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22.6.08

- CACEROLAS -




El peligroso poder de las cacerolas


En algunas partes del mundo, se celebran cacerolazos para ahuyentar a espíritus malignos o enjambres de langostas que depauperan regiones enteras devorando las cosechas. En la Argentina, sirven para ahuyentar a mandatarios impopulares o, cuando menos, para obligarlos a deshacerse del Rasputín de turno. Los ejemplos clásicos del género fueron los de fines del 2001 que contribuyeron a asestar el golpe de gracia al gobierno del presidente Fernando de la Rúa y abrir la puerta para Eduardo Duhalde y, un par de años más tarde, para Néstor Kirchner. Puede entenderse, pues, la consternación que con toda seguridad se apoderó de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner cuando desde Tierra del Fuego hasta Jujuy las calles y plazos de la República se llenaron una y otra vez de manifestantes armados de cacerolas y cucharones que gritaban consignas contra su gobierno y, con frecuencia creciente, contra ella misma.

¿Podría compartir Cristina el destino penoso de De la Rúa? A juzgar por las alusiones esporádicas de su marido a helicópteros y cañoneras paraguayas, Cristina siempre ha sido consciente de que aquí una gestión poco satisfactoria suele concluir con la huída o la detención de los protagonistas. Con todo, a diferencia de lo que sucedió cuando agonizaba la convertibilidad, en esta ocasión no se han producido saqueos masivos organizados por gente deseosa de apurar el colapso de un gobierno tambaleante. Mientras no se produzcan disturbios violentos, el Gobierno podrá sobrevivir a cualquier cantidad de cacerolazos, siempre y cuando no se les ocurra a los legisladores peronistas que podrían impedir una sangría fenomenal de votos en las próximas elecciones legislativas impulsando un juicio político.

Para no tener que pensar en las connotaciones más alarmantes de la erupción volcánica de descontento que la semana pasada cubrió el territorio nacional, Cristina, Néstor y sus fieles oscilaron entre minimizar su importancia y dramatizarla ubicándola en su universo ideológico particular, o sea, en su “relato” preferido. Por un lado, Cristina aseguró que todo fue obra de la Sociedad Rural, como si el poder de convocatoria de Luciano Miguens fuera tan colosal que con un solo guiño sería capaz de movilizar a centenares de miles, quizás millones, de personas. Por el otro, traza una línea directa entre los golpistas de antaño y, como si esto no fuera suficiente, con los aviadores marinos que fueron autores de la masacre horrenda que se produjo en Plaza de Mayo poco antes de estallar la llamada Revolución Libertadora de 1955 y quienes apoyan la campaña del campo contra las retenciones móviles. Parecería que para Cristina todos aquellos que se animan a protestar contra la política de su gobierno haciendo uso de la metodología piquetera que su marido legitimó son subversivos derechistas, cuando no neoliberales, en guerra con la democracia y los derechos humanos.

Que los Kirchner se hayan sentido confundidos por los cacerolazos gigantescos de los días últimos puede comprenderse. Pero no son los únicos que deberían preocuparse por lo que está sucediendo. El cacerolismo, por llamarlo así, es un fenómeno perturbador, una expresión de bronca por parte de sectores sociales amplísimos que no confían para nada ni en el Poder Ejecutivo ni en las instituciones supuestamente representativas, comenzando con el Congreso. Una sociedad en que los cacerolazos se hayan hecho casi rutinarios es una que a juicio de buena parte de sus integrantes no cuenta con las instituciones que le permitirían resolver sus conflictos de manera civilizada. Aunque el Congreso existe y en ocasiones diputados y senadores bien remunerados asisten a las sesiones, la mayoría siente que es una cáscara hueca, una fachada que cumple una función meramente simbólica, razón por la que su prestigio está por los suelos.

Siempre es tentador imputar el desprecio generalizado por el Congreso a la calidad defectuosa de la clase política actual, pasando por alto el hecho de que de quererlo la ciudadanía podría reemplazarla por otra más digna de su respeto. Sin embargo, incluso en etapas signadas por crisis económicas y sociales tremendas el electorado se ha mostrado remiso a aprovechar las oportunidades para expulsar a los obsecuentes ineptos para que tomen su lugar personas presuntamente mejor preparadas; en los comicios que siguieron a meses en que parecía que la mayoría quería que se fueran todos, casi todos los así denostados resultaron reelegidos.

Los Kirchner distan de ser los únicos responsables de la virtual marginación del Congreso. Sin la colaboración entusiasta del grueso de los legisladores el Congreso no se hubiera degenerado en lo que muchos califican de una “escribanía” que se limite a aprobar a libro cerrado todo cuanto le envía el Poder Ejecutivo. Por desgracia, la Argentina es un país hiperpresidencialista en que son demasiados los parlamentarios que están más que dispuestos a ceder poder –si se trata de superpoderes, tanto mejor– al Líder Máximo, para que maneje los asuntos nacionales a su antojo. Además de posibilitar enfrentamientos ruinosos como el del Gobierno y el campo, que desde hace más de cien días está provocando estragos irreparables en la economía y poniendo en peligro la paz social, este arreglo expone al presidente a tentaciones que, si cae en ellas, andando el tiempo podrían suponerle un destino muy triste. Cambiarlo no será nada fácil, pero a menos que el país logre dotarse de un sistema menos caudillista seguirán produciéndose situaciones en que sea forzoso elegir entre resignarse a ser gobernado por personas repudiadas por la mayoría abrumadora de la población y correr los riesgos que serían planteados por eventuales intentos de destituirlas desde la calle.

Consciente de esta realidad, el gobernador santafesino Hermes Binner les avisó a los Kirchner que “esta manera de gobernar está llegando a su fin” y que por lo tanto convendría “transitar hacia formas más participativas de democracia” como las de los países europeos. Por su parte, el vicepresidente Julio César Cobos, luego de ensañarse con el fatídico estilo K pidiendo que se dejen atrás “los agravios, la búsqueda de culpables, la intolerancia”, reivindicó al Congreso Nacional al señalar que es el “lugar por excelencia de la expresión de la pluralidad y representatividad de una sociedad democrática”. Cristina acusó recibo del mensaje. Para salir del pantano en que se había hundido hasta el cuello, optó por permitir que el Congreso apruebe o rechace las retenciones. Si bien la Presidenta confía en que la mayoría oficialista asegurará que sean ratificadas sin que procure modificar una sola coma, se trataba de una concesión significante. Al fin y al cabo, es más o menos lo que las entidades del campo y la oposición reclamaban desde el vamos.

Hasta ahora Cristina no ha sido el blanco principal de los cacerolazos. Los del sábado y del lunes pasados se dirigieron contra la voluntad del Gobierno de emplear la violencia para reprimir a quienes protestaban so pretexto de que tramaban un golpe de Estado. El espectáculo brindado por los gendarmes que agarraron a Alfredo De Angeli, por los batatas rufianescos reclutados por el secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno, por los encapuchados que se encargaron de dispersar a manifestantes congregados frente a la residencia presidencial de Olivos y, lo que resultó ser todavía más incendiario, por el pedido de Luis D’Elía de que el “pueblo” –es decir, el grupo de sus seguidores– sea armado para defender mejor al Gobierno contra las hordas golpistas, hizo temer que el país corriera de prisa hacia una catástrofe decididamente más sanguinaria que la que acompañó la caída de De la Rúa. Como advirtió el intendente de Rosario, Miguel Lifschitz, “nos vamos acercando al precipicio y nadie hace nada”.

El protagonismo de D’Elía, el impulsor original de la concentración en Plaza de Mayo del miércoles último, tiene preocupado a casi todos los habitantes de la Argentina. Aunque en su primera y es de suponer última conferencia de prensa Néstor Kirchner lo desautorizó a medias, afirmando no compartir sus ideas y no creer que “Duhalde está detrás de ningún golpe”, ya se ha instalado la convicción de que D’Elía es su otro yo y que cuando convoca a una guerra a muerte contra los adversarios del Gobierno está expresando a su manera truculenta lo que piensa su amo. Así las cosas, a menos que Kirchner encuentre la forma de abozalar a su rottweiler favorito, éste continuará brindando motivos irresistibles para salir a la calle a quienes manifiestan sus opiniones aporreando cacerolas, ollas o cualquier otro utensilio metálico.

Para los peronistas, el hecho de que con la eventual excepción de Plaza de Mayo y sus alrededores la calle pertenezca a una oposición multitudinaria amorfa es todo un desafío. El mito fundacional de su movimiento da un lugar de privilegio a la muchedumbre y cada tanto se sienten constreñidos a procurar volver a realizar, aunque sea de modo claramente artificial, los acontecimientos que culminaron el 17 de octubre de 1946. Toda vez que las circunstancias parecen exigirlo, repiten los mismos ritos, lo que hoy en día es un ejercicio sumamente caro costeado en última instancia por los contribuyentes, ya que los intendentes del conurbano y de distritos más alejados, los “luchadores sociales” y otros que dependen de la munificencia presidencial se saben obligados a transportar a Plaza de Mayo una cantidad adecuada de gente para hacer número y, si pueden, a llamar la atención del jefe a los resultados de sus esfuerzos.

¡Cuánta envidia sentirán los kirchneristas cuando piensan en los cacerolazos masivos que nadie tiene que organizar! Sin gastar un solo centavo salvo los supuestos por el uso del celular para difundir mensajes de texto, en un par de horas los enojados con el Gobierno pueden convocar a decenas de miles de manifestantes. Lo único que necesitan es un buen pretexto, pero puesto que el Gobierno y sus adalides raramente dejan pasar un día sin cometer al menos una barbaridad, tienen asegurado un suministro constante de motivos para ir a la cocina y escoger el instrumento que les parece más apropiado para hacer ruido, para entonces reunirse con otros manifestantes de sentimientos similares.

Por James Neilson, periodista y analista político, ex director de “The Buenos Aires Herald”. | Ilustración: Pablo Temes.

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11.6.08

- OLVIDO -




Cuando el olvido es un problema


María Elena Navas
BBC Ciencia



¿Se le olvidan las llaves de la casa a menudo? ¿Tiende a no recordar el nombre de esa persona que ve diariamente? ¿Suele olvidar el camino de regreso a casa?

La prueba puede definir cuando una persona sufre deterioro cognitivo leve.
Hay olvidos que nos pasan a todos y olvidos que pueden ser síntoma precoz de la enfermedad de Alzheimer.

Pero hasta ahora había sido difícil diferenciar cuándo se trata de un deterioro cognitivo normal y cuándo este deterioro es un signo precoz de demencia.

Ahora científicos argentinos diseñaron una serie de pruebas con las cuales, dicen, se puede identificar al grupo de personas en mayor riesgo de desarrollar Alzheimer.

"Se trata de identificar lo que llamamos deterioro cognitivo leve (DCL)" dijo a BBC Ciencia el doctor Facundo Manes, Director del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro y del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) en Argentina, quien dirigió el estudio.

"Ésta es una "zona gris" entre el olvido normal de la edad avanzada y el olvido patológico que se presenta con la enfermedad de Alzheimer, cuando los problemas cognitivos tienen un impacto en la vida diaria"

Etapa inicial

El estudio de la demencia se ha tornado cada vez más sofisticado pero hasta ahora no se ha podido definir apropiadamente a un grupo de personas que pueden presentar un deterioro cognitivo pero que no cumplen los criterios para el diagnóstico de Alzheimer.

Y a la vez, detectar a aquéllos que podrían estar en mayor riesgo de desarrollarlo.

El deterioro cognitivo leve podría ser la etapa que conduce a Alzheimer.
Tal como explica el científico, el objetivo de la investigación publicada en Journal of Neurology (Revista de Neurología), fue poder identificar a los individuos que presentan el DCL.

Según el investigador, "nos interesa estudiar a este grupo de pacientes con deterioro cognitivo leve porque creemos que es el estado precursor o la etapa predemencial de la enfermedad de Alzheimer".

Éste, agrega, es el estadio ideal para empezar con el tratamiento de los problemas cognitivos.

"Nos dimos cuenta que había muchos pacientes que consultaban a la clínica de memoria y al hacerles la evaluación cognitiva el resultado era normal, no se detectaba pérdida de memoria", dice Facundo Manes.

"Pero a pesar de esto, el paciente seguía quejándose".
La prueba incluye leer y comprender una historia y repetirla. A la media hora el paciente debe repetirla otra vez.

"Pero lo que hicimos ahora fue modificar esa evaluación cognitiva y pedirle al paciente que recuerde la historia a las seis semanas".


Los científicos se dieron cuenta de que la mitad de los pacientes que se quejaban de su memoria y que resultaban normales en la prueba de evaluación cognitiva, mostraban a las seis semanas un comportamiento de pérdida de memoria como el deterioro cognitivo leve.

"Así logramos detectar a pacientes que con los métodos tradicionales cognitivos no hubieran sido identificados y que cumplen el criterio del DCL", dice el investigador.

Progreso

Aunque todavía no se tiene una cura para la enfermedad de Alzheimer, sí existen tratamientos farmacológicos y no farmacológicos que pueden retrasar la progresión de la enfermedad.

Cuanto antes podamos detectar el deterioro cognitivo, mayor autonomía podremos darle al paciente y mayor la posibilidad de que pueda planear su futuro mientras conserva la capacidad de hacerlo

Y éstos también pueden mejorar la calidad de vida del paciente y de la familia.

Pero tal como señalan los expertos, es esencial detectar la enfermedad de forma temprana y precisa para poder ofrecer al paciente el mejor tratamiento disponible.

"Actualmente hay más de 60 investigaciones de diferentes fármacos por lo cual es muy importante poder disponer de un estadio precoz de la enfermedad para la investigación de nuevas terapias".

Según los investigadores, éste es el primer estudio que propone el deterioro cognitivo leve como un factor de riesgo para desarrollar Alzheimer.

Por lo cual es necesario llevar a cabo más investigaciones para confirmarlo.

Hasta ahora, dice Facundo Manes, lo que se ha demostrado es que el riesgo de una persona de 65 años de desarrollar Alzheimer es de 1,5%.

Pero el riesgo de desarrollar la enfermedad en una persona de 65 años que presenta deterioro cognitivo leve es del 15 al 20%.

"Es por eso que pensamos que el DCL es el comienzo muy inicial de la enfermedad de Alzheimer".

"Y cuanto antes podamos detectar el deterioro cognitivo, mayor autonomía podremos darle al paciente y mayor la posibilidad de que pueda planear su futuro mientras conserva la capacidad de hacerlo", afirma el experto.

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1.6.08

- CHIPS -




Chips más delgados que un cabello


Es muy alentadora la noticia del trabajo conjunto que están realizando la Universidad Nacional Chiao Tung de Taiwan y nuestra Universidad Nacional del Sur en el diseño de circuitos integrados (chips) cuyas aplicaciones son múltiples y sus tamaños realmente asombrosos, por su extrema delgadez.

Uno de los acuerdos firmados prevé el intercambio de docentes universitarios y estudiantes de doctorado en ingeniería electrónica para iniciar proyectos de investigación que puedan ser patentados y comercializados. El primero de esos proyectos, generado en Taiwan, será el desarrollo de una retina electrónica, con capacidad para ayudar a las personas ciegas, a causa de traumas o accidentes, a recuperar la visión.

El rector del Sistema Universitario de Taiwan, que reúne a las cuatro universidades nacionales de ese país, opina que la Argentina "es uno de los países con gran potencial en el diseño y la investigación de este tipo de tecnología". También afirma que durante el curso de este año fabricarán el primer chip diseñado por expertos de ambos países.

El coordinador del Programa de Extensión y Desarrollo del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), ingeniero Alberto Anesini, señaló "que todavía son pocos los estudiantes argentinos que tienen un nivel suficientemente avanzado como para participar en este intercambio, como consecuencia de la falta de puestos de trabajo". Por eso considera necesario obtener apoyo gubernamental e incentivar a las pymes a que propongan y desarrollen proyectos de electrónica integrada.

Otro acuerdo involucra a la Universidad Católica de Córdoba en el desarrollo de software microintegrado, circuitos de comunicación móvil e inalámbrica, y elementos para el cuidado de la salud, con la idea de crear más adelante un polo tecnológico en Bahía Blanca.

Entre los muchos hechos que estos datos nos revelan uno muy significativo es el reconocimiento que nos hace un país cuya trayectoria en estas especialidades no se puede discutir. Resultaría realmente reconfortante que proyectos de este tipo pudieran llegar a buen puerto, porque se trata, nada más ni nada menos, del nuevo mundo que avanza.

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23.5.08

- FRANQUICIAS -



Franchising:

el abc del win to win



Nada escapa a las nuevas tendencias. Ni siquiera las franquicias, un modelo de negocio que en 2007 creció un 14 por ciento en la Argentina, superando los 16 mil millones de pesos en facturación. Para el año en curso, ya se proyecta un crecimiento similar y más innovaciones. Así, comprometidos con las últimos dictados del mercado, el modelo pisa fuerte. Su auge responde, según los especialistas, a que demuestra ser la herramienta de expansión comercial más segura y menos riesgosa para invertir y obtener los beneficios de un método de distribución, junto a un sistema de valorización de una empresa. Los rubros más calientes, las oportunidades en el interior y el sistema for export, en esta nota.

En Argentina, el negocio de franquicias representa hoy aproximadamente el 20 por ciento de las ventas del comercio minorista. Según un estudio de mercado realizado en forma conjunta por la Asociación Argentina de Franchising y la Escuela de Dirección y Negocios Universidad Austral, se contaron al año pasado un total de 400 conceptos de negocios en franquicias en el país. Son 18.500 puntos de venta que emplean a más de 150 mil personas. Su facturación representa al 2 por ciento del PBI nacional. Según el informe, en los dos primeros años se recupera la inversión y una de cada 5 personas tiene en evaluación un proyecto de franquicia. Para el 2008 se prevé una incorporación de 50 nuevas empresas que sumarían 1700 puntos de venta y 10.500 empleados.

Negocio para dos

La franquicia se define como un sistema de colaboración entre dos partes jurídicamente independientes, vinculadas entre sí a través de un contrato mediante el cual la empresa franquiciadora cede, a cambio de cierta remuneración económica, el derecho a utilizar su marca comercial y su "saber hacer" empresarial, por un tiempo limitado y en un territorio determinado. El negocio se apoya en la instalación progresiva de locales en puntos de venta estratégicamente seleccionados para la oferta de sus productos. Este modelo de negocio responde a la necesidad de una renovación constante de la oferta de mercado, obligada por la imparable y creciente aparición de nuevos competidores y la exigencia de ofrecer nuevas prestaciones. El sistema consigue un mayor acercamiento al consumidor a través de una especialización centrada en un mejor conocimiento del producto y sobre todo, un mejor servicio y atención. Al basarse en la creación de una red de tiendas que sustenta todo un sistema de distribución y que determina el apoyo de cada uno de los componentes de la red negocio con los otros, crea seguridad, y en consecuencia, mayor fortaleza en el mercado.

Según la Asociación Argentina para el Desarrollo de la Pequeña y Mediana Empresa, sólo el 90 por ciento de los emprendimientos individuales llega al segundo año de vida. En contraste, la franquicia representa una modalidad más confiable, que asegura unos mínimos de rentabilidad, la calidad del producto franquiciado, su originalidad, y los conocimientos que ya posee una de las partes, el franquiciador, que ofrece la posibilidad a otros de incorporarse al negocio de una cadena de tiendas en funcionamiento.

Claves para elegir bien

El presidente de la Comisión de Consultores de la Asociación Argentina de Franquicias, y presidente del Estudio Canudas, Carlos Canudas, estuvo a cargo la semana pasada de un seminario para guiar a los postulantes a elegir una oportunidad dentro de esta fórmula comercial. Para él, el primer paso es interiorizarse con el sistema para evaluar sus ventajas e inconvenientes. Se deberá comenzar por un análisis de la situación actual de los distintos sectores de actividad y sus perspectivas, sus respectivos mercados, la legislación aplicable tanto nacional, provincial y municipal que afectan a esos rubros. Asimismo se deberá evaluar la competencia, la rentabilidad, las fortalezas y las debilidades.

Decidido el sector de actividad, el siguiente paso es efectuar la investigación de la franquicia más apropiada de acuerdo al proyecto personal de cada uno. De esta forma, recomienda averiguar: antecedentes de la empresa franquiciante, filosofía y concepto de negocio, valores diferenciales e innovadores frente a la competencia, estructura de la franquicia y modo de explotación, perfil del consumidor, características del contrato (duración, derechos y obligaciones de las partes, renovación y resolución, exclusividad territorial), obligaciones financieras del franquiciado. Una vez hecho esto, habrá que comprobar la veracidad de la información recibida mediante su contraste con la que brinden los ya franquiciados de la cadena. Esto implica consultar no sólo a la gente que le indicaron que puede preguntarles. Visitando locales, conociendo a sus clientes, se podrá tener una visión más acabada del negocio.

Sin embargo, el consultor resalta que ningún análisis tendrá sentido si no se toma conciencia de que todo dependerá del franquiciante: de su iniciativa, de su sacrificio y del compromiso a respetar las técnicas de gestión del franquiciante. “Reunir los requisitos personales y económicos necesarios, y realizar una adecuada elección, son las condiciones indispensables para garantizar el éxito de una franquicia”.

Vender el concepto de negocio

“El indudable éxito de las franquicias en el mundo se debe, sin duda, a que es el modelo óptimo para expandir un negocio en un período corto de tiempo. Hay menos riesgo para la inversión que se hace y se logran los beneficios de la sinergia que representa pertenecer a una red nacional, regional o inclusive mundial”, señala Canudas.

