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26.7.07

- AUTONOMIA -


Piedras en el camino de la autonomía

Por Jorge Reinaldo Vanossi
Para LA NACION




En la etapa inicial de la Suprema Corte de los Estados Unidos, John Jay, presidente del alto tribunal, presentó su renuncia con una lacónica y terminante definición de su pesimismo acerca del porvenir de un tercer poder del Estado que no contara "ni con la bolsa ni con la espada". Quería expresar la dificultad de concebir un poder que no contara con recursos propios (dependía del Congreso) y tampoco pudiera acudir a la fuerza, pues a esos efectos debía solicitar la ayuda del Ejecutivo.

Más de medio siglo después, en 1853, el principal redactor del texto de la Constitución argentina, José Benjamín Gorostiaga, advertía en su informe al Congreso General Constituyente: "No hay Estado sin tesoro", o sea que no se podía concebir un poder sin recursos.

Las reflexiones precedentes -muy atinadas, por cierto- resultan aplicables a cualquier creación o transferencia de potestades que conlleve el funcionamiento de órganos y cuerpos auxiliares. Al reformarse la Constitución en 1994, en el artículo 75, inciso 2, párrafo 5, se incluyó esta cláusula: "No habrá transferencia de competencias, servicios o funciones sin la respectiva reasignación de recursos, aprobada por ley del Congreso cuando correspondiere y por la provincia interesada o la ciudad de Buenos Aires en su caso". Está clara la automaticidad de la traslación de las partidas presupuestarias.

Dicha norma debe ser admitida como una previsión independiente y directamente operativa, pues si bien la tan mentada ley de coparticipación (la definitiva) no ha sido aún sancionada, la larga espera desde 1994 hace presumir que se seguirán arrastrando prórrogas del régimen preexistente, a pesar de que el plazo previsto vencía "antes de la finalización del año 1996". Todo esto, a tenor de la cláusula sexta de las disposiciones transitorias del texto constitucional que nos rige, que de manera alguna puede suponerse que haya pretendido retacear ni retardar una plena autonomía.

Siempre hemos sostenido la presunción de operatividad de las normas de rango supremo. Cuando se alega lo contrario, se debe asumir la carga de la prueba, consistente en demostrar la imposibilidad de aplicar la norma constitucional en su sentido más cabal. Así lo entendieron Alfredo Orgaz, presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y los colegas que lo acompañaron al fundamentar el amparo en el caso Siri (1957). El mismo criterio se debe adoptar para cumplimentar ciertas cláusulas de la parte orgánica de la Constitución en cuanto a mecanismos o procedimientos en ella indicados y que revisten el carácter de normas de orden público.

El tema se plantea a propósito de la transferencia de servicios fundamentales para el funcionamiento autonómico de la ciudad de Buenos Aires. Los alcances del artículo 129 de la Constitución nacional, que estableció ese status especial de una suerte de ciudad Estado, no pueden ser enervados por una inteligencia acotada del texto, que se supone sustentado en la armonía de todas sus disposiciones.

Como para muestra basta un botón, parece obvio traer a colación que la ciudad tiene el deber de ejercer en su territorio la competencia en materia de seguridad y protección de personas y bienes. Si ello es así, lo que corresponde es transferirle las áreas de la Policía Federal correspondientes a Superintendencia de Seguridad Metropolitana y Superintendencia de Bomberos, salvo aquellas divisiones que ejerzan funciones operativas para el servicio del gobierno federal. En tal caso, las competencias transferidas deben ir acompañadas por los consiguientes recursos, por tratarse de una transferencia incluyente de estructuras funcionales, medios materiales, inmuebles y personal afectado al cumplimiento de sus funciones. Huelga señalar que la ciudad deberá integrar el Consejo de Seguridad o cualquier otro cuerpo con diferente denominación que reúna a la totalidad de los órganos de seguridad que actúen en el país.

Si no se entiende la razonabilidad de este paso previo y fundamental será imposible responder, a partir del 10 de diciembre, a demandas tan concretas y que motivaron e impulsaron la decisión del electorado en junio. Por ejemplo, revertir el colapso de la seguridad personal, erradicar la falta de limpieza e higiene y poner coto al desorden generalizado que afecta a la libertad de tránsito y circulación de personas y vehículos. Ello, sin perjuicio de tener que afrontar con suma energía los reclamos de calidad y excelencia -con mayor igualdad de oportunidades- en cuestiones tan candentes como la educación popular, la salud y la vivienda, para mencionar tan sólo algunos rubros, sin dejar de tener presente otros, como la necesidad de bajar los índices de desocupación generando empleos. Para ello es menester brindar capacitación, lo que requiere disponer de recursos suficientes.

El Congreso tiene pendiente la derogación de las normas que, en esta delicada cuestión institucional, surgen de la ley 24.588. A doce años de su sanción, ha quedado superada la delimitación de las incumbencias "de reserva" para el gobierno federal.

No se comprende el juego de escondidas que practican algunos funcionarios del Gobierno cuando pretenden desentenderse de la perentoriedad de los términos para poner en ejecución las transferencias que la Nación deberá hacer en favor de la ciudad. Serían innumerables los rubros por considerar, pero hay que comenzar por los de carácter prioritario, poniendo en ejecución mediante normas y actos el plan que se debe acordar con las próximas autoridades de la ciudad.

A nadie escapa la importancia de otras cuestiones conexas (el Registro de la Propiedad, la Inspección General de Justicia, el puerto, los transportes, etc.), pero no es cuestión de poner la zanahoria delante para confundir al burro. ¡No hay ningún burro entre los protagonistas de esta escena! Caso contrario, engañarían a los habitantes de la ciudad utilizando el viejo recurso de trocar oro por espejitos de colores.

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25.7.07

- LA DISPUTA -



El verdadero Nº 1.

¿Canal 13 o Telefé?

¿Rating o facturación?


La carrera entre Canal 13 y Telefé por ser el número uno en rating de la televisión argentina cambió las reglas del juego: el canal del Grupo Clarín presenta una programación más uniforme y popular que le permite ganar de lunes a viernes, y Telefé está dispuesto a cambiar las fichas que sean necesarias con tal de mantener el liderazgo que tiene desde hace 17 años. Los resultados también han tomado estado público y quién es el más visto del mes se convirtió en un tema de interés popular, permitiendo que los canales generen fidelidad como marca, independientemente de la programación, y teniendo su propia hinchada. Los anunciantes, mientras tanto, miran otra pantalla donde el quién es quién de los telespectadores para garantizar el impacto en su target objetivo resulta más interesante que las mediciones que se conocen por hogar. Es el escenario de una nueva TV donde contrariamente a los que muchos piensan, sigue sumando televidentes y nunca deja de encenderse.


La tradicional Doña Rosa que mira la Tv sentada en su sillón sabe hoy cuánto midió Bailando por un sueño o Susana Giménez y en las charlas de café la gente debate si prefiere que sea número uno Canal 13 o Telefé. La realidad mediática ha cambiado y las planillas de Ibope que antes solo circulaban entre canales y productoras han traspasado la barrera de la cocina de la TV, para ser un tema de debate en los programas “cholulos”. Fueron los mismos medios quienes contribuyeron a este cambio y a los canales les sirvió porque la consecuencia es que la gente sabe y discute sobre las mediciones, aceptando o rechazando al líder y generando una afinidad con un canal más allá de su programación.

Gustavo Quiroga, director de la central de medios EPM, explicó que ahora “cada canal tiene su propia hinchada y hacer publicidad de sus logros ha servido para esto”. Que un diario dominical tenga una publicidad de una página con el agradecimiento de Canal 13, por ser el canal más visto de lunes a viernes, y que algunas páginas más adelante lo haga Telefé, por ser el líder de lunes a domingo, tiene su influencia en los receptores, más allá de que los canales sostengan que la gente no presta atención a estos anuncios. Además, hay ilusión de que suceda lo que algunos políticos buscan con sus electores, aunque hay diversas opiniones al respecto, que es movilizar a los votantes a partir de la difusión de encuestas con alta intensión de voto. En este caso es el rating el que genera público.

Ramiro Castillo Marín, de Havas Media, explicó la visión desde la oferta canal/productora durante una presentación realizada por el Día del Anunciante organizada por la Cámara Argentina de Anunciantes. En este contexto, definió como la guerra por el rating es una lucha de negocio y la fuerza de la audiencia es fortaleza comercial. “Los canales hoy generan fidelidad como marca, independientemente de los programas, y consideran que la audiencia que deja un programa es la base del próximo. A su vez, la auto-promoción de audiencias masivas atrae audiencias a otros programas de la grilla”.

Esta tendencia de los canales de generar afinidades no ha ido contra el medio según el visionado. Havas Media explica que en 2006 los minutos promedio de persona por día vistos en televisión fueron de 286, un 4% anual equivalente a 9 minutos y 22 segundos más que en 2005. Este porcentaje se dividió entre 181 minutos para TV abierta y 94 para cable. El target que más subió es el de los adultos mayores de 55 años, seguidos por el 35 a 54 años, luego es de chicos y adolescentes de 8 a 17 y por último el de 18 a 34.

A todo o nada

La gestión Adrián Suar-Pablo Codevilla en Canal 13 es determinante en el nuevo posicionamiento del canal y en la competitividad que ha adoptado, que se acerca más a lo popular y que ha logrado una programación uniforme, no solo siendo líder en el prime time, algo que logra desde 2006, sino sumando en 2007 un buen rating durante las tardes, imponiendo una novela que hasta ahora era de dominio exclusivo de Telefé. A estos dos segmentos se suma la apertura del día con Mañanas informales, lo más visto de la mañana, salvo algunas excepciones en las que Telefé ganó durante la emisión de Gran Hermano cuando los protagonistas fuera de la casa visitaban AM.

Lo que queda pendiente para el canal es recuperar los fines de semana, cuando la competencia logra números que casi lo duplican. Por ahora se estrenaron dos programas como High School Musical y Este es el show, y han logrado que de acuerdo a los promedios de rating de los primeros 15 días del mes, Canal 13 lidere las mediciones de lunes a domingo, de 12 a 24 hs. con 15.4 puntos contra 14 de Telefé. En este resultado influyó la Copa América, que alcanzó hasta 50 puntos. De todos modos, y si bien el 13 va por el liderazgo casi asegurado en julio, enfrente hay un canal que lleva más de una década siendo el número uno, donde conoce todas las estrategias de programación como para dar vuelta la grilla en el momento menos pensado, por eso el desafío es mantener la diferencia.

Para Quiroga, los pasos que dio Canal 13 son acordes con la composición socioeconómica del país y con una televisión que cada vez más se populariza en la disputa de la audiencia masiva. Además, el año 2005 con el paso de VideoMatch a Canal 9 y la división de la pantalla en tres líderes fue también un punto de inflexión que motivó al cambio ya que la TV fue, tradicionalmente, dominada por dos canales, como sucede en la actualidad con Telefé y Canal 13. Este modelo ha vuelto con algunas consecuencias: cada vez más intolerancia y escaso tiempo de prueba, y lo que sucedió en Telefé con El Capo es una clara muestra de la vorágine que se vive, un programa que al poco tiempo de ser puesto al aire en el prime time fue cambiado de horario. Sin embargo, el canal tiene todas las herramientas para justificar la decisión y en el horario central de la televisión argentina no se puede esperar demasiado tiempo, la balanza se inclina y la reacción tiene que ser espontánea.

Hablemos de facturación
La gran incógnita es como los canales han logrado reemplazar los espacios de tanda cedidos a la programación, descontando el PNT, con tal de tener rating y ser número uno. Los líderes aseguran que nunca van a pérdida y aunque los derechos de una película o de una copa de fútbol pueden ser de varios millones, los ingresos siempre son superiores y hay espectáculos que tienen espacios sobrevendidos, como sucedió con la Copa América.

Además como ejemplo, según Havas, Showmatch representa el 15% de la audiencia de Canal 13 mientras que sus ingresos son del 16%. En Telefé, un ejemplo es Telefé Noticias, que representa un 6% de la audiencia total del canal e influye con un 8% en los ingresos.

Los anunciantes, por su parte, piensan en las personas que miran un programa y no en los hogares, definido por Gustavo Quiroga como el rating útil, aquel que realmente le sirve a la marca y el que busca con su inversión.

En este sentido, Havas Media presentó los perfiles de conforman la audiencia televisiva, que son un 27% de la audiencia conformada por los mayores de 55 años, equivalente a un 4% del target; un 49% por los de 20 a 54 años, que conforman el 89% del target y un 24% de la audiencia que corresponde a los chicos de 4 a 19 años, es decir, un 7% del target. En este universo, el segmento más importante es el de las mujeres, de nivel socioeconómico medio y alto, que conforman el 14% de la audiencia equivalente al 57% del target y también hay varias sorpresas, como que la audiencia principal de Showmatch es de nivel socioeconómico alto, equivalente al 22%, y en el caso de Gran Hermano es el segundo target en importancia, con un 15%, al igual que el nivel bajo.

Guillermina Fossati
Revista Infobrand

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24.7.07

- NUESTRO CINE -


Una imposibilidad del cine

Maximiliano Tomas
Diario Perfil


Quizá no sea éste el espacio más adecuado para volver sobre la reducción de la oferta cultural y, sobre todo, el empobrecimiento de la cartelera cinematográfica que vuelve siempre con las vacaciones de invierno –la industria cultural aprendió hace mucho que los adolescentes pueden convertirse en perfectas máquinas de consumir, y desde hace un tiempo extendió sus tentáculos al público infantil, lo que transforma a los padres en rehenes de caprichos cada vez más onerosos, y a los adultos sin hijos en parias obligados a escapar de las inmediaciones de cines y centros comerciales. Pero quede dicho: que El caimán, la última película de Nanni Moretti, sea exhibida en formato DVD ampliado sólo en dos salas periféricas de la Ciudad de Buenos Aires habla de un estado de situación que pocos se interesan en revertir.

