grupos armados que jaquearon la existencia de varios países latinoamericanos.

En cambio, el Padre de la Patria dedicó su existencia a la causa de la independencia americana. Hizo tremolar la bandera argentina, unida a las de las naciones que emancipó o fundó con el objeto de que se abrieran las libertades y las garantías individuales al disfrute popular. Y se retiró de la vida pública en el momento en que consideró que su presencia podía obstaculizar el último tramo de la lucha redentora.

El legendario sable corvo que marcó la hora del triunfo en Chacabuco y Maipú fue definitivamente envainado cuando concluyó su cometido. Así San Martín diría a los jefes federales Estanislao López y José Gervasio Artigas, en cartas de similar contenido: "Hagamos un esfuerzo de patriotismo, depongamos resentimientos particulares, y concluyamos nuestra obra con honor Mi sable jamás saldrá de la vaina por opiniones políticas: usted es un patriota, y yo espero que hará en beneficio de nuestra independencia todo género de sacrificios".

Más cerca en el tiempo y ya en Cuba, a la dictadura de Batista no ha seguido un régimen de libertades públicas sino el terror policial aprendido de las mazorcas soviéticas y el deleznable sistema de delaciones inculcado por la KGB. No hay posibilidades serias de equivocarse. Pruebas al canto con este medio siglo siniestro para Cuba.

A San Martín lo honran los hombres libres. A los fanáticos de la intolerancia los atraen los Osama ben Laden de turno o los espera un lugar militante en terrorismos como el de ETA para hacer coherente la doctrina con la práctica.

Llegará el día en que la historia argentina recobre la prestancia perdida. Sólo entonces cuestiones como las que comentamos serán menos una pesadilla que curiosidades de pertenencia más apropiada a la categoría de aquella insólita historia juvenil de un Colón que, asombrosamente, se había convertido en "negro".

19.10.07

- ESPECIES -






Especies en peligro de extinción


La biodiversidad desaparece a un ritmo acelerado y es menester actuar lo antes posible para frenar y prevenir esta crisis de extinción. Una vez más, la naturaleza hace resonar sus alarmas a fin de que el hombre caiga en la cuenta de que no debe seguir haciéndole caso omiso, por causa de su ignorancia e inconciencia, a la paulatina destrucción del mundo que lo rodea, lo cual implicaría encaminarse a su propia destrucción.

Este razonable criterio es sustentado, entre otros, por la directora general de la Unión Mundial para la Naturaleza, Julie Marton-Lefèvre. Esa entidad internacional está integrada por representantes de naciones, agencias gubernamentales, organizaciones no gubernamentales (ONG) y numerosos científicos convocados por un gran problema mundial: la reducción progresiva de la vida animal y vegetal.

Los datos que año tras año agravan esa preocupación pueden sintetizarse en que de un total de l,9 millones de especies conocidas, se sigue la evolución de 41.415; de éstas, 16.306 se encuentran actualmente "en peligro de extinción", o sea, casi 200 más que en 2006. En lo que concierne a las especies vegetales, 12.043 de ellas figuran en la lista roja, color que indica el riesgo en que se encuentran. En lo que respecta a nuestro país, hay un total de 203 especies en condición de "vulnerables", "en peligro" o "en peligro de extinción", según los casos y de acuerdo con los criterios de la clasificación usada.

La búsqueda de las causas que determinan la grave declinación de tantas especies naturales recae en el hombre y su acción depredadora, directa o indirecta. Esta es una realidad conocida; lo desalentador es comprobar que persiste ese comportamiento dañino sin rectificación apreciable. Así, se observa en la disminución de los grandes simios, como el orangután de los bosques de Sumatra y de Borneo, cuya desaparición crece a medida que avanza la deforestación; del mismo modo, la supervivencia del cocodrilo del Ganges se va limitando por la degradación de su hábitat natural debido a la intervención humana.

Es evidente que, para lograr la modificación de esa riesgosa situación, no basta con los avances contemporáneos del conocimiento ecológico. Se trata de una ciencia relativamente joven cuyos aportes comenzaron a concretarse entre los siglos XVIII y XIX. El término "ecología" debió esperar hasta 1866 para incorporarse al léxico científico y el interés por su desarrollo y la paralela inquietud por el agotamiento de la biodiversidad comenzaron a generalizarse a partir de la tercera década del siglo último. Es oportuno recordar, también, que la ecología se propuso analizar las estructuras muy complejas de los ecosistemas, constituidas en áreas geográficas habitadas por múltiples seres vivos, entre los cuales están los seres humanos, aunque parezcan ignorarlo. En el conocimiento de un ecosistema, la interrelación de funciones y comportamientos de los organismos que lo integran constituye una cuestión clave y la alteración posible por diversidad de causas tiene consecuencias desequilibrantes para la vida de las especies que allí conviven, ya sea por contaminación del agua, del aire, del suelo o por la ruptura de las cadenas alimentarias.

Al ponerse en claro los efectos perjudiciales, la ecología ha promovido un tratamiento racional de la naturaleza, lo cual exige el cumplimiento de normas adecuadas para regular las actividades humanas, especialmente productivas, pues el afán por alcanzar un desarrollo ilimitado ha sido severamente destructor.

Desde luego, la posibilidad de restablecer un orden y una medida en ese proceso dañino, requiere no sólo conocimientos científicos, sino también tener mucha conciencia del problema y de su incidencia en el porvenir de las sociedades, Serán decisiones políticas, pues, las que induzcan a asumir en plenitud el propósito primordial de defender y proteger "la casa del hombre", lo cual significa, ni más ni menos, convencer a ese hombre de que debería ponerse a salvo de los efectos necesariamente letales de su propia desidia.

17.10.07

- CULTURA -


La Noche de los Museos


Desde 2004, el primer sábado de octubre representa para nuestra metrópoli una jornada durante la cual el arte, el público y la ciudad sellan un pacto silencioso de altísimo interés cultural: la Noche de los Museos. Positiva iniciativa que se ha reiterado en este 2007 dejando la grata impresión de que se trata de un acontecimiento definitivamente instalado en el programa anual de actividades culturales.

Más de 400.000 personas se movilizaron y 102 repositorios y espacios de arte, entre estatales y privados, abrieron sus puertas en casi todos los barrios de porteños para que esta instancia, promovida por el Ministerio de Cultura del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, tenga un desarrollo vigoroso que profundice este vínculo entre el arte y la ciudadanía.

Ya no se trata solamente de un público masivo que puede ingresar gratuitamente en un centenar de museos, sino que además se generan nuevos contactos con otras instituciones y actores sociales, turistas, artistas plásticos, críticos de arte y coleccionistas, sumados irrestrictamente a esta celebración cultural. Al igual que algunas capitales de Europa, por una noche la libertad de la creación se cruza con la libertad más absoluta de los transeúntes en ir y venir en busca de sorpresas.