“Cada vez lo que se vende es menos el producto y más el concepto de negocio”. El experto subraya así como la fórmula comercial repercute en el fortalecimiento y la preservación de la marca, con rédito para ambos lados del negocio. También en los dos sentidos, existe la ventaja de la baja inversión en aras de la expansión.
Asimismo, para el franquiciante redunda en mayor eficiencia operativa en las nuevas unidades directamente operadas y supervisadas, el incremento en la cobertura y desarrollo de mercados y con el cobro de la cuota inicial, se recupera a mediano plazo la inversión realizada en el desarrollo del sistema de franquicias, además de la rentabilidad por el cobro de regalías mensuales.

En cuanto al franquiciado, los beneficios son: la reducción de riesgos e incertidumbres al invertir en un negocio probado, la innovación permanente en aspectos metodológicos y tecnológicos, la asistencia técnica permanente en la operación del negocio franquiciado, a cargo de expertos, el adiestramiento en procesos productivos de bienes o servicios, el acceso a programas de promoción y publicidad y el incremento en su prestigio personal al involucrarse en un concepto de negocio.

Canuda resalta: “el sistema de Franchising es un método de distribución pero también un método de valorización de una empresa en los aspectos intangibles del negocio, promocionando la imagen que es decididamente lo perdurable”.
El franchising se traduce así en una relación continua de interacción entre el franquiciante y su red de franquiciados brindándoles a éstos asistencia continua sustentada en el "know-how" ya experimentado exitosamente, plasmado en el manual operativo. “A su vez la marca, síntesis de la imagen corporativa de la red, es conocida, exitosa y, por tanto, confiable. Pero a esto, se suma la continua renovación de la originalidad de parte del franquiciante, generando nuevos estilos y rescatando las experiencias de los integrantes de la red”.

Tomar la decisión de desarrollar una red de unidades comerciales por el sistema de franchising es, según el especialista, “adoptar una cultura de negocios donde el franquiciante crece con la inversión de otros (los franquiciados) y, el franquiciado, se integra y compra la prueba final de un negocio ya probado, exitoso, evitando pagar el derecho de piso inevitable al actuar como cuentapropista”.

Franquicias vs. negocios individuales

¿A qué obedece que las franquicias funcionen mejor que las pequeñas empresas independientes? Según Canuda, esto tiene que ver con varios factores. En primer lugar, el perfil de los franquiciados. “La mayoría de los franquiciantes elaboran un perfil de franquiciado para gestionar sus franquicias y luego los eligen en consecuencia”. En cuanto a la ubicación de los negocios, “los franquiciantes tienden a colaborar o controlar la selección de las ubicaciones, lo que previene saturación de mercado”. Además, “las franquicias suelen estar localizadas en instalaciones especializadas – shoppings, centros comerciales - en lugar que en cualquier calle”. A lo que se le suma que los clientes usualmente aprecian la calidad y consistencia de marcas ya probadas y también la de sus productos o servicios. Finalmente, el consultor afirma que las franquicias crecen en base a una transferencia de información bidireccional intensiva, y se constituye en una fuente de ideas permanente que enriquece el negocio y la marca.

Oportunidades, zonas y ramos

“Históricamente, la gastronomía cubrió el 30 por ciento dentro de lo que es franquicias, después le siguió la indumentaria, que hoy por hoy tiene más fuerza que el tema de la gastronomía, sobre todo porque la franquicia está yendo mucho al interior y allá el tema de las marcas de indumentaria es muy solicitado, motivado por el fuerte ingreso que hay en este momento por el turismo, el petróleo y el campo”, resume Canuda. Existen puntos neurálgicos en donde la fórmula de la franquicia es furor: Neuquén, Comodoro Rivadavia, Mendoza, Salta y Ushuaia. También en alguna medida, Córdoba y Santa Fe. En cuanto a rubros, hay una avidez por el tema de las cafeterías. “Estas han cambiado, se han segmentado, pero todas tienden a ser lo que se llama un café gourmet, donde el centro pareciera ser cafetería pero algunos la acompañan con alfajores, otros con muy buena pastelería, otra con diferentes tipos de café”.

Lo cierto es que el sector siente el movimiento de la apertura de la cadena internacional Starbucks, que se instala en el país, haciendo la apuesta de liderar el mercado en Sudamérica. “En las marcas que ya estaban, preparándose para la llegada de esto, adoptando algunas estrategias como la venta de música, el famoso vasito para poder llevar. Esto lo hizo Aroma, Havanna, para ir preparando el mercado y que no vengan ellos con la novedad. Y por otro lado, la incorporación de un montón de otros locales de grandes cafeteros, como los 5 Hispanos o La Morenita o Fel Fort, que se está lanzando asociado al tema del chocolate, es decir, se ha trabajado sobre el concepto de negocios”.

A la orden del día

“Creo que la tendencia del retail hoy por hoy es transformar la simple venta de un producto en una experiencia de consumo maravillosa. Cuando compras ropa interior no compras ropa interior sino, sensualidad. Al entrar al local tiene que haber cierto perfume, las texturas y colores del pack tienen que reforzar esto e inspirar los cinco sentidos”, explica el consultor.

En cuanto nuevos rubros, el experto destaca: “De los 70 ramos que practican franquicia en la Argentina, recientemente se incorporó uno que se refiere a todo lo que sea accesorios de autos con un concepto distinto a los locales de Warnes. Con una impronta más bien de boutique del automóvil, donde la estrategia se acompaña de un proceso de venta asistida, un entorno confortable y tecnológico y cierta apertura a un público femenino”.

Si hay que hablar de tendencias, el auge en esta modalidad serán, en un futuro cercano, los servicios. “Primero porque requieren menos inversiones, después porque han sido rubros que no han sido atacados de la mano de la franquicia. Hablo de soluciones técnicas en las casas y/o oficinas, por ejemplo. También crecerá mucho todo lo relacionado a entretenimientos y a la mujer en general: belleza, cosméticos, accesorios de moda”.

La plataforma de despegue que soportará estos vaticinios es sin duda la de los centros comerciales. “Hay 47 shoppings en construcción y de acá al 2009 vamos a tener 126 shoppings, en los cuales se compra el 15 por ciento del mercado. La tendencia es que llegue al 24. - grafica Canuda-. Los shoppings son primos de las marcas y las marcas son primas hermanas de las franquicias. Muchas de las marcas fueron creadas gracias a los shoppings. Aunque, eso sí, la puesta en marcha de una franquicia requiere, entre otras cosas, el estudio de su identidad corporativa. Crear la marca, y luego implementarla en todos sus productos y en cada uno de sus puntos de venta, respetando al pie de la letra el manual corporativo de la empresa para su aplicación. De nada vale crear una marca si luego no respetamos su concepción. Una marca que no se respete a sí misma jamás tendrá valor de mercado; en cambio, si la cuidamos, su valor podría multiplicarse. Es un fenómeno que influye en las actitudes y hábitos de consumo de un producto, cuya calidad es difícilmente aceptada antes de su uso, pero si el consumidor conoce y confía en una marca esto actúa como un aval en su adquisición, por lo tanto le da confianza en el momento de decidir la compra”.

Franchising por export

La ventaja local en este negocio es que los argentinos son vistos en el exterior como “gente de buen gusto”, formadores de tendencias. No es extraño entonces que muchas marcas argentinas hayan logrado abrir franquicias en el exterior: Grisino, la marca de indumentaria infantil para nenes y nenas, tiene 17 franquicias, además de 11 locales propios. Gracias a esta modalidad de negocio se posicionó en Capital Federal, Salta, Mar del Plata, Bariloche, e inclusive en Colombia y Paraguay. Además tiene proyectadas dos inauguraciones próximas en la Ciudad de Buenos Aires; Boating, empresa de calzado e indumentaria de cuero, ya cuenta con 12 puntos de venta propios y 6 franquicias. Además proyecta la apertura de otros dos locales para lo que queda del año; Kout es otra marca de jeans que lanza un ambicioso plan de franquicias, hoy cuenta con 15 locales propios, de los cuales 9 son franquiciados. La idea de los directivos es abrir durante el 2008, ocho puntos de venta exclusivos bajo esta modalidad; Arredo es otra cuenta de ropa para el hogar que se está expandiendo rápidamente, once de sus 34 locales son franquicias, incluyendo 6 internacionales (en Uruguay y Bolivia).

Negocio interactivo

“Como en todos los ámbitos, este modelo comenzó a tomar las tendencias de mayor interacción y participación de los franquiciados en lo que se llama Franchising 2.0. Esto apunta a la activa intervención en la marca: por ejemplo la idea del menú andino, en Mendoza, asociados a una marca de vino, con un menú típico, fue idea del franquiciado de McDonald´s y explotó en ventas”.

Pero además, como actor en este “juego”, está el consumidor y la interacción con él. Frente a la tradicional web, ya casi del siglo pasado, surgió con fuerza el fenómeno de las web 2.0, la idea del concepto, es la interrelación y la comunicación interactiva con el usuario, frente a la comunicación vertical, del formato unidimensional, menos accesible y más difícil de actualizar. Los blogs, los marcadores dinámicos, las suscripciones, los gráficos en 3D, el uso de Internet , frente al sólo un rato, son la tendencia que inunda la post nueva economía. En este sentido, también el rubro de los autoservicios en accesorios automotrices llevan la delantera. Integrada a la marca, cada sucursal de Michelin tiene su desarrollo web, a partir de lo cual intercambian mensajes, sugerencias e información con los clientes. “Hacia allí hay que caminar”, señala Canuda.

Malen Lesser
Revista Infobrand

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17.5.08

- LO QUE NOS PASA -




Me gustó mucho el video colgado de You Tube
TN Palabras + Palabras -

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6.5.08

- BOLIVIA -




Una advertencia para Evo Morales


Una vez disuelta la efervescencia que provocó el referéndum revocatorio en el departamento boliviano de Santa Cruz, el presidente Evo Morales y el prefecto (gobernador) Rubén Costas deberán definir con serenidad qué modelo de república pretenden. Lejos de la conveniencia de ambos, y del país en sí, está la fundación de una segunda república como consecuencia de una fractura, más allá de que otros tres departamentos de la rica Media Luna andina, Tarija, Pando y Beni, tengan previsto convocar el mes próximo sus propios referéndums revocatorios.

La médula del debate, más allá de las diferencias étnicas, sociales y políticas entre las dos caras de Bolivia, no pasa, en realidad, por la división, sino por la reasignación de los recursos. Santa Cruz, con 2,5 millones de habitantes y escasos niveles de pobreza y desempleo, aporta casi el 30 por ciento del producto bruto interno (PBI). Sus exportaciones representan más de la mitad del total nacional. A su vez, sus tierras cultivadas suponen el 40 por ciento del país, y debajo de ellas se encuentra gran parte de la riqueza gasífera y petrolera.

En el referéndum, como estaba previsto, el 85 por ciento aprobó la autonomía. Morales, sin embargo, consideró un fracaso el resultado, sobre todo por el alto índice de abstención y de votos negativos, del orden del 50 por ciento. Visto de ese modo, en medio de un clima de violencia que causó una veintena de heridos en enfrentamientos entre grupos rivales, cada uno interpretó a su manera el pronunciamiento popular, de modo de acopiar fuerzas frente a aquello que debería esperarse: una discusión seria en lugar de una batalla insensata.

Es evidente que Morales no estuvo a la altura de las circunstancias si se trataba de predicar por la unidad, como corresponde a todo presidente constitucional, y que la intromisión de su par de Venezuela, Hugo Chávez, con sus denuncias contra los presuntos planes desestabilizadores de los Estados Unidos, un flaco favor les han hecho a él y su pueblo. En momentos de tensión, en los cuales un país hermano parece a punto de desangrarse, no es necesario que un tercero en discordia siembre aún más cizaña con el afán de llevar agua para su molino.

Es importante que los gobiernos de la región, involucrados en hallar una solución para Bolivia desde los tiempos del presidente depuesto Gonzalo Sánchez de Lozada, reafirmen su compromiso con la unidad de los sectores en pugna. Lo han hecho los de la Argentina, Brasil y Colombia. Enhorabuena. Ese gesto, más allá de ser positivo, también expresa, en especial en la Argentina y Brasil, una señal de preocupación por la dependencia que ambos tienen del gas boliviano.

En la puja política, Morales insiste en la reforma constitucional aprobada sólo por el oficialismo en la Asamblea Constituyente de noviembre último. La negación del otro, en este caso del reclamo de autonomía de Santa Cruz, no ayuda. Menos aún ayuda su provocador saludo a "la rebelión" desatada por aquellos que se resistieron a votar "un estatuto ilegal e inconstitucional". En eso, precisamente, le dio la razón la Organización de Estados Americanos (OEA).

Ningún presidente puede vivir en guerra permanente con aquellos que no concuerdan con él, excepto que ése sea su plan de gobierno o su método de amasar poder. Si la Corte Nacional Electoral desconoció la votación y prometió no validar el resultado, ¿qué fin persigue Morales con esa suerte de llamado a la revancha? Debió hacer un llamado a la unidad sin que ello significara falta de firmeza ni omisión de la discriminación que suelen padecer los indígenas.

En principio, Bolivia se dobla, pero no se rompe. La victoria del sí en Santa Cruz es el comienzo de un camino en el cual el presidente Morales y el prefecto Costas, referentes de los sectores en pugna, deben hallar un punto de contacto para definir el perfil de una república que ya no será como antes. El resultado del referéndum implica un duro golpe a la reforma agraria impulsada por el gobierno en su intento de reivindicar los derechos indígenas.

Los gobiernos que se identifican con la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), impulsada por Chávez, coincidieron en darle un matiz ideológico al referéndum de Santa Cruz. Venezuela, Nicaragua y Cuba denunciaron un plan desestabilizador de los Estados Unidos. Supongamos que fuera cierto. Nada mejor entonces que suturar las heridas para abortarlo en lugar de profundizarlas aún más con aplausos a "la rebelión", como hizo Morales con la complicidad de Chávez.

El estado de crispación en nada contribuye a la consolidación de la democracia ni a la integración regional. En Bolivia no deben ser exaltadas las diferencias, sino aplacadas. El primer presidente aymara de la historia debe demostrar que puede gobernar para todos, porque, en definitiva, todos esperan eso de él, así como el despegue, de una vez por todas, de un país con necesidades en la superficie y gran riqueza en el subsuelo. El día que logre equiparar ambas realidades, y tienda a la unidad en desmedro de la división, dejará de ser el más pobre y conflictivo de América del Sur.

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2.5.08

- FFCC -




Tren bala y tren blanco


Por Alicia Dujovne Ortiz
Para LA NACION



Cada mañana, por Radio Classique, la radio francesa que transmite exclusivamente música clásica, me veo obligada a escuchar noticias y publicidades financieras, sin duda, porque la emisora considera que los amantes de esa música son los banqueros y los empresarios. De todas esas propagandas, la que más dentera me produce es la del TGV Pro. Traduzco: el tren de gran velocidad, al que los argentinos llamamos "tren bala", dedicado, en este caso, a los profesionales.

Un locutor que se derrite como la cera musita fascinado: "El Pro no tiene tiempo que perder; el Pro mientras viaja necesita trabajar, trabajar y trabajar sin distraerse un minuto; al Pro debemos llevarle la comida a su asiento para que no tenga que levantarse a buscarla en el coche comedor, el Pro...". Y ya no sé cómo sigue, porque al llegar aquí, apago.

Pero el susurro calenturiento ha logrado su objetivo, instándome a recordar mis propias experiencias en algún TGV que me ha tocado tomar, para ir, por ejemplo, de París a Lyon.

Era limpio, eso sí. Limpio y silencioso como un templo, o como un hospital de cualquier lugar como la gente, vale decir, no uno de nuestro conurbano. Inútil aclarar que en el recinto entre metálico y aterciopelado no volaba una mosca, porque ninguna sobreviviría en semejante ambiente, allí donde los Pro consultan calladitos sus mínimas computadoras, mientras por la ventanilla circula suavemente un paisaje tan planchado, peinado y manicurado como el del interior del coche.

Un paisaje, eso sí, sin demasiados pesticidas mortíferos ni plantaciones de OGN (organismos genéticamente modificados), porque esas cosas, en el Primer Mundo, están prohibidas.

Así, pues, cada mañana, mientras apago la radio para acallar a los Pro con sus poco envidiables almuerzos tragados a los apurones entre aparatos varios (por hábiles que sean, la operación conlleva un riesgo para el teclado de la portátil y la raya del pantalón), pienso en las diferentes connotaciones que para cada uno de nosotros adopta la palabra "tren".

Connotaciones siniestras es lo que sobra: en Europa, los vagones de ganado que iban a Auschwitz han quedado tan grabados en las conciencias que un líder de ultraderecha como Le Pen eligió esa imagen ferroviaria para sus provocaciones antisemitas. Y en la Argentina, la célebre conversación entre Lucio V. Mansilla y el cacique Mariano Rosas nos ha quedado sonando en la memoria. "Habla la verdad, hermano -le dijo el jefe indio al dandy de capa roja que le metía por los ojos el tratado de paz-. Ustedes, los blancos, quieren hacernos desaparecer para que el ferrocarril pase por nuestras tierras."

Connotaciones alegres, por supuesto, tampoco faltan: aquellos trenes carreta que nos tomábamos para largarnos de vacaciones a cualquier punto del país, porque total qué apuro había si viajábamos fantaseando con un sulky y un caballito tranquilo de los que se espantan los bichos contrayendo la grupa.

Eran trenes que no parecían aludir ni a un poder asesino ni al contraste entre una población condenada y otra victoriosa, sino sencillamente a un avance, a un progreso que, en el caso de los ranqueles, había costado caro, es cierto, pero que ya formaba parte de nuestras costumbres y funcionaba bien.

En todo caso, cuando la locomotora entraba humeante y fragorosa en los pueblitos más apartados de la Argentina, las chicas se vestían de fiesta para verla llegar, esperanzadas, a ver si el novio aparecía. Después de haber sido instrumento de muerte, el ferrocarril llevaba vida e ilusiones de Norte a Sur.

Lo anterior va sólo a manera de meditación de índole socioafectiva: algo habrá en el tracatraca de los trenes que nos resulta entrañable, y por algo será que su progresiva desaparición genera, por motivos simétricamente opuestos, un sentimiento de desamparo similar al del cacique adoptado por Rosas. Hace muy poco, una chica que logró el milagro de viajar en tren de Córdoba a Buenos Aires me contó que la gente en las estaciones los aplaudía. Era una reconquista digna de que la banda del pueblo la celebrara con bombo y platillo.

Un caso aislado, por desgracia. ¿Quién podría recibir con marchitas eufóricas a los aterradores ómnibus de dos pisos que se bambolean a punto de caer a un lado u otro para quedar de canto y cuya definitiva erradicación por causa de máximo peligro todavía esperamos?

Nuestra realidad de hoy es una Argentina sin trenes, con 870 pueblos fantasma, tan condenados al olvido como antes las tolderías. Así lo afirma Juan Carlos Cena, integrante del Movimiento Nacional por la Recuperación de los Ferrocarriles Argentinos, en su muy bien documentado libro El ferrocidio .

Como muchos otros observadores, entre los que citaré a aquellos cuyos mensajes he recibido directa o indirectamente en estas lejanas tierras -el escritor Mempo Giardinelli y el cineasta Pino Solanas-, Cena califica el proyecto de TGV argentino, o de tren bala, de "desatino nacional". Esa clase de desatino que siempre va unido al gigantismo.

Restaurados como se debe, los trencitos normales tardarían apenas 45 minutos más que el esplendoroso invento francés en unir Buenos Aires y Rosario.

Antes había en esa línea dos trenes a la mañana y dos a la tarde, y cuando digo "trenes" me refiero a esas conocidas longanizas con la locomotora en la punta donde podía viajar cualquiera, no a la bala ultramoderna, donde el boleto a la citada ciudad, ida y vuelta, en segunda clase, costará, según calculan, la bonita suma de 470 pesos y que, por consiguiente, sólo podrá ser frecuentada por la versión local del Pro que se atraganta a solas en su asiento, porque la fiebre de ganancias le impide saborear un bife conversando con algún congénere y gozando de un poquito de paz.

Es curioso cómo lo ferroviario se ha convertido en metáfora de las desigualdades sociales en la Argentina. En las últimas estribaciones de los 90, solía yo tomarme un tren azul eléctrico que, pasando por Olivos y Acassuso, terminaba en un sitio perdido de la Tierra llamado, no sin ironía, Victoria. Durante el verano, la refrigeración era tan exagerada que se volvía necesario llevar bufanda.

Por ese tiempo, los cartoneros todavía no habían conseguido su tren blanco, de modo que subían con sus opacos tesoros al resplandeciente medio de transporte no pensado para ellos. Ante su presencia, el tono eléctrico de este último rozaba el cortocircuito. A todas luces, los usuarios de este tren bien pintado y lustrado estaban lejos de apreciar las pilas de basura en equilibrio sobre los imaginativos carritos. Así que se quejaron, y los cartoneros tuvieron su propio tren.

Con o sin él, resulta de todos modos interesante observar la transformación de la realidad a partir de la estación Victoria. Es como si allí terminara un mundo y comenzara otro. El de este lado lo conocemos; el del otro cuenta con un trencito sin vidrios en las ventanillas, por donde entran la tierra, el solazo y algunas piedras, sin cuero en los asientos, o bien, directamente, sin asientos, que sale de Victoria medio ladeado, como esos perros callejeros cuando trotan esquivando sus cuartos traseros en previsión del puntapié.

No es un tren específico para cartoneros, sino uno concebido para viajeros de suburbios pobres que no se creen con derecho a echar chispas de indignación, y que, en consecuencia, se aguantan su suerte.

¿Por qué ha sido eliminado el tren blanco de la faz del planeta, sección Argentina? Porque estaba en malas condiciones y se volvía peligroso. Nada cuesta creerlo. Pero ¿por qué no se lo ha reparado o reemplazado para ayudar a esa parte de nuestra población que actúa en pro, no en Pro, de nuestra ecología, seleccionando una basura que ya nadie sabe dónde meter y, de paso, sobreviviendo como puede hasta que algún rey mago aparezca con la promesa cumplida de un "trabajo digno"? Pregunta retórica: si se privilegia el tren bala destinado a unos pocos, antes que los trenes utilizables por muchos, ¿qué puede pesar en la balanza el drama de esas mujeres, esos hombres y esos niños que se ensucian hasta el codo abriendo nuestras bolsas en busca de la perla escondida?