Aún más si se tiene en cuenta que Moretti no estrenaba desde 2001, cuando sorprendió a todos con La habitación del hijo, y que el italiano, recordado sobre todo por Caro diario y Aprile, cuenta con una pequeña pero fiel masa de espectadores en la Argentina, algo similar a lo que ocurre, por ejemplo, con Woody Allen. (Las comparaciones entre Moretti y Allen no son del todo acertadas: si Allen está enamorado de Manhattan y Moretti de Roma, si los dos se presentan como antihéroes torpes y románticos, lo que en Allen es psicoanálisis, raciocinio y humor judío, en Moretti es compromiso ideológico, ateísmo humanista y pura sensualidad.)

La trama de El caimán presenta algunos hilos sueltos, pero su apuesta es altísima: la historia de un cineasta clase B que decide –mientras se enfrenta a una crisis creativa y al desmoronamiento de su matrimonio– dirigir el guión que le presenta una documentalista amateur sobre un empresario mafioso inspirado en... Silvio Berlusconi. Lentamente, lo de Moretii se transforma en un retrato crudísimo de la Italia contemporánea: un patchwork donde cabe el cine dentro del cine, la comedia romántica y las patéticas y reales intervenciones del ex presidente italiano (2001-2006) durante una convención de la Unión Europea.

En una escena memorable, Bruno Bonomo, el protagonista, intenta convencer a un productor eslavo para que financie su película –que todos rechazan: Berlusconi, cuya fortuna personal se estima en 12 mil millones de dólares, es dueño de casi todos los medios de comunicación italianos–, mientras los dos nadan en una pileta. Bonomo, durante esa genuflexión incómoda pero necesaria, recibe una tras otra las humillaciones del productor. Escucha: “Ustedes, los italianos, son un pueblo que se debate permanentemente entre el folclore y el horror”. Y, entre brazada y brazada: “Cuando uno piensa que ya llegaron al fondo, que no pueden caer más, los italianos agarran una pala y siguen cavando”.

Si Moretti se atreve con Berlusconi, si los Estados Unidos tienen una larga trayectoria de filmes de ficción acerca de sus presidentes, el cine argentino, salvo excepciones, sólo parece haberse acercado a ellos desde el documental (de Sinfonía de un sentimiento a Yo presidente). Y la nueva generación de cineastas eligió, desde Pizza, birra faso en adelante, centrarse sólo en los efectos devastadores de la política neoliberal evitando los grandes relatos y optando por las historias mínimas (deben excluirse de esta enumeración las participaciones involuntariamente ficcionales de Fernando de la Rúa en los programas de Marcelo Tinelli).

¿Por qué parece improbable imaginar películas que tengan por personajes a Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Eduardo Duhalde o Néstor Kirchner? ¿A qué habría que atribuirlo? ¿Qué defectos propios está iluminando esta evidente imposibilidad?

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23.7.07

- BRASIL, EJE SUDAMERICANO -



Brasil y el aislamiento argentino


En los últimos meses se ha verificado una serie muy elocuente de indicios que caracterizan a Brasil como un líder regional, condición que le es reconocida por un consenso internacional muy amplio. Observar el fenómeno y reflexionar sobre las razones que lo producen es un ejercicio muy saludable para la sociedad argentina. No sólo porque la vida del país está entrelazada con la brasileña en muchos órdenes, comenzando por el de pertenecer a un mismo bloque, el Mercosur. También porque en ese progreso de Brasil puede haber lecciones enriquecedoras para la Argentina.

Las declaraciones de líderes internacionales que destacan a ese país como el más relevante de la región son cada día más frecuentes, tanto en los Estados Unidos como en Europa. George W. Bush le ha dado un trato de privilegio a su colega Lula da Silva, invitándolo a su residencia de Camp David y visitándolo en San Pablo. Los funcionarios de más alto rango del gobierno norteamericano se expresan y conducen en esa línea de acción, es decir, reconociendo en Brasil a su aliado más importante en América del Sur.

La Unión Europea se mueve en el mismo sentido. A comienzos de este mes suscribió con Brasil un pacto de asociación estratégica que también destaca el interés de ese bloque por privilegiar el vínculo con el país vecino. En la Organización Mundial de Comercio o en el Grupo de los 20, el principal socio de la Argentina es reconocido como un actor global. Lo mismo ocurre en el Grupo de los 8, que invita a Brasil de manera sistemática a participar de sus reuniones junto con China, la India y Sudáfrica.

La inversión extranjera directa fluye hacia Brasil de modo llamativo: con más de 20.000 millones de dólares por año, es el tercer destino después de China e India. Al mismo tiempo, calificadoras de riesgo acaban de subir la valuación de su deuda pública al borde del estatus "investment grade" en virtud de su "prudente política macroeconómica y el crecimiento del ahorro doméstico". Después de México y Chile, Brasil sería el tercer país de América latina en alcanzar ese rango. En la práctica, sus empresas obtendrán financiamiento externo a tasas más bajas que las actuales y, en comparación con las argentinas, más convenientes.

Toda señal económica tiene un trasfondo político. En su segundo y último período presidencial, Lula no apuesta a la seducción, sino a la creatividad. Lo demuestra su agenda, enfocada en el futuro con planes para jóvenes y, sobre todo, con la posibilidad de que Brasil dé un salto cualitativo y cuantitativo con la producción de biocombustible, de común acuerdo con los Estados Unidos.

Se trata, en principio, de una forma de marcar distancia de Venezuela, quinto exportador mundial de petróleo, y del régimen de Hugo Chávez, enfrentado con el gobierno norteamericano. Esta circunstancia, vista desde el exterior, marca una distancia crucial entre Lula y su par Néstor Kirchner, más comprometido con Chávez por sus compras de bonos argentinos y otros favores, y más ensimismado en la pugna electoral casera, que hace que la política exterior argentina quede habitualmente supeditada a la mezquina búsqueda de réditos políticos domésticos.

Es cierto que la sociedad y el Estado brasileños tienen todavía un largo camino por recorrer hasta alcanzar niveles de modernización similares a los de los países avanzados. Basta conocer las razones del trágico accidente aéreo de San Pablo, ocurrido el martes último, para tomar nota de los bolsones de subdesarrollo, ineficiencia y corrupción que todavía se resisten a desaparecer en Brasil.

Sin embargo, hay muchos movimientos virtuosos de la vida pública brasileña que no pueden dejarse de lado al examinar ese fenómeno de reconocimiento externo. Son lecciones para los vecinos, especialmente para la Argentina.

Brasil reconoce un nivel de solidez institucional al que debe adjudicarse buena parte de su éxito. No sólo las instituciones del Estado -sobre todo la Justicia y el Congreso- tienen un dinamismo y una autonomía muy aceptables. El Banco Central es independiente del poder político y fija su estrategia de inflación con metas muy prudentes: para este año no será de más de 4,5 por ciento. La concentración de la renta, el eterno problema de la sociedad brasileña, registra una tendencia descendente en los últimos diez años. Las leyes garantizan niveles de tranparencia institucional dignos de elogios: por ejemplo, el hecho de que la organización de las elecciones no esté en manos del poder administrador, sino de un ramo de la Justicia abocada a esa tarea, y la prohibición constitucional de incluir en los cargos electivos a familiares del titular de un poder, sea federal, estadual o municipal.

Además, existe un entramado social, de empresarios, sindicatos y líderes de opinión de la sociedad civil, dotado de conciencia política y predispuesto a intervenir en la discusión de los problemas del país. Esa sociedad civil articulada, que exhibe una relativa autonomía respecto del Estado y su gobierno, es una de las vigas maestras de la solidez brasileña.

Estas condiciones hacen posible para el país hermano la formulación de un programa de largo plazo.

No hay desarrollo sin políticas de largo plazo y, a la vez, esas políticas son imposibles de formular sin un consenso mínimo en la sociedad. La dirigencia brasileña, sus gobiernos, rehúyen a hablar de supremacía. Los factores que estimulaban una competencia con la Argentina están muy atenuados. Pero es inocultable que Brasil ejerce, sin aspavientos, un liderazgo regional. Un liderazgo tácito que, en los últimos años, se ha afianzado ante la falta de una política exterior de nuestro país.

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22.7.07

- GANADERIA -


Negro futuro para la ganadería


La ganadería vacuna está mostrando signos de declinación, consecuencia de las erróneas decisiones adoptadas a partir del último trimestre de 2005, cuando se introdujo una distorsión productiva basada en establecer un peso mínimo de faena del ganado, mayor que el habitual. Le siguieron la prohibición de exportar carnes, continuada entre otras restricciones, por la implantación de reducidas cuotas de exportación. Y todo ello sumado a la intervención del mercado de Liniers, sazonada con amenazas e improperios destinados a enfrentar a productores y consumidores.

De esa forma, la ganadería nacional, que se preparaba para sacar ventaja de una poco común oportunidad de expansión sobre la base de los precios internacionales crecientes y la trabajosa y sostenida política, fue incubando una crisis cuya explosión será inexorable.

Aquí y en todo el mundo, la ganadería vacuna registra ciclos productivos en cuyo desenvolvimiento alternan etapas de expansión y reducción de su producción. Los vientres juegan un papel clave en este proceso, por su doble condición de bienes de capital y bienes de cambio, que se manifiestan en uno u otro sentido según las circunstancias. Cuando el negocio es rentable, se retienen vientres, que se comportan como bienes de capital reproductivo con el propósito de expandir los rodeos y ampliar el negocio, mientras que bajo condiciones desfavorables, los animales son vendidos como bienes de cambio para sacrificarlos.

La historia de la última mitad del siglo XX mostró una sucesión de ciclos de una duración aproximada de cinco a seis años, con alrededor de dos períodos anuales de retención de vientres y animales jóvenes, y, por consiguiente, de menor producción de carnes; otros equilibrados y, finalmente, otros dos de liquidación de vientres y también de animales jóvenes, con un aumento temporario de la producción.

El gobierno nacional, con las medidas mencionadas, provocó el aborto de ese ciclo de retención y abrió el cauce al desaliento con la consecuente liquidación de vientres y animales jóvenes. Pruebas al canto, durante los últimos meses se registraron altas ventas de hembras, que han alcanzado nada menos que el 47% de las ventas totales de la especie. Como otras tantas veces, mientras se debate si el ciclo se encuentra en su etapa de claudicación productiva, la ganadería parece haber tomado pasaje en el tobogán productivo. Tanto la Confederación de Asociaciones de Buenos Aires y La Pampa como Confederaciones Rurales Argentinas y la Sociedad Rural Argentina han alertado sobre este importante tema. Profundiza el proceso aludido la mayor rentabilidad de los granos, producción que ocupa los lugares que va dejando la crianza de ganado.

La arremetida contra los mercados ha desatado, entonces, un proceso transitorio de aumento de la faena por liquidación de existencias, que a no mucho andar se convertirá en escasez y altos precios de la carne que nadie podrá contener, salvo que se recurra otra vez a cerrar aún más el grifo exportador, con sus nefastas consecuencias.

Ahora, en vísperas de la contienda electoral, los oídos seguirán siendo sordos hasta que, algún tiempo después, la crudísima realidad sacuda los tímpanos oficiales. Si bien es cierto que se ha abierto el diálogo entre el gobierno y el campo, y que se intenta aportar medidas compensatorias del perjuicio mencionado, no son suficientes para repararlo ni para detener el proceso de descapitalización ya iniciado.

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20.7.07

- FONTANARROSA -



Murió el gran humorista Fontanarrosa

Retrató con brillantez la realidad en dibujos y cuentos


Caricatura: Alfredo Sabat
Editorial La NACION CULTURA



Murió el humorista y escritor Roberto Fontanarrosa, el Negro, y en Rosario, su ciudad, las lágrimas destiñeron las risas.

Lo lloran su familia, sus amigos –los célebres y los de toda la vida–, sus colegas, sus lectores de aquí y de allá, los jóvenes que buscaban su autógrafo en cada ocasión pública. Lo lloran también sus vecinos, las amas de casa y los trabajadores de todas partes. Y los parroquianos del bar El Cairo, el histórico punto de encuentro con sus malas compañías, en palabras de su gran amigo Joan Manuel Serrat.

Lo lloran también las mujeres de su ciudad, cuya belleza siempre elogió, y los hinchas canallas, como se conoce a los seguidores de Rosario Central, del que fue un fanático.

Ayer, a los 62 años, a las 3 de la tarde, se fue Fontanarrosa, víctima de una esclerosis lateral amiotrófica que hace más de un año lo inmovilizó en una silla de ruedas. Sus restos fueron velados en la Cochería Bassi, a pedido de su familia, pese a que la intendencia rosarina ofreció el Palacio Municipal. Los suyos no quisieron flores en el velatorio, sino donaciones a entidades de bien público, como el Negro Fontanarrosa hubiera querido. Hoy al mediodía, sus restos serán inhumados en el Cementerio Parque de la Eternidad, de General Baigorria.

Humorista, dibujante y escritor con un ingeniosa mirada sobre la realidad, Fontanarrosa creó personajes memorables como el gaucho Inodoro Pereyra y Boogie el Aceitoso , tras su paso por el mundo publicitario.

Nació en 1944. Y cómo él mismo escribió en su website [ www.negrofontanarrosa.com.ar ] "era domingo y el parto fue normal, salvo por el detalle de que el bebe resultó negro y canalla". En su vida unió su pasión por el fútbol con el humor gráfico y la escritura, que plasmó en sus libros El mundo ha vivido equivocado , La mesa de los galanes , No sé si he sido claro , Nada del otro mundo , Los trenes matan a los autos , El mayor de mis defectos , El rey de la milonga y las novelas Best seller, El área 18 , La gansada y varias recopilaciones de sus historietas.

Decía de sí, con humor y sentido común: "De mí se dirá posiblemente que soy un escritor cómico, a lo sumo. Y será cierto. No me interesa demasiado la definición que se haga de mí. No aspiro al Nobel de Literatura. Me doy por muy bien pagado cuando alguien se me acerca y me dice: me cagué de risa con tu libro ".

Cuando sus amigos rescatan del Negro Fontanarrosa sobre todo su humildad y su completa ausencia de maldad, queda dicho que en su humanidad estuvo su mayor grandeza, más allá de su talento intuitivo para captar la cultura popular y esa espontánea naturalidad para hacer reír de manera ancha y franca a sus lectores.