Durante décadas, Buenos Aires brilló culturalmente como un faro único en toda América latina. Entonces, ¿por qué no suponer que empiezan a reaparecer estas empresas singulares que tornan cierto el deseo colectivo de volver a ver a nuestra ciudad situada, en materia de quehacer cultural, entre las grandes urbes mundiales? Sobre todo en esta época en que se ha convertido en centro de atracción para el turismo proveniente del exterior, atraído, entre otros factores, por la variadísima oferta cultural que aquí encuentran nuestros visitantes.



Optimo escaparate de la excelencia y la diversidad de nuestro patrimonio cultural es, pues, esta Noche de los Museos, en la cual el público curioso hasta dispone de movilidad gratuita para alargar su recorrida y mejor abarcar tan amplia propuesta.

No es poco cuanto se le ofrece. Por ejemplo, este año fue abierto por primera vez a esos recorridos el Palacio San Martín, edificio emblemático de la cancillería argentina, cuya refinadísima arquitectura fue resaltada por la iluminación que disipaba las sombras nocturnas y atraía a miles de visitantes. A partir de ese clasicismo diríase absoluto se abrió un amplio abanico de posibilidades: el Museo Nacional del Traje, el Etnográfico, el de la Emigración Gallega, el del Cine, el Numismático, el de Marcapasos y Precursores de la Medicina, el del Inmigrante, el del Holocausto, el de Carlos Gardel, el Tiro Federal, entre otros.

La variedad, entonces, no es poca y congregó a miles de espectadores dejándose llevar hasta muy tarde de un museo a otro, embelesados por esa poética propuesta de andar sin destino, pero encontrando hasta la madrugada un museo que los esperaba en algún lugar de la ciudad.

Estos acontecimientos, hijos del ingenio de los funcionarios y masivamente apoyados por el público, demuestran que es hora de activar la creatividad y multiplicarlos. Se acerca el Bicentenario y nuestra ciudad, al igual que el país todo, debe estar lista para poner al alcance de nuestros visitantes y de los propios argentinos la infinita riqueza de ese patrimonio cultural que, una vez más, ha ratificado sus méritos.

16.10.07

- PARQUES NACIONALES -



En defensa de los parques nacionales


Desde mayo último rige entre el Ministerio de Defensa y la Administración de Parques Nacionales un convenio que permite desarrollar una encomiable tarea de conservación de la diversidad biológica y cultural.

El convenio surgió como consecuencia de la ocupación, por parte de las Fuerzas Armadas, de tierras que preservaron sus características originales. Se abordó el tema en la Primera Jornada de Difusión de la Actividad del Ministerio de Defensa en MateriaAmbiental, realizada recientemente en ese ámbito.

En ella fueron expuestas las tareas que realizan tanto ese organismo como las Fuerzas Armadas en defensa de la naturaleza. Entre otras, la prevención del daño ambiental en la fase de planificación de toda actividad de instrucción o maniobra militar; el resguardo de los recursos naturales y culturales en los predios asignados a las Fuerzas Armadas; el compromiso y la participación de los distintos niveles jerárquicos de la defensa nacional en la reducción del riesgo ambiental; la incorporación de la educación ambiental a los programas de formación; la capacitación del personal militar, y la difusión de las actividades que desarrollan en el área de la Defensa en cuanto a la preservación del ambiente y de los recursos naturales.

La ministra Nilda Garré presentó en esa oportunidad el convenio que rige entre su cartera y Parques Nacionales. Es, en realidad, un viejo anhelo de Parques Nacionales que responde a la necesidad de preservar las tierras y de incentivar el desarrollo conjunto de políticas de conservación de la biodiversidad.

En una primera etapa, el convenio abarca más de medio millón de hectáreas distribuidas en varios puntos del país. Han sido denominados Espacios Naturales de Interés para la Conservación (ENIC). Pertenecen cinco de ellos al Ejército, tres a la Armada y uno a la Fuerza Aérea.

Se trata de Los Manantiales, en San Juan; la Quebrada del Portugués, en Tucumán; Puerto Península, en Misiones; Campo Sarmiento, en Entre Ríos; Punta Buenos Aires, en Chubut; Cabo Blanco, en Santa Cruz; el Centro de Ensayos y Lanzamiento de Proyectiles Autopropulsados (Celpa), en la localidad bonaerense de Mar Chiquita; el Campo General Belgrano, de Salta, y la isla de los Estados, en Tierra del Fuego.

Esta superficie significativa contribuirá sin duda al cumplimiento de los compromisos internacionales que nuestro país ha asumido: llegar al año 2015 con un 10 por ciento de su extenso territorio con áreas protegidas.

Sin perjuicio de la actividad propia que desarrollan las Fuerzas Armadas, cada uno de esos sitios queda integrado al sistema de áreas que administra el Estado nacional por medio de Parques Nacionales, salvaguardándolo de presiones inmobiliarias que podrían modificar sus características más preciadas.

Esta particular situación permite vislumbrar un fructífero camino en común que permitirá compartir la responsabilidad de preservar y administrar con prudencia y compromiso el patrimonio de la flora y la fauna silvestres y su hábitat, así como valiosos recursos históricos, culturales y paleontológicos.

El convenio, que merece el máximo apoyo, es un paso elogiable de cooperación interinstitucional en pos de la preservación del ambiente. Es de esperar que este sistema reciba en breve el respaldo necesario para continuar en la buena senda.

11.10.07

- LA HIPER -



De nuevo el fantasma

Por Julio María Sanguinetti
Para LA NACION
Caricatura: Huadi




Luego de las tremendas hiperinflaciones de fines de la década del 80, que tanta penuria causaron en América latina, los últimos años han mostrado una evolución de precios muy razonable, acompasada a una etapa de crecimiento económico generalizado. Los precios internacionales alcanzaron los mejores niveles históricos y, como consecuencia, los cuatro años que fueron de 2003 a 2006 registraron una mejoría en el crecimiento económico, la reducción de la pobreza y el aumento en la oferta de empleo.

La vida nos sonreía, por fin. La globalización mostraba su rostro amable. Podíamos crecer y distribuir el ingreso a la vez, esa conjugación siempre tan esquiva. El famoso deterioro de los términos de intercambio, que Prebisch ubicó como el gran factor de anclaje en el subdesarrollo, se revertía de un modo que no parecía tener parangón. Nunca habían valido tanto las materias primas y los alimentos con relación a los productos tradicionales de importación (maquinarias, equipos, productos químicos). El petróleo, naturalmente, jugaba y juega de modo dispar para quienes lo venden a precio de oro o para quienes se ven obligados a comprarlo, pero éstos, a su vez, normalmente han compensado esa suba con la de las exportaciones agrícolas o minerales.