Hace un tiempo, una palabra utilizada por un funcionario del gobierno de la ciudad para justificar la violencia de la policía al desalojar a los cartoneros acantonados, nueva ironía, en ese legendario sitio de cirujas inmortalizado como Pampa y la vía, porque la falta del tren blanco los había dejado de a pie, me ha dejado perpleja. Esa palabra es "impecable". "La actuación de la policía ha sido impecable", sostuvo el funcionario al referirse a los forcejeos de la fuerza pública para vaciar el lugar de desperdicios y de personas consideradas como tales. Una palabra que esconde la idea de la pobreza pecaminosa bajo el poncho del inconsciente.

La energía fumigadora de esa policía que limpió el lugar a manguerazos hasta dejarlo exento de mancha o de pecado coincide con aquellos desalojos de triste memoria: ¿cómo no recordar la destrucción de las villas durante la dictadura? Ni las topadoras que aplastaban las casitas ofrecían la mínima solución de recambio ni este operativo limpieza se muestra preocupado por otra cosa que barrer y pasar el trapo. La expresión de deseo "basura cero" no aparece contrabalanceada por la de "hambre cero". Si los cartoneros se niegan a utilizar los camiones que la ciudad dice ofrecerles a cambio del tren blanco, no ha de ser por capricho: a menos que se insista en considerarlos descerebrados natos, la lógica más elemental indica que su negativa tiene un sentido, puesto que nadie obra en contra de sus propios intereses.

Personas tratadas como animales, trenes de ganado para seres humanos. El que así lo desee puede buscar en Internet los blogs de los usuarios del Ferrocarril Roca, donde podrá enterarse de que sus pasajeros habituales se sienten manipulados como bovinos. Recomiendo en especial un dibujo que representa a dos vacas rumbo a su trabajo, saliendo malhumoradas de un vagón. Vacas de enfurruñado testuz, que ya no miran pasar el tren, sino que deben tomarlo ellas, amontonadas como rumbo al matadero mientras, en un futuro no lejano, los trenes bala pasarán pitando frente a sus ojos, dejando entrever, recortado en el marco de cada ventanilla, el perfil casi romano del hombre que aprovecha.

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24.4.08

- TEVEO -





Observaciones sobre el Observatorio



Por Pablo Mendelevich
Para LA NACION




Nada tan amplio como el verbo observar. Uno lo escucha referido a las aves y lo encuentra encantador. Sobre todo si le viene a la mente un observador de chaleco caqui, bermudas y sandalias que apunta a las copas de los árboles con un inofensivo catalejo. Lo mismo sucede cuando lo que se observa son estrellas, que ni se enteran de que alguien les clava el ojo.

"Observar" significa, en estas ocasiones, mirar atentamente. Y gracias. Desde ya que "observar" adquiere un sonido más áspero cuando significa "cumplir lo mandado". Es lo que siempre prometen nuestros gobernantes cuando juran observar y hacer observar la Constitución en cuanto de ellos dependa, fórmula que ganó fama no sólo por la dificultad de algunos presentadores de pronunciar la be seguida de la ese, sino por la abultada estadística de incumplimientos. Por fin, también es posible observar una religión, un precepto: eso ya no significa mirar ni respetar, sino practicar.

"Observar", como se observa, son muchas cosas.

Ahora bien, ¿qué significa observar medios? ¿Equivale a mirarlos, que es, casualmente, para lo que están hechos? ¿Le está permitido a un observatorio de medios hacer observaciones con el fin de que los observados -a diferencia de lo que sucede con pájaros, truenos y estrellas- corrijan sus imperfecciones? Y si así fuera, ¿cómo se sabe qué son imperfecciones y qué es, simplemente, producto de su naturaleza autárquica? Cuando Cristina Kirchner dice que quiere abrir, o relanzar, el Observatorio de Medios de Comunicación, contra las prácticas discriminatorias, ¿qué quiere observar? ¿Y en cuál acepción del verbo quiere hacerlo?

Muchos no se dieron cuenta, pero estas preguntas esenciales ya fueron respondidas por la propia interesada. Palabras injustamente olvidadas las suyas: si se les hubiera prestado más atención, se habrían ahorrado discusiones frenéticas sobre si el Gobierno tiene o no aspiraciones dominantes cuando habla de un inocente observatorio de medios aplicado a la discriminación.

Por empezar, no fueron sesudos estudios de un émulo de Apold, el legendario Goebbels criollo, ni años de planificación lo que alumbró el entusiasmo oficial por el Observatorio, sino que una mañana la Presidenta lo leyó en un diario y mandó a llamar al que hablaba del tema.

Aclaremos que para descubrir esta improvisación no fue necesario esperar a que se ventilaran documentos secretos guardados durante treinta años. Quien revise el discurso presidencial del 4 de abril verá que la propia Presidenta contó que lo había leído el día anterior en el diario. Más aún: como si ella misma se hubiera constituido de manera precursora en un observatorio, advirtió (apostrofó) que sólo un diario (se refería a Página 12 ) había tenido a bien publicar el pronunciamiento de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA sobre el comportamiento periodístico durante el lock out del campo, en el que, entre otras cosas, se nombraba el Observatorio de Medios contra la Discriminación.

El decano Federico Schuster, firmante de ese pronunciamiento, completó el relato cuando declaró públicamente que, para su asombro, la Presidenta lo había citado en la Casa Rosada después de leer el diario. Puede colegirse que también gracias al diario la Presidenta recordó que había un Observatorio de Medios en el Estado. Véase la frase textual de Cristina Kirchner el día del puntapié inicial: "Hay un observatorio de medios que debe funcionar en la órbita del Comfer precisamente contra la discriminación". E invitó a todos a sumarse a él, lo que quedó sepultado bajo una catarata de consideraciones e insinuaciones sobre falta de pluralidad y equidad de los medios, se supone que privados, ya que a los estatales (sic) no los discriminó.

Cierto malentendido, entonces, pudo haberse generado cuando se desparramó la idea de que el Gobierno tenía un plan para controlar a la prensa a través de un observatorio de medios contra la discriminación. El plan no existía. Lo que existía era una particular manera de entender la discriminación en los medios, a la que el documento de Schuster vino a bendecir con un matasellos académico. Si es que no fue también la generosa palabra "discriminación" lo que cayó del cielo y se ajustó a la ira que había producido en los dos televidentes Kirchner la rebelión agraria. O su relato, como dice la Presidenta.

Inspirada en el texto de Schuster, Cristina Kirchner empaquetó en una pieza oratoria quejumbrosa unos cuantos ítems supuestamente relacionados entre sí por su pertenencia al territorio de la discriminación mediática. Envolvió "la transmisión de una única voz y el silenciamiento de las demás" dentro de un mismo medio, la propiedad de los medios privados, "el rechazo a toda forma discriminatoria que tenga que ver con el color de piel, con la posición social o con la fe religiosa" y el exitismo durante la Guerra de las Malvinas (1982), del cual culpó genéricamente a la prensa, a la que a renglón seguido le facturó una deuda de "calidad institucional". ¿Quién duda de la importancia de estos temas? El problema está en pretender embutirlos dentro de un observatorio estatal con el propósito de "observarlos", quién sabe cómo, so pretexto de que allí se nos cuela, cuándo no, la discriminación, a favor de la cual, no hace falta decirlo, nadie hará una marcha a Plaza de Mayo.

Para muchos periodistas, también para algunas organizaciones no gubernamentales especializadas, para facultades de ciencias de la comunicación y de periodismo que no emiten resoluciones para hacer "repudios" a "coberturas", sino que, en todo caso, elaboran estudios académicos y, por qué no, para aquellos medios en los que se realiza el sano ejercicio de la introspección, la discriminación mediática es una cosa más precisa. No consiste en denominar "paro del campo", o con la menos apropiada palabra "huelga", lo que el lenguaje oficialista prefirió, con todo derecho, llamar lock out . Esa es una cuestión del enfoque que cada cual le da a la información de acuerdo con su línea editorial.

Los periodistas discriminamos, en cambio, con determinados giros idiomáticos que repetimos sin pensar (incluyendo la reiterada costumbre de explicar en las páginas policiales que la occisa era una mujer de singular belleza, lo que estaría alentando a las mujeres feas a circular tranquilas). Discriminamos si decimos que en un accidente fallecieron dos personas y un boliviano. Si presentamos como demonio y casi seguro homicida al hijo homosexual de una mujer asesinada, atento a sus rarezas, y, por supuesto, si nos referimos con desprecio a un piquetero en contraste con un cacerolero y viceversa. Cubrir el paro del campo sobre la base de que importa, y mucho, a diferencia de lo que creyó, por lo menos al principio, el Gobierno, no tiene nada que ver con la discriminación. Sin perjuicio de que en el trabajo periodístico -ahora en estas largas tres semanas sobre el campo, pero lamentablemente, también, en todos los demás- haya una cuota de exabruptos con propulsión a prejuicio, o meros productos de la incompetencia.

Lo ideal sería poder discriminar las discriminaciones que cometemos los periodistas y evitarlas. Aunque sin ayuda del Gobierno. Este gobierno, para colmo, no es muy bueno observando: ve mensajes cuasi mafiosos en las mejores caricaturas, descubre de golpe una concentración mediática que hasta ahora le había pasado inadvertida y se entera con la llegada del otoño de que estaba aplicando desde hace años la ley de radiodifusión de Videla sin haberse dado cuenta. Si la idea de discriminación en los medios se confundiera con la de diversidad de enfoques -el mejor aporte de la prensa a la democracia-, estaríamos fritos. Ojalá el Gobierno pueda observar solito la diferencia.

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20.4.08

- OBSERVATORIO -






Vigilar a la prensa libre no es una tarea propia del Estado


La irracional embestida que el gobierno nacional ha lanzado en los últimos días contra la libertad de prensa se basa en una concepción del poder de trasnochada filiación autoritaria. En efecto: se ha anunciado que el periodismo independiente será observado y controlado, de aquí en adelante, como si fuera un apéndice más del sistema institucional del Estado. A esa finalidad estará dedicado, de acuerdo con lo que ha manifestado la propia Presidenta de la Nación, el llamado Observatorio de los Medios de Comunicación, confuso organismo creado en octubre de 2006, sobre el cual han tenido jurisdicción, sucesiva o alternativamente, el Comité Federal de Radiodifusión (Comfer), el Instituto Nacional contra la Discriminación (Inadi) y la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

Por supuesto, la idea de que el periodismo sea objeto de un seguimiento que permita estudiar y conocer en detalle sus tendencias y orientaciones no tiene, en realidad, nada de novedoso, ya que lo propio y natural de los medios periodísticos es estar permanentemente expuestos a la observación pública y, por lo tanto, es inevitable que sus contenidos sean amplia y absolutamente conocidos por los diferentes sectores de la sociedad.

Pero resulta inaceptable que esa tarea de observación y control esté a cargo de organismos pertenecientes a la órbita del Poder Ejecutivo nacional. En un país regido por los altos principios que garantizan la libertad de prensa y la plena diversidad de las opiniones ciudadanas, lo que corresponde es que ese Observatorio de los Medios de Comunicación sea un ente creado y administrado por las organizaciones de la sociedad civil, no un órgano sometido a la vigilancia compulsiva del Estado. Ese es justamente el carácter que revisten esos observatorios en aquellos países comprometidos con el pleno respeto a las libertades de pensamiento, de conciencia, de expresión y de opinión.

El periodismo tiene una misión esencial: contribuir a que los gobernados observen y controlen a los gobernantes. La existencia de un sistema de medios periodísticos independientes permite que los ciudadanos se mantengan informados acerca de los movimientos de quienes ejercen las funciones de gobierno y ésa es una manera de reforzar la estructura constitucional que coloca a los integrantes del poder público bajo la mirada escrutadora y vigilante de los ciudadanos. La prensa es, entonces, por naturaleza, uno de los agentes sociales que ayudan a observar, vigilar y controlar a los miembros del Gobierno.

La idea de que el propio periodismo pase a ser ahora el observado distorsiona y contradice los clásicos principios del constitucionalismo fundado en una organización institucional de rigurosa base democrática.

Por otra parte, el periodismo tiene también la misión de "construir ciudadanía", de contribuir a que los gobernantes y los gobernados se relacionen y se mantengan vinculados, sepan cuándo están hablando de las mismas cosas y cuándo están hablando de cosas diferentes.

Para que la "gente común" comprenda sin dificultad el lenguaje de los gobernantes y sepa de inmediato "de qué se trata" -por emplear la expresión clásica que resumió el espíritu de las jornadas de mayo de 1810- es necesaria la existencia de un sistema de medios informativos que articule constructiva y adecuadamente a los ciudadanos con el poder. Para eso no hacen falta, desde luego, organismos intimidatorios o controladores. Basta, simplemente, con que unos y otros hablen sin dobleces y reflejen sin distorsiones sus diferentes y particulares visiones de la realidad en un garantizado contexto de libertad, pluralismo y transparencia.

Cuando desde la Presidencia de la Nación se pretende vigilar a los medios informativos con el aparente propósito de condicionar o uniformar sus mensajes, la ciudadanía percibe que algo esencial se empieza a disgregar o a romper en el corazón de la República y que comienza a desvanecerse el sentimiento social de pertenencia a un destino común. Está probado que la imposición de un discurso único a los distintos medios de comunicación, lejos de producir un efecto unificador, desgarra y deteriora el espíritu de unidad nacional. La intolerancia y el autoritarismo son los peores consejeros cuando lo que se pretende es construir un camino de coincidencias que ilumine el horizonte hacia el cual deseamos avanzar como ciudadanos, hijos naturales de la diversidad democrática.

En una sociedad como la argentina, que tanto ha sufrido en las últimas décadas resultado de los autoritarismos violentos y de los abusos de poder, es lamentable que se insista en intimidar a los medios periodísticos para que sirvan a la difusión del clásico discurso "monocorde y único", estructurado a la medida de los intereses del poder.

Cuando la prensa no tiene garantizada su libertad, cuando se perciben en los gobernantes intentos trasnochados de unificar la información y de suprimir las naturales y enriquecedoras manifestaciones de diversidad que conviven en el conjunto social y son registradas por el periodismo independiente, se empobrece la vida cultural del conjunto y se cierran las compuertas del crecimiento espiritual de la República. Un país que no vislumbra alternativas en su marcha hacia el porvenir es, fuera de toda duda, un país que ha dejado de crear, de soñar, de inventarse destinos alternativos. El Observatorio que se impulsa, obsesivamente regido por el Estado, procura desalentar toda posibilidad de crecer hacia la diversidad. Los argentinos merecemos algo más que ese implacable empobrecimiento de nuestro destino.

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9.4.08

- MADE IN ARGENTINA -




Fantasías de industria argentina


Por Silvia Hopenhayn
para LA NACION



Desde hace varios siglos, la ficción ha dado cuenta de que la realidad puede llegar a ser un invento. Con mayor o menor elocuencia, los autores excavan túneles para escapar de la aparente rigidez del tiempo o de la constricción del espacio, en busca de nuevas dimensiones. Algunos han encontrado maravillas, como Lewis Carroll del otro lado del espejo, o Ursula K. Le Guin en Terramar. Otros alcanzan el horror, como Poe en la celda de castigo de la inquisición (El pozo y el péndulo) o Lovecraft a través del terror cósmico de Cthulhu.

En la literatura juvenil, este empeño por atravesar lo cotidiano en busca de otras realidades es muy frecuente. En Las crónicas de Narnia, se realiza a través de un ropero; en El señor de los anillos, Tolkien rescata del pasado un período ficticio, y Harry Potter vive en un mundo mágico paralelo.

Aunque lo parecen, tales fantasías juveniles no son patrimonio de los anglosajones; no hace falta ir tan lejos para cruzar la línea de la realidad. Liliana Bodoc, escritora mendocina, preparó una poción poética bastante fuerte, para convertir la fantasía en tierra propicia para la mitología precolombina con resabios de la tradición céltica. Su Saga de los confines, una trilogía compuesta por Los días del venado, Los días de la sombra y Los días del fuego, tres novelas de gran éxito y varios premios, lo confirma. Las Tierras Fértiles son, precisamente, su territorio de ficción en el que reinventa la Conquista y dispone criaturas tan candorosas como irascibles.

En su última novela, sin embargo, promueve un espacio más cercano: el que se gesta en pleno día y en medio de la calle, cuando la realidad se angosta y comienza el túnel de la pubertad. En El mapa imposible (título del libro), tres amigos, dos varones y una niña, están en el umbral de la adolescencia, y toda coordenada comienza a tambalear. La urgencia por darle forma al devenir los lleva a buscar escondites que suelen tener pasadizos hacia lo imprevisto. Porque de eso se trata el mapa imposible: de un lugar al cual no se sabe cómo se llega, pero en el que uno de pronto aparece. De allí que la casualidad se convierta en una simpática aliada para aquellos que saben servirse del absurdo cotidiano.

En un pie de página, se lo describe así: “El mapa imposible será, cuando logre serlo, una matriz dinámica de relaciones espacio temporales. Vale decir, un conjunto de datos y fórmulas que difícilmente puedan graficarse en su totalidad”. Juntos, los tres amigos de la novela van escribiendo en cuadernos a rayas el “Diario de los exploradores”, testimonio de dichos pasajes abruptos al más acá. En un momento, unos jóvenes rebeldes los previenen: “Esto es una trinchera… y un espejo… Una trinchera con música… un espejo que nos deforma… A veces nos deforma… y otras veces no… Para ser uno de los nuestros hay que saber pelear con uno mismo… Para ser uno de los nuestros hay que atravesar descalzos las cenizas de la infancia”. En pocas palabras: el mapa imposible de la adolescencia, momento en el que no cabe más que inventar la realidad, porque todo parece esfumarse.

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30.3.08

- ACTUALIDAD -





Un ciclo de la política parece haber terminado





Por Joaquín Morales Solá
Opinión - La Nación



Nunca se derrochó tanto capital político en tan poco tiempo. Nunca, al menos, de manera tan innecesaria. Están sucediendo días que pudieron evitarse. Fueron una pérdida irremediable de tiempo las 48 horas que pasaron entre el martes y el jueves, entre el discurso de la soberbia y el de la convocatoria al diálogo con los productores sublevados. La misma etapa que incluyó el feudo violento y el reino mediático de Luis D´Elía, que abrió la hemorragia política más grave que tuvo en su historia, tanto dentro como fuera del país, el gobierno de los Kirchner.

El problema es que las rectificaciones a veces sirven y otras veces son tardías. Sin una sola propuesta novedosa y abarcativa de parte del Gobierno, los sectores agropecuarios decidieron ayer volver al paro. El levantamiento de la medida duró menos de 24 horas. Los dirigentes del sector están mordidos por una tenaza: el Gobierno no les da nada que sirva y los productores los empujan a la protesta. La sociedad argentina podría sufrir en pocos días más las consecuencias del desabastecimiento de productos indispensables para vivir. Trabajadores de pequeñas y medianas empresas vinculadas con la agroindustria comenzarían a ser suspendidos desde mañana mismo.

Quedaron como profetas solitarios y extraviados los dirigentes que habían propuesto un levantamiento de todas las decisiones, las del Gobierno y las de los ruralistas, mientras se negociara. La negociación se cayó ayer de hecho, pero los dirigentes agropecuarios preferían guardar la esperanza de que siguiera algún diálogo, aunque fuera bajo la mesa y lejos de los periodistas.

Un período de la política argentina ha terminado. ¿Qué es lo que ha terminado? Una etapa marcada por el predominio casi excluyente de una persona en la conducción de la República, una contradicción institucional en sí misma. Un espacio de tiempo en el que el diálogo estuvo vedado y, más aún, prohibido desde el único vértice donde se manda. Un período notable también por el extendido temor entre vastos exponentes de la dirigencia política y social.

Misiones fue, en otros tiempos, la advertencia de la falibilidad electoral. La revuelta campesina y urbana de los últimos días fue, en cambio, el aviso de que la voluntad social le ha puesto límites definitivos al poder. Cristina Kirchner no podrá, en síntesis, gobernar como gobernó su esposo.

Hubo sólo pequeños bosquejos de que el Gobierno aceptó la irrupción de esos cambios. Imperceptibles bocetos. Tampoco los dinosaurios se notificaron del día en que cambió el ecosistema que los condenó a la extinción. D´Elía sigue con su diatriba de odio social ante todos los micrófonos. La experiencia negociadora del viernes entre el Gobierno y las entidades rurales fracasó porque los funcionarios sólo aceptaban hacerles algunos retoques a decisiones que consideran inamovibles. Todos dieron vueltas en una noria estática y estéril.

En la extenuante noche del viernes, los dirigentes agropecuarios les insistieron a los funcionarios que ellos no tienen márgenes para levantar definitivamente el paro si el Gobierno no cambiaba sus resoluciones. Esas resoluciones se refieren a las retenciones móviles a las exportaciones de soja. La insistencia agropecuaria sólo logró que en un momento los funcionarios pidieran un cuarto intermedio para debatir a solas entre ellos; hicieron también consultas telefónicas con la residencia de Olivos. Volvieron luego con la respuesta: no , no habría cambios a las retenciones móviles, consideradas por los ruralistas como un virtual sistema de precios máximos.

¿Era la expresión de un gobierno convencido de sus aciertos o era la necesidad política de torcerles el brazo a los dirigentes del campo, de mostrar una victoria cuando había sucedido un serio traspié del oficialismo? Los funcionarios intentaron dividir a las organizaciones prometiendo hacer diferencias entre grandes y pequeños productores. Entonces el rotundo no vino de los ruralistas. La continuidad del paro estaba ya a la vuelta de la esquina y la esquina apareció ayer.

