- BABEL -
La (otra) biblioteca de Babel
Recientemente se reunieron en Buenos Aires los directores de la red mundial de ISSN, el sistema de identificación de publicaciones periódicas que intenta ordenar el caos reinante en ese universo de la información y hacerla accesible desde cualquier parte del planeta.
Los centros ISSN se ocupan, precisamente, de asignar el International Standard Serial Number -un código de ocho dígitos que una vez atribuido a una publicación es definitivo, a no ser que ésta cambie de soporte o de título-, una tarea nada sencilla, si se tiene en cuenta que su base de datos incluye nada menos que... ¡un millón trescientos mil títulos!, y que anualmente se incorporan otros 50.000, algo así como uno cada doce minutos...
Una parte de ese número corresponde a las publicaciones electrónicas, un desafío aparte. Además, como dice Anna María Prat Trabal, directora del centro chileno, "las publicaciones tienen un ciclo vital similar al de las personas: nacen, se casan, tienen hijos, nietos y después, de repente, mueren". El ISSN tiene que seguir ese derrotero, porque es a través de este número de identificación como pueden establecerse lazos en el mundo cultural y académico...
En el país, la filial local (que funciona en el Centro Argentino de Información Científica y Tecnológica, del Conicet) tiene un catálogo actual y retrospectivo de más de 12.000 publicaciones cuyo principal problema, según cuenta su directora, Ana María Flores, es una corta vida: la mayoría desaparece rápidamente por falta de financiación sistemática o de artículos. El centro también las evalúa y acredita para ser ingresadas en el sistema regional de información online para revistas científicas (Latindex), otra forma de elevar su calidad y visibilidad.
El ISSN es un universo de números en clave diseñado con un fin pragmático. Pero tiene algo de la metáfora borgeana, esa vasta biblioteca en la que una infinita sucesión de galerías y anaqueles contiene todos los libros, todas las combinaciones de letras y símbolos, todas las estructuras verbales, todas las palabras imaginables...
Por Nora Bär
La Nación
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