En medio de esa bonanza, que aún disfrutamos, ha asomado nuevamente el eterno convidado de piedra, el viejo fantasma que condenó a la amargura a tantos países, en aquellos años en que la democratización del continente abría nuevos horizontes a la vida política: la inflación.

De inmediato afloraron, una vez más, las teorías que hablan de inflación por exceso de demanda, o de la inflación de costos, o de la inflación estructural. Unos abroquelados en Keynes, otros en Friedman, sin que falten –por supuesto– los que continúan vituperando al Fondo Monetario, pese a que nunca ha sido menos protagonista en las decisiones del hemisferio.

No soy economista y, en consecuencia, poco o nada puedo aportar al debate teórico. Pero muchos años de experiencia me han permitido vivir períodos de inflación, de hiperinflación, de congelamiento de precios, de planes de estabilización basados en anclar el tipo de cambio y mil y una posibilidades más.

De todo lo observado en este último medio siglo, resulta incuestionable que la inflación supone siempre exceso de dinero con relación a los bienes en oferta en el mercado. Este es el síntoma claro de la enfermedad. El mar de las dudas nace cuando nos preguntamos si debemos combatir los síntomas o atacar las causas de la enfermedad. ¿Bajamos la fiebre de precios, simplemente, o tratamos de ir a la razón por la cual el termómetro levanta la columna mercurial?

La reacción natural de los gobiernos y los consumidores es abalanzarse sobre los síntomas y tratar de moderar los precios, sea por tarifaciones, acuerdos, subsidios u otro tipo de medidas antipiréticas. La historia nos dice que esos tratamientos, que no están mal en sí mismos usados con prudencia, no curan la enfermedad y que hay que ir hacia el fondo, porque si no, estaremos malgastando recursos para no resolver la situación. Incluso podemos estar, de buena fe, montando una bomba de tiempo que un día estallará, como ocurrió en la Argentina con la célebre ley que congeló la paridad del tipo de cambio, útil, sin duda, para quebrar las desbordadas expectativas inflacionarias de la época, pero peligrosísima al consolidar su permanencia, pensando que de ese modo se curaba la enfermedad.

Hoy, los hechos nos dicen algunas cosas claras. La primera es que los precios internacionales están muy elevados y, por lo mismo, los productos de exportación (la soja, el petróleo, el trigo, la leche, la carne) se han encarecido en el mercado interno. La segunda es que el dólar se ha debilitado mucho y proyecta, así, una inflación hacia el mundo, con un exceso notorio de circulación. La tercera –y aquí nos salimos de los maestros para invocar a Perogrullo– es que, no pudiendo cambiar el mundo, hay que prevenir el fenómeno dentro de casa. Si no contenemos el aumento de gasto público, si nos dejamos arrastrar por mecanismos automáticos de indexación salarial, si no procuramos que los excedentes de la bonanza internacional se destinen a inversiones reproductivas, como la producción de energía, volveremos a vivir un mal tiempo.

De inmediato saltarán quienes afirmen que esto es monetarismo puro, cuando es apenas lógica elemental. Y lo que no hay que perder de vista es que, en el rebrote inflacionario, quien peor saldrá será quien vive de un salario o de una jubilación. El poseedor de bienes transables –o quien puede refugiar reservas en monedas más duras– podrá resguardarse. El indefenso es precisamente aquel a quien se halaga con aumentos efímeros, que la inflación va comiendo velozmente, mientras se alimenta una carrera precios-salarios que, bien se sabe, perderán los últimos.

Todavía se está a tiempo, y esto es lo positivo del panorama.

El presidente Lula –viejo sindicalista que sabe muy bien lo que son las carreras inflacionarias– ha afirmado: “Cuando la inflación alcanza los dos dígitos, nadie la puede aguantar, y nosotros no vamos a permitir que la inflación se salga de la meta”, que en el país norteño es del orden del 4,5%. Bien podría alcanzar esa meta si abre más la economía, permite importar más y mejor y de ese modo reequilibra la creciente demanda, asentada en la expansión.

En términos generales, hay una presión fuerte, pero aún controlable si se reconoce la realidad y se actúa en consecuencia. Es lo que preocupa en una Argentina que, acosada por un tiempo electoral, no detiene la fiebre del gasto público ni actualiza precios reprimidos, mientras –peor aún– los analistas y el mercado sospechan de las estadísticas oficiales.

En Uruguay, en Chile, en Bolivia y en Paraguay se viven situaciones análogas, pero todavía no hay un problema crítico. Sin embargo, si queremos ignorar la realidad, tropezaremos, una vez más, con la misma piedra.

Para no retornar a los años 80 hay que actuar rápido. Es lo que nos dice la historia, maestra de la vida, como decía Cicerón. Los gastos de hoy son las promesas de ayer, y por eso no podemos recaer en ofrecer lo que ya no se puede dar. Hay que aprovechar el momento mundial para ofrecer seguridad a la inversión y generar las condiciones de un desarrollo sustentable. Con tarifaciones oficiales y represiones nerviosas en el mercado sólo atemorizamos a los inversores.

Por otra parte, los aplausos iniciales de los consumidores se silencian rápido cuando los salarios empiezan a perder ante los precios, corriéndolos de atrás. Hoy no existe un riesgo recesivo, cuando la economía global empuja todo hacia arriba. Se trata simplemente de actuar con prudencia y asumir que, por aplausos circunstanciales, puede hipotecarse la cosecha de estos buenos años.

El autor fue presidente de Uruguay.

10.10.07

- RUIDO -



La contaminación sonora, un riesgo


En varios países del mundo, el ruido es considerado la primera causa de enfermedad profesional y contaminación ambiental de la cual se quejan los habitantes. A su vez, es una agresión que provoca daño lentamente, pero de manera acumulativa. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud, el ruido excesivo es responsable del 3 por ciento de las muertes por ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares en Europa. La noticia, divulgada en la revista New Scientist , tomó por sorpresa incluso a quienes luchan contra la contaminación ambiental.

Si ese porcentaje se aplica a los cerca de siete millones de personas que mueren cada año por problemas coronarios en el mundo, resultaría que como consecuencia del ruido fallecerían, en ese mismo lapso, alrededor de 210.000. De acuerdo con los científicos del University College de Londres, autores del estudio, la exposición al ruido genera una producción constante de hormonas del estrés, capaces de causar en el metabolismo humano alteraciones de larga duración que ponen la vida en peligro. El incremento en el riesgo de mortalidad es, quizás, el efecto más grave de la continua exposición al ruido, pero no el único.