Si fue difícil convencer a los productores de que debían suspender brevemente la huelga para negociar, mucho más difícil será sacarlos de las rutas a cambio de nada. Una cosa es el paro y otra son los bloqueos de las rutas. Esta situación puede ser explicada, pero de ninguna manera se puede justificar. Muchos dirigentes agropecuarios están, directamente, rebasados. Ellos mismos lo aceptan.

Una objeción más profunda debió existir en la sociedad, además, para que vastos sectores de ella terminaran apoyando la protesta de los productores. No les cambió la opinión la probable intuición de que el paro provocará, más pronto que tarde, serios desabastecimientos de productos básicos.

El problema de Cristina Kirchner no es su condición de mujer, sino las modificaciones objetivas y sustanciales que se registraron en el país, en la sociedad que le toca gobernar y en el propio mundo del que la Argentina forma parte. Los métodos de Néstor Kirchner eran posibles con una sociedad satisfecha y con una economía ciertamente generosa y estable. Ya no existe ni lo uno ni lo otro en los términos que se conocieron, al menos.

Los métodos. Una parte importante de la bronca de los sectores agropecuarios se funda en los métodos de Guillermo Moreno, porque el secretario de Comercio los ofendió cada vez que los tuvo cerca. El viernes, Moreno no cejaba: recorrió los supermercados a los gritos ordenando bajar los precios. Será difícil para el Gobierno justificar en adelante la presencia de Moreno y de su estilo. Después de lo que sucedió en los días recientes, y de lo que está sucediendo ahora, correrá el riesgo de crear graves y permanentes conflictos con esos modos de gobernar. Un límite ha sido traspuesto.

D´Elía es como Moreno, pero más tosco, más expuesto y más peligroso. Funcionarios nacionales se ocuparon de distanciarse de él en conversaciones reservadas. Pero, ¿cómo diferenciar al Gobierno de D´Elía si éste terminó convertido en el responsable del orden público con palabras y actos de insoportable agresión? ¿Cómo, cuando fue el primero en entrar al palco de los influyentes privilegiados en el acto de la Presidenta, el jueves? ¿Podría ser casual, acaso, que la Policía Federal haya desaparecido de la Plaza de Mayo en los momentos en que D´Elía entraba?

D´Elía significó también un abundante derrame de prestigio para el gobierno de Cristina Kirchner en el exterior. Ejemplos: los diarios españoles El País y ABC hicieron durísimas crónicas de su condición de jefe de una salvaje fuerza de choque del Gobierno. La cadena internacional de televisión CNN describió desde su sede central, en Atlanta, el discurso de D´Elía como el más peligroso que se haya escuchado en los últimos años . Los medios del exterior mostraron también las peores imágenes del ex funcionario de Kirchner y estrecho aliado actual del Gobierno.

El mundo de las comunicaciones es imparable e incontrolable ahora. Ese es un cambio sustancial entre la Santa Cruz del gobernador Kirchner, donde también se recurría a estos métodos, y el actual gobierno nacional que conduce el matrimonio presidencial.

El ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, le debe una explicación a la sociedad por la ausencia de la fuerzas de seguridad. Se debe una explicación a sí mismo. Fue el mismo ministro que hizo una profesión de fe pública en la libertad de tránsito cuando los productores cortaron las rutas. Bien dicho. Pero ese acertado concepto se convirtió en una sátira en boca de un Gobierno que permitió corte de calles y de rutas durante cinco años interminables.

D´Elía, Moreno, piqueteros a favor y en contra del Gobierno, violencia y sangre en las calles, palabras de rencor social que no se escucharon ni durante las tempestades de fines de 2001.

El Gobierno decidió, consciente o inconsciente, romper lazos, quizá definitivos, con los sectores medios urbanos. Ya los había roto con los sectores rurales que lo votaron o se ilusionaron con el gobierno de Cristina Kirchner. Los propios dirigentes del sector rural, muchos de los cuales seguramente no votaron a la Presidenta, se manifestaban sorprendidos ayer por el grado de agitación de los productores que sí habían creído en el nuevo gobierno de los Kirchner.

Los funcionarios se preocupaban el viernes por conversar con los ruralistas sobre un plan para el campo, mientras mantenían, intransigentes, las decisiones sobre las retenciones. Aquel plan integral debió ser el principio de todo, pero prefirieron dar un fuerte golpe primero y negociar después. Es el eterno método de Kirchner. Es el método que, con avances y retrocesos, y también con contradicciones, ha llegado a su fin.

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9.3.08

- LATINOAMERICA... -




Corazones sangrantes

Por Pepe Eliaschev



Usan palabras vaciadas en cuestiones particularmente propicias a la manipulación y a las distorsiones subjetivas. Esto alcanza ahora dimensiones colosales. Ocasiones no faltan (Gaza, la frontera ecuatoriano-colombiana), pero que esa técnica distorsionante prolifere en puntos calientes del mundo no implica que similares situaciones no se reproduzcan en nuestro escenario doméstico.

Un lenguaje exaltado y emocional pretende interpretar la muerte del colombiano Raúl Reyes en territorio ecuatoriano, el lanzamiento de misiles palestinos y la réplica israelí en Gaza, y los ataques terroristas incesantes en Irak, Afganistán y Pakistán.

Como en una realidad paralela, se nombra a cosas y a hechos desvirtuando su significado. En el envoltorio de actitudes “virtuosas”, se conjugan furia, anatemas crispados, dedos erguidos y aleccionadores, indignación sacrosanta, protestas exaltadas, parte de una supuesta pelea entre progreso humano y retardatarios genocidas.

Si en Colombia el grupo combatiente se autodenomina “Fuerzas Armadas” (revolucionarias) y “Ejército” (popular), es porque se considera en guerra. Si hay guerra, ¿la eliminación de Reyes es un “asesinato” o una baja en combate?
En similar razonamiento, si quienes combaten al gobierno de Colombia se refugian o buscan santuario en territorio extranjero, diseño estratégico con Colombia como epicentro, ¿no es un caso flagrante de injerencia, legalmente repudiable?
Hugo Chávez es de una franqueza brutal: su gobierno simpatiza explícitamente con las FARC, emite juicios admirativos para con sus jefes y ya blanqueó su identificación con la guerrilla.

Las FARC son “bolivarianas” desde que Chávez consolidó su poder, pero su ideología deriva históricamente de otra matriz. Reyes se identificaba en reportajes y documentos como marxista-leninista y admirador de la Unión Soviética. Sus palabras son elocuentes:

“La inesperada (sic) caída de la URSS afectó negativamente a buena parte de los partidos comunistas y, sobre todo, la construcción socialista en los países de Europa tuvo un serio y largo retroceso. El derrumbe del socialismo ruso (…) debilitó los partidos, también produjo a su interior la depuración de los elementos farsantes y traidores (sic) que regresaron al sistema capitalista sin vergüenza alguna. Los partidos y sus militantes de convicciones sólidas se mantuvieron fieles al acervo de los clásicos del marxismo-leninismo. Sin dejarse confundir por la tormenta del capitalismo proclamando el fin del socialismo se mantuvo Cuba, conducida por su partido y el comandante en jefe de esa revolución triunfante. Las FARC (…) expresaron con contundencia la traición (sic) cocinada en Rusia por Gorbachov tras la entelequia (sic) de la perestroika y la glasnost.

Dijimos en aquella época, con la caída del muro de Berlín y del socialismo, el hambre, ni la pobreza, ni la miseria desaparecieron de entre los pobres, por ello la lucha por la liberación de los pueblos y la construcción socialista conserva plena vigencia... Hoy como en esos tiempos nos ratificamos una vez más en que la opción de la humanidad es el socialismo. El comandante Fidel Castro sigue alumbrando con luz propia y experimentada la edificación del socialismo. El partido, su pueblo y el nuevo jefe de Estado y de Gobierno de Cuba avanzan sin pausa por el camino trazado por Fidel y sus camaradas de lucha heroica.”

Los guerrilleros exigen una solución “política” consistente en que se los acepte como legítima fuerza armada enemiga, mientras que un falso progresismo romantiza la realidad, denunciando un homicidio transnacional y una supuesta “guerra preventiva”.
Si bien Reyes y su gente son una tropa uniformada y en armas, y a los rehenes, vergonzosamente cautivos, los llaman “prisioneros”, un coro mundial de corazones sangrantes enciende velas y entona himnos estremecidos por la causa guerrillera.
¿Prisioneros? Esto escribe, desde Bogotá, Pilar Lozano, de El País de Madrid: “Desde el ventanal del apartamento de Luis Eladio Pérez se ven los cerros que enmarcan Bogotá. Pero este hombre de 55 años, que pasó seis años, siete meses y 18 días en las cárceles de las FARC, quisiera tener en su lugar un paisaje de edificios y cemento. Los árboles le recuerdan su tortura. Pasó cuatro años encadenado del cuello, con un candado, amarrado a un árbol; sólo lo soltaban para ir al baño. ‘Nos llevaban como yo llevo a mi perro’”.

Nada demasiado diferente sucede con el Medio Oriente y el mundo islámico en general. Las más lúcidas conciencias tienen pánico de llamar a las cosas por su nombre. Es evidente y penoso que las represalias israelíes contra las milicias palestinas de Gaza provocan muerte, dolor y tragedias familiares, pero no hay un clamor universal que, al menos, junto con la condena a la supuestamente desproporcionada represalia israelí, denuncie la crueldad, fanatismo e irreductibilidad de Hamas, que gobierna Gaza e impulsa el lanzamiento de cohetes contra los poblados judíos, a sabiendas de que la respuesta, inexorablemente, afectará a palestinos inocentes.
Antes de que abandonara Gaza, los palestinos le exigían a Israel que se fuera. Consumado el retiro, Gaza se convirtió en base de ataques permanentes contra territorio reconocidamente israelí desde 1948. ¿Qué deben hacer los israelíes ante esos lanzamientos de misiles?

Es como si en el mundo, y sobre todo desde la sensibilidad y siempre sinuosa ética de la progresía, se pudiera convivir con dos patrones de conducta paralelos, a usarse según convenga. Si Chávez o Correa colaboran con las FARC, ejercen la solidaridad bolivariana; pero si tropas de Colombia liquidan un campamento enemigo del otro lado de la frontera, es genocidio y agresión imperialista.

Seguramente, la tropa regular colombiana no es menos brutal que el común de los ejércitos regulares ante una guerra revolucionaria. Pero impresiona la hipocresía con que se maquillan feroces construcciones ideológicas: ¿algún intelectual progresista y democrático condenó en la Argentina las matanzas brutales de millares de árabes y musulmanes no árabes, consumadas por islámicos contra muchedumbres de peregrinos y habitantes pobres de incontables poblados en Irak, Pakistán y Afganistán y no, precisamente, por esbirros del imperialismo o de Israel?
+
La misma hipocresía aborrecible del marido de Carla Bruni. ¿Nicolas Sarkozy le pediría a España una “solución política” para la banda ETA, tras cada nuevo atentado terrorista vasco? Sin embargo, Francia sermonea al gobierno de Colombia porque no acepta el cohecho de las FARC por la libertad de Ingrid Betancourt. Legitima así el funesto precedente del blanqueo de los extorsionistas. A París le sale gratis: la foto de la liberada rehén, recibida en el Elíseo, es muy tentadora para el voraz presidente francés.

Doble moral, lenguaje pegajoso e insincero, abominable “corrección” política.

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2.3.08

- HAY QUE CURARSE -




Un sistema de partidos enfermos


Los estudios iniciados por el Ministerio del Interior con miras a una reforma política vinculada con el sistema de partidos y el régimen electoral merecen la atención ciudadana.

Es de destacar que tal trabajo ha comenzado con una modesta pero no por eso poco auspiciosa exploración del pensamiento al respecto, en agrupaciones de la constelación opositora.

Para dos gobiernos de una misma matriz que se han encerrado en sí mismos en estos años y habían renunciado a la civilizada manifestación del diálogo con arrogancia inexplicable, el haber instruido a la directora nacional de Asuntos Políticos y Reforma Política para que tomara contacto con dirigentes de oposición debe considerarse un llamativo paso en la buena senda.

Como es natural, los antecedentes gubernamentales en la materia fuerzan a tomar con cautela cualquier apreciación anticipada sobre el destino final de los estudios iniciados y de lo que puedan significar como cambio valioso en cuanto al comportamiento del oficialismo.

Más aún, es inimaginable que una reforma política de la magnitud que se requiere pueda realizarse soslayando la participación activa del ministro del Interior, de las principales autoridades del Partido Justicialista y de los jefes de la oposición. No son cuestiones para dejar libradas todo el tiempo a segundas líneas de gobierno ni tampoco a niveles secundarios de las agrupaciones políticas.

Un país con 700 partidos es un país excéntrico, por decir lo menos. Esa fragmentación desmesurada en nada asegura el pluralismo que cabe esperar como expresión de sentimientos democráticos generosos y auténticos. Dicha cifra, extraordinaria en cualquier parte del mundo e inclusiva de más de 40 partidos con reconocimiento nacional, es la resultante de la laxitud extrema del sistema en vigor.

Aunque parezca mentira, un fenómeno de tal dimensión está fundado no en la inverosímil diversidad de ideas que pueda campear en la ciudadanía argentina, sino en una caudalosa e insumergible picaresca entrenada en obtener con ardides provechos personales de las arcas del Estado. A costa de éste funcionan, en efecto, remedos de partidos que constituyen, en realidad, cajas recaudadoras de verdaderas empresas familiares, como se comprueba con la coincidencia entre el domicilio de sus autoridades y el de organizaciones con personería para actuar en competencias electorales.

Cualquier sociedad comercial de mínima entidad está sometida a controles periódicos mucho más exhaustivos que no pocos partidos que llegan a los comicios ofreciéndose al mejor postor y salen de ellos beneficiados con aportes del Estado a su turbio desenvolvimiento. El desmadre ha sido total en los últimos tiempos.

Han llegado ahora de parte del gobierno y, con argumentos no menos severos, desde partidos de la oposición, opiniones en el sentido de que esta situación es insostenible.

Claro que en los dirigentes de partidos mayoritarios, empezando por los del oficialismo, se impone una severa autocrítica. Es imprescindible preguntarse si esa multiplicidad de fuerzas políticas no obedece en parte a la falta de democracia interna en el partido gobernante y en otros de distintas extracciones ideológicas. No está de más recordar que la única vez que el justicialismo celebró elecciones internas para designar a su candidato presidencial fue en 1988, cuando Carlos Menem y Antonio Cafiero disputaron ese lugar.

Cabe apoyar la necesidad de un cambio, que debería formalizarse, a más tardar, en algún momento del año en curso a fin de que tenga efectos prácticos en los comicios de 2009.

No hay síntomas, por fortuna, de que la ciudadanía prefiera otro sistema para regir sus destinos que el de la democracia republicana consagrada por la Constitución nacional, mas no puede dejar de llamar la atención el hecho de que en los grandes centros urbanos -la ciudad de Buenos Aires, el Gran Buenos Aires, Rosario, Córdoba y Santa Fe- alrededor del 70 por ciento de las autoridades de mesa defeccionen del cumplimiento de la carga pública asignada. No sirven de aliciente para evitarlo siquiera los estipendios puestos a disposición de aquéllas por el erario.

Las últimas elecciones nacionales han resultado afectadas por escándalos desconocidos en el pasado. ¿Qué ocurrirá en el país, si no se arbitran nuevas medidas para garantizar la limpieza de los procesos electorales, el día que haya comicios que resulten ser de paridad entre las principales fuerzas contendientes? El sistema hace agua por donde se lo mire: el escrutinio provisional corre por cuenta del Correo y de una empresa privada especializada en estas cuestiones, y apenas con una cierta participación formal del Ministerio del Interior, pero en los hechos se desarrolla sin control suficiente para el interés general.

¿Hemos olvidado lo ocurrido en Córdoba el año último? Si las cosas siguen así, ¿cómo podría desmontarse al cabo de comicios presidenciales reñidos un cierto estado de opinión creado con arbitrarias informaciones sobre la marcha de los votos escrutados? Se trata de preguntas de tanta relevancia como las que proyecta el absurdo de un régimen de partidos con mecanismos muy flexibles (excesivamente flexibles) para su constitución y probanza de afiliaciones, pero muy complejos (excesivamente complejos) cuando se trata de asentar las bajas de los afiliados.

Tómese como ejemplo que un ciudadano inscripto en un partido político en el interior de la provincia de Buenos Aires y que quiera desafiliarse debe hacer constar, primero, la voluntad ante las autoridades partidarias del lugar y luego, viajar a La Plata a fin de notificar la decisión a las autoridades de la justicia electoral. ¿Quién está en condiciones de cumplir con tales requerimientos?

Urge, entre otros remedios de sano criterio, racionalizar el régimen de constitución de partidos políticos, como también es indispensable que se profundice la democracia interna en todas estas agrupaciones.

En suma, estamos ante un asunto de relevancia para la salud política del país. Al fin y al cabo, por algo las cuestiones electorales han quedado -¡al menos ellas!- fuera del alcance discrecional de los decretos de necesidad y urgencia de los que los gobiernos vienen haciendo uso y abuso.

Tienen aquí los legisladores nacionales la oportunidad de demostrar que no han resignado del todo las responsabilidades que emergen de la representación popular de la que están investidos y de las que deberán rendir cuentas algún día de acuerdo con las previsiones de la Constitución nacional.

Con un sistema de partidos enfermo, nunca habrá una democracia sana.

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24.2.08

- CONTRA LAS DROGAS




Drogas: coordinar esfuerzos


Resulta imposible emprender una campaña contra el narcotráfico sin planificación, inteligencia y acciones coordinadas.

En los últimos días, se suscitó una controversia entre dos altos funcionarios del gobierno nacional por el control de la lucha contra la drogadicción. Se trata del ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, Aníbal Fernández, y del titular de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), José Ramón Granero.

La causa que desató el conflicto fue el lanzamiento por parte del ministro Fernández de un programa para atacar el núcleo del narcotráfico, que incluye una encuesta sobre el consumo de drogas y la creación de un comité científico, casi al mismo tiempo en que se conocieron los resultados de otro sondeo encargado por la Sedronar.

El ministro de Justicia destacó que para tener un diagnóstico correcto resultaba necesario realizar una encuesta, que estará a cargo del cada vez más devaluado y menos confiable Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) y que abarcará 51.000 hogares del segundo y el tercer cordón del conurbano bonaerense, y de las ciudades de La Plata, Mar del Plata, Batán, Rosario, Córdoba, Tucumán y Mendoza. Asimismo, Fernández anunció la creación de un comité científico, del que participarán ad honórem varios magistrados, que analizará la situación real del consumo de drogas en la calle y una propuesta de soluciones para este problema.

Simultáneamente a esos anuncios se conocieron las conclusiones del tercer estudio nacional sobre consumo de sustancias psicoactivas, encargado por la Sedronar a una consultora privada, que arrojó resultados alarmantes y estremecedores. El trabajo de campo fue efectuado en 2006 sobre 56.000 casos y tomó en cuenta la población de entre 12 y 65 años. En cuanto al consumo de drogas ilegales, el estudió determinó que en el país hay unas 440.000 personas que son consumidoras habituales de cocaína. La marihuana es la sustancia más usada: el 6,9 por ciento de los encuestados (cifra que, proyectada, equivale a 1,2 millones de personas) admitió haber probado esa droga en el último año. Además, el consumo del paco y del éxtasis se verificó en el 0,5 por ciento de la muestra, algo más de 80.000 personas.

Si se consideran las sustancias psicoactivas de venta libre, se advierte el elevado consumo de alcohol, especialmente por parte de los adolescentes, ya que el 42,2 por ciento de los chicos entre los 12 y los 17 años aseguró tomar cerveza o vino. Esta cifra se eleva al 74,5 por ciento en el segmento entre los 18 y los 24 años.

Asimismo, el 6,9 por ciento de los jóvenes en edad escolar manifestó consumir marihuana y el 2,4 por ciento, cocaína. Los especialistas toman como la población de mayor riesgo aquella que acepta haber consumido sustancias psicoactivas en el último mes. En ese caso, entre las personas de 12 a 65 años, el 4,4 por ciento (unas 771.000 personas) se refirió al consumo habitual de marihuana, en tanto que el 1,6 por ciento (277.000 personas) admitió consumir cocaína.

En nuestro editorial del 4 de junio del año último, señalamos que resultaba preocupante advertir los múltiples problemas que existen para combatir eficazmente el narcotráfico como, por ejemplo, la escasez presupuestaria, la falta de capacitación y equipamiento adecuado por parte de las fuerzas de seguridad, la complicidad de algunos de sus integrantes, las desacertadas decisiones judiciales, la desidia y la ineficiencia. Se suma a esto el hecho de que los integrantes de las fuerzas de seguridad no han participado últimamente de las reuniones de coordinación que se realizan en la Sedronar, y tampoco comparten los datos de sus procedimientos.

A todas estas vulnerabilidades, que por cierto favorecen el tráfico y el consumo de estupefacientes, no deben añadirse otras nuevas. En consecuencia, no parece razonable que habiendo un estudio que se viene realizando cada dos años, como una tarea habitual y propia de la Sedronar, con una muestra similar y para realizar el mismo diagnóstico que el buscado por el ministro Fernández, se dupliquen los esfuerzos y se inviertan más recursos económicos y un tiempo valioso que podrían emplearse en otras acciones tendientes a enfrentar esta problemática.

Por otro lado, y en las cuestiones vinculadas con el narcotráfico, el Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos y la Sedronar tienen competencias específicas que deben complementarse. El enemigo al que se enfrentan es demasiado poderoso como para seguir dilapidando esfuerzos en la búsqueda de réditos políticos o de mayores cuotas de poder, en lugar de diseñar y ejecutar políticas y estrategias en forma conjunta y coordinada en pos de un mismo y único objetivo: derrotarlo.