Pese a no haber tenido una formación tradicional, sus obras alcanzaron el sitial de los escritores más populares y su matiz argentino y "futbolero" fue celebrado. Entre sus influencias reconocía a Oesterheld, Salgari, Jack London, Cortázar, Vargas Llosa, Borges, Hemingway, Capote, Mailer. A todos los había leído con devoción.

Recibió numerosos premios y distinciones. Hace una semana, Andreani emitió una oblea postal en su homenaje. Fiel a sí mismo, Fontanarrosa agradeció: "Es raro aparecer en una estampilla, reservada habitualmente a los próceres. En cuanto a la posteridad... es relativa. Durará lo que dure el pegamento".

En 2004, el escritor intervino en el III Congreso Internacional de la Lengua Española y dedicó su exposición a las malas palabras, con una broma dedicada al moderador, José Claudio Escribano: "Se nota que esta mesa es polémica porque es la única a la que le han asignado un escribano para que controle lo que se dice en ella". Y arremetió: "¿Por qué son malas las palabras? ¿Acaso les pegan a las buenas o son de mala calidad? ¿Se deterioran cuando uno las pronuncia o tienen actitudes reñidas con la moral?"

Sobre el final de una intervención celebrada, Fontanarrosa dijo: "Pido una amnistía para las malas palabras e integrémoslas al lenguaje porque las vamos a necesitar".

En enero de 2006 hizo estallar de emoción y aplausos el Teatro Heredia, de Cartagena de Indias, cuando las celebridades asistentes al Hay Festival de Literatura -entre quienes se contaron Gabriel García Márquez, el británico Hanif Kureishi, los españoles Enrique Vila Matas y Fernando Savater y el argentino Edgardo Cozarinsky-, lo eligieron como el mejor entre todos ellos.

Conmocionado, el Negro Fontanarrosa, dijo entonces: "Muchas gracias... en nombre del pueblo argentino. Seguro que en Rosario habrá fiesta en las calles". Y su ciudad le rindió un tributo digno de un héroe, vencedor de toda adversidad.

Así será por siempre

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19.7.07

- MAS MEDIOAMBIENTE -



Qué detiene el acuerdo ambiental mundial

Por Guillermo Arnaud
Para LA NACION



Si bien rechazamos el concepto apocalíptico de constituirnos en un Armagedón ambiental, es necesario enfrentar el hecho del desafío global que implica la mala administración de la Tierra, que todos compartimos, y el acelerado deterioro de su calidad ambiental.

No hay tremendismo cuando se llama la atención sobre las múltiples amenazas que se ciernen sobre el planeta, tanto de fenómenos naturales como los provocados por el hombre. Todavía hoy existe una especie de sensación colectiva de “ciudad alegre y confiada”, estimulada por un descarnado capitalismo. No se tiene el coraje de afrontar el reto que supone el grave proceso de destrucción de la naturaleza.

No estamos ante el “fin de la historia” de Fukuyama, el “choque de civilizaciones” de Huntington ni el “fuera de control” de Brzezinski, sino ante la más vieja de las historias: la destrucción de Gaia, la Madre Naturaleza, para la que Lovelock propuso una “medicina planetaria”. Víctor Massuh incluyó la ecología entre los problemas que atañen a la suerte de la humanidad en su conjunto. Calificó la acción ecológica de “la máxima empresa que tiene por delante la humanidad”.

El cambio climático, el calentamiento global, el efecto invernadero existen, son una peligrosa realidad. La contaminación del aire disminuye la radiación solar, que es la que gobierna el clima. La relación de vida y clima es estrecha. Las condiciones atmosféricas son el más importante factor ambiental en la vida. Las observaciones climáticas, para ser válidas, deben cubrir un amplio período determinado.

El problema de contaminación ambiental mundial requiere una respuesta global. Es producido por el hombre, por su reacción ante la progresión demográfica; por la agresión del progreso con los avances de la ciencia y de la técnica; por la ilimitada avidez humana, que para el logro de beneficios es indiferente a la muerte, la destrucción y la contaminación.

Los desastres naturales, terremotos, tsunamis y pandemias, no son causa o consecuencia del cambio climático, pero se suman a los peligros que se deben tratar de mitigar.

La preservación de la calidad del ambiente exige la aplicación de una ecopolítica para un desarrollo sustentable y sostenible, con racionalidad ambiental, económica y social y una óptima y armoniosa utilización de los recursos naturales.

El resguardo de las fuentes de vida, la subsistencia de nuestra madre Tierra, la sobrevivencia humana, generan la urgente necesidad, por parte de la comunidad internacional, de darse políticas ambientales comunes.

Estos acuerdos deben ser globales ante el problema de la contaminación, de características muy especiales, ya que no existe la no contaminación. Contaminación hay siempre, provocada por la misma naturaleza, por los animales, por el hombre desde que existe, y no hay industria que no contamine. Está en el hombre controlarla y reducirla a límites aceptables, tolerables, reconocidos internacionalmente.

La contaminación no reconoce espacios ni fronteras; no hace distinción de países desarrollados o en desarrollo; no diferencia pobres o ricos, razas, colores de piel o religiones. Así, los casos de contaminación de la atmósfera, de las aguas potables, la gripe aviaria, las patologías que afectan a ganados y cultivos y, en consecuencia, a la alimentación humana y a la economía; el cambio climático.

Lo ambiental es una materia intersectorial y multidisciplinaria a ser tratada simultánea y coordinadamente desde distintos ángulos del conocimiento. Tan especial, tan global es lo ambiental que no obstante particularidades locales o nacionales no deberíamos diferenciar un derecho ambiental nacional de otro internacional.

Esenciales para la preservación de la calidad del ambiente son la acción preventiva, la cooperación y lograr la concientización de la población sobre la existencia de la contaminación, sus consecuencias y problemas, siempre conflictivos por afectar intereses. Indudablemente, su tratamiento provoca costos, como ocurre con el cuidado de la salud individual, pero no hay alternativa a la sobrevivencia.

En su acción en los foros internacionales por la preservación de la calidad del ambiente, la Argentina desarrolló, desde la década del 70, en una acción pionera, el principio de la buena vecindad ecológica, el concepto de ecodesarrollo y la propuesta de una seguridad ecológica colectiva.

En la reunión sobre cambio climático llevada a cabo en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el 17 de abril último, Margaret Beckett, ministra de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, manifestó que para su país el cambio climático “es una cuestión de seguridad, pero no una cuestión de seguridad estrictamente nacional. Cobra una nueva dimensión. Se trata de nuestra seguridad colectiva en un mundo frágil y cada vez más interdependiente”.

La dificultad mayor para lograr un rápido y efectivo acuerdo internacional de normas para mitigar los efectos perjudiciales del cambio climático es que el mayor contaminador industrial del mundo, Estados Unidos, con la funesta política internacional de George W. Bush, se niega a aplicar las disposiciones preventivas del Protocolo de Kyoto y a obligarse a limitar sus emisiones tóxicas de dióxido de carbono y otros gases, señalando que tales limitaciones penalizarían a las industrias y a la economía de su país, con indiferencia por la salud del mundo y la de su propio país.

Esta obstinación de Bush dio lugar, el 2 de abril último, a un fallo de la Corte Suprema de su país, que le requiere revisar su posición sobre las emisiones de dióxido de carbono, por considerar que su política “ayuda al calentamiento global”.

Bush impulsa la política por los agrocombustibles, explicando que lo hace para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, cuando su verdadero propósito es reducir su dependencia de la importación de petróleo, especialmente de Venezuela. El 31 de mayo, Bush propuso que los quince países más contaminantes fijaran metas para las emisiones de gases, aclarando que esa meta sería “de largo plazo” y que sólo se fijaría a fines de 2008, para aplicarse a partir de 2012, cuando concluya la vigencia del Protocolo de Kyoto, y que esas metas no serían obligatorias. En su propio país esta propuesta fue calificada de vaga e hipócrita.

Como consecuencia de una política negativa y dilatoria de Bush, el Grupo de los Ocho, que se reunió en Alemania el 7 de junio, sólo logró un acuerdo de mínima sobre cambio climático. Stephen Hadley, asesor de la Casa Blanca, precisó que de la reunión “no han salido cifras concretas” y que hay una serie de propuestas diferentes sobre cuáles deben ser los objetivos a discutir.

La acción internacional frente al cambio climático no admite dilación. Es indispensable la decisión política, que no debe demorarse, para que los gobernantes acuerden una acción de cooperación ambiental internacional.

La Argentina, activa participante en la redacción y la ratificación del Protocolo de Kyoto, debe promover una acción en los países del Cono Sur orientada a todo el continente para el logro de un acuerdo de seguridad ambiental colectiva.

© La Nacion

El autor es académico de las academias Nacional de Geografía y de Ciencias del Ambiente. Autor de Derecho internacional ambiental

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18.7.07

- IGUAL QUE ANTES -



Federales y unitarios en el siglo XXI

Por Juan J. Llach
Para LA NACION
Caricatura: Kovensky


Hay en la Argentina un nuevo federalismo que pugna por nacer, enfrentando en lucha desigual a un centralismo que se declama federal y que crece muñido de una cuantía inédita de rentas fiscales expropiadas. Es sabido que nuestra organización federal no ha podido realizarse cabalmente desde el nacimiento mismo de la patria, pero la cuestión tiene sorprendente actualidad porque hoy sería posible lograrla al impulso de cambios de vasto alcance.

La economía no lo es todo, pero es evidente que la valorización mundial de la mayor parte de nuestra producción ha abierto posibilidades inéditas al desarrollo del Interior. La imagen más elocuente para mostrarlas sería la de un mapa de la Argentina en el que una palanca eleva el nivel del país y, en mayor o menor medida, el de todas sus provincias, pero muy poco el del conurbano bonaerense. Nada menos que el revés del guante de la geografía económica y social vigente desde hace muchas décadas.

La palanca ha sido movida por dos fuerzas actuando de consumo, la suba de precios de nuestros productos y la devaluación, que han favorecido más al Interior que al conurbano y más al campo, a las ciudades medianas y a los pueblos que a las grandes concentraciones urbanas. Hay matices, porque la ciudad de Buenos Aires se ha beneficiado por las mismas razones con el turismo y la construcción y Rosario se desarrolla notablemente al impulso del agro y de la industria, y de una buena administración.

Ambas fuerzas permiten también afianzar o revitalizar actividades tradicionales, como la agricultura pampeana o la ganadería ovina, y dan lugar a nuevos desarrollos como la expansión de la frontera agropecuaria hacia el Norte, el Oeste y el Sur, la minería en el NOA, en Cuyo y en la Patagonia, el notable salto cualitativo de la industria avícola, la miel y variados emprendimientos frutícolas y hortícolas. Pero, salvo en la minería, cuyas limitaciones surgen de querellas ambientales irresueltas, estos desarrollos están acotados por los impuestos y restricciones a las exportaciones que, sin que muestren entenderlo sus impulsores, perjudican mucho más a las regiones no pampeanas, las más pobres. El perjuicio a la exploración y explotación de petróleo y gas es evidente.

La carne vacuna, los lácteos y la industria forestal son otros ejemplos elocuentes del perjuicio general, por ser actividades en las que la Argentina está a la vanguardia de la productividad mundial. Aquí caben responsabilidades no solo al gobierno sino también al sector privado, que todavía no ha mostrado propuestas superadoras, capaces de compatibilizar la exportación y el consumo interno e impedir que lo único que le llegue de estas promisorias oportunidades al habitante de las grandes ciudades sean los alimentos encarecidos.

El segundo cambio que abre la posibilidad de un federalismo más genuino es la tendencia al renacer de lo local que, como renovada vuelta de tuerca de la democratización, se observa en todo el mundo. Al amparo de la globalización y de bloques económicos o políticos de alcance continental que lo posibilitan y acotan, los poderes nacionales, las regiones, los Estados subnacionales y las ciudades van ganando más y más autonomía, de hecho o de derecho. Los ejemplos proliferan por doquier, desde el Reino Unido hasta Bolivia y desde la ex Unión Soviética hasta Indonesia. Es esta tendencia la que acuna la llamada "territorialización" de la política, el auge de los políticos "dueños" de un territorio y al margen de los partidos nacionales, usada con y sin objetividad para interpretar las recientes elecciones argentinas. Ya hace tiempo la había intuido ese notable político norteamericano que fue Thomas "Tip" O Neill, al decir que "toda política es local".

¿Hasta qué punto existen en la Argentina bases para desarrollos de provincias más genuinamente autónomas, más a tono con esta tendencia universal? Ellas requieren no sólo economías vibrantes, sino también sociedades civiles fuertes, bien repartidas en el territorio, amigadas con el mundo y con gobiernos capaces de recaudar y gastar sus propias rentas. Una de sus expresiones típicas son los desarrollos locales en racimo, en los que la producción de las materias primas interactúa con las instituciones de la sociedad del conocimiento y les agrega valor con mayor capital humano, nuevas tecnologías y buenos gobiernos locales, generando así estructuras sociales cualitativa y cuantitativamente más ricas e integradas.

Todavía son escasas las realidades que puedan aspirar aquí a cumplir tales exigencias. Se las ve afianzarse en los casos canónicos de la industria aceitera, la vitivinicultura cuyana, la fruticultura del Alto Valle, Rafaela, la maquinaria agrícola o la tecnología de punta del Balseiro y el Invap, en Bariloche. Y se insinúan en casos tan dispares como incipientes polos tecnológicos en varias provincias, incluyendo la experimentación con el hidrógeno combustible en Pico Truncado, o desarrollos recientes como la vitivinicultura austral en San Patricio del Chañar (Neuquén), por citar apenas algunos.

Pero las posibles cunas de un federalismo renovado son incipientes y frágiles para poder fortalecer en serio la organización federal. Contra ello, conspiran no sólo la represión productiva por las limitaciones a exportar -y, por cierto, las resistencias de muchos gobiernos subnacionales a recaudar y administrar responsablemente lo suyo-, sino también la apropiación de buena parte de la renta fiscal de las provincias y su concentración en manos de los "príncipes nacionales".