De acuerdo con los expertos, soportar constantemente 55 decibeles (el ruido equivalente a un restaurante concurrido) o más es suficiente para causar problemas cardiovasculares. La música a todo volumen (un hábito que se ha facilitado gracias al masivo uso de dispositivos electrónicos como iPods y reproductores de MP3) y los juguetes ruidosos superan, en muchos casos, esos niveles, lo que está incrementando también los casos de pérdida de capacidad auditiva. Se estima, por ejemplo, que casi un 2 por ciento de los niños y jóvenes en Europa, entre los 7 y los 19 años, ya tiene algún grado de pérdida auditiva. Los adultos no se quedan atrás: un 2 por ciento de los europeos sufre perturbaciones graves del sueño por culpa de la contaminación sonora y al menos un 15 por ciento se queja de molestias.

Los datos arrojados por el estudio de la OMS son más preocupantes debido a que desde mediados de los años 70 se han tenido en cuenta, para el establecimiento de regulaciones al respecto, los criterios de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos sobre ruido ambiental. Tras una serie de estudios, ese organismo afirmó que para proteger virtualmente a toda la población, el nivel sonoro promediado durante las 24 horas del día no tendría que superar los 70 decibeles. En forma equivalente, no debería exceder los 75 decibeles durante una jornada laboral de 8 horas, siempre y cuando el resto del tiempo el nivel de exposición se mantenga bastante por debajo de ese valor.

En el caso concreto de la ciudad de Buenos Aires, considerada entre las más ruidosas del mundo y una de las primeras entre las de América latina, esos niveles de ruido son superados con facilidad en diferentes zonas de su territorio.

El problema de la contaminación sonora se mantiene como una de las amenazas cotidianas sobre la calidad de vida de la población. Por consiguiente, resulta necesario educar y crear conciencia del problema, ejecutar medidas inmediatas para atenuar los altos índices de emisiones acústicas contaminantes y, así, contribuir a la prevención de futuros trastornos auditivos y mejorar en ese sentido la calidad de vida de los habitantes.

9.10.07

- CLUBES -



Al rescate de los clubes de barrio


Su misma naturaleza los torna frágiles ante cualquier contingencia. Los clubes de barrio, diseminados por nuestra ciudad y el conurbano bonaerense son y fueron engranajes importantes de aquellas comunidades cuya existencia era menos vertiginosa y más apacible. Hoy, en cambio y casi siempre por las endebles alternativas de nuestra realidad económica, han desaparecido o languidecen tratando a duras penas de sobrellevar hondas penurias financieras.

Esas instituciones cobijaron esperanzas, alentaron romances, promovieron la vida social y, lo más importante, alejaron de la calle y sus peligros a miles de adolescentes que en ellos encontraron la contención propia de las prácticas deportivas y la protectora fiscalización de amistosos y desinteresados tutores. Esos jóvenes se hicieron mayores, pero su sucesión fue ínfima. Otros tiempos, otras costumbres y otras tentaciones. Sin temor de exagerar, hasta se podría decir que a la mayoría de los clubes de barrio sólo concurren sexagenarios.

Para colmo de males, las empresas de servicios no se preocupan por facilitarles su eventual recuperación: por lo general, les cobran las tarifas propias de los grandes consumidores o las industriales. Salvo alguno que otro esporádico subsidio, los clubes de barrio están librados a la suerte y verdad de sus muy magros ingresos.

La provincia de Buenos Aires ha empezado a tenerlos en cuenta. Puso en marcha el programa Luna de Avellaneda -título del filme que narra la agonía de un club de esa ciudad-, tendiente a lograr que las instituciones barriales abonen durante un año las tarifas sociales de los servicios públicos y obtengan ayuda para solucionar sus problemas edilicios. No mucho, francamente, pero por algo debe comenzar ese justificado rescate.

En nuestra ciudad también abundan las entidades en tan precarias condiciones. Es cierto que hubo iniciativas para ayudarlas, aunque se mantienen en una suerte de nebulosa que requeriría definiciones terminantes.

Ahora, ya próxima una nueva administración porteña elegida por el voto popular, tal vez sería la oportunidad de cristalizar esos proyectos inconclusos o a medio andar, por supuesto sin favoritismos maliciosos o subsidios interesados, sino rigurosamente equitativos y adjudicados de acuerdo con necesidades absolutamente comprobadas.

No hay duda de que el gobierno local que asumirá en diciembre próximo tendrá otros muchos asuntos tanto o más importantes por atender. Empero, si no se olvida de los clubes de barrio habrá de satisfacer una inquietud social largamente postergada y, a título de retribución, obtendrá la reactivación de numerosas entidades dispuestas a colaborar haciéndose cargo de la nada menuda labor de preservar y defender la salud moral y física de nuestros niños, adolescentes y jóvenes.

8.10.07

- ES RARO -


El reino del revés







La reciente confirmación del procesamiento del ex ministro de Justicia Gustavo Beliz por el supuesto delito de haber hecho públicos secretos de Estado al haber exhibido en un programa de la televisión la fotografía de un encumbrado agente de contrainteligencia de la SIDE, debería ser motivo de honda preocupación, vistas sus peculiares características. Como si se tratase del "reino del revés", el fiscal federal solicitó la elevación a juicio oral y público de esa causa, en la cual la acusación de haber revelado "secretos políticos y militares confidenciales" podría estar magnificada, mientras que han seguido siendo ignoradas las graves y simultáneas denuncias que hizo Beliz sobre la comisión de irregularidades en aquel organismo.

Desde esta columna editorial hemos expresado más de una vez que todos los funcionarios públicos sin excepción deben rendir cuentas de sus actos y, en caso de enfrentar una acusación penal, tienen que someterse a las reglas del procedimiento, dentro de los principios de imparcialidad y búsqueda de la verdad que deben regir la actuación del Poder Judicial de la Nación.

No es motivo de inquietud, pues, que un ex ministro deba enfrentar un proceso penal. Altera el ánimo, en cambio, el hecho de que diversos aspectos de este proceso puntual evidencian un alevoso desvío de poder que desnaturaliza cualquier acto de gobierno y que, una vez más, alerta sobre el anormal funcionamiento de las instituciones de la República.

Resulta paradójico que Beliz afronte un proceso penal por una supuesta violación de secretos políticos tras haber mostrado una fotografía de un agente de la SIDE, porque a raíz de un decreto del Poder Ejecutivo Nacional, ese agente supuestamente anónimo declaró como testigo en el juicio oral y público por el atentado a la sede de la AMIA en octubre de 2003, sin que esa participación diera lugar a disponer que se adoptaran medidas restrictivas de la difusión pública de su presencia.