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22.6.08

- CACEROLAS -




El peligroso poder de las cacerolas


En algunas partes del mundo, se celebran cacerolazos para ahuyentar a espíritus malignos o enjambres de langostas que depauperan regiones enteras devorando las cosechas. En la Argentina, sirven para ahuyentar a mandatarios impopulares o, cuando menos, para obligarlos a deshacerse del Rasputín de turno. Los ejemplos clásicos del género fueron los de fines del 2001 que contribuyeron a asestar el golpe de gracia al gobierno del presidente Fernando de la Rúa y abrir la puerta para Eduardo Duhalde y, un par de años más tarde, para Néstor Kirchner. Puede entenderse, pues, la consternación que con toda seguridad se apoderó de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner cuando desde Tierra del Fuego hasta Jujuy las calles y plazos de la República se llenaron una y otra vez de manifestantes armados de cacerolas y cucharones que gritaban consignas contra su gobierno y, con frecuencia creciente, contra ella misma.

¿Podría compartir Cristina el destino penoso de De la Rúa? A juzgar por las alusiones esporádicas de su marido a helicópteros y cañoneras paraguayas, Cristina siempre ha sido consciente de que aquí una gestión poco satisfactoria suele concluir con la huída o la detención de los protagonistas. Con todo, a diferencia de lo que sucedió cuando agonizaba la convertibilidad, en esta ocasión no se han producido saqueos masivos organizados por gente deseosa de apurar el colapso de un gobierno tambaleante. Mientras no se produzcan disturbios violentos, el Gobierno podrá sobrevivir a cualquier cantidad de cacerolazos, siempre y cuando no se les ocurra a los legisladores peronistas que podrían impedir una sangría fenomenal de votos en las próximas elecciones legislativas impulsando un juicio político.

Para no tener que pensar en las connotaciones más alarmantes de la erupción volcánica de descontento que la semana pasada cubrió el territorio nacional, Cristina, Néstor y sus fieles oscilaron entre minimizar su importancia y dramatizarla ubicándola en su universo ideológico particular, o sea, en su “relato” preferido. Por un lado, Cristina aseguró que todo fue obra de la Sociedad Rural, como si el poder de convocatoria de Luciano Miguens fuera tan colosal que con un solo guiño sería capaz de movilizar a centenares de miles, quizás millones, de personas. Por el otro, traza una línea directa entre los golpistas de antaño y, como si esto no fuera suficiente, con los aviadores marinos que fueron autores de la masacre horrenda que se produjo en Plaza de Mayo poco antes de estallar la llamada Revolución Libertadora de 1955 y quienes apoyan la campaña del campo contra las retenciones móviles. Parecería que para Cristina todos aquellos que se animan a protestar contra la política de su gobierno haciendo uso de la metodología piquetera que su marido legitimó son subversivos derechistas, cuando no neoliberales, en guerra con la democracia y los derechos humanos.

Que los Kirchner se hayan sentido confundidos por los cacerolazos gigantescos de los días últimos puede comprenderse. Pero no son los únicos que deberían preocuparse por lo que está sucediendo. El cacerolismo, por llamarlo así, es un fenómeno perturbador, una expresión de bronca por parte de sectores sociales amplísimos que no confían para nada ni en el Poder Ejecutivo ni en las instituciones supuestamente representativas, comenzando con el Congreso. Una sociedad en que los cacerolazos se hayan hecho casi rutinarios es una que a juicio de buena parte de sus integrantes no cuenta con las instituciones que le permitirían resolver sus conflictos de manera civilizada. Aunque el Congreso existe y en ocasiones diputados y senadores bien remunerados asisten a las sesiones, la mayoría siente que es una cáscara hueca, una fachada que cumple una función meramente simbólica, razón por la que su prestigio está por los suelos.

Siempre es tentador imputar el desprecio generalizado por el Congreso a la calidad defectuosa de la clase política actual, pasando por alto el hecho de que de quererlo la ciudadanía podría reemplazarla por otra más digna de su respeto. Sin embargo, incluso en etapas signadas por crisis económicas y sociales tremendas el electorado se ha mostrado remiso a aprovechar las oportunidades para expulsar a los obsecuentes ineptos para que tomen su lugar personas presuntamente mejor preparadas; en los comicios que siguieron a meses en que parecía que la mayoría quería que se fueran todos, casi todos los así denostados resultaron reelegidos.

Los Kirchner distan de ser los únicos responsables de la virtual marginación del Congreso. Sin la colaboración entusiasta del grueso de los legisladores el Congreso no se hubiera degenerado en lo que muchos califican de una “escribanía” que se limite a aprobar a libro cerrado todo cuanto le envía el Poder Ejecutivo. Por desgracia, la Argentina es un país hiperpresidencialista en que son demasiados los parlamentarios que están más que dispuestos a ceder poder –si se trata de superpoderes, tanto mejor– al Líder Máximo, para que maneje los asuntos nacionales a su antojo. Además de posibilitar enfrentamientos ruinosos como el del Gobierno y el campo, que desde hace más de cien días está provocando estragos irreparables en la economía y poniendo en peligro la paz social, este arreglo expone al presidente a tentaciones que, si cae en ellas, andando el tiempo podrían suponerle un destino muy triste. Cambiarlo no será nada fácil, pero a menos que el país logre dotarse de un sistema menos caudillista seguirán produciéndose situaciones en que sea forzoso elegir entre resignarse a ser gobernado por personas repudiadas por la mayoría abrumadora de la población y correr los riesgos que serían planteados por eventuales intentos de destituirlas desde la calle.

Consciente de esta realidad, el gobernador santafesino Hermes Binner les avisó a los Kirchner que “esta manera de gobernar está llegando a su fin” y que por lo tanto convendría “transitar hacia formas más participativas de democracia” como las de los países europeos. Por su parte, el vicepresidente Julio César Cobos, luego de ensañarse con el fatídico estilo K pidiendo que se dejen atrás “los agravios, la búsqueda de culpables, la intolerancia”, reivindicó al Congreso Nacional al señalar que es el “lugar por excelencia de la expresión de la pluralidad y representatividad de una sociedad democrática”. Cristina acusó recibo del mensaje. Para salir del pantano en que se había hundido hasta el cuello, optó por permitir que el Congreso apruebe o rechace las retenciones. Si bien la Presidenta confía en que la mayoría oficialista asegurará que sean ratificadas sin que procure modificar una sola coma, se trataba de una concesión significante. Al fin y al cabo, es más o menos lo que las entidades del campo y la oposición reclamaban desde el vamos.

Hasta ahora Cristina no ha sido el blanco principal de los cacerolazos. Los del sábado y del lunes pasados se dirigieron contra la voluntad del Gobierno de emplear la violencia para reprimir a quienes protestaban so pretexto de que tramaban un golpe de Estado. El espectáculo brindado por los gendarmes que agarraron a Alfredo De Angeli, por los batatas rufianescos reclutados por el secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno, por los encapuchados que se encargaron de dispersar a manifestantes congregados frente a la residencia presidencial de Olivos y, lo que resultó ser todavía más incendiario, por el pedido de Luis D’Elía de que el “pueblo” –es decir, el grupo de sus seguidores– sea armado para defender mejor al Gobierno contra las hordas golpistas, hizo temer que el país corriera de prisa hacia una catástrofe decididamente más sanguinaria que la que acompañó la caída de De la Rúa. Como advirtió el intendente de Rosario, Miguel Lifschitz, “nos vamos acercando al precipicio y nadie hace nada”.

El protagonismo de D’Elía, el impulsor original de la concentración en Plaza de Mayo del miércoles último, tiene preocupado a casi todos los habitantes de la Argentina. Aunque en su primera y es de suponer última conferencia de prensa Néstor Kirchner lo desautorizó a medias, afirmando no compartir sus ideas y no creer que “Duhalde está detrás de ningún golpe”, ya se ha instalado la convicción de que D’Elía es su otro yo y que cuando convoca a una guerra a muerte contra los adversarios del Gobierno está expresando a su manera truculenta lo que piensa su amo. Así las cosas, a menos que Kirchner encuentre la forma de abozalar a su rottweiler favorito, éste continuará brindando motivos irresistibles para salir a la calle a quienes manifiestan sus opiniones aporreando cacerolas, ollas o cualquier otro utensilio metálico.

Para los peronistas, el hecho de que con la eventual excepción de Plaza de Mayo y sus alrededores la calle pertenezca a una oposición multitudinaria amorfa es todo un desafío. El mito fundacional de su movimiento da un lugar de privilegio a la muchedumbre y cada tanto se sienten constreñidos a procurar volver a realizar, aunque sea de modo claramente artificial, los acontecimientos que culminaron el 17 de octubre de 1946. Toda vez que las circunstancias parecen exigirlo, repiten los mismos ritos, lo que hoy en día es un ejercicio sumamente caro costeado en última instancia por los contribuyentes, ya que los intendentes del conurbano y de distritos más alejados, los “luchadores sociales” y otros que dependen de la munificencia presidencial se saben obligados a transportar a Plaza de Mayo una cantidad adecuada de gente para hacer número y, si pueden, a llamar la atención del jefe a los resultados de sus esfuerzos.

¡Cuánta envidia sentirán los kirchneristas cuando piensan en los cacerolazos masivos que nadie tiene que organizar! Sin gastar un solo centavo salvo los supuestos por el uso del celular para difundir mensajes de texto, en un par de horas los enojados con el Gobierno pueden convocar a decenas de miles de manifestantes. Lo único que necesitan es un buen pretexto, pero puesto que el Gobierno y sus adalides raramente dejan pasar un día sin cometer al menos una barbaridad, tienen asegurado un suministro constante de motivos para ir a la cocina y escoger el instrumento que les parece más apropiado para hacer ruido, para entonces reunirse con otros manifestantes de sentimientos similares.

Por James Neilson, periodista y analista político, ex director de “The Buenos Aires Herald”. | Ilustración: Pablo Temes.

11.6.08

- OLVIDO -




Cuando el olvido es un problema


María Elena Navas
BBC Ciencia



¿Se le olvidan las llaves de la casa a menudo? ¿Tiende a no recordar el nombre de esa persona que ve diariamente? ¿Suele olvidar el camino de regreso a casa?

La prueba puede definir cuando una persona sufre deterioro cognitivo leve.
Hay olvidos que nos pasan a todos y olvidos que pueden ser síntoma precoz de la enfermedad de Alzheimer.

Pero hasta ahora había sido difícil diferenciar cuándo se trata de un deterioro cognitivo normal y cuándo este deterioro es un signo precoz de demencia.

Ahora científicos argentinos diseñaron una serie de pruebas con las cuales, dicen, se puede identificar al grupo de personas en mayor riesgo de desarrollar Alzheimer.

"Se trata de identificar lo que llamamos deterioro cognitivo leve (DCL)" dijo a BBC Ciencia el doctor Facundo Manes, Director del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro y del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) en Argentina, quien dirigió el estudio.

"Ésta es una "zona gris" entre el olvido normal de la edad avanzada y el olvido patológico que se presenta con la enfermedad de Alzheimer, cuando los problemas cognitivos tienen un impacto en la vida diaria"

Etapa inicial

El estudio de la demencia se ha tornado cada vez más sofisticado pero hasta ahora no se ha podido definir apropiadamente a un grupo de personas que pueden presentar un deterioro cognitivo pero que no cumplen los criterios para el diagnóstico de Alzheimer.

Y a la vez, detectar a aquéllos que podrían estar en mayor riesgo de desarrollarlo.

El deterioro cognitivo leve podría ser la etapa que conduce a Alzheimer.
Tal como explica el científico, el objetivo de la investigación publicada en Journal of Neurology (Revista de Neurología), fue poder identificar a los individuos que presentan el DCL.

Según el investigador, "nos interesa estudiar a este grupo de pacientes con deterioro cognitivo leve porque creemos que es el estado precursor o la etapa predemencial de la enfermedad de Alzheimer".

Éste, agrega, es el estadio ideal para empezar con el tratamiento de los problemas cognitivos.

"Nos dimos cuenta que había muchos pacientes que consultaban a la clínica de memoria y al hacerles la evaluación cognitiva el resultado era normal, no se detectaba pérdida de memoria", dice Facundo Manes.

"Pero a pesar de esto, el paciente seguía quejándose".
La prueba incluye leer y comprender una historia y repetirla. A la media hora el paciente debe repetirla otra vez.

"Pero lo que hicimos ahora fue modificar esa evaluación cognitiva y pedirle al paciente que recuerde la historia a las seis semanas".


Los científicos se dieron cuenta de que la mitad de los pacientes que se quejaban de su memoria y que resultaban normales en la prueba de evaluación cognitiva, mostraban a las seis semanas un comportamiento de pérdida de memoria como el deterioro cognitivo leve.

"Así logramos detectar a pacientes que con los métodos tradicionales cognitivos no hubieran sido identificados y que cumplen el criterio del DCL", dice el investigador.

Progreso

Aunque todavía no se tiene una cura para la enfermedad de Alzheimer, sí existen tratamientos farmacológicos y no farmacológicos que pueden retrasar la progresión de la enfermedad.

Cuanto antes podamos detectar el deterioro cognitivo, mayor autonomía podremos darle al paciente y mayor la posibilidad de que pueda planear su futuro mientras conserva la capacidad de hacerlo

Y éstos también pueden mejorar la calidad de vida del paciente y de la familia.

Pero tal como señalan los expertos, es esencial detectar la enfermedad de forma temprana y precisa para poder ofrecer al paciente el mejor tratamiento disponible.

"Actualmente hay más de 60 investigaciones de diferentes fármacos por lo cual es muy importante poder disponer de un estadio precoz de la enfermedad para la investigación de nuevas terapias".

Según los investigadores, éste es el primer estudio que propone el deterioro cognitivo leve como un factor de riesgo para desarrollar Alzheimer.

Por lo cual es necesario llevar a cabo más investigaciones para confirmarlo.

Hasta ahora, dice Facundo Manes, lo que se ha demostrado es que el riesgo de una persona de 65 años de desarrollar Alzheimer es de 1,5%.

Pero el riesgo de desarrollar la enfermedad en una persona de 65 años que presenta deterioro cognitivo leve es del 15 al 20%.

"Es por eso que pensamos que el DCL es el comienzo muy inicial de la enfermedad de Alzheimer".

"Y cuanto antes podamos detectar el deterioro cognitivo, mayor autonomía podremos darle al paciente y mayor la posibilidad de que pueda planear su futuro mientras conserva la capacidad de hacerlo", afirma el experto.

1.6.08

- CHIPS -




Chips más delgados que un cabello


Es muy alentadora la noticia del trabajo conjunto que están realizando la Universidad Nacional Chiao Tung de Taiwan y nuestra Universidad Nacional del Sur en el diseño de circuitos integrados (chips) cuyas aplicaciones son múltiples y sus tamaños realmente asombrosos, por su extrema delgadez.

Uno de los acuerdos firmados prevé el intercambio de docentes universitarios y estudiantes de doctorado en ingeniería electrónica para iniciar proyectos de investigación que puedan ser patentados y comercializados. El primero de esos proyectos, generado en Taiwan, será el desarrollo de una retina electrónica, con capacidad para ayudar a las personas ciegas, a causa de traumas o accidentes, a recuperar la visión.

El rector del Sistema Universitario de Taiwan, que reúne a las cuatro universidades nacionales de ese país, opina que la Argentina "es uno de los países con gran potencial en el diseño y la investigación de este tipo de tecnología". También afirma que durante el curso de este año fabricarán el primer chip diseñado por expertos de ambos países.

El coordinador del Programa de Extensión y Desarrollo del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), ingeniero Alberto Anesini, señaló "que todavía son pocos los estudiantes argentinos que tienen un nivel suficientemente avanzado como para participar en este intercambio, como consecuencia de la falta de puestos de trabajo". Por eso considera necesario obtener apoyo gubernamental e incentivar a las pymes a que propongan y desarrollen proyectos de electrónica integrada.

Otro acuerdo involucra a la Universidad Católica de Córdoba en el desarrollo de software microintegrado, circuitos de comunicación móvil e inalámbrica, y elementos para el cuidado de la salud, con la idea de crear más adelante un polo tecnológico en Bahía Blanca.

Entre los muchos hechos que estos datos nos revelan uno muy significativo es el reconocimiento que nos hace un país cuya trayectoria en estas especialidades no se puede discutir. Resultaría realmente reconfortante que proyectos de este tipo pudieran llegar a buen puerto, porque se trata, nada más ni nada menos, del nuevo mundo que avanza.

23.5.08

- FRANQUICIAS -



Franchising:

el abc del win to win



Nada escapa a las nuevas tendencias. Ni siquiera las franquicias, un modelo de negocio que en 2007 creció un 14 por ciento en la Argentina, superando los 16 mil millones de pesos en facturación. Para el año en curso, ya se proyecta un crecimiento similar y más innovaciones. Así, comprometidos con las últimos dictados del mercado, el modelo pisa fuerte. Su auge responde, según los especialistas, a que demuestra ser la herramienta de expansión comercial más segura y menos riesgosa para invertir y obtener los beneficios de un método de distribución, junto a un sistema de valorización de una empresa. Los rubros más calientes, las oportunidades en el interior y el sistema for export, en esta nota.

En Argentina, el negocio de franquicias representa hoy aproximadamente el 20 por ciento de las ventas del comercio minorista. Según un estudio de mercado realizado en forma conjunta por la Asociación Argentina de Franchising y la Escuela de Dirección y Negocios Universidad Austral, se contaron al año pasado un total de 400 conceptos de negocios en franquicias en el país. Son 18.500 puntos de venta que emplean a más de 150 mil personas. Su facturación representa al 2 por ciento del PBI nacional. Según el informe, en los dos primeros años se recupera la inversión y una de cada 5 personas tiene en evaluación un proyecto de franquicia. Para el 2008 se prevé una incorporación de 50 nuevas empresas que sumarían 1700 puntos de venta y 10.500 empleados.

Negocio para dos

La franquicia se define como un sistema de colaboración entre dos partes jurídicamente independientes, vinculadas entre sí a través de un contrato mediante el cual la empresa franquiciadora cede, a cambio de cierta remuneración económica, el derecho a utilizar su marca comercial y su "saber hacer" empresarial, por un tiempo limitado y en un territorio determinado. El negocio se apoya en la instalación progresiva de locales en puntos de venta estratégicamente seleccionados para la oferta de sus productos. Este modelo de negocio responde a la necesidad de una renovación constante de la oferta de mercado, obligada por la imparable y creciente aparición de nuevos competidores y la exigencia de ofrecer nuevas prestaciones. El sistema consigue un mayor acercamiento al consumidor a través de una especialización centrada en un mejor conocimiento del producto y sobre todo, un mejor servicio y atención. Al basarse en la creación de una red de tiendas que sustenta todo un sistema de distribución y que determina el apoyo de cada uno de los componentes de la red negocio con los otros, crea seguridad, y en consecuencia, mayor fortaleza en el mercado.

Según la Asociación Argentina para el Desarrollo de la Pequeña y Mediana Empresa, sólo el 90 por ciento de los emprendimientos individuales llega al segundo año de vida. En contraste, la franquicia representa una modalidad más confiable, que asegura unos mínimos de rentabilidad, la calidad del producto franquiciado, su originalidad, y los conocimientos que ya posee una de las partes, el franquiciador, que ofrece la posibilidad a otros de incorporarse al negocio de una cadena de tiendas en funcionamiento.

Claves para elegir bien

El presidente de la Comisión de Consultores de la Asociación Argentina de Franquicias, y presidente del Estudio Canudas, Carlos Canudas, estuvo a cargo la semana pasada de un seminario para guiar a los postulantes a elegir una oportunidad dentro de esta fórmula comercial. Para él, el primer paso es interiorizarse con el sistema para evaluar sus ventajas e inconvenientes. Se deberá comenzar por un análisis de la situación actual de los distintos sectores de actividad y sus perspectivas, sus respectivos mercados, la legislación aplicable tanto nacional, provincial y municipal que afectan a esos rubros. Asimismo se deberá evaluar la competencia, la rentabilidad, las fortalezas y las debilidades.

Decidido el sector de actividad, el siguiente paso es efectuar la investigación de la franquicia más apropiada de acuerdo al proyecto personal de cada uno. De esta forma, recomienda averiguar: antecedentes de la empresa franquiciante, filosofía y concepto de negocio, valores diferenciales e innovadores frente a la competencia, estructura de la franquicia y modo de explotación, perfil del consumidor, características del contrato (duración, derechos y obligaciones de las partes, renovación y resolución, exclusividad territorial), obligaciones financieras del franquiciado. Una vez hecho esto, habrá que comprobar la veracidad de la información recibida mediante su contraste con la que brinden los ya franquiciados de la cadena. Esto implica consultar no sólo a la gente que le indicaron que puede preguntarles. Visitando locales, conociendo a sus clientes, se podrá tener una visión más acabada del negocio.

Sin embargo, el consultor resalta que ningún análisis tendrá sentido si no se toma conciencia de que todo dependerá del franquiciante: de su iniciativa, de su sacrificio y del compromiso a respetar las técnicas de gestión del franquiciante. “Reunir los requisitos personales y económicos necesarios, y realizar una adecuada elección, son las condiciones indispensables para garantizar el éxito de una franquicia”.

Vender el concepto de negocio

“El indudable éxito de las franquicias en el mundo se debe, sin duda, a que es el modelo óptimo para expandir un negocio en un período corto de tiempo. Hay menos riesgo para la inversión que se hace y se logran los beneficios de la sinergia que representa pertenecer a una red nacional, regional o inclusive mundial”, señala Canudas.