Desde 1996 se incumple el mandato constitucional de contar con una ley de coparticipación federal, pero nunca como ahora ha existido en el país semejante expropiación proporcional de rentas fiscales ni el arbitrio de utilizarlas para la construcción de un poder con vocación hegemónica y que ahora no se limita a cooptar voluntades de provincias sino también de municipios, con la fuerza de un irresistible vendaval que arrasa con los sueños de construcciones autonómicas locales. Muchas cosas podrían afirmarse de este centralismo del siglo XXI menos su naturaleza progresista. Es, por definición, reaccionario, porque va a contramano de las tendencias universales y está desaprovechando la oportunidad, que se le ofrece al país por vez primera, de construir al fin un país equitativo y federal, como lo manda su Constitución.

El autor es economista y sociólogo; profesor del IAE-Universidad Austral

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17.7.07

- LA BIBLIOTECA DIGITAL -



Alejandría en Internet

Hace años que se habla de la creación de "la super biblioteca digital" y poco a poco vamos asistiendo a su definitiva concreción.

Pese a los muchos problemas legales Google y Microsoft entre otros, lo está haciendo a pasos agigantados. Realmente creo que es importantísimo para que cualquier persona pueda acceder a contenidos de diversa índole. De hecho cada vez hay más y mejor material en la Web! Se han creado PDF con algunos libros en Internet para ser leídos en pantalla, como por ejemplo en la Argentina: Clarín ha publicado a los ganadores sus premios y diversos textos y ensayos; Jorge Asís fue entregando de a capítulos su último título: "Hombre de Gris", etc.

Hay otra posibilidad, para los que les guste más el “papel tradicional” es imprimirlo y ó grabarlo en CD ó DVD para los que gusten “atesorar” texto e información. Lo importante es “el alcance y la llegada” a la literatura y a la información toda de la mayor cantidad de individuos, en cualquier lugar donde habiten (siempre y cuando cuente con una PC, claro está).

¡Esta es una revolución que debemos saber aprovechar...!

El tema de Derechos de Autor, debería ser asistido por parte de los que publiquen los contenidos y solventado con dineros adquiridos por la publicidad que, de hecho, habrá en sus páginas Web. Deberán intervenir protagónicamente las Editoriales ó irán quedando fuera, como va ocurriendo con todo lo impreso! Argentores (Sociedad General de Autores) y la SADE (Sociedad Argentina de Escritores) en el caso Latinoamérica, puede asesorar sobre los alcances, así como SADAIC (Sociedad de Autores y Compositores) junto a CAPIF (Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas), lo hacen con la música (NASPER - KAZAA, etc.)

La “era digital” no da respiro a nadie. Alvin Toffler y Nicholas Negroponte se quedaron cortos en “La Tercera Ola” y “Ser Digital” respectivamente. El genial Ray Bradbury siempre dijo que a través de sus años en “la ciencia-ficción”, lo que le había fallado ó no había tenido en cuenta, era su desconocimiento e imaginación sobre lo que ocurriría con los chips y la microelectrónica.

Las nuevas tecnologías sirven para el aprendizaje y la enseñanza de todos. La difusión de “todo” hace que masivamente los interesados ingresen a mundos vedados –casi sin darse cuenta- Esto es la tan mentada cultura de la información, que abarca tanto: texto, voz, imágenes fijas y en movimiento, datos y audio en general, música en particular.

Todo está en la red.

Lo bueno y lo malo pasa por Internet.

Cada uno sabrá como sacarle el jugo provechosamente ó no!


Ricardo A. Carrasquet

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16.7.07

- CONOCIMIENTO -



La Argentina desperdicia su conocimiento

Por Arturo Prins
Para LA NACION



Vivimos la mayor bonanza económica de los últimos cien años. Esta situación puede resultar efímera -así ocurrió otras veces- si no atendemos a un aspecto siempre relegado: el fortalecimiento de nuestra debilitada industria, que aún no produce mayor valor agregado.

Cuatro nuevos indicadores muestran si la industria está tecnológicamente avanzada: las patentes, la tasa de dependencia, la de autosuficiencia y el coeficiente de invención. Esta novedosa estadística, que habría que incorporar al análisis económico, la desarrollan la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología ( www.ricyt.org ) y el Conicet ( www.caicyt.gov.ar ).

Tales indicadores nos muestran rezagados por no haber incorporado el conocimiento a la economía.

Los países que lo hicieron crecen sostenidamente, con industrias avanzadas, y hasta subsidian al sector agropecuario cuando factores externos lo amenazan. En la Argentina, en cambio, el campo subsidia el transporte, la electricidad, la energía y otras industrias y servicios para frenar la inflación.

En 2006 se gastaron $ 4418 millones con ese fin. Criticamos los subsidios, pero los aplicamos de manera inversa.

Siendo el conocimiento el mayor valor económico, protegerlo parecería una verdad de Perogrullo. Sin embargo, nuestras empresas siempre patentaron, poco y el sistema científico, menos aún. En el último decenio medido (1995-2004), el promedio anual de patentes solicitadas en el país por residentes (empresas, instituciones y personas argentinas) fue de sólo 841, y las otorgadas, 191. Brasil, máximo exponente de la región, solicitó 8648 y obtuvo 2936 (10 y 15 veces más, respectivamente); Estados Unidos, el mayor exponente del mundo, solicitó 154.163 y logró 77.456.

Las patentes marcan la dimensión de la economía y su relación con la ciencia.

La Universidad de Buenos Aires (UBA), creada hace 186 años (en 1821), es la que mayor presupuesto, aunque siga resultando exiguo, destina a la investigación. Sus científicos publican más de mil trabajos por año. A pesar de que la ley 111, de patentes, (reformada en 1995) tiene casi un siglo y medio (1864), en ese lapso la UBA no registra patentes vigentes, salvo ocho otorgadas en el país y siete en el exterior, en la última década.

Sin política de propiedad intelectual, la universidad regala conocimiento cuando publica y no protege su producción inventiva. Invertir en educación, universidad y ciencia y no apropiarse del conocimiento es un contrasentido. Aunque no todo debe patentarse, la protección retroalimenta al sistema científico y a la economía de un país por los beneficios de las regalías.

Patentar localmente tiene un costo menor, y hacerlo en otros países no constituye el mayor gasto científico. Se presume que las patentes en el extranjero son las de mayor potencialidad, pero nosotros registramos muy pocas: en la plaza más fuerte (Estados Unidos), nuestra curva fue de 15 patentes otorgadas en 1990 a 49 en 2000, para descender a 17 en 2005. Corea del Sur, con políticas serias, elevó su curva de 213 (1990) a 3285 (2000) y a 4416 patentes en 2005.

Otros dos indicadores miden la dependencia o autosuficiencia económica, con relación al conocimiento patentado. La tasa de dependencia muestra el coeficiente entre las patentes solicitadas por residentes y no residentes (filiales extranjeras en el país, con residencia en el exterior). Un valor mayor a uno señala dependencia, por la preeminencia de patentes solicitadas desde el exterior; un valor entre cero y uno indica autosuficiencia, por la preeminencia local.

La Argentina tiene una alta dependencia: 5,5 puntos, ya que los no residentes solicitaron, en el decenio 1995-2004, un promedio de 4604 patentes por año, frente a las 841 de los residentes.

Brasil se acercó a la tasa deseable: 1,5 puntos, pues las patentes de no residentes promediaron 13.126 por año y las de residentes, 8648. En los EE.UU., la tasa es de 0,8 puntos, con 125.070 patentes solicitadas por no residentes y 154.163 por residentes.

La tasa de autosuficiencia, contracara de la anterior, muestra el coeficiente entre las patentes solicitadas por residentes y el total de las solicitadas. Crece en la medida en que la participación local es mayor. En la Argentina, esta tasa siempre fue chata: en el mencionado decenio, el promedio anual fue de 0,15 puntos. En Brasil, llegó a 0,40 y en los EE.UU., a 0,55.

Aplaudir la inversión sin atender de dónde proviene y a quién y cómo beneficia es un error. La industria argentina se extranjerizó y debilitó por la transferencia de activos al exterior y la consecuente pérdida de espacios creadores de conocimiento y tecnologías. La inversión extranjera no se vuelca al logro de mayor valor agregado nacional y la argentina crece fuera del país y del sistema: en 1992 sumaba US$ 44.258 millones y hoy, US$ 109.932 millones. Se ha dicho que esto ocurre por nuestra baja calidad institucional.

Un reciente análisis de Rosendo Fraga -sin desconocer este dato- indica que la inversión "se ha hecho más cínica": China es el mayor receptor de inversión extranjera; Vietnam del Norte, Rusia, Cuba y Venezuela reciben inversiones y crecen a tasas elevadas. Faltaría analizar por qué los argentinos no invierten en su país.

Finalmente está el coeficiente de invención: cuanto mayor sea, mayor será la capacidad innovadora de una nación. El indicador mide la relación entre el número de patentes solicitadas por residentes, cada 100 mil habitantes. Nuevamente estamos rezagados: en el decenio analizado, nuestro coeficiente promedio fue de 2,36 por año. Brasil lo duplicó, con 5,05, y los EE.UU. estuvieron al tope, con un impresionante 55,16. La capacidad de invención del sector científico puede ser alta, como en nuestro caso, pero desaprovechada. Las universidades y centros científicos favorecen el crecimiento humano y cultural, pero para crecer económica y socialmente la ciencia y la industria no deben estar de espaldas.

Hay iniciativas en la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva y en algunas universidades, pero no tenemos una cultura y estrategias de apropiación del conocimiento, ni presupuestos y equipos para evaluar los trabajos y negociar su transferencia a la industria. Por eso hay centenares de patentes fuera del sistema, solicitadas por investigadores o, lo que es más grave, financiadas por empresas y universidades del exterior, que se benefician. Ante esto se hace la vista gorda, pues al dejar libre un espacio no se puede exigir que nadie lo ocupe.

Si agregamos la emigración de científicos, concluimos que la Argentina es donante de conocimientos. Así podemos importar lo que ayudamos a producir y perdemos la oportunidad de exportarlo. Así la actual bonanza seguirá siendo un espejismo que esconde la fragilidad de nuestra economía. Prescindir del conocimiento en la industria y no tener una política de protección de la propiedad intelectual es un desatino. Creer que el campo puede y debe sostenerlo todo es injusto y riesgoso.

Arturo Prins es director ejecutivo de la Fundación Sales y secretario de la Fundación Criterio

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15.7.07

- LOS NIÑOS -



Los niños encerrados y la adopción

Editorial La Nación Opinión



El año último publicamos un editorial titulado "¿Qué pasa con la adopción en la Argentina?", en el que nos preguntábamos, entre otros aspectos incongruentes que presenta el tema de la adopción de menores, acerca de lo que ocurría con los niños internados por múltiples motivos en institutos, algunos de los cuales viven en condiciones más que penosas.

De acuerdo con estadísticas de Unicef, de la Secretaría de Derechos Humanos y del Consejo de los Derechos de los Niños del gobierno porteño, existen aproximadamente 20.000 menores institucionalizados, de los cuales alrededor de 17.000 lo están por razones asistenciales y unos 3000 por causas penales, estimándose que el 25 por ciento, esto es 5000 niños, podrían ser adoptados. Al mismo tiempo, existen 1889 parejas y personas solas anotadas en el registro de aspirantes a guarda con fines de adopción.

Desde esta columna, desde hace tiempo, venimos sosteniendo que es inconcebible que no se hagan mayores esfuerzos para dar en adopción a estos niños, para que reciban todo lo que en los institutos les falta. Principalmente amor y contacto familiar o calor de hogar, como dirían nuestros mayores con razón.

La solución de devolverlos a sus familias es por cierto ideal, pero a menudo irreal, cuando no imposible o muy peligrosa para los mismos niños, como lo demuestran algunos casos de violencia o abuso sexual contra ellos. Y ello no implica desvirtuar la trascendencia de los vínculos de sangre; por el contrario, de lo que se trata es de no reemplazar el sentido común de los jueces en favor de la seguridad de los menores por otras teorías más que discutibles.

En su momento propusimos la creación de un registro nacional de niños en condiciones de ser adoptados. Sugerimos entonces la importancia de generar un registro de niños en situación de abandono, con terminales en los hospitales de todo el país, en las instituciones guardadoras, en la Policía y en los registros civiles, los municipios, y hasta uno de familias dispuestas a dar sus niños en adopción.

Una campaña de amplia difusión de la noble institución de la adopción permitiría a la población saber que estos niños existen y que, si bien no todos son recién nacidos, necesitan papás y mamás.

Es imprescindible que la comunidad combata el negocio de algunas perversas instituciones, cuyos responsables tan sólo aspiran a vivir del aporte estatal que reciben por cada niño institucionalizado o encerrado, como podríamos decir con más acierto.

Si cuando los juzgados civiles piden postulantes para adoptar niños con enfermedades o discapacidades, hay muchísimos candidatos que se presentan, ¿por qué no ha de haberlos para estos niños encerrados? La comunidad tiene la palabra y las autoridades políticas, la posibilidad de concretar este encuentro de amor.

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14.7.07

- NUESTRA HISTORIA -



Mucho más que el reloj de Belgrano

Por Juan José Cresto
Para LA NACION


No se comprende bien la situación actual del Museo Histórico Nacional. El episodio del hurto de una reliquia de relativo precio económico, pero inmenso valor histórico y espiritual, es una herida inferida al pueblo argentino. No es la única. A diferencia del copioso legado de San Martín, recibido de su nieta Josefa, Belgrano poseyó muy escasos objetos que recuerden su paso por esta vida, por lo que cualquier pérdida de esos pocos bienes es más sensible, y también más identificable. No debe ser demasiado lúcido el autor, pero sí suficientemente ingenioso para haberlo podido sacar.