Esa paradoja se acentúa cuando se comprueba que en definitiva se estaría acusando a Beliz por la eventual revelación de un secreto que había dejado de serlo. Tanto celo contrasta con que sus gravísimas denuncias públicas en aquel programa televisivo respecto de la comisión de actos irregulares en la SIDE, no tuvieron igual suerte. Por lo contrario, al ser confirmado el procesamiento del ex ministro de Justicia, se interpretó que el secreto de Estado había sido expuesto "en el marco de un discurso plagado de referencias a múltiples delitos de acción pública" que en su condición de funcionario "debió haber denunciado en tiempo oportuno y ante las autoridades competentes".

El funcionamiento del sistema de inteligencia en nuestro país ha recibido y recibe fuertes críticas, y sobre él pesan firmes sospechas de que es utilizado en aras de los intereses mezquinos y espurios del poder de turno, y no para el cumplimiento de la verdadera misión legal que le cabe dentro del Estado de Derecho, para la cual fue concebido.

Así, entonces, se le atribuyen operaciones de descrédito o de espionaje sobre líderes de la oposición, empresarios, periodistas o religiosos, o el desvío de sus fondos para financiar actividades reñidas con la ley, mientras que los terribles crímenes terroristas que padeció el país y que ni siquiera fueron previstos por ese organismo de inteligencia, siguen impunes y sin ser esclarecidos en su faz local.

A ello debe agregarse la falta de transparencia y de control de los fondos reservados que ha manejado y maneja la SIDE, así como la ausencia de información alguna acerca del funcionamiento de la Comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia del Congreso de la Nación, cuyo presupuesto anual asciende a 3.600.000 pesos y todavía no ha dado las explicaciones que le fueran requeridas por la aparente utilización de facturas apócrifas para rendir sus gastos de los ejercicios pasados o sea una maniobra similar a las investigadas en el caso Skanska.

La situación descripta induce a pensar que se consideraría más importante acallar la voz -y las denuncias- del ex ministro Beliz que salir a enfrentar los graves problemas que sigue padeciendo nuestra democracia, muchos de los cuales tienen como denominador común la corrupción y la intervención silenciosa y perversa de estamentos secretos y ocultos que le restan credibilidad y transparencia al libre juego de las instituciones.

La percepción de evidentes asimetrías en la celeridad y resultados de ciertas causas judiciales, y la morosidad en otras que salpican a funcionarios del actual gobierno, instala una idea negativa en la sociedad, que intuye el agravamiento de la sensación de inseguridad y la falta de independencia imperantes.

La división de poderes fue concebida como la mejor herramienta de mutuo control para evitar la entronización del autoritarismo y erigir así al Estado como garante y custodio de las libertades públicas y de la convivencia civilizada de sus habitantes. La aceptación del uso monopólico de la fuerza obedeció y debería obedecer a la necesidad de erradicar las persecuciones movidas por el odio, la venganza o el rencor.

Cuando, en cambio, la utilización de los aparatos del Estado se aparta del bien común y del respeto por la Constitución Nacional, y actúa como maquinaria de sometimiento selectivo de las personas que se atreven a actuar, hablar o pensar diferente del poder imperante, se corroen los principios republicanos y está puesta en jaque la vida democrática de nuestra sociedad.

7.10.07

- CHE -



Del mito edulcorado a la movida anti Che







Por Pablo Mendelevich
Enfoques La Nación


¿Alguien puede imaginarse al Che Guevara abuelo? Si hubiera salido ileso de su precaria incursión boliviana y en la hipótesis de que en las décadas siguientes ni otras balas ni el asma se hubieran interpuesto fatalmente en su camino, el argentino-cubano Ernesto Guevara Lynch de la Serna acaso luciría hoy, en guayabera, con tantas arrugas como Gabriel García Márquez. Aunque quién sabe con qué prestigio y con qué dosaje de marxismo en sangre. Ambos nacieron en 1928, cuando Fidel Castro ya caminaba (y había comenzado a hablar). Pero lo verdaderamente difícil es imaginar el mundo -en sentido literal: una manifestación iracunda en Trípoli, una protesta universitaria en Varsovia, el piquete de un grupo trotskista en Plaza de Mayo, las paredes del dormitorio fucsia de una modelo adolescente en Sidney, un homicida tatuado que espera en Tennessee la hora de la silla eléctrica, el comercial de un cero kilómetro en Francia, el brazo derecho de Maradona, la barriga de Myke Tyson- sin el rostro del Che. El Che multiplicado por cientos de millones según la legendaria foto tomada por Alberto Korda, dicen que la imagen más reproducida de la historia, logotipo de la rebeldía. Un legado que, urbi et orbi, los militantes revolucionarios del siglo XXI, ya fueran fotocopiadores herbívoros de un centro de estudiantes al paso o nuevos usuarios de la vieja tecnología Molotov, aceptan compartir -esto es lo más curioso-con los decoradores de interiores.

Todo mito popular, se sabe, gana vigor si está asentado sobre una muerte temprana –lo único más injusto que la muerte misma–, según lo atestiguan los breves 33 años de Evita (y de Jesús), los 44 de Gardel y los 39 del Che Guevara. Así como los idealizadores montoneros de Eva Perón informaban sobre lo que ella sería “si vivera”, así como el mayor pensamiento metafísico argentino consiste en prefigurar un Gardel de ultratumba que cada día canta mejor, el Che Guevara bien podría pasar por la prueba contrafáctica de confrontarse con las inexistencias de la URSS, del Muro de Berlín y de la prosperidad cubana. Pero no pasa. Es un ejercicio que sus adoradores –valga la carga religiosa del término– han eludido. Dirán muchos que por el ingrediente griego del mito, lo insustituible del acto de morir por los ideales para componer, acabado, el héroe íntegro. Desengañados como Régis Debray, quien participó en la campaña boliviana y luego pasó cuatro años preso, en cambio, se subirán al amplio grupo de los que sólo consiguen explicarse el empecinamiento de abrir una sucursal de Sierra Maestra en Bolivia como una especie de suicidio individual, ciertamente descortés con los compañeros de lucha. Biógrafos poco condescendientes como Jorge Castañeda, ex canciller de México, sostendrán la tesis de que el Che quería instalar su guerrilla en la Argentina, pero Fidel Castro boicoteó ese proyecto y lo empujó a Bolivia, donde montó una empresa militar a ciegas. Nada bueno sobre la última revolución fallida de Guevara (la anterior fue en el Congo) está bajo debate: la duda de los historiadores se refiere a las dosis de impericia propia y conspiración castrista.