“Cada vez lo que se vende es menos el producto y más el concepto de negocio”. El experto subraya así como la fórmula comercial repercute en el fortalecimiento y la preservación de la marca, con rédito para ambos lados del negocio. También en los dos sentidos, existe la ventaja de la baja inversión en aras de la expansión.
Asimismo, para el franquiciante redunda en mayor eficiencia operativa en las nuevas unidades directamente operadas y supervisadas, el incremento en la cobertura y desarrollo de mercados y con el cobro de la cuota inicial, se recupera a mediano plazo la inversión realizada en el desarrollo del sistema de franquicias, además de la rentabilidad por el cobro de regalías mensuales.

En cuanto al franquiciado, los beneficios son: la reducción de riesgos e incertidumbres al invertir en un negocio probado, la innovación permanente en aspectos metodológicos y tecnológicos, la asistencia técnica permanente en la operación del negocio franquiciado, a cargo de expertos, el adiestramiento en procesos productivos de bienes o servicios, el acceso a programas de promoción y publicidad y el incremento en su prestigio personal al involucrarse en un concepto de negocio.

Canuda resalta: “el sistema de Franchising es un método de distribución pero también un método de valorización de una empresa en los aspectos intangibles del negocio, promocionando la imagen que es decididamente lo perdurable”.
El franchising se traduce así en una relación continua de interacción entre el franquiciante y su red de franquiciados brindándoles a éstos asistencia continua sustentada en el "know-how" ya experimentado exitosamente, plasmado en el manual operativo. “A su vez la marca, síntesis de la imagen corporativa de la red, es conocida, exitosa y, por tanto, confiable. Pero a esto, se suma la continua renovación de la originalidad de parte del franquiciante, generando nuevos estilos y rescatando las experiencias de los integrantes de la red”.

Tomar la decisión de desarrollar una red de unidades comerciales por el sistema de franchising es, según el especialista, “adoptar una cultura de negocios donde el franquiciante crece con la inversión de otros (los franquiciados) y, el franquiciado, se integra y compra la prueba final de un negocio ya probado, exitoso, evitando pagar el derecho de piso inevitable al actuar como cuentapropista”.

Franquicias vs. negocios individuales

¿A qué obedece que las franquicias funcionen mejor que las pequeñas empresas independientes? Según Canuda, esto tiene que ver con varios factores. En primer lugar, el perfil de los franquiciados. “La mayoría de los franquiciantes elaboran un perfil de franquiciado para gestionar sus franquicias y luego los eligen en consecuencia”. En cuanto a la ubicación de los negocios, “los franquiciantes tienden a colaborar o controlar la selección de las ubicaciones, lo que previene saturación de mercado”. Además, “las franquicias suelen estar localizadas en instalaciones especializadas – shoppings, centros comerciales - en lugar que en cualquier calle”. A lo que se le suma que los clientes usualmente aprecian la calidad y consistencia de marcas ya probadas y también la de sus productos o servicios. Finalmente, el consultor afirma que las franquicias crecen en base a una transferencia de información bidireccional intensiva, y se constituye en una fuente de ideas permanente que enriquece el negocio y la marca.

Oportunidades, zonas y ramos

“Históricamente, la gastronomía cubrió el 30 por ciento dentro de lo que es franquicias, después le siguió la indumentaria, que hoy por hoy tiene más fuerza que el tema de la gastronomía, sobre todo porque la franquicia está yendo mucho al interior y allá el tema de las marcas de indumentaria es muy solicitado, motivado por el fuerte ingreso que hay en este momento por el turismo, el petróleo y el campo”, resume Canuda. Existen puntos neurálgicos en donde la fórmula de la franquicia es furor: Neuquén, Comodoro Rivadavia, Mendoza, Salta y Ushuaia. También en alguna medida, Córdoba y Santa Fe. En cuanto a rubros, hay una avidez por el tema de las cafeterías. “Estas han cambiado, se han segmentado, pero todas tienden a ser lo que se llama un café gourmet, donde el centro pareciera ser cafetería pero algunos la acompañan con alfajores, otros con muy buena pastelería, otra con diferentes tipos de café”.

Lo cierto es que el sector siente el movimiento de la apertura de la cadena internacional Starbucks, que se instala en el país, haciendo la apuesta de liderar el mercado en Sudamérica. “En las marcas que ya estaban, preparándose para la llegada de esto, adoptando algunas estrategias como la venta de música, el famoso vasito para poder llevar. Esto lo hizo Aroma, Havanna, para ir preparando el mercado y que no vengan ellos con la novedad. Y por otro lado, la incorporación de un montón de otros locales de grandes cafeteros, como los 5 Hispanos o La Morenita o Fel Fort, que se está lanzando asociado al tema del chocolate, es decir, se ha trabajado sobre el concepto de negocios”.

A la orden del día

“Creo que la tendencia del retail hoy por hoy es transformar la simple venta de un producto en una experiencia de consumo maravillosa. Cuando compras ropa interior no compras ropa interior sino, sensualidad. Al entrar al local tiene que haber cierto perfume, las texturas y colores del pack tienen que reforzar esto e inspirar los cinco sentidos”, explica el consultor.

En cuanto nuevos rubros, el experto destaca: “De los 70 ramos que practican franquicia en la Argentina, recientemente se incorporó uno que se refiere a todo lo que sea accesorios de autos con un concepto distinto a los locales de Warnes. Con una impronta más bien de boutique del automóvil, donde la estrategia se acompaña de un proceso de venta asistida, un entorno confortable y tecnológico y cierta apertura a un público femenino”.

Si hay que hablar de tendencias, el auge en esta modalidad serán, en un futuro cercano, los servicios. “Primero porque requieren menos inversiones, después porque han sido rubros que no han sido atacados de la mano de la franquicia. Hablo de soluciones técnicas en las casas y/o oficinas, por ejemplo. También crecerá mucho todo lo relacionado a entretenimientos y a la mujer en general: belleza, cosméticos, accesorios de moda”.

La plataforma de despegue que soportará estos vaticinios es sin duda la de los centros comerciales. “Hay 47 shoppings en construcción y de acá al 2009 vamos a tener 126 shoppings, en los cuales se compra el 15 por ciento del mercado. La tendencia es que llegue al 24. - grafica Canuda-. Los shoppings son primos de las marcas y las marcas son primas hermanas de las franquicias. Muchas de las marcas fueron creadas gracias a los shoppings. Aunque, eso sí, la puesta en marcha de una franquicia requiere, entre otras cosas, el estudio de su identidad corporativa. Crear la marca, y luego implementarla en todos sus productos y en cada uno de sus puntos de venta, respetando al pie de la letra el manual corporativo de la empresa para su aplicación. De nada vale crear una marca si luego no respetamos su concepción. Una marca que no se respete a sí misma jamás tendrá valor de mercado; en cambio, si la cuidamos, su valor podría multiplicarse. Es un fenómeno que influye en las actitudes y hábitos de consumo de un producto, cuya calidad es difícilmente aceptada antes de su uso, pero si el consumidor conoce y confía en una marca esto actúa como un aval en su adquisición, por lo tanto le da confianza en el momento de decidir la compra”.

Franchising por export

La ventaja local en este negocio es que los argentinos son vistos en el exterior como “gente de buen gusto”, formadores de tendencias. No es extraño entonces que muchas marcas argentinas hayan logrado abrir franquicias en el exterior: Grisino, la marca de indumentaria infantil para nenes y nenas, tiene 17 franquicias, además de 11 locales propios. Gracias a esta modalidad de negocio se posicionó en Capital Federal, Salta, Mar del Plata, Bariloche, e inclusive en Colombia y Paraguay. Además tiene proyectadas dos inauguraciones próximas en la Ciudad de Buenos Aires; Boating, empresa de calzado e indumentaria de cuero, ya cuenta con 12 puntos de venta propios y 6 franquicias. Además proyecta la apertura de otros dos locales para lo que queda del año; Kout es otra marca de jeans que lanza un ambicioso plan de franquicias, hoy cuenta con 15 locales propios, de los cuales 9 son franquiciados. La idea de los directivos es abrir durante el 2008, ocho puntos de venta exclusivos bajo esta modalidad; Arredo es otra cuenta de ropa para el hogar que se está expandiendo rápidamente, once de sus 34 locales son franquicias, incluyendo 6 internacionales (en Uruguay y Bolivia).

Negocio interactivo

“Como en todos los ámbitos, este modelo comenzó a tomar las tendencias de mayor interacción y participación de los franquiciados en lo que se llama Franchising 2.0. Esto apunta a la activa intervención en la marca: por ejemplo la idea del menú andino, en Mendoza, asociados a una marca de vino, con un menú típico, fue idea del franquiciado de McDonald´s y explotó en ventas”.

Pero además, como actor en este “juego”, está el consumidor y la interacción con él. Frente a la tradicional web, ya casi del siglo pasado, surgió con fuerza el fenómeno de las web 2.0, la idea del concepto, es la interrelación y la comunicación interactiva con el usuario, frente a la comunicación vertical, del formato unidimensional, menos accesible y más difícil de actualizar. Los blogs, los marcadores dinámicos, las suscripciones, los gráficos en 3D, el uso de Internet , frente al sólo un rato, son la tendencia que inunda la post nueva economía. En este sentido, también el rubro de los autoservicios en accesorios automotrices llevan la delantera. Integrada a la marca, cada sucursal de Michelin tiene su desarrollo web, a partir de lo cual intercambian mensajes, sugerencias e información con los clientes. “Hacia allí hay que caminar”, señala Canuda.

Malen Lesser
Revista Infobrand

17.5.08

- LO QUE NOS PASA -




Me gustó mucho el video colgado de You Tube
TN Palabras + Palabras -

6.5.08

- BOLIVIA -




Una advertencia para Evo Morales


Una vez disuelta la efervescencia que provocó el referéndum revocatorio en el departamento boliviano de Santa Cruz, el presidente Evo Morales y el prefecto (gobernador) Rubén Costas deberán definir con serenidad qué modelo de república pretenden. Lejos de la conveniencia de ambos, y del país en sí, está la fundación de una segunda república como consecuencia de una fractura, más allá de que otros tres departamentos de la rica Media Luna andina, Tarija, Pando y Beni, tengan previsto convocar el mes próximo sus propios referéndums revocatorios.

La médula del debate, más allá de las diferencias étnicas, sociales y políticas entre las dos caras de Bolivia, no pasa, en realidad, por la división, sino por la reasignación de los recursos. Santa Cruz, con 2,5 millones de habitantes y escasos niveles de pobreza y desempleo, aporta casi el 30 por ciento del producto bruto interno (PBI). Sus exportaciones representan más de la mitad del total nacional. A su vez, sus tierras cultivadas suponen el 40 por ciento del país, y debajo de ellas se encuentra gran parte de la riqueza gasífera y petrolera.

En el referéndum, como estaba previsto, el 85 por ciento aprobó la autonomía. Morales, sin embargo, consideró un fracaso el resultado, sobre todo por el alto índice de abstención y de votos negativos, del orden del 50 por ciento. Visto de ese modo, en medio de un clima de violencia que causó una veintena de heridos en enfrentamientos entre grupos rivales, cada uno interpretó a su manera el pronunciamiento popular, de modo de acopiar fuerzas frente a aquello que debería esperarse: una discusión seria en lugar de una batalla insensata.

Es evidente que Morales no estuvo a la altura de las circunstancias si se trataba de predicar por la unidad, como corresponde a todo presidente constitucional, y que la intromisión de su par de Venezuela, Hugo Chávez, con sus denuncias contra los presuntos planes desestabilizadores de los Estados Unidos, un flaco favor les han hecho a él y su pueblo. En momentos de tensión, en los cuales un país hermano parece a punto de desangrarse, no es necesario que un tercero en discordia siembre aún más cizaña con el afán de llevar agua para su molino.

Es importante que los gobiernos de la región, involucrados en hallar una solución para Bolivia desde los tiempos del presidente depuesto Gonzalo Sánchez de Lozada, reafirmen su compromiso con la unidad de los sectores en pugna. Lo han hecho los de la Argentina, Brasil y Colombia. Enhorabuena. Ese gesto, más allá de ser positivo, también expresa, en especial en la Argentina y Brasil, una señal de preocupación por la dependencia que ambos tienen del gas boliviano.

En la puja política, Morales insiste en la reforma constitucional aprobada sólo por el oficialismo en la Asamblea Constituyente de noviembre último. La negación del otro, en este caso del reclamo de autonomía de Santa Cruz, no ayuda. Menos aún ayuda su provocador saludo a "la rebelión" desatada por aquellos que se resistieron a votar "un estatuto ilegal e inconstitucional". En eso, precisamente, le dio la razón la Organización de Estados Americanos (OEA).

Ningún presidente puede vivir en guerra permanente con aquellos que no concuerdan con él, excepto que ése sea su plan de gobierno o su método de amasar poder. Si la Corte Nacional Electoral desconoció la votación y prometió no validar el resultado, ¿qué fin persigue Morales con esa suerte de llamado a la revancha? Debió hacer un llamado a la unidad sin que ello significara falta de firmeza ni omisión de la discriminación que suelen padecer los indígenas.

En principio, Bolivia se dobla, pero no se rompe. La victoria del sí en Santa Cruz es el comienzo de un camino en el cual el presidente Morales y el prefecto Costas, referentes de los sectores en pugna, deben hallar un punto de contacto para definir el perfil de una república que ya no será como antes. El resultado del referéndum implica un duro golpe a la reforma agraria impulsada por el gobierno en su intento de reivindicar los derechos indígenas.

Los gobiernos que se identifican con la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), impulsada por Chávez, coincidieron en darle un matiz ideológico al referéndum de Santa Cruz. Venezuela, Nicaragua y Cuba denunciaron un plan desestabilizador de los Estados Unidos. Supongamos que fuera cierto. Nada mejor entonces que suturar las heridas para abortarlo en lugar de profundizarlas aún más con aplausos a "la rebelión", como hizo Morales con la complicidad de Chávez.

El estado de crispación en nada contribuye a la consolidación de la democracia ni a la integración regional. En Bolivia no deben ser exaltadas las diferencias, sino aplacadas. El primer presidente aymara de la historia debe demostrar que puede gobernar para todos, porque, en definitiva, todos esperan eso de él, así como el despegue, de una vez por todas, de un país con necesidades en la superficie y gran riqueza en el subsuelo. El día que logre equiparar ambas realidades, y tienda a la unidad en desmedro de la división, dejará de ser el más pobre y conflictivo de América del Sur.

2.5.08

- FFCC -




Tren bala y tren blanco


Por Alicia Dujovne Ortiz
Para LA NACION



Cada mañana, por Radio Classique, la radio francesa que transmite exclusivamente música clásica, me veo obligada a escuchar noticias y publicidades financieras, sin duda, porque la emisora considera que los amantes de esa música son los banqueros y los empresarios. De todas esas propagandas, la que más dentera me produce es la del TGV Pro. Traduzco: el tren de gran velocidad, al que los argentinos llamamos "tren bala", dedicado, en este caso, a los profesionales.

Un locutor que se derrite como la cera musita fascinado: "El Pro no tiene tiempo que perder; el Pro mientras viaja necesita trabajar, trabajar y trabajar sin distraerse un minuto; al Pro debemos llevarle la comida a su asiento para que no tenga que levantarse a buscarla en el coche comedor, el Pro...". Y ya no sé cómo sigue, porque al llegar aquí, apago.

Pero el susurro calenturiento ha logrado su objetivo, instándome a recordar mis propias experiencias en algún TGV que me ha tocado tomar, para ir, por ejemplo, de París a Lyon.

Era limpio, eso sí. Limpio y silencioso como un templo, o como un hospital de cualquier lugar como la gente, vale decir, no uno de nuestro conurbano. Inútil aclarar que en el recinto entre metálico y aterciopelado no volaba una mosca, porque ninguna sobreviviría en semejante ambiente, allí donde los Pro consultan calladitos sus mínimas computadoras, mientras por la ventanilla circula suavemente un paisaje tan planchado, peinado y manicurado como el del interior del coche.

Un paisaje, eso sí, sin demasiados pesticidas mortíferos ni plantaciones de OGN (organismos genéticamente modificados), porque esas cosas, en el Primer Mundo, están prohibidas.

Así, pues, cada mañana, mientras apago la radio para acallar a los Pro con sus poco envidiables almuerzos tragados a los apurones entre aparatos varios (por hábiles que sean, la operación conlleva un riesgo para el teclado de la portátil y la raya del pantalón), pienso en las diferentes connotaciones que para cada uno de nosotros adopta la palabra "tren".

Connotaciones siniestras es lo que sobra: en Europa, los vagones de ganado que iban a Auschwitz han quedado tan grabados en las conciencias que un líder de ultraderecha como Le Pen eligió esa imagen ferroviaria para sus provocaciones antisemitas. Y en la Argentina, la célebre conversación entre Lucio V. Mansilla y el cacique Mariano Rosas nos ha quedado sonando en la memoria. "Habla la verdad, hermano -le dijo el jefe indio al dandy de capa roja que le metía por los ojos el tratado de paz-. Ustedes, los blancos, quieren hacernos desaparecer para que el ferrocarril pase por nuestras tierras."

Connotaciones alegres, por supuesto, tampoco faltan: aquellos trenes carreta que nos tomábamos para largarnos de vacaciones a cualquier punto del país, porque total qué apuro había si viajábamos fantaseando con un sulky y un caballito tranquilo de los que se espantan los bichos contrayendo la grupa.

Eran trenes que no parecían aludir ni a un poder asesino ni al contraste entre una población condenada y otra victoriosa, sino sencillamente a un avance, a un progreso que, en el caso de los ranqueles, había costado caro, es cierto, pero que ya formaba parte de nuestras costumbres y funcionaba bien.

En todo caso, cuando la locomotora entraba humeante y fragorosa en los pueblitos más apartados de la Argentina, las chicas se vestían de fiesta para verla llegar, esperanzadas, a ver si el novio aparecía. Después de haber sido instrumento de muerte, el ferrocarril llevaba vida e ilusiones de Norte a Sur.

Lo anterior va sólo a manera de meditación de índole socioafectiva: algo habrá en el tracatraca de los trenes que nos resulta entrañable, y por algo será que su progresiva desaparición genera, por motivos simétricamente opuestos, un sentimiento de desamparo similar al del cacique adoptado por Rosas. Hace muy poco, una chica que logró el milagro de viajar en tren de Córdoba a Buenos Aires me contó que la gente en las estaciones los aplaudía. Era una reconquista digna de que la banda del pueblo la celebrara con bombo y platillo.

Un caso aislado, por desgracia. ¿Quién podría recibir con marchitas eufóricas a los aterradores ómnibus de dos pisos que se bambolean a punto de caer a un lado u otro para quedar de canto y cuya definitiva erradicación por causa de máximo peligro todavía esperamos?

Nuestra realidad de hoy es una Argentina sin trenes, con 870 pueblos fantasma, tan condenados al olvido como antes las tolderías. Así lo afirma Juan Carlos Cena, integrante del Movimiento Nacional por la Recuperación de los Ferrocarriles Argentinos, en su muy bien documentado libro El ferrocidio .

Como muchos otros observadores, entre los que citaré a aquellos cuyos mensajes he recibido directa o indirectamente en estas lejanas tierras -el escritor Mempo Giardinelli y el cineasta Pino Solanas-, Cena califica el proyecto de TGV argentino, o de tren bala, de "desatino nacional". Esa clase de desatino que siempre va unido al gigantismo.

Restaurados como se debe, los trencitos normales tardarían apenas 45 minutos más que el esplendoroso invento francés en unir Buenos Aires y Rosario.

Antes había en esa línea dos trenes a la mañana y dos a la tarde, y cuando digo "trenes" me refiero a esas conocidas longanizas con la locomotora en la punta donde podía viajar cualquiera, no a la bala ultramoderna, donde el boleto a la citada ciudad, ida y vuelta, en segunda clase, costará, según calculan, la bonita suma de 470 pesos y que, por consiguiente, sólo podrá ser frecuentada por la versión local del Pro que se atraganta a solas en su asiento, porque la fiebre de ganancias le impide saborear un bife conversando con algún congénere y gozando de un poquito de paz.

Es curioso cómo lo ferroviario se ha convertido en metáfora de las desigualdades sociales en la Argentina. En las últimas estribaciones de los 90, solía yo tomarme un tren azul eléctrico que, pasando por Olivos y Acassuso, terminaba en un sitio perdido de la Tierra llamado, no sin ironía, Victoria. Durante el verano, la refrigeración era tan exagerada que se volvía necesario llevar bufanda.

Por ese tiempo, los cartoneros todavía no habían conseguido su tren blanco, de modo que subían con sus opacos tesoros al resplandeciente medio de transporte no pensado para ellos. Ante su presencia, el tono eléctrico de este último rozaba el cortocircuito. A todas luces, los usuarios de este tren bien pintado y lustrado estaban lejos de apreciar las pilas de basura en equilibrio sobre los imaginativos carritos. Así que se quejaron, y los cartoneros tuvieron su propio tren.

Con o sin él, resulta de todos modos interesante observar la transformación de la realidad a partir de la estación Victoria. Es como si allí terminara un mundo y comenzara otro. El de este lado lo conocemos; el del otro cuenta con un trencito sin vidrios en las ventanillas, por donde entran la tierra, el solazo y algunas piedras, sin cuero en los asientos, o bien, directamente, sin asientos, que sale de Victoria medio ladeado, como esos perros callejeros cuando trotan esquivando sus cuartos traseros en previsión del puntapié.

No es un tren específico para cartoneros, sino uno concebido para viajeros de suburbios pobres que no se creen con derecho a echar chispas de indignación, y que, en consecuencia, se aguantan su suerte.

¿Por qué ha sido eliminado el tren blanco de la faz del planeta, sección Argentina? Porque estaba en malas condiciones y se volvía peligroso. Nada cuesta creerlo. Pero ¿por qué no se lo ha reparado o reemplazado para ayudar a esa parte de nuestra población que actúa en pro, no en Pro, de nuestra ecología, seleccionando una basura que ya nadie sabe dónde meter y, de paso, sobreviviendo como puede hasta que algún rey mago aparezca con la promesa cumplida de un "trabajo digno"? Pregunta retórica: si se privilegia el tren bala destinado a unos pocos, antes que los trenes utilizables por muchos, ¿qué puede pesar en la balanza el drama de esas mujeres, esos hombres y esos niños que se ensucian hasta el codo abriendo nuestras bolsas en busca de la perla escondida?