En efecto: ese bien museístico -como muchos otros- reposaba en un mueble de madera rectangular, de aproximadamente 90 centímetros de alto, coronado en su parte superior por una cúpula de vidrio que contenía el reloj. Esa cúpula tiene su base engarzada en una ranura del mueble, de tal modo que para levantarla se requiere destrabar una madera de la base. Ese fue el ingenioso sistema que adopté en 1996, cuando me hice cargo de la dirección. En aquellos días dejé constancia de mi protesta por no poder asegurar el sistema completo con una llave independiente para cada cúpula, con su respectivo cerrojo, pero había que construir una serie de más de 150 exhibidores...¡y no alcanzaban los fondos! Esta es la Argentina que vivimos.

Más aún: reclamé inversiones durante la presidencia de De la Rúa, pero no llegaron jamás. Para semejante museo, el más antiguo y el de mayor patrimonio histórico del país, disponía de una caja para gastos de ¡quinientos pesos! Esa suma la recibí siete veces en cinco años y era equivalente a lo que yo necesitaba para gastar cada tres días. ¿De dónde salieron los fondos? Del bolsillo de los ciudadanos de buena voluntad, de los visitantes del museo, de mis conocidos y amigos y de mis propios haberes.

A lo largo de los años sentí horror cuando debí hacer reparaciones imprevistas. Afronté los gastos administrativos del escasísimo personal -mucho menor que el actual- y tantos otros egresos cotidianos propios de un museo cuyo patrimonio histórico es el mayor del país. Me vi obligado a hacer reparaciones edilicias y museísticas, y debo agradecer a la Asociación de Amigos del Museo, que siempre colaboró.

Cuando me hice cargo, hacía tres años que el museo estaba cerrado. Su antiguo personal estaba reubicado en otras instituciones o tenía obligaciones que hacían muy difícil darles un horario homogéneo. Se ha dicho, rindiendo honor a la verdad, que la mayoría de ellos sentía un profundo amor por esos venerables objetos que fueron testigos de los tiempos. El Museo Histórico Nacional no es un lugar común de trabajo. Allí, o se ama la historia y se siente respeto por los objetos, que para un profano pueden ser simples desechos, o hay que irse, porque no se comprende el sentido de la continuidad generacional del país.

Sin dudas, hubo pequeños grupos, radicalmente sindicalizados y enquistados entre la mayoría laboriosa, que no aceptó la dura tarea que se les imponía. Pero la labor prosiguió. Bajo mi dirección se revisaron unas cincuenta mil fichas y se elaboraron más de treinta mil nuevas. Obtuve de generosos ciudadanos más de ochocientos objetos nuevos. Algunos de ellos -los últimos- no llegaron a sumarse al patrimonio y aún están a mi nombre, lo que es altamente preocupante y, de persistir, me obligará a iniciar acciones legales.

Entre otros objetos se incorporaron al patrimonio nacional la bandera de Obligado, que ondeaba en el Paraná cuando se produjo el ataque franco-británico y que el propio presidente Chirac depositó en mis manos; el testamento hológrafo de Josefa Balcarce, la nieta de San Martín; el original del Martín Fierro , manuscrito de José Hernández, en una libreta de pulpería, obtenido gracias a la generosidad del doctor Simoncini, verdadero mecenas de nuestros días.

Todo se hizo con precarios medios, sin dinero, pidiendo su óbolo a unos y a otros. Cerca de treinta exposiciones completas en nueve años dan idea de un museo en actividad y en marcha. Por supuesto, no se exhibieron ni el retrato del Che Guevara ni los pañuelos de las Madres de Plaza de Mayo, porque no las considero históricas al día de hoy, por su proximidad. También me negué a exhibir los retratos de los presidentes de los últimos cuarenta años, pese a que algunos de ellos fueron amigos personales.

Detrás de estas expresiones hay una verdad: los museos no son vulgares depósitos, sino instituciones de alto valor científico, estético o patriótico que requieren no solamente conocimientos especializados, sino también constantes inversiones.

El Estado nacional olvidó a su mayor museo de historia. Los expedientes (que parece ser la mayor producción de nuestra economía) con los que pedí recursos fueron numerosos, y me recuerdan la expresión de Martín Fierro: "Son campanas de palo las campanas de los pobres".

Hoy han robado una de las joyas históricas que pueblan el sueño de nuestra historia: el reloj de aquel noble patricio, Manuel Belgrano, ese abnegado hombre de leyes, devenido general por la fuerza de los hechos. Era una pieza emblemática.

Me pregunto: ¿no hubo en tanto tiempo posibilidad de construir vitrinas con llave, cuyos modelos y dibujos obran en el archivo del museo, dibujadas por quien esto escribe? ¿No hubo presupuesto? ¿No se dice a diario que hoy existe superávit de caja? La respuesta es no. Quiero suponer que el actual director habrá insistido, ante soluciones siempre postergadas. ¡Ay de los pueblos que no respetan su historia!

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13.7.07

- CATALOGO -



La vigencia del catálogo

Aunque las nuevas tecnologías parecían arrasar con todo negocio que tenga como base el papel, la venta por catálogo, lejos de convertirse en dinosaurio, sigue siendo una herramienta eficaz del marketing directo y su futuro es prometedor en la medida en que el manejo de bases de datos alimente oportunidades de segmentación y experimentación. Así lo explicó Freddy Rosales, de Di Paola & Asociados, quien asegura que el mouse siempre se clikea más nerviosamente que el pasar de una página sentado en un sillón, y el acto de hojear un catálogo impreso, al menos por ahora, es más parecido al tranquilo paseo de shopping que la navegación virtual, no por las posibilidades técnicas del medio sino por la actitud del usuario. Infobrand indagó con algunos jugadores como Reader Digest, Oficce Net, Starphone y Repsol YPF cómo es en la Argentina este negocio que triunfa en Estados Unidos.

En un mercado donde las nuevas tecnologías marcan el ritmo de la innovación, la venta por catálogo que llega por correo parece antigua. Sin embargo, los expertos en marketing directo no lo consideran así y creen que recibir el sobre por debajo de la puerta es justamente impulsado por incidencia de las nuevas tecnologías, y por eso tiene un largo futuro. “Lo virtual siempre necesita lo físico para concretarse. Los medios digitales, que incentivan la compra a distancia, generan tráfico de correo (encomiendas) como consecuencia de su acción. Por otro lado, para obtener órdenes de compra en forma rentable la presencia pasiva en un catálogo de e-commerce on line no basta. Hay que generar tráfico, y ni el spam por e-mail ni el SMS son suficientes, ni lo más efectivo.

Primero, por intrusivos, y segundo porque todavía hay muy pocas listas disponibles de e-mails, adecuadamente segmentables y confiables”, explica Freddy Rosales, de Di Paola & Asociados.Así, en esta herramienta de marketing directo funciona más que nunca la integración de medios, como lo ha demostrado el mercado de venta a distancia de los EEUU y luego el de los países centrales europeos: los que manejan catálogos impresos no los abandonan sino que los especializan por segmento, los integran con e-commerce y, crecientemente, con locales a la calle. Los que comenzaron con "brick-and-mortar" pasaron a Internet, pero rápidamente descubrieron que la gente se informaba en Internet pero compraba en los locales. Y agregaron catálogos impresos como ampliación virtual de sus vidrieras. Si bien esta herramienta no ha tenido gran desarrollo en la Argentina, ésto por factores ajenos al medio como falta de listas, alto franqueo y problemas de inflación, en los países desarrollados siguen en plena vigencia y en la medida en que las buenas prácticas de manejo de bases de datos alimenten oportunidades de segmentación y experimentación, hay cada vez más alternativas de entrega a distancia, con buena cobranza contra-reembolso y casi universalización de las tarjetas de crédito y débito para los segmentos socioeconómicos relevantes.

La llegada de un mailing a la casa, especialmente en la Argentina, no es un evento frecuente, y el catálogo impreso sigue teniendo la plena atención del destinatario, por eso la importancia de su impresión y diseño, para que cautiven a los usuarios, señalaron varios expertos durante una presentación organizada por la Asociación de Marketing Directo –AMDIA.Público a medidaAunque hay una mayor llegada al público más adulto que a los jóvenes, porque los mayores están más inclinados al medio impreso que al electrónico, el impacto de lo impreso no tiene edad, así como muchas “setentonas” pueden chequear un mail. Rosales explica el caso de Reader´s Digest, uno de los casos de mayor éxito de venta por catálogos en el mundo. En algún momento, el problema de esta opción era la de concentración de lectores en edades más bien maduras, pero sus lectores de Selecciones han evolucionado hacia segmentos más jóvenes e igualmente sucede con sus ventas a distancia de otros productos. Catálogo sin fines de ventaNo sólo los catálogos impresos que se reciben en los hogares tienen la finalidad de vender, sino que también pueden servir como promoción o fidelización de clientes. Un caso exitoso en la Argentina es Falabella, que distribuye catálogos masivamente con la finalidad de generar tráfico en sus locales.

Es una ampliación de sus vidrieras.Repsol YPF es otro caso donde el catálogo sirvió como estrategia de fidelización. Cargando combustible en sus estaciones se suman puntos que pueden canjearse por productos. Así, los clientes reciben en sus casas los catálogos con las opciones, que se destacan por la calidad de la presentación. Durante la presentación organizada por AMDIA, Oscar Herrero, jefe ServiClub de Repsol YPF, afirmó que el programa creó tal relación con los clientes que ahora esperan el catálogo para conocer qué novedades hay para realizar el canje de puntos. Además, en este negocio que no se puede competir por precio, es una buena recompensa para el consumidor. Hay 1.170,000 tarjetas activas, se entregan 4000 premios por día y se imprimen 2.5 millones de catálogos al año.

También se diseñan promociones especiales como triplicar puntos cargando nafta Fangio. “Así, el share de esta nafta creció del 50 por ciento mensual al 63 por ciento”, aseguró Herrero. Para todos los gustosStarPhone es otro caso de venta exitosa por catálogo, una compañía que pertenece a La Nación. Destinado a todas las edades, cuenta con un apoyo del medio televisivo y presencia en la web.Daiana Wallace, representa a la Compañía de Venta Directa -COVEDISA-, donde trabaja para Starphone, explicó que el negocio principal es de venta por catálogo, llegando a todo el país con la característica Full Fillment, ya que está todo organizado internamente.

Los catálogos se imprimen quincenalmente con diferentes productos. “Siempre se fija un cliente final a quien buscan satisfacer, en torno a ello se definen los productos. La misión es entender al cliente y que la satisfacción esté al alcance de la mano”, explicó.Una de las herramientas fundamentales para desarrollar bien el trabajo es el trabajo de back office, manteniendo la base depurada y actualizada. Así, se envían un millón de catálogos por mes, pero además el trabajo se completa con la realización de llamadas salientes y listas de e-mailing. El catálogo se inserta en La Nación y en otros medios masivos, en todas las provincias, y si bien siempre se ofrecieron productos de un precio de venta relativamente bajo, en 2006 se incorporaron productos de mayor valor. Office Net es otro proyecto que se diferencia por ser B2B. Sebastián Paschmans, Marketing Manager de la compañía, explicó que las claves del negocio son tener un importante stock.

Primero se orientaron a grandes clientes y luego incluyeron bancos y PyMes. Así dividen su negocio en dos: compra por catálogo, que es el de las empresas de 5 a 50 empleados y en las llamadas por contrato, que son aquellas con más de 50 empleados. En el negocio catálogo, recién una vez que pasa la tercera compra se considera un cliente (el 50 por ciento lo hace una sola vez).Officenet llega al 7 por ciento del mercado de oficina, en un negocio donde hay seis o siete competidores y que en total no suman el 15 por ciento del mercado. Maneja tres tipos de catálogos: el Bigbook, que es anual; un mensual de ofertas con un tema específico; los estacionales, que son lanzamientos especiales (por ejemplo en 2006, lanzaron el especial navidad y se vendieron 25.000 cajas especiales). También se realiza compra on line, que fueron de 2 millones de pesos en mayo: “el 30 por ciento de las ventas pasan por Internet”, explicó el directivo.

El caso emblemáticoReader´s Digest es una compañía que esta presente en 60 países, con una larga historia en venta de productos editoriales con catálogo personalizado. De esta manera, ha logrado que uno de sus productos, la revista Selecciones, alcance una circulación líder con 25.000 publicaciones mensuales.Alejandra De Laurentins, Gerente de Línea de Productos - BHE Reader´s Digest Argentina SRL, explicó que la modalidad de trabajo es a través de correo, se envían las piezas de promoción al cliente. Los pedidos se reciben por correo, teléfono e Internet. Se imprime cinco catálogos al año, llegan a 120.000 hogares con un 45% de tasa de respuesta en los sorteos anuales, mientras que la compra efectiva es del 10 al 11%, con un ticket de compra promedio es de $120. Se ofrecen entre entre 45 y 50 productos.

El proceso comienza con el estudio de la audiencia: se estudian los perfiles de clientes según como pagan o el monto de la compra y se toman en cuenta una serie de variables que definen el perfil. En el mailing entra en juego un punto de equilibrio para definir a quienes llegar y no perder plata. En las ofertas del catálogo se debe asegurar que cada producto dejará un margen absoluto mínimo y es importante la elección de proveedores para tener producto a tiempo.Se hace un mailing modelo que consta de un sobre que llega al hogar como única forma de promocionar el catálogo, tiene una carta personalizada y un cupón de sorteo y estampilla. Es importante el diseño de los catálogos, que sea atractivo, que muestre los productos y sus atributos. Importante resaltar la marca que da respaldo al catálogo.

Guillermina Fossati
Revista Infobrand

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12.7.07

- MUJERES EN CONFLICTO -



Ser y parecer


El gobierno nacional parece resuelto a defender a capa y espada a las dos funcionarias que enfrentan graves acusaciones en los últimos días. La estrategia oficial podría sintetizarse en evitar a toda costa tener que entregarle a la oposición la cabeza de algún colaborador del Presidente ante la inminencia de un acto electoral. Se trata de un criterio lamentable: un gobierno que representa a todos los argentinos y no sólo a una fracción política, antes que cuidar mezquinos intereses partidarios debería velar por la máxima transparencia y no avalar ningún comportamiento corrupto, por mínimo que aparente ser.