Que la muerte tuvo un papel central en todo esto no sólo lo demostró la CIA, cuando hace 40 años se tomó 24 horas para evaluar cuál era la condición biológica menos onerosa para Estados Unidos de esa celebridad internacional que los militares bolivianos acababan de capturar. El general retirado Gary Prado, quien en 1967 era capitán del ejército boliviano y estuvo al mando de la compañía que cercó y apresó a Guevara, declaró a la BBC tres años atrás: “El Che que yo conocí no es el Che del mito y de la leyenda. Era un hombre que daba pena. Daba pena verlo. No inspiraba ni admiración ni respeto. Era un hombre capturado, derrotado. Esa es la realidad”.

Mutaciones de un ícono

Es un tema el del Che y el significado de la muerte heroica que, en cuanto a sus efectos argentinos, Pablo Giussani analizó con detalle en su libro Montoneros, la soberbia armada. Se habla allí de la promoción de la revolución cubana como modelo universal: “Millares, digo millares de jóvenes latinoamericanos fueron arrojados a la muerte durante los últimos veinte años al servicio de esta monumental distorsión, como un tributo pagado en sangre al narcisismo revolucionario de La Habana. Con este rito sacrificial empalma la religión montonera del heroísmo, de la violencia sacramentalizada, de la muerte purificadora, ingredientes de un elitismo militar convertido en fuente de una conducción política estratificante”.

Lo cierto es que los adoradores del Che mutaron, no son los mismos. Primero su epopeya fue descripta sin fisuras por la historiografía cubanay por el marxismo foquista (para los partidos comunistas, incluidos el boliviano, que le dio la espalda tanto como los campesinos, y también el argentino, el Che recién muerto era una incomodidad). Luego las izquierdas moderadas comprendieron que podían reconocer la figura épica –mucha alternativa ya no tenían– sin asumirse como guevaristas. Con la depreciación ideológica aparecieron quienes recortaron las prestaciones militares, políticas y administrativas del guerrillero –incluida su responsabilidad en fusilamientos al por mayor– para estandarizarlo como gran luchador romántico, quintaesencia del idealismo.

Y finalmente ganaron su espacio los fabricantes de remeras estampadas, nobles mercaderes cuya capacidad de análisis político probablemente no alcance para saber por qué la demanda persiste ad infinitum sobre todos los talles. Dice Kevin Johansen en una de sus últimas canciones: “Todos se compran la remerita del Che/ sin saber quién fue/ su nombre y su cara no paran de vender/ parece Mc Guevaras o Che Donalds/ parece Mc Guevaras o Che Donalds”.

Ahora mismo el Che Guevara acaba de competir en el primer enfrentamiento del programa televisivo El Gen Argentino, en el que las celebridades del pasado corren unas contra otras fingiendo que las causas, las épocas y las geografías eran meros decorados de la Historia. Pues bien, cualquiera fuese el significado de ganar allí, el que picó en punta, votado por un público probablemente poco dispuesto a mejorar las magras marcas electorales de la izquierda argentina, fue el Che: sacó 59,2 por ciento.

Ninguna novedad: a medida que el mito se fue expandiendo, el personaje real se fue lavando. Sólo sorprende, en el caso de Guevara, lo extremista de sus recorridos. Primero, sus cuatro décadas al filo. Asma y habano. De rugbier de San Isidro y trotamundos de clase alta desvencijada a ideólogo y autor marxista; de humanista que recomendaba “endurecerse sin perder jamás la ternura” al hombre que, según el biógrafo Jon Lee Anderson, fue “la mano dura de la guerrilla, un hombre que no titubeó en el momento de ajusticiar traidores y estuvo en la primera línea de fuego”.

Y lo extremista de las cuatro décadas que lleva muerto. De temible enemigo del capitalismo a protagonista del inofensivo negocio mundial de la esfigie, los pósters, los llaveros, las películas, los libros, los circuitos turísticos de su ruta boliviana, las marcas (de más está aclarar que el jabón en polvo “Che” no recomienda en su envase “crear dos, tres, muchos Vietnam” sino que promete un lavado mucho más blanco).

Parecía que estaba todo dicho, que los papeles estaban bien repartidos. Cuba con su prócer impoluto. El remerismo expandido por los cinco continentes. Unos cuantos historiadores deslumbrados por el personaje, otros tantos dispuestos a encontrarle tibios matices y otros –por radical diferencia ideológica o porque no están dispuestos a justificar cualquier desliz con la excusa del aire de la época– ferozmente críticos.

Parecía que el Che de carne y hueso había quedado sepultado por la vacuidad de su propia mitología cuando, en 1997, aparecieron, justamente, los restos óseos. Hallazgo que no lo desendiosó –mucho menos en Cuba, donde el culto al Che también cumple ahora cuatro décadas al servicio de ahuyentar la versión de la pelea con Castro–, sino que vino una nueva partida de “productos” culturales y textiles chemaníacos que desprendió una ola contraria, la ola anti Che. También con el negocio de las remeritas y los mismos íconos gráficos pero resignificados. En contra, por supuesto. Era lo que faltaba.

Alvaro Vargas Llosa, según sus críticos uno de los más puntiagudos emergentes de este revisionismo, escribió que el renacimiento de la marca, para él empujado sobre todo por la película Diarios de motocicleta, sucedió años después del “colapso político e ideológico de todo lo que Guevara representaba”. El hijo del más famoso escritor peruano juntó en “La máquina de matar.

El Che Guevara, de agitador comunista a marca capitalista” –un extenso artículo publicado en The New Republic– buena cantidad de referencias de Guevara a la muerte (el comandante habló en su “Mensaje a la Tricontinental”, por ejemplo, de “odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar”) con el relato pormenorizado de los fusilamientos ordenados por él en La Cabaña. El resultado fue demoledor.

Aun así, para bien o para mal, es evidente que Guevara logró trasponer el cerco ideológico. Como dice uno de sus biógrafos locales, Mario Pacho O’Donnell, “la adhesión al Che no pasa por la adhesión a sus ideas políticas sino por lo que simboliza: principismo, ética, utopía; valores hoy escasos”.

Una miríada de voces anti Che seguramente preguntaría: ¿qué valores, los de la muerte? Otra miríada de voces más militante podría cuestionar qué valores hay en el remerismo, en la conversión de un ícono de la guerrilla en mero objeto de consumo. Acaso estas voces sigan siendo irreconciliables mientras perduren los odios y amores que el mito de Guevara despierta desde hace 40 años.

5.10.07

- NACIONAL -



El Pellegrini y su grave crisis


Un severo proceso de deterioro institucional está padeciendo la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, uno de los más tradicionales y prestigiosos establecimientos educativos del país

Las autoridades que lo debieran conducir han ido cediendo a la presión de núcleos estudiantiles minoritarios. Como consecuencia de ello, impera el desorden, el abandono de las actividades de enseñanza, el sometimiento a exigencias ideológicas que no se sacian, el desgaste de los valores que deben distinguir a una entidad de alta tradición educativa y la imposición de medidas que dañan el funcionamiento y los verdaderos objetivos que dieron origen a este colegio.