Hace un tiempo, una palabra utilizada por un funcionario del gobierno de la ciudad para justificar la violencia de la policía al desalojar a los cartoneros acantonados, nueva ironía, en ese legendario sitio de cirujas inmortalizado como Pampa y la vía, porque la falta del tren blanco los había dejado de a pie, me ha dejado perpleja. Esa palabra es "impecable". "La actuación de la policía ha sido impecable", sostuvo el funcionario al referirse a los forcejeos de la fuerza pública para vaciar el lugar de desperdicios y de personas consideradas como tales. Una palabra que esconde la idea de la pobreza pecaminosa bajo el poncho del inconsciente.

La energía fumigadora de esa policía que limpió el lugar a manguerazos hasta dejarlo exento de mancha o de pecado coincide con aquellos desalojos de triste memoria: ¿cómo no recordar la destrucción de las villas durante la dictadura? Ni las topadoras que aplastaban las casitas ofrecían la mínima solución de recambio ni este operativo limpieza se muestra preocupado por otra cosa que barrer y pasar el trapo. La expresión de deseo "basura cero" no aparece contrabalanceada por la de "hambre cero". Si los cartoneros se niegan a utilizar los camiones que la ciudad dice ofrecerles a cambio del tren blanco, no ha de ser por capricho: a menos que se insista en considerarlos descerebrados natos, la lógica más elemental indica que su negativa tiene un sentido, puesto que nadie obra en contra de sus propios intereses.

Personas tratadas como animales, trenes de ganado para seres humanos. El que así lo desee puede buscar en Internet los blogs de los usuarios del Ferrocarril Roca, donde podrá enterarse de que sus pasajeros habituales se sienten manipulados como bovinos. Recomiendo en especial un dibujo que representa a dos vacas rumbo a su trabajo, saliendo malhumoradas de un vagón. Vacas de enfurruñado testuz, que ya no miran pasar el tren, sino que deben tomarlo ellas, amontonadas como rumbo al matadero mientras, en un futuro no lejano, los trenes bala pasarán pitando frente a sus ojos, dejando entrever, recortado en el marco de cada ventanilla, el perfil casi romano del hombre que aprovecha.

24.4.08

- TEVEO -





Observaciones sobre el Observatorio



Por Pablo Mendelevich
Para LA NACION




Nada tan amplio como el verbo observar. Uno lo escucha referido a las aves y lo encuentra encantador. Sobre todo si le viene a la mente un observador de chaleco caqui, bermudas y sandalias que apunta a las copas de los árboles con un inofensivo catalejo. Lo mismo sucede cuando lo que se observa son estrellas, que ni se enteran de que alguien les clava el ojo.

"Observar" significa, en estas ocasiones, mirar atentamente. Y gracias. Desde ya que "observar" adquiere un sonido más áspero cuando significa "cumplir lo mandado". Es lo que siempre prometen nuestros gobernantes cuando juran observar y hacer observar la Constitución en cuanto de ellos dependa, fórmula que ganó fama no sólo por la dificultad de algunos presentadores de pronunciar la be seguida de la ese, sino por la abultada estadística de incumplimientos. Por fin, también es posible observar una religión, un precepto: eso ya no significa mirar ni respetar, sino practicar.

"Observar", como se observa, son muchas cosas.

Ahora bien, ¿qué significa observar medios? ¿Equivale a mirarlos, que es, casualmente, para lo que están hechos? ¿Le está permitido a un observatorio de medios hacer observaciones con el fin de que los observados -a diferencia de lo que sucede con pájaros, truenos y estrellas- corrijan sus imperfecciones? Y si así fuera, ¿cómo se sabe qué son imperfecciones y qué es, simplemente, producto de su naturaleza autárquica? Cuando Cristina Kirchner dice que quiere abrir, o relanzar, el Observatorio de Medios de Comunicación, contra las prácticas discriminatorias, ¿qué quiere observar? ¿Y en cuál acepción del verbo quiere hacerlo?

Muchos no se dieron cuenta, pero estas preguntas esenciales ya fueron respondidas por la propia interesada. Palabras injustamente olvidadas las suyas: si se les hubiera prestado más atención, se habrían ahorrado discusiones frenéticas sobre si el Gobierno tiene o no aspiraciones dominantes cuando habla de un inocente observatorio de medios aplicado a la discriminación.

Por empezar, no fueron sesudos estudios de un émulo de Apold, el legendario Goebbels criollo, ni años de planificación lo que alumbró el entusiasmo oficial por el Observatorio, sino que una mañana la Presidenta lo leyó en un diario y mandó a llamar al que hablaba del tema.

Aclaremos que para descubrir esta improvisación no fue necesario esperar a que se ventilaran documentos secretos guardados durante treinta años. Quien revise el discurso presidencial del 4 de abril verá que la propia Presidenta contó que lo había leído el día anterior en el diario. Más aún: como si ella misma se hubiera constituido de manera precursora en un observatorio, advirtió (apostrofó) que sólo un diario (se refería a Página 12 ) había tenido a bien publicar el pronunciamiento de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA sobre el comportamiento periodístico durante el lock out del campo, en el que, entre otras cosas, se nombraba el Observatorio de Medios contra la Discriminación.

El decano Federico Schuster, firmante de ese pronunciamiento, completó el relato cuando declaró públicamente que, para su asombro, la Presidenta lo había citado en la Casa Rosada después de leer el diario. Puede colegirse que también gracias al diario la Presidenta recordó que había un Observatorio de Medios en el Estado. Véase la frase textual de Cristina Kirchner el día del puntapié inicial: "Hay un observatorio de medios que debe funcionar en la órbita del Comfer precisamente contra la discriminación". E invitó a todos a sumarse a él, lo que quedó sepultado bajo una catarata de consideraciones e insinuaciones sobre falta de pluralidad y equidad de los medios, se supone que privados, ya que a los estatales (sic) no los discriminó.

Cierto malentendido, entonces, pudo haberse generado cuando se desparramó la idea de que el Gobierno tenía un plan para controlar a la prensa a través de un observatorio de medios contra la discriminación. El plan no existía. Lo que existía era una particular manera de entender la discriminación en los medios, a la que el documento de Schuster vino a bendecir con un matasellos académico. Si es que no fue también la generosa palabra "discriminación" lo que cayó del cielo y se ajustó a la ira que había producido en los dos televidentes Kirchner la rebelión agraria. O su relato, como dice la Presidenta.

Inspirada en el texto de Schuster, Cristina Kirchner empaquetó en una pieza oratoria quejumbrosa unos cuantos ítems supuestamente relacionados entre sí por su pertenencia al territorio de la discriminación mediática. Envolvió "la transmisión de una única voz y el silenciamiento de las demás" dentro de un mismo medio, la propiedad de los medios privados, "el rechazo a toda forma discriminatoria que tenga que ver con el color de piel, con la posición social o con la fe religiosa" y el exitismo durante la Guerra de las Malvinas (1982), del cual culpó genéricamente a la prensa, a la que a renglón seguido le facturó una deuda de "calidad institucional". ¿Quién duda de la importancia de estos temas? El problema está en pretender embutirlos dentro de un observatorio estatal con el propósito de "observarlos", quién sabe cómo, so pretexto de que allí se nos cuela, cuándo no, la discriminación, a favor de la cual, no hace falta decirlo, nadie hará una marcha a Plaza de Mayo.

Para muchos periodistas, también para algunas organizaciones no gubernamentales especializadas, para facultades de ciencias de la comunicación y de periodismo que no emiten resoluciones para hacer "repudios" a "coberturas", sino que, en todo caso, elaboran estudios académicos y, por qué no, para aquellos medios en los que se realiza el sano ejercicio de la introspección, la discriminación mediática es una cosa más precisa. No consiste en denominar "paro del campo", o con la menos apropiada palabra "huelga", lo que el lenguaje oficialista prefirió, con todo derecho, llamar lock out . Esa es una cuestión del enfoque que cada cual le da a la información de acuerdo con su línea editorial.

Los periodistas discriminamos, en cambio, con determinados giros idiomáticos que repetimos sin pensar (incluyendo la reiterada costumbre de explicar en las páginas policiales que la occisa era una mujer de singular belleza, lo que estaría alentando a las mujeres feas a circular tranquilas). Discriminamos si decimos que en un accidente fallecieron dos personas y un boliviano. Si presentamos como demonio y casi seguro homicida al hijo homosexual de una mujer asesinada, atento a sus rarezas, y, por supuesto, si nos referimos con desprecio a un piquetero en contraste con un cacerolero y viceversa. Cubrir el paro del campo sobre la base de que importa, y mucho, a diferencia de lo que creyó, por lo menos al principio, el Gobierno, no tiene nada que ver con la discriminación. Sin perjuicio de que en el trabajo periodístico -ahora en estas largas tres semanas sobre el campo, pero lamentablemente, también, en todos los demás- haya una cuota de exabruptos con propulsión a prejuicio, o meros productos de la incompetencia.

Lo ideal sería poder discriminar las discriminaciones que cometemos los periodistas y evitarlas. Aunque sin ayuda del Gobierno. Este gobierno, para colmo, no es muy bueno observando: ve mensajes cuasi mafiosos en las mejores caricaturas, descubre de golpe una concentración mediática que hasta ahora le había pasado inadvertida y se entera con la llegada del otoño de que estaba aplicando desde hace años la ley de radiodifusión de Videla sin haberse dado cuenta. Si la idea de discriminación en los medios se confundiera con la de diversidad de enfoques -el mejor aporte de la prensa a la democracia-, estaríamos fritos. Ojalá el Gobierno pueda observar solito la diferencia.

20.4.08

- OBSERVATORIO -






Vigilar a la prensa libre no es una tarea propia del Estado


La irracional embestida que el gobierno nacional ha lanzado en los últimos días contra la libertad de prensa se basa en una concepción del poder de trasnochada filiación autoritaria. En efecto: se ha anunciado que el periodismo independiente será observado y controlado, de aquí en adelante, como si fuera un apéndice más del sistema institucional del Estado. A esa finalidad estará dedicado, de acuerdo con lo que ha manifestado la propia Presidenta de la Nación, el llamado Observatorio de los Medios de Comunicación, confuso organismo creado en octubre de 2006, sobre el cual han tenido jurisdicción, sucesiva o alternativamente, el Comité Federal de Radiodifusión (Comfer), el Instituto Nacional contra la Discriminación (Inadi) y la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

Por supuesto, la idea de que el periodismo sea objeto de un seguimiento que permita estudiar y conocer en detalle sus tendencias y orientaciones no tiene, en realidad, nada de novedoso, ya que lo propio y natural de los medios periodísticos es estar permanentemente expuestos a la observación pública y, por lo tanto, es inevitable que sus contenidos sean amplia y absolutamente conocidos por los diferentes sectores de la sociedad.

Pero resulta inaceptable que esa tarea de observación y control esté a cargo de organismos pertenecientes a la órbita del Poder Ejecutivo nacional. En un país regido por los altos principios que garantizan la libertad de prensa y la plena diversidad de las opiniones ciudadanas, lo que corresponde es que ese Observatorio de los Medios de Comunicación sea un ente creado y administrado por las organizaciones de la sociedad civil, no un órgano sometido a la vigilancia compulsiva del Estado. Ese es justamente el carácter que revisten esos observatorios en aquellos países comprometidos con el pleno respeto a las libertades de pensamiento, de conciencia, de expresión y de opinión.

El periodismo tiene una misión esencial: contribuir a que los gobernados observen y controlen a los gobernantes. La existencia de un sistema de medios periodísticos independientes permite que los ciudadanos se mantengan informados acerca de los movimientos de quienes ejercen las funciones de gobierno y ésa es una manera de reforzar la estructura constitucional que coloca a los integrantes del poder público bajo la mirada escrutadora y vigilante de los ciudadanos. La prensa es, entonces, por naturaleza, uno de los agentes sociales que ayudan a observar, vigilar y controlar a los miembros del Gobierno.

La idea de que el propio periodismo pase a ser ahora el observado distorsiona y contradice los clásicos principios del constitucionalismo fundado en una organización institucional de rigurosa base democrática.

Por otra parte, el periodismo tiene también la misión de "construir ciudadanía", de contribuir a que los gobernantes y los gobernados se relacionen y se mantengan vinculados, sepan cuándo están hablando de las mismas cosas y cuándo están hablando de cosas diferentes.

Para que la "gente común" comprenda sin dificultad el lenguaje de los gobernantes y sepa de inmediato "de qué se trata" -por emplear la expresión clásica que resumió el espíritu de las jornadas de mayo de 1810- es necesaria la existencia de un sistema de medios informativos que articule constructiva y adecuadamente a los ciudadanos con el poder. Para eso no hacen falta, desde luego, organismos intimidatorios o controladores. Basta, simplemente, con que unos y otros hablen sin dobleces y reflejen sin distorsiones sus diferentes y particulares visiones de la realidad en un garantizado contexto de libertad, pluralismo y transparencia.

Cuando desde la Presidencia de la Nación se pretende vigilar a los medios informativos con el aparente propósito de condicionar o uniformar sus mensajes, la ciudadanía percibe que algo esencial se empieza a disgregar o a romper en el corazón de la República y que comienza a desvanecerse el sentimiento social de pertenencia a un destino común. Está probado que la imposición de un discurso único a los distintos medios de comunicación, lejos de producir un efecto unificador, desgarra y deteriora el espíritu de unidad nacional. La intolerancia y el autoritarismo son los peores consejeros cuando lo que se pretende es construir un camino de coincidencias que ilumine el horizonte hacia el cual deseamos avanzar como ciudadanos, hijos naturales de la diversidad democrática.

En una sociedad como la argentina, que tanto ha sufrido en las últimas décadas resultado de los autoritarismos violentos y de los abusos de poder, es lamentable que se insista en intimidar a los medios periodísticos para que sirvan a la difusión del clásico discurso "monocorde y único", estructurado a la medida de los intereses del poder.

Cuando la prensa no tiene garantizada su libertad, cuando se perciben en los gobernantes intentos trasnochados de unificar la información y de suprimir las naturales y enriquecedoras manifestaciones de diversidad que conviven en el conjunto social y son registradas por el periodismo independiente, se empobrece la vida cultural del conjunto y se cierran las compuertas del crecimiento espiritual de la República. Un país que no vislumbra alternativas en su marcha hacia el porvenir es, fuera de toda duda, un país que ha dejado de crear, de soñar, de inventarse destinos alternativos. El Observatorio que se impulsa, obsesivamente regido por el Estado, procura desalentar toda posibilidad de crecer hacia la diversidad. Los argentinos merecemos algo más que ese implacable empobrecimiento de nuestro destino.

9.4.08

- MADE IN ARGENTINA -




Fantasías de industria argentina


Por Silvia Hopenhayn
para LA NACION



Desde hace varios siglos, la ficción ha dado cuenta de que la realidad puede llegar a ser un invento. Con mayor o menor elocuencia, los autores excavan túneles para escapar de la aparente rigidez del tiempo o de la constricción del espacio, en busca de nuevas dimensiones. Algunos han encontrado maravillas, como Lewis Carroll del otro lado del espejo, o Ursula K. Le Guin en Terramar. Otros alcanzan el horror, como Poe en la celda de castigo de la inquisición (El pozo y el péndulo) o Lovecraft a través del terror cósmico de Cthulhu.

En la literatura juvenil, este empeño por atravesar lo cotidiano en busca de otras realidades es muy frecuente. En Las crónicas de Narnia, se realiza a través de un ropero; en El señor de los anillos, Tolkien rescata del pasado un período ficticio, y Harry Potter vive en un mundo mágico paralelo.

Aunque lo parecen, tales fantasías juveniles no son patrimonio de los anglosajones; no hace falta ir tan lejos para cruzar la línea de la realidad. Liliana Bodoc, escritora mendocina, preparó una poción poética bastante fuerte, para convertir la fantasía en tierra propicia para la mitología precolombina con resabios de la tradición céltica. Su Saga de los confines, una trilogía compuesta por Los días del venado, Los días de la sombra y Los días del fuego, tres novelas de gran éxito y varios premios, lo confirma. Las Tierras Fértiles son, precisamente, su territorio de ficción en el que reinventa la Conquista y dispone criaturas tan candorosas como irascibles.

En su última novela, sin embargo, promueve un espacio más cercano: el que se gesta en pleno día y en medio de la calle, cuando la realidad se angosta y comienza el túnel de la pubertad. En El mapa imposible (título del libro), tres amigos, dos varones y una niña, están en el umbral de la adolescencia, y toda coordenada comienza a tambalear. La urgencia por darle forma al devenir los lleva a buscar escondites que suelen tener pasadizos hacia lo imprevisto. Porque de eso se trata el mapa imposible: de un lugar al cual no se sabe cómo se llega, pero en el que uno de pronto aparece. De allí que la casualidad se convierta en una simpática aliada para aquellos que saben servirse del absurdo cotidiano.

En un pie de página, se lo describe así: “El mapa imposible será, cuando logre serlo, una matriz dinámica de relaciones espacio temporales. Vale decir, un conjunto de datos y fórmulas que difícilmente puedan graficarse en su totalidad”. Juntos, los tres amigos de la novela van escribiendo en cuadernos a rayas el “Diario de los exploradores”, testimonio de dichos pasajes abruptos al más acá. En un momento, unos jóvenes rebeldes los previenen: “Esto es una trinchera… y un espejo… Una trinchera con música… un espejo que nos deforma… A veces nos deforma… y otras veces no… Para ser uno de los nuestros hay que saber pelear con uno mismo… Para ser uno de los nuestros hay que atravesar descalzos las cenizas de la infancia”. En pocas palabras: el mapa imposible de la adolescencia, momento en el que no cabe más que inventar la realidad, porque todo parece esfumarse.

30.3.08

- ACTUALIDAD -





Un ciclo de la política parece haber terminado





Por Joaquín Morales Solá
Opinión - La Nación



Nunca se derrochó tanto capital político en tan poco tiempo. Nunca, al menos, de manera tan innecesaria. Están sucediendo días que pudieron evitarse. Fueron una pérdida irremediable de tiempo las 48 horas que pasaron entre el martes y el jueves, entre el discurso de la soberbia y el de la convocatoria al diálogo con los productores sublevados. La misma etapa que incluyó el feudo violento y el reino mediático de Luis D´Elía, que abrió la hemorragia política más grave que tuvo en su historia, tanto dentro como fuera del país, el gobierno de los Kirchner.

El problema es que las rectificaciones a veces sirven y otras veces son tardías. Sin una sola propuesta novedosa y abarcativa de parte del Gobierno, los sectores agropecuarios decidieron ayer volver al paro. El levantamiento de la medida duró menos de 24 horas. Los dirigentes del sector están mordidos por una tenaza: el Gobierno no les da nada que sirva y los productores los empujan a la protesta. La sociedad argentina podría sufrir en pocos días más las consecuencias del desabastecimiento de productos indispensables para vivir. Trabajadores de pequeñas y medianas empresas vinculadas con la agroindustria comenzarían a ser suspendidos desde mañana mismo.

Quedaron como profetas solitarios y extraviados los dirigentes que habían propuesto un levantamiento de todas las decisiones, las del Gobierno y las de los ruralistas, mientras se negociara. La negociación se cayó ayer de hecho, pero los dirigentes agropecuarios preferían guardar la esperanza de que siguiera algún diálogo, aunque fuera bajo la mesa y lejos de los periodistas.

Un período de la política argentina ha terminado. ¿Qué es lo que ha terminado? Una etapa marcada por el predominio casi excluyente de una persona en la conducción de la República, una contradicción institucional en sí misma. Un espacio de tiempo en el que el diálogo estuvo vedado y, más aún, prohibido desde el único vértice donde se manda. Un período notable también por el extendido temor entre vastos exponentes de la dirigencia política y social.

Misiones fue, en otros tiempos, la advertencia de la falibilidad electoral. La revuelta campesina y urbana de los últimos días fue, en cambio, el aviso de que la voluntad social le ha puesto límites definitivos al poder. Cristina Kirchner no podrá, en síntesis, gobernar como gobernó su esposo.

Hubo sólo pequeños bosquejos de que el Gobierno aceptó la irrupción de esos cambios. Imperceptibles bocetos. Tampoco los dinosaurios se notificaron del día en que cambió el ecosistema que los condenó a la extinción. D´Elía sigue con su diatriba de odio social ante todos los micrófonos. La experiencia negociadora del viernes entre el Gobierno y las entidades rurales fracasó porque los funcionarios sólo aceptaban hacerles algunos retoques a decisiones que consideran inamovibles. Todos dieron vueltas en una noria estática y estéril.

En la extenuante noche del viernes, los dirigentes agropecuarios les insistieron a los funcionarios que ellos no tienen márgenes para levantar definitivamente el paro si el Gobierno no cambiaba sus resoluciones. Esas resoluciones se refieren a las retenciones móviles a las exportaciones de soja. La insistencia agropecuaria sólo logró que en un momento los funcionarios pidieran un cuarto intermedio para debatir a solas entre ellos; hicieron también consultas telefónicas con la residencia de Olivos. Volvieron luego con la respuesta: no , no habría cambios a las retenciones móviles, consideradas por los ruralistas como un virtual sistema de precios máximos.

¿Era la expresión de un gobierno convencido de sus aciertos o era la necesidad política de torcerles el brazo a los dirigentes del campo, de mostrar una victoria cuando había sucedido un serio traspié del oficialismo? Los funcionarios intentaron dividir a las organizaciones prometiendo hacer diferencias entre grandes y pequeños productores. Entonces el rotundo no vino de los ruralistas. La continuidad del paro estaba ya a la vuelta de la esquina y la esquina apareció ayer.