En la víspera, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, realizó una encendida defensa de la secretaria de Ambiente, Romina Picolotti, cuestionada por la contratación de familiares y amigos que perciben importantes remuneraciones, por el uso injustificado de aeronaves privadas con fondos públicos y por la canalización de recursos a través de una fundación.

Fernández dijo que las acusaciones contra la funcionaria, que ha sido denunciada penalmente, son "falsas" y forman parte de una "operación política", al tiempo que, como viene ocurriendo habitualmente en el actual gobierno, responsabilizó al periodismo.

Unos días antes, el propio jefe de Gabinete había afirmado que la ministra de Economía, Felisa Miceli, estaba plenamente ratificada en su cargo, tras el escándalo que se desató a partir del misterioso hallazgo de una bolsa con dinero en el baño del despacho que tiene la funcionaria en el Palacio de Hacienda.

La ministra Miceli brindó una tardía explicación sobre la aparición de ese dinero, al tiempo que incurrió en contradicciones evidentes. Entre ellas, señaló primero, por medio de su vocero, que la totalidad del monto en cuestión estaba plenamente justificado en sus declaraciones juradas de bienes y de ganancias, mientras que días después admitió que la mayor parte del dinero había sido obtenida merced a un préstamo que le hizo su hermano. Esa sola contradicción pone bajo sospecha todos los argumentos esgrimidos por la ministra.

Ni en el caso de Romina Picolotti ni en el de Felisa Miceli se está hablando de nimiedades. Las sospechas se vinculan con delitos como la malversación de fondos públicos o el enriquecimiento ilícito, personal o de parientes cercanos. Frente al escándalo público y a la pésima repercusión internacional que ambas situaciones están generando, correspondería que las dos funcionarias en cuestión dieran un paso al costado y presentasen sus renuncias.

No menos grave es que, en el primero de los casos, surja la posibilidad de que se utilice a una fundación como la figura jurídica para el despilfarro, contribuyendo a hacer crecer la equivocada percepción de que las organizaciones no gubernamentales están hechas para robar. Viene esto a cuento de la existencia de una fundación, ArgenINTA, a través de la cual, según las denuncias conocidas, se tramitaban gastos y cobraban sus sueldos personas contratadas por la secretaría. Es menester investigar, en esta y en otras dependencias públicas, qué tan extendida se encuentra esta aparente modalidad para que distintos funcionarios cobren sueldos más altos que los reconocidos por el escalafón del Estado.

En tanto la transparencia es uno de los valores esenciales de una democracia, quienes ejercen altos cargos en la función pública no sólo tienen la obligación de ser honestos, sino también de parecerlo. Y las máximas autoridades de la Nación, además de cumplir ese precepto, deben velar permanentemente para que la sociedad argentina recupere la confianza en su dirigencia. De nada les servirá al país y al propio Gobierno que se intente, un vez más, esconder la mugre debajo de la alfombra.

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11.7.07

- NUESTRO MEDIO -



La destrucción forestal


Las noticias que periódicamente informan acerca de la destrucción de los bosques en nuestro país provocan una creciente alarma. Un reciente informe de la Secretaría de Medio Ambiente confirma una vez más la gravedad de un proceso de devastación forestal que, en los últimos cuatro años, ha arrasado con 1.108.669 hectáreas en seis provincias del norte y el centro de nuestro territorio -Córdoba, Chaco, Formosa, Salta, Santa Fe y Santiago del Estero-, aunque algunas de ellas hubiesen declarado en 2005 la moratoria de los desmontes. Esta continua pérdida de una riqueza natural que necesita ser defendida exige la imperiosa sanción de una ley nacional de protección forestal, cuyo proyecto se halla desde hace tiempo estancado en el Congreso.

Las cifras dadas a conocer hace poco tiempo permiten apreciar el ritmo del asolamiento de los bosques, emprendido con el propósito de ampliar las fronteras para una explotación agrícola y ganadera que promete más en el corto plazo, pero mucho menos después. Redondeando los datos actuales, se calcula que en un año se han destruido 280.000 hectáreas de bosques, 760 por día y 32 por hora. Las tasas de los desmontes efectuados superan en un 50 por ciento las anteriores estimaciones y están por encima de los promedios mundiales. Para cerrar este cuadro, que pone de manifiesto el grado del perjuicio irracional y descontrolado que se le viene produciendo al país, cabe citar que mientras en 1914 la superficie boscosa de nuestro territorio alcanzaba a 105 millones de hectáreas, en 2006, de acuerdo con el Primer Inventario de Bosques Nativos, se calculó que aquella superficie se había reducido a 34 millones.

Es notorio que quienes arrasan con los árboles para sembrar especialmente soja en estos tiempos no consideran los valiosos servicios que los bosques dispensan a la vida natural y humana. Entre esos beneficios silenciosos -conocidos, pero olvidados por otros intereses- figuran los de la protección contra crecidas e inundaciones o contra los embates del viento, su contribución insustituible a la depuración de la atmósfera, su efecto regulador sobre el clima, el sustento que brinda a la biodiversidad de las especies, su presencia en la belleza de los paisajes.

En un momento en el cual se lucha contra el calentamiento global, no es menor resaltar que la generación de carbono en la actualidad es mayor como consecuencia de la deforestación que por los gases que genera la industria del transporte.

Pese a tanta experiencia acumulada en el mundo y en el país acerca del valor de los recursos forestales, el daño persiste incesante y así van caducando los bosques, grandes aliados en la lucha contra la contaminación ambiental. En verdad, es un contrasentido cultural que la prédica constante de raíz ecológica, que clama por el impostergable cuidado de los recursos naturales, choque con una realidad tan opuesta como la destrucción forestal que persiste contra toda razón. Una vez más, hay que reclamar la sanción de una normativa clara que proteja los bosques nativos. Los poderes legislativos nacional y provinciales pueden y deben hacerlo sin más demoras.

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10.7.07

- POBRE PAIS -



Los chicos del desamparo

Por Jorge A. Colombo

Para LA NACION



Parecería que la problemática del niño en riesgo social ha dejado la primera plana de la mayoría de los medios de comunicación, tapada por noticias que nada tienen que ver con el dolor presente -y la preocupación a futuro- de nuestros chicos muertos o sumidos en la postergación por políticas económicas y sociales generadoras de inequidad y marginación o exclusión social.

Entre 1992 y 1996, el tamaño de la población indigente -medida por la Encuesta de Hogares Urbanos- se duplicó. Otro tanto hizo entre 1997 y 2001, cuando alcanzó la cifra de 5.151.064 personas. Un año más tarde -2002-, nuevamente se duplicó esa cantidad (10.473.374), cifra que se mantuvo durante 2003. Un lento retroceso comenzó a operarse a partir de entonces. Hoy se estima que la población indigente alcanza la cifra de 3.390.443 personas. A su vez, la población por debajo de la línea de pobreza alcanzó su pico en los años 2002-2003 (21.789.016 personas).

Con algunas variaciones, el número de nacimientos alcanza en los últimos años la cifra aproximada de 700.000 niños. De los más de nueve millones de niños menores de 14 años -es decir, nacidos a partir de 1993- aproximadamente cinco millones están por debajo de la línea de pobreza. Consideremos que un 12% han estado bajo la línea de indigencia -un promedio estimado de los años del período mencionado, con un rango de entre el 6 y el 20%- y que entre un 30 y un 40 por ciento de los niños menores de seis años provenientes de hogares pobres, no indigentes, y sin sintomatología clínica expresan -según estudios realizados en la Unidad de Neurobiología Aplicada (Cemic)- una demora en el desarrollo de alguna función básica vinculada con el proceso de aprendizaje (planificación, atención, memoria de trabajo).

Podremos, entonces, llegar a la conclusión de que en estos momentos está llegando la avanzada de la marea de los niños del desamparo, compuesta por segmentos de la población infantil cuyos desempeños cognitivos y oportunidades de aprendizaje se encuentran con algún tipo de desventaja vinculada con el riesgo de origen social respecto de los otros niños. Y esa marea, cuyo frente tiene hoy 14 años, puede estimarse -sumando ambos segmentos mencionados- en alrededor de un millón y medio o dos millones de niños.

Esos niños de menos de 14 años son la expresión de un verdadero tsunami social, que requiere atención especializada, programas de recuperación y contención para que tengan una oportunidad de completar exigencias curriculares que les permitan desarrollar aptitudes mínimas para la competencia laboral y lograr una calidad de vida aceptable, recuperación en el desempeño de funciones básicas que es posible gracias a las características de plasticidad del sistema nervioso. Esta marea compuesta, en su cresta, por los niños del desamparo crónico y de la debacle que comenzó a gestarse en los 90 e hizo aguda crisis pocos años después irrumpirá en la vida de la comunidad, exigiendo derechos de ciudadanía de los que una economía con exclusión social los ha privado.

A ello debe sumarse el deterioro de los hogares respectivos por el desempleo, la educación insuficiente, problemas habitacionales y sanitarios. ¿Qué respuesta organizada, coordinada, transparente y eficaz puede ofrecerle nuestra comunidad? La posibilidad de generar un buen jugador de fútbol es casi remota si se carece de una pelota, de un buen maestro, de la comprensión del juego y de la reiteración programada del ejercicio de sus habilidades...

Algo similar ocurre con un escolar. Para lograr una estrategia eficaz no alcanza con multiplicar programas y planes de ingresos familiares. Esos chicos necesitan, además de dietas alimentarias adecuadas, una exposición sistemática y sostenida para el entrenamiento de procesos mentales básicos, necesarios para optimizar las condiciones de aprendizaje. Este, a su vez, debe complementarse con condiciones sociales que desalienten la deserción escolar. Para ello hacen falta recursos bien gerenciados, capacitación y estrategias activas administradas desde edades tempranas.

Hay que frenar el tsunami desde su origen, restarle volumen a esa marea de los niños del desamparo, conteniéndolos eficazmente. Una coordinación ágil que permita cruzar los datos de los programas infantiles en los distintos ministerios que eviten superposición ineficaz, la evaluación periódica y frecuente de los programas en actividad y de la eficiencia de sus operadores, su integración con las organizaciones de base y un plan sanitario viable y eficiente son algunas de las acciones necesarias. La capacitación progresiva y continua de jefas de guardería y de madres contribuiría a hacer posible algunas de las fases de esta operatoria. La marea de los chicos del desamparo no es un problema solamente de ellos: es también un problema de la sociedad en conjunto, por sus orígenes y por sus consecuencias; por cuestiones de ética, de solidaridad, de equidad y de desarrollo.

El autor es investigador principal del Conicet

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9.7.07

- ESCUELAS CABA -


Falta un plan para las escuelas

Por Jacobo Schneider

Para LA NACION



Los desprendimientos de cielorrasos en el colegio Mariano Acosta no sólo sucedieron este año. A mediados de 2002 ya se había producido un importante desprendimiento de cielorrasos en aulas y pasillos, producto de la antigüedad del edificio, que comenzaba ya a colapsar. Ahora las nuevas estructuras de cielorrasos armados, incluyendo artefactos de iluminación y ventilación, se han desprendido también, con el consiguiente peligro para la población estudiantil.

¿Qué es lo que está ocurriendo con nuestros edificios escolares?

Son dos los aspectos principales que hacen que se produzcan estos lamentables accidentes. Primero, la antigüedad de muchas escuelas, construidas en la primera mitad del siglo pasado y carentes, en su mayoría, de mantenimiento. Y segundo, el mal funcionamiento del control de la calidad de los trabajos que se realizan en las escuelas, tanto en las antiguas como en las de reciente construcción.

La falta de idoneidad y experiencia de quienes licitan y contratan los trabajos por realizar hace que las empresas puedan efectuar trabajos deficientes y peligrosos para los alumnos. Las nuevas reparaciones que demandan causan grandes costos extras para el erario porteño.

Analicemos estos aspectos para encontrarles una solución aceptable. Como ya dijimos, gran parte de nuestras escuelas han ido más allá de su vida útil y, a pesar de las posibles reparaciones, no pueden soportar más sus propias cargas ni el peso de nuevas estructuras. Sin embargo, muchas de nuestras antiguas escuelas, que poseen un gran valor patrimonial, deben ser conservadas. Para ello hay que hacerles profundas reparaciones, no sólo en su aspecto estructural, sino también con trabajos de adaptación para que puedan responder a los requerimientos de la educación de hoy. Si bien las nuevas metodologías educativas son difíciles de aplicar en muchos de estos antiguos espacios, los trabajos que se encaren deberían contemplar no sólo el aspecto seguridad, sino también el de la adaptación a la educación de nuestros días. Esto significa elaborar un exhaustivo plan de reparaciones y de adaptación de las escuelas que puedan recibir este tipo de trabajos.

El segundo aspecto es el control de calidad de las obras en las escuelas antiguas y en las relativamente nuevas. Para organizar este control, la antigua Dirección General de Infraestructura, Mantenimiento y Equipamiento de la Secretaría de Educación de la ciudad realizó dos intentos, con resultados dispares.

Con la convicción de que no se tenía una correcta información sobre el estado de nuestras escuelas, hace unos años esa dirección general contrató con urgencia a varias empresas privadas para la realización de un inventario del estado físico de las escuelas porteñas.

Lamentablemente, las empresas hicieron una tarea muy deficiente, con información de dudosa credibilidad. Finalmente, todo cayó bajo sospecha y terminó en una investigación judicial, no sólo sobre las empresas contratadas, sino también sobre los funcionarios involucrados.

El segundo intento de hacer un inventario del estado de nuestras escuelas fue encarado a mediados de 2005, mediante un convenio suscripto por la Secretaría de Educación y las facultades de Arquitectura e Ingeniería, ambas de la UBA.

Por estos convenios, se creaban equipos formados por dos profesionales (un arquitecto y un ingeniero) y un estudiante colaborador. Cada equipo debía informar sobre el estado edilicio y de las instalaciones de las escuelas asignadas, volcando la información obtenida en planillas especialmente preparadas.