Los conflictos que fueron emergiendo en el curso del actual ciclo lectivo no son desconocidos, pero se han agudizado este año. Particularmente a partir de mayo, en que se sucedieron alternativas anormales para impedir la designación del nuevo rector que, finalmente, debió hacerse por medio de un procedimiento ajeno a la vía formal porque la presencia de muchos adolescentes y jóvenes obstaculizó de manera violenta que se pudiese obrar de acuerdo con las normas establecidas.

Más tarde, ya designado el rector, no lo dejaron ingresar en su sede hasta que se llegó a un forzado acuerdo en el cual los centros estudiantiles, que lideran los planteos de incesantes demandas, insistieron en el propósito de lograr que se formara una comisión multisectorial a fin de que se expidiera en cuanto a la creación de órganos colegiados con funciones académicas y de supervisión de la gestión administrativa. Entre otros puntos, quedó convenida la titularización de docentes y el mantenimiento de las concesiones de distintos servicios.

Los logros sucesivos de las exigencias presentadas fueron celebradas como "un triunfo ideológico" por el dirigente estudiantil Julián Asiner, militante del Partido Obrero, con la promesa de "no dejar la lucha, sino profundizarla". Desde luego, mientras tanto se perdieron días de clase y se alteró el funcionamiento y la disciplina de la Escuela. Esta descripción, necesariamente breve, de lo ocurrido entre mayo y julio últimos, se ha reavivado a fines de septiembre, en que se reiteró la toma de los colegios universitarios sobre la base de que las autoridades no habían cumplido con lo acordado. El rector del Pellegrini, Juan Carlos Viegas, manifestó al respecto: "Es difícil adivinar el plan de los alumnos". Puede conjeturarse, no obstante, que el proyecto estudiantil en ejecución tiene el carácter de una "revolución institucional permanente", tal como sucede, también, en el marco de la UBA.

Cabe preguntar dónde va quedando la calidad educativa deseada, si la tarea escolar es sustituida por una lucha ideológica continua; cómo se decantarán los hábitos de estudio en un proceso de frecuentes interrupciones de clases; de qué modo se pueden desarrollar las habilidades del pensamiento para aprender, investigar y crear, en un clima de constantes confrontaciones; con cuáles argumentos se marginan las etapas necesarias para adquirir la capacitación indispensable para proyectarse con madurez hacia el futuro y si se cree que basta con estar cursando la escuela media para ya saber planificar, dirigir, controlar. Asimismo, qué destino accesorio se reserva para la preparación democrática del ciudadano, si todo queda librado a un ejercicio de coerción, que no respeta las normas del debate ni la cualidad de las personas, de manera que la cuestión parece depender del arbitrio de las minorías, tanto más cuando son violentas y autoritarias.

Es evidente que se necesitan respuestas claras y firmes para canalizar constructivamente un proceso en el cual el cambio sea fruto de un diálogo racional y consciente de los valores que están en juego para poder avanzar hacia mejores formas de convivencia, educación y calidad de las instituciones.

3.10.07

- LA JUSTICIA -



Un duro mensaje al poder

Por Adrián Ventura
Opiniñon La Nación


La Cámara Nacional Electoral, con las acordadas de ayer, viene a enviarle un claro mensaje al poder político: es necesario que el proceso electoral sea completamente transparente y que ningún tipo de picardía, como por ejemplo la alteración de la carga de los votos, pueda distorsionar los resultados que van conociendo los ciudadanos la misma noche de la elección.

Las denuncias de posible fraude que lanzaron los partidos políticos y las recientes experiencias vividas en Córdoba y en Chaco aconsejaron a la Cámara Electoral -que integran Rodolfo Munne, Alberto Dalla Vía y Santiago Corcuera- a tomar acertadamente un paquete de medidas duras y concretas, que pegan de lleno en el corazón del proceso electoral.

El Código Electoral establece que el primer recuento de votos es el que hace el presidente de cada mesa y, con posterioridad, hay un escrutinio definitivo, que organiza la Justicia, durante los días posteriores al comicio.

Pero en medio de esos dos recuentos está el escrutinio provisional, que se realiza apenas termina el comicio: este escrutinio, que no es definitivo y lo ejecutan el Ministerio del Interior y una empresa contratada (la española Indra), si bien no está previsto en la ley electoral, es el único al que le presta atención el público.

Las medidas de la Cámara Nacional Electoral apuntan precisamente a transparentar ese momento.

No parece que estemos frente a una elección que pueda arrojar un resultado ajustado, que se defina por pocos décimos, con lo cual la amenaza de fraude no parece ser real. A lo sumo, se podría dudar si la candidata mejor posicionada llegó al 40 por ciento, pero no parece que el segundo pueda arañar siquiera esa cifra.

Pero ante los meros temores manifestados por los partidos, el paquete de medidas es exacto: se le pide a Indra que ponga el software de la elección a disposición de los partidos para que puedan revisarlo e investigar si oculta alguna trampa; que permita el acceso de los fiscales de los partidos al lugar en que los operadores cargan los resultados y, fundamentalmente, se le ordena a Indra y al Ministerio del Interior que expliciten cómo se recogerán los datos y con qué orden y criterio son cargados. Es decir, los partidos podrán conocer el sistema informático y hacer no sólo un seguimiento de los resultados, sino supervisar la carga misma.

Es común que el oficialismo de turno cargue y difunda las mesas en las que ganó y relegue la difusión de los resultados conseguidos por la oposición. Esta picardía va creando un estado de opinión pública, la que después no está dispuesta a creer que el resultado fue distinto.

La Justicia quiere evitar esa situación, que sólo puede generar desconfianza, más aún que la que ya tiene la ciudadanía respecto de los políticos.

Pero mirando más allá de estos estrechos límites de 2007, parece necesario que la Justicia, que a la postre es la responsable final del escrutinio definitivo, tenga un involucramiento cada vez mayor en todas las etapas de los comicios. Mantener la intervención del Ministerio del Interior no parece el mejor camino para recuperar la confianza de la población.

2.10.07

- UN BUEN MIX -



La alianza exitosa de turismo y cultura

Por Alicia de Arteaga
La Nación


La decisión de Mauricio Macri de nombrar a Hernán Lombardi al frente de la agencia de turismo del próximo gobierno porteño y la proyección "expandida" que quiere darle al área de cultura, como informó LA NACION el sábado, son dos asuntos que están más ligados de lo que un observador desprevenido puede imaginar. En los tiempos de las veladas sushi, Lombardi viajó más de una vez a Nueva York para hilvanar con Thomas Krenz, director del Guggenheim, la posibilidad de abrir una sucursal del museo de la 5a Avenida en Buenos Aires. El proyecto no prosperó, pero sí la estrategia. Tanto Lombardi como Jorge Telerman entendieron que el turismo tiene mucho que ver con la oferta cultural. No en vano el jefe de Gobierno, que antes fue secretario de Cultura, multiplicó la agenda de festivales y fortaleció el marketing del tango, porque allí estaba la gallina de los huevos de oro. Los festivales y campeonatos del dos por cuatro son un imán para el turismo, agregan valor y generan empleo.