Si fue difícil convencer a los productores de que debían suspender brevemente la huelga para negociar, mucho más difícil será sacarlos de las rutas a cambio de nada. Una cosa es el paro y otra son los bloqueos de las rutas. Esta situación puede ser explicada, pero de ninguna manera se puede justificar. Muchos dirigentes agropecuarios están, directamente, rebasados. Ellos mismos lo aceptan.

Una objeción más profunda debió existir en la sociedad, además, para que vastos sectores de ella terminaran apoyando la protesta de los productores. No les cambió la opinión la probable intuición de que el paro provocará, más pronto que tarde, serios desabastecimientos de productos básicos.

El problema de Cristina Kirchner no es su condición de mujer, sino las modificaciones objetivas y sustanciales que se registraron en el país, en la sociedad que le toca gobernar y en el propio mundo del que la Argentina forma parte. Los métodos de Néstor Kirchner eran posibles con una sociedad satisfecha y con una economía ciertamente generosa y estable. Ya no existe ni lo uno ni lo otro en los términos que se conocieron, al menos.

Los métodos. Una parte importante de la bronca de los sectores agropecuarios se funda en los métodos de Guillermo Moreno, porque el secretario de Comercio los ofendió cada vez que los tuvo cerca. El viernes, Moreno no cejaba: recorrió los supermercados a los gritos ordenando bajar los precios. Será difícil para el Gobierno justificar en adelante la presencia de Moreno y de su estilo. Después de lo que sucedió en los días recientes, y de lo que está sucediendo ahora, correrá el riesgo de crear graves y permanentes conflictos con esos modos de gobernar. Un límite ha sido traspuesto.

D´Elía es como Moreno, pero más tosco, más expuesto y más peligroso. Funcionarios nacionales se ocuparon de distanciarse de él en conversaciones reservadas. Pero, ¿cómo diferenciar al Gobierno de D´Elía si éste terminó convertido en el responsable del orden público con palabras y actos de insoportable agresión? ¿Cómo, cuando fue el primero en entrar al palco de los influyentes privilegiados en el acto de la Presidenta, el jueves? ¿Podría ser casual, acaso, que la Policía Federal haya desaparecido de la Plaza de Mayo en los momentos en que D´Elía entraba?

D´Elía significó también un abundante derrame de prestigio para el gobierno de Cristina Kirchner en el exterior. Ejemplos: los diarios españoles El País y ABC hicieron durísimas crónicas de su condición de jefe de una salvaje fuerza de choque del Gobierno. La cadena internacional de televisión CNN describió desde su sede central, en Atlanta, el discurso de D´Elía como el más peligroso que se haya escuchado en los últimos años . Los medios del exterior mostraron también las peores imágenes del ex funcionario de Kirchner y estrecho aliado actual del Gobierno.

El mundo de las comunicaciones es imparable e incontrolable ahora. Ese es un cambio sustancial entre la Santa Cruz del gobernador Kirchner, donde también se recurría a estos métodos, y el actual gobierno nacional que conduce el matrimonio presidencial.

El ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, le debe una explicación a la sociedad por la ausencia de la fuerzas de seguridad. Se debe una explicación a sí mismo. Fue el mismo ministro que hizo una profesión de fe pública en la libertad de tránsito cuando los productores cortaron las rutas. Bien dicho. Pero ese acertado concepto se convirtió en una sátira en boca de un Gobierno que permitió corte de calles y de rutas durante cinco años interminables.

D´Elía, Moreno, piqueteros a favor y en contra del Gobierno, violencia y sangre en las calles, palabras de rencor social que no se escucharon ni durante las tempestades de fines de 2001.

El Gobierno decidió, consciente o inconsciente, romper lazos, quizá definitivos, con los sectores medios urbanos. Ya los había roto con los sectores rurales que lo votaron o se ilusionaron con el gobierno de Cristina Kirchner. Los propios dirigentes del sector rural, muchos de los cuales seguramente no votaron a la Presidenta, se manifestaban sorprendidos ayer por el grado de agitación de los productores que sí habían creído en el nuevo gobierno de los Kirchner.

Los funcionarios se preocupaban el viernes por conversar con los ruralistas sobre un plan para el campo, mientras mantenían, intransigentes, las decisiones sobre las retenciones. Aquel plan integral debió ser el principio de todo, pero prefirieron dar un fuerte golpe primero y negociar después. Es el eterno método de Kirchner. Es el método que, con avances y retrocesos, y también con contradicciones, ha llegado a su fin.

9.3.08

- LATINOAMERICA... -




Corazones sangrantes

Por Pepe Eliaschev



Usan palabras vaciadas en cuestiones particularmente propicias a la manipulación y a las distorsiones subjetivas. Esto alcanza ahora dimensiones colosales. Ocasiones no faltan (Gaza, la frontera ecuatoriano-colombiana), pero que esa técnica distorsionante prolifere en puntos calientes del mundo no implica que similares situaciones no se reproduzcan en nuestro escenario doméstico.

Un lenguaje exaltado y emocional pretende interpretar la muerte del colombiano Raúl Reyes en territorio ecuatoriano, el lanzamiento de misiles palestinos y la réplica israelí en Gaza, y los ataques terroristas incesantes en Irak, Afganistán y Pakistán.

Como en una realidad paralela, se nombra a cosas y a hechos desvirtuando su significado. En el envoltorio de actitudes “virtuosas”, se conjugan furia, anatemas crispados, dedos erguidos y aleccionadores, indignación sacrosanta, protestas exaltadas, parte de una supuesta pelea entre progreso humano y retardatarios genocidas.

Si en Colombia el grupo combatiente se autodenomina “Fuerzas Armadas” (revolucionarias) y “Ejército” (popular), es porque se considera en guerra. Si hay guerra, ¿la eliminación de Reyes es un “asesinato” o una baja en combate?
En similar razonamiento, si quienes combaten al gobierno de Colombia se refugian o buscan santuario en territorio extranjero, diseño estratégico con Colombia como epicentro, ¿no es un caso flagrante de injerencia, legalmente repudiable?
Hugo Chávez es de una franqueza brutal: su gobierno simpatiza explícitamente con las FARC, emite juicios admirativos para con sus jefes y ya blanqueó su identificación con la guerrilla.

Las FARC son “bolivarianas” desde que Chávez consolidó su poder, pero su ideología deriva históricamente de otra matriz. Reyes se identificaba en reportajes y documentos como marxista-leninista y admirador de la Unión Soviética. Sus palabras son elocuentes:

“La inesperada (sic) caída de la URSS afectó negativamente a buena parte de los partidos comunistas y, sobre todo, la construcción socialista en los países de Europa tuvo un serio y largo retroceso. El derrumbe del socialismo ruso (…) debilitó los partidos, también produjo a su interior la depuración de los elementos farsantes y traidores (sic) que regresaron al sistema capitalista sin vergüenza alguna. Los partidos y sus militantes de convicciones sólidas se mantuvieron fieles al acervo de los clásicos del marxismo-leninismo. Sin dejarse confundir por la tormenta del capitalismo proclamando el fin del socialismo se mantuvo Cuba, conducida por su partido y el comandante en jefe de esa revolución triunfante. Las FARC (…) expresaron con contundencia la traición (sic) cocinada en Rusia por Gorbachov tras la entelequia (sic) de la perestroika y la glasnost.

Dijimos en aquella época, con la caída del muro de Berlín y del socialismo, el hambre, ni la pobreza, ni la miseria desaparecieron de entre los pobres, por ello la lucha por la liberación de los pueblos y la construcción socialista conserva plena vigencia... Hoy como en esos tiempos nos ratificamos una vez más en que la opción de la humanidad es el socialismo. El comandante Fidel Castro sigue alumbrando con luz propia y experimentada la edificación del socialismo. El partido, su pueblo y el nuevo jefe de Estado y de Gobierno de Cuba avanzan sin pausa por el camino trazado por Fidel y sus camaradas de lucha heroica.”

Los guerrilleros exigen una solución “política” consistente en que se los acepte como legítima fuerza armada enemiga, mientras que un falso progresismo romantiza la realidad, denunciando un homicidio transnacional y una supuesta “guerra preventiva”.
Si bien Reyes y su gente son una tropa uniformada y en armas, y a los rehenes, vergonzosamente cautivos, los llaman “prisioneros”, un coro mundial de corazones sangrantes enciende velas y entona himnos estremecidos por la causa guerrillera.
¿Prisioneros? Esto escribe, desde Bogotá, Pilar Lozano, de El País de Madrid: “Desde el ventanal del apartamento de Luis Eladio Pérez se ven los cerros que enmarcan Bogotá. Pero este hombre de 55 años, que pasó seis años, siete meses y 18 días en las cárceles de las FARC, quisiera tener en su lugar un paisaje de edificios y cemento. Los árboles le recuerdan su tortura. Pasó cuatro años encadenado del cuello, con un candado, amarrado a un árbol; sólo lo soltaban para ir al baño. ‘Nos llevaban como yo llevo a mi perro’”.

Nada demasiado diferente sucede con el Medio Oriente y el mundo islámico en general. Las más lúcidas conciencias tienen pánico de llamar a las cosas por su nombre. Es evidente y penoso que las represalias israelíes contra las milicias palestinas de Gaza provocan muerte, dolor y tragedias familiares, pero no hay un clamor universal que, al menos, junto con la condena a la supuestamente desproporcionada represalia israelí, denuncie la crueldad, fanatismo e irreductibilidad de Hamas, que gobierna Gaza e impulsa el lanzamiento de cohetes contra los poblados judíos, a sabiendas de que la respuesta, inexorablemente, afectará a palestinos inocentes.
Antes de que abandonara Gaza, los palestinos le exigían a Israel que se fuera. Consumado el retiro, Gaza se convirtió en base de ataques permanentes contra territorio reconocidamente israelí desde 1948. ¿Qué deben hacer los israelíes ante esos lanzamientos de misiles?

Es como si en el mundo, y sobre todo desde la sensibilidad y siempre sinuosa ética de la progresía, se pudiera convivir con dos patrones de conducta paralelos, a usarse según convenga. Si Chávez o Correa colaboran con las FARC, ejercen la solidaridad bolivariana; pero si tropas de Colombia liquidan un campamento enemigo del otro lado de la frontera, es genocidio y agresión imperialista.

Seguramente, la tropa regular colombiana no es menos brutal que el común de los ejércitos regulares ante una guerra revolucionaria. Pero impresiona la hipocresía con que se maquillan feroces construcciones ideológicas: ¿algún intelectual progresista y democrático condenó en la Argentina las matanzas brutales de millares de árabes y musulmanes no árabes, consumadas por islámicos contra muchedumbres de peregrinos y habitantes pobres de incontables poblados en Irak, Pakistán y Afganistán y no, precisamente, por esbirros del imperialismo o de Israel?
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La misma hipocresía aborrecible del marido de Carla Bruni. ¿Nicolas Sarkozy le pediría a España una “solución política” para la banda ETA, tras cada nuevo atentado terrorista vasco? Sin embargo, Francia sermonea al gobierno de Colombia porque no acepta el cohecho de las FARC por la libertad de Ingrid Betancourt. Legitima así el funesto precedente del blanqueo de los extorsionistas. A París le sale gratis: la foto de la liberada rehén, recibida en el Elíseo, es muy tentadora para el voraz presidente francés.

Doble moral, lenguaje pegajoso e insincero, abominable “corrección” política.

2.3.08

- HAY QUE CURARSE -




Un sistema de partidos enfermos


Los estudios iniciados por el Ministerio del Interior con miras a una reforma política vinculada con el sistema de partidos y el régimen electoral merecen la atención ciudadana.

Es de destacar que tal trabajo ha comenzado con una modesta pero no por eso poco auspiciosa exploración del pensamiento al respecto, en agrupaciones de la constelación opositora.

Para dos gobiernos de una misma matriz que se han encerrado en sí mismos en estos años y habían renunciado a la civilizada manifestación del diálogo con arrogancia inexplicable, el haber instruido a la directora nacional de Asuntos Políticos y Reforma Política para que tomara contacto con dirigentes de oposición debe considerarse un llamativo paso en la buena senda.

Como es natural, los antecedentes gubernamentales en la materia fuerzan a tomar con cautela cualquier apreciación anticipada sobre el destino final de los estudios iniciados y de lo que puedan significar como cambio valioso en cuanto al comportamiento del oficialismo.

Más aún, es inimaginable que una reforma política de la magnitud que se requiere pueda realizarse soslayando la participación activa del ministro del Interior, de las principales autoridades del Partido Justicialista y de los jefes de la oposición. No son cuestiones para dejar libradas todo el tiempo a segundas líneas de gobierno ni tampoco a niveles secundarios de las agrupaciones políticas.

Un país con 700 partidos es un país excéntrico, por decir lo menos. Esa fragmentación desmesurada en nada asegura el pluralismo que cabe esperar como expresión de sentimientos democráticos generosos y auténticos. Dicha cifra, extraordinaria en cualquier parte del mundo e inclusiva de más de 40 partidos con reconocimiento nacional, es la resultante de la laxitud extrema del sistema en vigor.

Aunque parezca mentira, un fenómeno de tal dimensión está fundado no en la inverosímil diversidad de ideas que pueda campear en la ciudadanía argentina, sino en una caudalosa e insumergible picaresca entrenada en obtener con ardides provechos personales de las arcas del Estado. A costa de éste funcionan, en efecto, remedos de partidos que constituyen, en realidad, cajas recaudadoras de verdaderas empresas familiares, como se comprueba con la coincidencia entre el domicilio de sus autoridades y el de organizaciones con personería para actuar en competencias electorales.

Cualquier sociedad comercial de mínima entidad está sometida a controles periódicos mucho más exhaustivos que no pocos partidos que llegan a los comicios ofreciéndose al mejor postor y salen de ellos beneficiados con aportes del Estado a su turbio desenvolvimiento. El desmadre ha sido total en los últimos tiempos.

Han llegado ahora de parte del gobierno y, con argumentos no menos severos, desde partidos de la oposición, opiniones en el sentido de que esta situación es insostenible.

Claro que en los dirigentes de partidos mayoritarios, empezando por los del oficialismo, se impone una severa autocrítica. Es imprescindible preguntarse si esa multiplicidad de fuerzas políticas no obedece en parte a la falta de democracia interna en el partido gobernante y en otros de distintas extracciones ideológicas. No está de más recordar que la única vez que el justicialismo celebró elecciones internas para designar a su candidato presidencial fue en 1988, cuando Carlos Menem y Antonio Cafiero disputaron ese lugar.

Cabe apoyar la necesidad de un cambio, que debería formalizarse, a más tardar, en algún momento del año en curso a fin de que tenga efectos prácticos en los comicios de 2009.

No hay síntomas, por fortuna, de que la ciudadanía prefiera otro sistema para regir sus destinos que el de la democracia republicana consagrada por la Constitución nacional, mas no puede dejar de llamar la atención el hecho de que en los grandes centros urbanos -la ciudad de Buenos Aires, el Gran Buenos Aires, Rosario, Córdoba y Santa Fe- alrededor del 70 por ciento de las autoridades de mesa defeccionen del cumplimiento de la carga pública asignada. No sirven de aliciente para evitarlo siquiera los estipendios puestos a disposición de aquéllas por el erario.

Las últimas elecciones nacionales han resultado afectadas por escándalos desconocidos en el pasado. ¿Qué ocurrirá en el país, si no se arbitran nuevas medidas para garantizar la limpieza de los procesos electorales, el día que haya comicios que resulten ser de paridad entre las principales fuerzas contendientes? El sistema hace agua por donde se lo mire: el escrutinio provisional corre por cuenta del Correo y de una empresa privada especializada en estas cuestiones, y apenas con una cierta participación formal del Ministerio del Interior, pero en los hechos se desarrolla sin control suficiente para el interés general.

¿Hemos olvidado lo ocurrido en Córdoba el año último? Si las cosas siguen así, ¿cómo podría desmontarse al cabo de comicios presidenciales reñidos un cierto estado de opinión creado con arbitrarias informaciones sobre la marcha de los votos escrutados? Se trata de preguntas de tanta relevancia como las que proyecta el absurdo de un régimen de partidos con mecanismos muy flexibles (excesivamente flexibles) para su constitución y probanza de afiliaciones, pero muy complejos (excesivamente complejos) cuando se trata de asentar las bajas de los afiliados.

Tómese como ejemplo que un ciudadano inscripto en un partido político en el interior de la provincia de Buenos Aires y que quiera desafiliarse debe hacer constar, primero, la voluntad ante las autoridades partidarias del lugar y luego, viajar a La Plata a fin de notificar la decisión a las autoridades de la justicia electoral. ¿Quién está en condiciones de cumplir con tales requerimientos?

Urge, entre otros remedios de sano criterio, racionalizar el régimen de constitución de partidos políticos, como también es indispensable que se profundice la democracia interna en todas estas agrupaciones.

En suma, estamos ante un asunto de relevancia para la salud política del país. Al fin y al cabo, por algo las cuestiones electorales han quedado -¡al menos ellas!- fuera del alcance discrecional de los decretos de necesidad y urgencia de los que los gobiernos vienen haciendo uso y abuso.

Tienen aquí los legisladores nacionales la oportunidad de demostrar que no han resignado del todo las responsabilidades que emergen de la representación popular de la que están investidos y de las que deberán rendir cuentas algún día de acuerdo con las previsiones de la Constitución nacional.

Con un sistema de partidos enfermo, nunca habrá una democracia sana.

24.2.08

- CONTRA LAS DROGAS




Drogas: coordinar esfuerzos


Resulta imposible emprender una campaña contra el narcotráfico sin planificación, inteligencia y acciones coordinadas.

En los últimos días, se suscitó una controversia entre dos altos funcionarios del gobierno nacional por el control de la lucha contra la drogadicción. Se trata del ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, Aníbal Fernández, y del titular de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), José Ramón Granero.

La causa que desató el conflicto fue el lanzamiento por parte del ministro Fernández de un programa para atacar el núcleo del narcotráfico, que incluye una encuesta sobre el consumo de drogas y la creación de un comité científico, casi al mismo tiempo en que se conocieron los resultados de otro sondeo encargado por la Sedronar.

El ministro de Justicia destacó que para tener un diagnóstico correcto resultaba necesario realizar una encuesta, que estará a cargo del cada vez más devaluado y menos confiable Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) y que abarcará 51.000 hogares del segundo y el tercer cordón del conurbano bonaerense, y de las ciudades de La Plata, Mar del Plata, Batán, Rosario, Córdoba, Tucumán y Mendoza. Asimismo, Fernández anunció la creación de un comité científico, del que participarán ad honórem varios magistrados, que analizará la situación real del consumo de drogas en la calle y una propuesta de soluciones para este problema.

Simultáneamente a esos anuncios se conocieron las conclusiones del tercer estudio nacional sobre consumo de sustancias psicoactivas, encargado por la Sedronar a una consultora privada, que arrojó resultados alarmantes y estremecedores. El trabajo de campo fue efectuado en 2006 sobre 56.000 casos y tomó en cuenta la población de entre 12 y 65 años. En cuanto al consumo de drogas ilegales, el estudió determinó que en el país hay unas 440.000 personas que son consumidoras habituales de cocaína. La marihuana es la sustancia más usada: el 6,9 por ciento de los encuestados (cifra que, proyectada, equivale a 1,2 millones de personas) admitió haber probado esa droga en el último año. Además, el consumo del paco y del éxtasis se verificó en el 0,5 por ciento de la muestra, algo más de 80.000 personas.

Si se consideran las sustancias psicoactivas de venta libre, se advierte el elevado consumo de alcohol, especialmente por parte de los adolescentes, ya que el 42,2 por ciento de los chicos entre los 12 y los 17 años aseguró tomar cerveza o vino. Esta cifra se eleva al 74,5 por ciento en el segmento entre los 18 y los 24 años.

Asimismo, el 6,9 por ciento de los jóvenes en edad escolar manifestó consumir marihuana y el 2,4 por ciento, cocaína. Los especialistas toman como la población de mayor riesgo aquella que acepta haber consumido sustancias psicoactivas en el último mes. En ese caso, entre las personas de 12 a 65 años, el 4,4 por ciento (unas 771.000 personas) se refirió al consumo habitual de marihuana, en tanto que el 1,6 por ciento (277.000 personas) admitió consumir cocaína.

En nuestro editorial del 4 de junio del año último, señalamos que resultaba preocupante advertir los múltiples problemas que existen para combatir eficazmente el narcotráfico como, por ejemplo, la escasez presupuestaria, la falta de capacitación y equipamiento adecuado por parte de las fuerzas de seguridad, la complicidad de algunos de sus integrantes, las desacertadas decisiones judiciales, la desidia y la ineficiencia. Se suma a esto el hecho de que los integrantes de las fuerzas de seguridad no han participado últimamente de las reuniones de coordinación que se realizan en la Sedronar, y tampoco comparten los datos de sus procedimientos.

A todas estas vulnerabilidades, que por cierto favorecen el tráfico y el consumo de estupefacientes, no deben añadirse otras nuevas. En consecuencia, no parece razonable que habiendo un estudio que se viene realizando cada dos años, como una tarea habitual y propia de la Sedronar, con una muestra similar y para realizar el mismo diagnóstico que el buscado por el ministro Fernández, se dupliquen los esfuerzos y se inviertan más recursos económicos y un tiempo valioso que podrían emplearse en otras acciones tendientes a enfrentar esta problemática.

Por otro lado, y en las cuestiones vinculadas con el narcotráfico, el Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos y la Sedronar tienen competencias específicas que deben complementarse. El enemigo al que se enfrentan es demasiado poderoso como para seguir dilapidando esfuerzos en la búsqueda de réditos políticos o de mayores cuotas de poder, en lugar de diseñar y ejecutar políticas y estrategias en forma conjunta y coordinada en pos de un mismo y único objetivo: derrotarlo.