Este segundo intento fue muy bien planeado y se recibieron los informes con excelente y completa información sobre el estado de los edificios escolares de la ciudad. Pero lamentablemente no se avanzó más. No se elaboró con toda la información recibida un plan coherente de mantenimiento para prevenir los problemas que se están produciendo ahora, incluidos los de las instalaciones de calefacción que surgen en cada temporada invernal.

Indudablemente que el material recopilado en esta nueva investigación es de fundamental importancia para encarar un eficaz plan de mantenimiento preventivo. Para ello habrá que recurrir, necesariamente, a las normas preparadas por organizaciones internacionales, como la Unesco, y aprovechar la experiencia de numerosos países que las han aplicado con excelentes resultados. Lo realizado, por ejemplo, en Venezuela con la creación de FEDE (Fundación de Edificaciones y Dotaciones Educativas) podría ser un modelo para aplicar en nuestra comunidad. Así se podrían encarar los trabajos de mantenimiento de nuestras escuelas, hoy tan abandonadas y libradas a todo tipo de eventualidades.

El autor es director del Foro Internacional de Arquitectura Educacional

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26.7.07

- AUTONOMIA -


Piedras en el camino de la autonomía

Por Jorge Reinaldo Vanossi
Para LA NACION




En la etapa inicial de la Suprema Corte de los Estados Unidos, John Jay, presidente del alto tribunal, presentó su renuncia con una lacónica y terminante definición de su pesimismo acerca del porvenir de un tercer poder del Estado que no contara "ni con la bolsa ni con la espada". Quería expresar la dificultad de concebir un poder que no contara con recursos propios (dependía del Congreso) y tampoco pudiera acudir a la fuerza, pues a esos efectos debía solicitar la ayuda del Ejecutivo.

Más de medio siglo después, en 1853, el principal redactor del texto de la Constitución argentina, José Benjamín Gorostiaga, advertía en su informe al Congreso General Constituyente: "No hay Estado sin tesoro", o sea que no se podía concebir un poder sin recursos.

Las reflexiones precedentes -muy atinadas, por cierto- resultan aplicables a cualquier creación o transferencia de potestades que conlleve el funcionamiento de órganos y cuerpos auxiliares. Al reformarse la Constitución en 1994, en el artículo 75, inciso 2, párrafo 5, se incluyó esta cláusula: "No habrá transferencia de competencias, servicios o funciones sin la respectiva reasignación de recursos, aprobada por ley del Congreso cuando correspondiere y por la provincia interesada o la ciudad de Buenos Aires en su caso". Está clara la automaticidad de la traslación de las partidas presupuestarias.

Dicha norma debe ser admitida como una previsión independiente y directamente operativa, pues si bien la tan mentada ley de coparticipación (la definitiva) no ha sido aún sancionada, la larga espera desde 1994 hace presumir que se seguirán arrastrando prórrogas del régimen preexistente, a pesar de que el plazo previsto vencía "antes de la finalización del año 1996". Todo esto, a tenor de la cláusula sexta de las disposiciones transitorias del texto constitucional que nos rige, que de manera alguna puede suponerse que haya pretendido retacear ni retardar una plena autonomía.

Siempre hemos sostenido la presunción de operatividad de las normas de rango supremo. Cuando se alega lo contrario, se debe asumir la carga de la prueba, consistente en demostrar la imposibilidad de aplicar la norma constitucional en su sentido más cabal. Así lo entendieron Alfredo Orgaz, presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y los colegas que lo acompañaron al fundamentar el amparo en el caso Siri (1957). El mismo criterio se debe adoptar para cumplimentar ciertas cláusulas de la parte orgánica de la Constitución en cuanto a mecanismos o procedimientos en ella indicados y que revisten el carácter de normas de orden público.

El tema se plantea a propósito de la transferencia de servicios fundamentales para el funcionamiento autonómico de la ciudad de Buenos Aires. Los alcances del artículo 129 de la Constitución nacional, que estableció ese status especial de una suerte de ciudad Estado, no pueden ser enervados por una inteligencia acotada del texto, que se supone sustentado en la armonía de todas sus disposiciones.

Como para muestra basta un botón, parece obvio traer a colación que la ciudad tiene el deber de ejercer en su territorio la competencia en materia de seguridad y protección de personas y bienes. Si ello es así, lo que corresponde es transferirle las áreas de la Policía Federal correspondientes a Superintendencia de Seguridad Metropolitana y Superintendencia de Bomberos, salvo aquellas divisiones que ejerzan funciones operativas para el servicio del gobierno federal. En tal caso, las competencias transferidas deben ir acompañadas por los consiguientes recursos, por tratarse de una transferencia incluyente de estructuras funcionales, medios materiales, inmuebles y personal afectado al cumplimiento de sus funciones. Huelga señalar que la ciudad deberá integrar el Consejo de Seguridad o cualquier otro cuerpo con diferente denominación que reúna a la totalidad de los órganos de seguridad que actúen en el país.

Si no se entiende la razonabilidad de este paso previo y fundamental será imposible responder, a partir del 10 de diciembre, a demandas tan concretas y que motivaron e impulsaron la decisión del electorado en junio. Por ejemplo, revertir el colapso de la seguridad personal, erradicar la falta de limpieza e higiene y poner coto al desorden generalizado que afecta a la libertad de tránsito y circulación de personas y vehículos. Ello, sin perjuicio de tener que afrontar con suma energía los reclamos de calidad y excelencia -con mayor igualdad de oportunidades- en cuestiones tan candentes como la educación popular, la salud y la vivienda, para mencionar tan sólo algunos rubros, sin dejar de tener presente otros, como la necesidad de bajar los índices de desocupación generando empleos. Para ello es menester brindar capacitación, lo que requiere disponer de recursos suficientes.

El Congreso tiene pendiente la derogación de las normas que, en esta delicada cuestión institucional, surgen de la ley 24.588. A doce años de su sanción, ha quedado superada la delimitación de las incumbencias "de reserva" para el gobierno federal.

No se comprende el juego de escondidas que practican algunos funcionarios del Gobierno cuando pretenden desentenderse de la perentoriedad de los términos para poner en ejecución las transferencias que la Nación deberá hacer en favor de la ciudad. Serían innumerables los rubros por considerar, pero hay que comenzar por los de carácter prioritario, poniendo en ejecución mediante normas y actos el plan que se debe acordar con las próximas autoridades de la ciudad.

A nadie escapa la importancia de otras cuestiones conexas (el Registro de la Propiedad, la Inspección General de Justicia, el puerto, los transportes, etc.), pero no es cuestión de poner la zanahoria delante para confundir al burro. ¡No hay ningún burro entre los protagonistas de esta escena! Caso contrario, engañarían a los habitantes de la ciudad utilizando el viejo recurso de trocar oro por espejitos de colores.

25.7.07

- LA DISPUTA -



El verdadero Nº 1.

¿Canal 13 o Telefé?

¿Rating o facturación?


La carrera entre Canal 13 y Telefé por ser el número uno en rating de la televisión argentina cambió las reglas del juego: el canal del Grupo Clarín presenta una programación más uniforme y popular que le permite ganar de lunes a viernes, y Telefé está dispuesto a cambiar las fichas que sean necesarias con tal de mantener el liderazgo que tiene desde hace 17 años. Los resultados también han tomado estado público y quién es el más visto del mes se convirtió en un tema de interés popular, permitiendo que los canales generen fidelidad como marca, independientemente de la programación, y teniendo su propia hinchada. Los anunciantes, mientras tanto, miran otra pantalla donde el quién es quién de los telespectadores para garantizar el impacto en su target objetivo resulta más interesante que las mediciones que se conocen por hogar. Es el escenario de una nueva TV donde contrariamente a los que muchos piensan, sigue sumando televidentes y nunca deja de encenderse.


La tradicional Doña Rosa que mira la Tv sentada en su sillón sabe hoy cuánto midió Bailando por un sueño o Susana Giménez y en las charlas de café la gente debate si prefiere que sea número uno Canal 13 o Telefé. La realidad mediática ha cambiado y las planillas de Ibope que antes solo circulaban entre canales y productoras han traspasado la barrera de la cocina de la TV, para ser un tema de debate en los programas “cholulos”. Fueron los mismos medios quienes contribuyeron a este cambio y a los canales les sirvió porque la consecuencia es que la gente sabe y discute sobre las mediciones, aceptando o rechazando al líder y generando una afinidad con un canal más allá de su programación.

Gustavo Quiroga, director de la central de medios EPM, explicó que ahora “cada canal tiene su propia hinchada y hacer publicidad de sus logros ha servido para esto”. Que un diario dominical tenga una publicidad de una página con el agradecimiento de Canal 13, por ser el canal más visto de lunes a viernes, y que algunas páginas más adelante lo haga Telefé, por ser el líder de lunes a domingo, tiene su influencia en los receptores, más allá de que los canales sostengan que la gente no presta atención a estos anuncios. Además, hay ilusión de que suceda lo que algunos políticos buscan con sus electores, aunque hay diversas opiniones al respecto, que es movilizar a los votantes a partir de la difusión de encuestas con alta intensión de voto. En este caso es el rating el que genera público.

Ramiro Castillo Marín, de Havas Media, explicó la visión desde la oferta canal/productora durante una presentación realizada por el Día del Anunciante organizada por la Cámara Argentina de Anunciantes. En este contexto, definió como la guerra por el rating es una lucha de negocio y la fuerza de la audiencia es fortaleza comercial. “Los canales hoy generan fidelidad como marca, independientemente de los programas, y consideran que la audiencia que deja un programa es la base del próximo. A su vez, la auto-promoción de audiencias masivas atrae audiencias a otros programas de la grilla”.

Esta tendencia de los canales de generar afinidades no ha ido contra el medio según el visionado. Havas Media explica que en 2006 los minutos promedio de persona por día vistos en televisión fueron de 286, un 4% anual equivalente a 9 minutos y 22 segundos más que en 2005. Este porcentaje se dividió entre 181 minutos para TV abierta y 94 para cable. El target que más subió es el de los adultos mayores de 55 años, seguidos por el 35 a 54 años, luego es de chicos y adolescentes de 8 a 17 y por último el de 18 a 34.

A todo o nada

La gestión Adrián Suar-Pablo Codevilla en Canal 13 es determinante en el nuevo posicionamiento del canal y en la competitividad que ha adoptado, que se acerca más a lo popular y que ha logrado una programación uniforme, no solo siendo líder en el prime time, algo que logra desde 2006, sino sumando en 2007 un buen rating durante las tardes, imponiendo una novela que hasta ahora era de dominio exclusivo de Telefé. A estos dos segmentos se suma la apertura del día con Mañanas informales, lo más visto de la mañana, salvo algunas excepciones en las que Telefé ganó durante la emisión de Gran Hermano cuando los protagonistas fuera de la casa visitaban AM.

Lo que queda pendiente para el canal es recuperar los fines de semana, cuando la competencia logra números que casi lo duplican. Por ahora se estrenaron dos programas como High School Musical y Este es el show, y han logrado que de acuerdo a los promedios de rating de los primeros 15 días del mes, Canal 13 lidere las mediciones de lunes a domingo, de 12 a 24 hs. con 15.4 puntos contra 14 de Telefé. En este resultado influyó la Copa América, que alcanzó hasta 50 puntos. De todos modos, y si bien el 13 va por el liderazgo casi asegurado en julio, enfrente hay un canal que lleva más de una década siendo el número uno, donde conoce todas las estrategias de programación como para dar vuelta la grilla en el momento menos pensado, por eso el desafío es mantener la diferencia.

Para Quiroga, los pasos que dio Canal 13 son acordes con la composición socioeconómica del país y con una televisión que cada vez más se populariza en la disputa de la audiencia masiva. Además, el año 2005 con el paso de VideoMatch a Canal 9 y la división de la pantalla en tres líderes fue también un punto de inflexión que motivó al cambio ya que la TV fue, tradicionalmente, dominada por dos canales, como sucede en la actualidad con Telefé y Canal 13. Este modelo ha vuelto con algunas consecuencias: cada vez más intolerancia y escaso tiempo de prueba, y lo que sucedió en Telefé con El Capo es una clara muestra de la vorágine que se vive, un programa que al poco tiempo de ser puesto al aire en el prime time fue cambiado de horario. Sin embargo, el canal tiene todas las herramientas para justificar la decisión y en el horario central de la televisión argentina no se puede esperar demasiado tiempo, la balanza se inclina y la reacción tiene que ser espontánea.

Hablemos de facturación
La gran incógnita es como los canales han logrado reemplazar los espacios de tanda cedidos a la programación, descontando el PNT, con tal de tener rating y ser número uno. Los líderes aseguran que nunca van a pérdida y aunque los derechos de una película o de una copa de fútbol pueden ser de varios millones, los ingresos siempre son superiores y hay espectáculos que tienen espacios sobrevendidos, como sucedió con la Copa América.

Además como ejemplo, según Havas, Showmatch representa el 15% de la audiencia de Canal 13 mientras que sus ingresos son del 16%. En Telefé, un ejemplo es Telefé Noticias, que representa un 6% de la audiencia total del canal e influye con un 8% en los ingresos.

Los anunciantes, por su parte, piensan en las personas que miran un programa y no en los hogares, definido por Gustavo Quiroga como el rating útil, aquel que realmente le sirve a la marca y el que busca con su inversión.

En este sentido, Havas Media presentó los perfiles de conforman la audiencia televisiva, que son un 27% de la audiencia conformada por los mayores de 55 años, equivalente a un 4% del target; un 49% por los de 20 a 54 años, que conforman el 89% del target y un 24% de la audiencia que corresponde a los chicos de 4 a 19 años, es decir, un 7% del target. En este universo, el segmento más importante es el de las mujeres, de nivel socioeconómico medio y alto, que conforman el 14% de la audiencia equivalente al 57% del target y también hay varias sorpresas, como que la audiencia principal de Showmatch es de nivel socioeconómico alto, equivalente al 22%, y en el caso de Gran Hermano es el segundo target en importancia, con un 15%, al igual que el nivel bajo.