En la alianza del turismo y la cultura nadie hizo mejor los deberes que España. La península pasó de la modesta oferta, casi provinciana, de los años de aislamiento franquista, a ser el país del mundo que más museos inauguró en 20 años y el que más atizó el fuego del arte contemporáneo, como una mecánica natural para aggiornar el gusto y agregar esa cuota de glamour que se percibe en el vecindario madrileño de Lavapiés, extensión natural del área de influencia del Centro Reina Sofía.

En rueda de amigos, Guillermo Alonso, flamante director del Museo Nacional de Bellas Artes, señalaba que esta transformación hispana no fue algo casual, sino parte de una estrategia. Si la meta era posicionar al país como destino turístico, la cultura cerraba como una inversión de alto rinde.

Este paisaje suena muy familiar en Buenos Aires con la explosión de la Semana del Arte, que abrió anteayer con un multitudinario concierto de Javier Malosetti y sigue todos los días con un programa de actividades organizadas por la editorial Arte al Día.

La ministra porteña de Cultura, Silvia Fajre, encontró que la Noche de los Museos, culminación de esta seguidilla de acciones, es una formidable oportunidad para darles visibilidad a muchas instituciones que no forman parte del circuito habitual, como por ejemplo el Museo del Marcapasos, que funciona en Catamarca al 500. En la Noche de los Museos insomnes, las puertas estarán abiertas hasta que las velan no ardan, tal como sucede con enorme éxito en varias ciudades europeas. Fue París, que de esto sabe, la metrópoli que descubrió que los museos eran una fiesta.

Por Alicia de Arteaga

1.10.07

- LAFSA -


Lafsa no vuela, pero gasta


La empresa estatal Líneas Aéreas Federales Sociedad Anónima (Lafsa) volverá a tener asignada para el ejercicio 2008 una importante partida presupuestaria. Lo insólito es que carece de aviones y nunca concretó viaje alguno.

Rebautizada como Líneas Aéreas Federales Sin Aviones, Lafsa tiene, en cambio, personal (66 empleados) que todavía espera ser reubicado en otras empresas. Sin embargo, según el presupuesto presentado hace pocos días por el ministro de Economía, Miguel Peirano, ese desquicio le costará al Estado, es decir, a los contribuyentes, 3.000.000 de pesos, aportados por el Tesoro, a los cuales se sumarán otros 600.000 que le pagará LAN Argentina por el alquiler de hangares estatales.

Si bien voceros de la Secretaría de Transporte han manifestado que hay un decreto de liquidación en trámite, esta empresa fantasma no tiene aprobados sus balances de 2004, 2005 y 2006, circunstancia que obstaculiza ese proceso de liquidación final. Ocurre que nadie en el Gobierno quiere asumir los costos políticos y la responsabilidad que significa aprobar los estados contables de Lafsa, viciados por las irregularidades que habrían signado la corta vida de esa compañía, período en el que las autoridades se vanagloriaron de contar con una aerolínea de bandera, aunque se tratase de una entelequia o, si se quiere de una mera ficción.

Esa empresa fue creada en 2003, para dar cabida a 850 ex empleados de las desaparecidas aerolíneas LAPA y Dinar, a los cuales el Estado se comprometió a preservarles la fuente laboral. Según la Oficina Anticorrupción (OA), en Lafsa hubo 70 ingresos de personal que, empero, nada tenían que ver con esas empresas. Y de acuerdo con un informe de la Administración Nacional de Seguridad Social (Anses), 14 de esas personas trabajaban en otro sitio, mientras se suponía que lo hacían en Lafsa.



Entretanto, el diputado nacional Federico Pinedo (Pro) hizo una presentación ante la OA denunciando irregularidades en la integración de las listas de empleados y en las condiciones de su contratación.

El organismo anticorrupción pidió también a la Justicia que sean investigados los convenios con empresas "creadas al solo efecto de proveer bienes y servicios a Lafsa, lo que pone en tela de juicio la transparencia de las contrataciones". Y, además, alertó sobre importantes gastos durante 2004 en uniformes, por los cuales fueron abonados 459.664,37 pesos, y en capacitación, por valor de 372.750,76 pesos. La OA juzgó, con evidente severidad, que "las autoridades de la empresa de transporte aerocomercial contaban con una amplia discrecionalidad de gestión, que incluía la posibilidad de efectuar la contratación directa de bienes y servicios, como también concretar la incorporación de personal obviando requisitos exigidos para el ingreso en la administración pública".

Todas estas irregularidades han sido incluidas en la denuncia sobre Lafsa que la OA presentó ante la justicia federal, denuncia que hasta el momento no ha tenido avances significativos, a pesar del tiempo transcurrido. Salta a la vista que bastaría con sólo indagar por qué una empresa que nunca tuvo aviones y, por consiguiente, jamás pudo hacerlos despegar, ha tenido en todos estos años una estructura de personal correspondiente a una compañía aérea en funcionamiento: gerentes, pilotos y copilotos, técnicos aeronáuticos y operadores de rampa, entre otros.

Tampoco los funcionarios de la Secretaría de Transporte de la Nación, ni su titular, Ricardo Jaime, han explicado las compras realizadas, los cursos de capacitación contratados y demás gastos efectuados por una empresa que no ha tenido actividad comercial alguna.

En fecha reciente, la justicia federal hizo lugar a un pedido de informes presentado por la Fundación Poder Ciudadano y le exigió al Ministerio de Planificación Federal que cumpliera con el deber de informar a la sociedad y no retacease los datos que pudiese poseer sobre la por lo menos aventurada creación de una empresa que, al parecer, desde el primer día de su existencia estaba destinada a la inactividad absoluta.

La publicidad de los actos de gobierno -uno de los pilares esenciales del quehacer institucional de cualquier gobierno democrático- junto con la transparencia y la obligación de rendir cuentas constituyen obligaciones insoslayables e inherentes a la función pública que no deben dejarse de lado en ningún caso y, mucho menos aún, cuando en ellas están comprometidos recursos públicos.

Las autoridades, pues, deben informar a la brevedad sobre la situación de Lafsa y acerca de las irregularidades que, es de sospechar, fueron cometidas utilizando a esa empresa a guisa de pantalla.