Guillermina Fossati
Revista Infobrand

24.7.07

- NUESTRO CINE -


Una imposibilidad del cine

Maximiliano Tomas
Diario Perfil


Quizá no sea éste el espacio más adecuado para volver sobre la reducción de la oferta cultural y, sobre todo, el empobrecimiento de la cartelera cinematográfica que vuelve siempre con las vacaciones de invierno –la industria cultural aprendió hace mucho que los adolescentes pueden convertirse en perfectas máquinas de consumir, y desde hace un tiempo extendió sus tentáculos al público infantil, lo que transforma a los padres en rehenes de caprichos cada vez más onerosos, y a los adultos sin hijos en parias obligados a escapar de las inmediaciones de cines y centros comerciales. Pero quede dicho: que El caimán, la última película de Nanni Moretti, sea exhibida en formato DVD ampliado sólo en dos salas periféricas de la Ciudad de Buenos Aires habla de un estado de situación que pocos se interesan en revertir.

Aún más si se tiene en cuenta que Moretti no estrenaba desde 2001, cuando sorprendió a todos con La habitación del hijo, y que el italiano, recordado sobre todo por Caro diario y Aprile, cuenta con una pequeña pero fiel masa de espectadores en la Argentina, algo similar a lo que ocurre, por ejemplo, con Woody Allen. (Las comparaciones entre Moretti y Allen no son del todo acertadas: si Allen está enamorado de Manhattan y Moretti de Roma, si los dos se presentan como antihéroes torpes y románticos, lo que en Allen es psicoanálisis, raciocinio y humor judío, en Moretti es compromiso ideológico, ateísmo humanista y pura sensualidad.)

La trama de El caimán presenta algunos hilos sueltos, pero su apuesta es altísima: la historia de un cineasta clase B que decide –mientras se enfrenta a una crisis creativa y al desmoronamiento de su matrimonio– dirigir el guión que le presenta una documentalista amateur sobre un empresario mafioso inspirado en... Silvio Berlusconi. Lentamente, lo de Moretii se transforma en un retrato crudísimo de la Italia contemporánea: un patchwork donde cabe el cine dentro del cine, la comedia romántica y las patéticas y reales intervenciones del ex presidente italiano (2001-2006) durante una convención de la Unión Europea.

En una escena memorable, Bruno Bonomo, el protagonista, intenta convencer a un productor eslavo para que financie su película –que todos rechazan: Berlusconi, cuya fortuna personal se estima en 12 mil millones de dólares, es dueño de casi todos los medios de comunicación italianos–, mientras los dos nadan en una pileta. Bonomo, durante esa genuflexión incómoda pero necesaria, recibe una tras otra las humillaciones del productor. Escucha: “Ustedes, los italianos, son un pueblo que se debate permanentemente entre el folclore y el horror”. Y, entre brazada y brazada: “Cuando uno piensa que ya llegaron al fondo, que no pueden caer más, los italianos agarran una pala y siguen cavando”.

Si Moretti se atreve con Berlusconi, si los Estados Unidos tienen una larga trayectoria de filmes de ficción acerca de sus presidentes, el cine argentino, salvo excepciones, sólo parece haberse acercado a ellos desde el documental (de Sinfonía de un sentimiento a Yo presidente). Y la nueva generación de cineastas eligió, desde Pizza, birra faso en adelante, centrarse sólo en los efectos devastadores de la política neoliberal evitando los grandes relatos y optando por las historias mínimas (deben excluirse de esta enumeración las participaciones involuntariamente ficcionales de Fernando de la Rúa en los programas de Marcelo Tinelli).

¿Por qué parece improbable imaginar películas que tengan por personajes a Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Eduardo Duhalde o Néstor Kirchner? ¿A qué habría que atribuirlo? ¿Qué defectos propios está iluminando esta evidente imposibilidad?

23.7.07

- BRASIL, EJE SUDAMERICANO -



Brasil y el aislamiento argentino


En los últimos meses se ha verificado una serie muy elocuente de indicios que caracterizan a Brasil como un líder regional, condición que le es reconocida por un consenso internacional muy amplio. Observar el fenómeno y reflexionar sobre las razones que lo producen es un ejercicio muy saludable para la sociedad argentina. No sólo porque la vida del país está entrelazada con la brasileña en muchos órdenes, comenzando por el de pertenecer a un mismo bloque, el Mercosur. También porque en ese progreso de Brasil puede haber lecciones enriquecedoras para la Argentina.

Las declaraciones de líderes internacionales que destacan a ese país como el más relevante de la región son cada día más frecuentes, tanto en los Estados Unidos como en Europa. George W. Bush le ha dado un trato de privilegio a su colega Lula da Silva, invitándolo a su residencia de Camp David y visitándolo en San Pablo. Los funcionarios de más alto rango del gobierno norteamericano se expresan y conducen en esa línea de acción, es decir, reconociendo en Brasil a su aliado más importante en América del Sur.

La Unión Europea se mueve en el mismo sentido. A comienzos de este mes suscribió con Brasil un pacto de asociación estratégica que también destaca el interés de ese bloque por privilegiar el vínculo con el país vecino. En la Organización Mundial de Comercio o en el Grupo de los 20, el principal socio de la Argentina es reconocido como un actor global. Lo mismo ocurre en el Grupo de los 8, que invita a Brasil de manera sistemática a participar de sus reuniones junto con China, la India y Sudáfrica.

La inversión extranjera directa fluye hacia Brasil de modo llamativo: con más de 20.000 millones de dólares por año, es el tercer destino después de China e India. Al mismo tiempo, calificadoras de riesgo acaban de subir la valuación de su deuda pública al borde del estatus "investment grade" en virtud de su "prudente política macroeconómica y el crecimiento del ahorro doméstico". Después de México y Chile, Brasil sería el tercer país de América latina en alcanzar ese rango. En la práctica, sus empresas obtendrán financiamiento externo a tasas más bajas que las actuales y, en comparación con las argentinas, más convenientes.

Toda señal económica tiene un trasfondo político. En su segundo y último período presidencial, Lula no apuesta a la seducción, sino a la creatividad. Lo demuestra su agenda, enfocada en el futuro con planes para jóvenes y, sobre todo, con la posibilidad de que Brasil dé un salto cualitativo y cuantitativo con la producción de biocombustible, de común acuerdo con los Estados Unidos.

Se trata, en principio, de una forma de marcar distancia de Venezuela, quinto exportador mundial de petróleo, y del régimen de Hugo Chávez, enfrentado con el gobierno norteamericano. Esta circunstancia, vista desde el exterior, marca una distancia crucial entre Lula y su par Néstor Kirchner, más comprometido con Chávez por sus compras de bonos argentinos y otros favores, y más ensimismado en la pugna electoral casera, que hace que la política exterior argentina quede habitualmente supeditada a la mezquina búsqueda de réditos políticos domésticos.

Es cierto que la sociedad y el Estado brasileños tienen todavía un largo camino por recorrer hasta alcanzar niveles de modernización similares a los de los países avanzados. Basta conocer las razones del trágico accidente aéreo de San Pablo, ocurrido el martes último, para tomar nota de los bolsones de subdesarrollo, ineficiencia y corrupción que todavía se resisten a desaparecer en Brasil.

Sin embargo, hay muchos movimientos virtuosos de la vida pública brasileña que no pueden dejarse de lado al examinar ese fenómeno de reconocimiento externo. Son lecciones para los vecinos, especialmente para la Argentina.

Brasil reconoce un nivel de solidez institucional al que debe adjudicarse buena parte de su éxito. No sólo las instituciones del Estado -sobre todo la Justicia y el Congreso- tienen un dinamismo y una autonomía muy aceptables. El Banco Central es independiente del poder político y fija su estrategia de inflación con metas muy prudentes: para este año no será de más de 4,5 por ciento. La concentración de la renta, el eterno problema de la sociedad brasileña, registra una tendencia descendente en los últimos diez años. Las leyes garantizan niveles de tranparencia institucional dignos de elogios: por ejemplo, el hecho de que la organización de las elecciones no esté en manos del poder administrador, sino de un ramo de la Justicia abocada a esa tarea, y la prohibición constitucional de incluir en los cargos electivos a familiares del titular de un poder, sea federal, estadual o municipal.

Además, existe un entramado social, de empresarios, sindicatos y líderes de opinión de la sociedad civil, dotado de conciencia política y predispuesto a intervenir en la discusión de los problemas del país. Esa sociedad civil articulada, que exhibe una relativa autonomía respecto del Estado y su gobierno, es una de las vigas maestras de la solidez brasileña.

Estas condiciones hacen posible para el país hermano la formulación de un programa de largo plazo.

No hay desarrollo sin políticas de largo plazo y, a la vez, esas políticas son imposibles de formular sin un consenso mínimo en la sociedad. La dirigencia brasileña, sus gobiernos, rehúyen a hablar de supremacía. Los factores que estimulaban una competencia con la Argentina están muy atenuados. Pero es inocultable que Brasil ejerce, sin aspavientos, un liderazgo regional. Un liderazgo tácito que, en los últimos años, se ha afianzado ante la falta de una política exterior de nuestro país.

22.7.07

- GANADERIA -


Negro futuro para la ganadería


La ganadería vacuna está mostrando signos de declinación, consecuencia de las erróneas decisiones adoptadas a partir del último trimestre de 2005, cuando se introdujo una distorsión productiva basada en establecer un peso mínimo de faena del ganado, mayor que el habitual. Le siguieron la prohibición de exportar carnes, continuada entre otras restricciones, por la implantación de reducidas cuotas de exportación. Y todo ello sumado a la intervención del mercado de Liniers, sazonada con amenazas e improperios destinados a enfrentar a productores y consumidores.

De esa forma, la ganadería nacional, que se preparaba para sacar ventaja de una poco común oportunidad de expansión sobre la base de los precios internacionales crecientes y la trabajosa y sostenida política, fue incubando una crisis cuya explosión será inexorable.

Aquí y en todo el mundo, la ganadería vacuna registra ciclos productivos en cuyo desenvolvimiento alternan etapas de expansión y reducción de su producción. Los vientres juegan un papel clave en este proceso, por su doble condición de bienes de capital y bienes de cambio, que se manifiestan en uno u otro sentido según las circunstancias. Cuando el negocio es rentable, se retienen vientres, que se comportan como bienes de capital reproductivo con el propósito de expandir los rodeos y ampliar el negocio, mientras que bajo condiciones desfavorables, los animales son vendidos como bienes de cambio para sacrificarlos.

La historia de la última mitad del siglo XX mostró una sucesión de ciclos de una duración aproximada de cinco a seis años, con alrededor de dos períodos anuales de retención de vientres y animales jóvenes, y, por consiguiente, de menor producción de carnes; otros equilibrados y, finalmente, otros dos de liquidación de vientres y también de animales jóvenes, con un aumento temporario de la producción.

El gobierno nacional, con las medidas mencionadas, provocó el aborto de ese ciclo de retención y abrió el cauce al desaliento con la consecuente liquidación de vientres y animales jóvenes. Pruebas al canto, durante los últimos meses se registraron altas ventas de hembras, que han alcanzado nada menos que el 47% de las ventas totales de la especie. Como otras tantas veces, mientras se debate si el ciclo se encuentra en su etapa de claudicación productiva, la ganadería parece haber tomado pasaje en el tobogán productivo. Tanto la Confederación de Asociaciones de Buenos Aires y La Pampa como Confederaciones Rurales Argentinas y la Sociedad Rural Argentina han alertado sobre este importante tema. Profundiza el proceso aludido la mayor rentabilidad de los granos, producción que ocupa los lugares que va dejando la crianza de ganado.

La arremetida contra los mercados ha desatado, entonces, un proceso transitorio de aumento de la faena por liquidación de existencias, que a no mucho andar se convertirá en escasez y altos precios de la carne que nadie podrá contener, salvo que se recurra otra vez a cerrar aún más el grifo exportador, con sus nefastas consecuencias.

Ahora, en vísperas de la contienda electoral, los oídos seguirán siendo sordos hasta que, algún tiempo después, la crudísima realidad sacuda los tímpanos oficiales. Si bien es cierto que se ha abierto el diálogo entre el gobierno y el campo, y que se intenta aportar medidas compensatorias del perjuicio mencionado, no son suficientes para repararlo ni para detener el proceso de descapitalización ya iniciado.

20.7.07

- FONTANARROSA -



Murió el gran humorista Fontanarrosa

Retrató con brillantez la realidad en dibujos y cuentos


Caricatura: Alfredo Sabat
Editorial La NACION CULTURA



Murió el humorista y escritor Roberto Fontanarrosa, el Negro, y en Rosario, su ciudad, las lágrimas destiñeron las risas.

Lo lloran su familia, sus amigos –los célebres y los de toda la vida–, sus colegas, sus lectores de aquí y de allá, los jóvenes que buscaban su autógrafo en cada ocasión pública. Lo lloran también sus vecinos, las amas de casa y los trabajadores de todas partes. Y los parroquianos del bar El Cairo, el histórico punto de encuentro con sus malas compañías, en palabras de su gran amigo Joan Manuel Serrat.

Lo lloran también las mujeres de su ciudad, cuya belleza siempre elogió, y los hinchas canallas, como se conoce a los seguidores de Rosario Central, del que fue un fanático.

Ayer, a los 62 años, a las 3 de la tarde, se fue Fontanarrosa, víctima de una esclerosis lateral amiotrófica que hace más de un año lo inmovilizó en una silla de ruedas. Sus restos fueron velados en la Cochería Bassi, a pedido de su familia, pese a que la intendencia rosarina ofreció el Palacio Municipal. Los suyos no quisieron flores en el velatorio, sino donaciones a entidades de bien público, como el Negro Fontanarrosa hubiera querido. Hoy al mediodía, sus restos serán inhumados en el Cementerio Parque de la Eternidad, de General Baigorria.

Humorista, dibujante y escritor con un ingeniosa mirada sobre la realidad, Fontanarrosa creó personajes memorables como el gaucho Inodoro Pereyra y Boogie el Aceitoso , tras su paso por el mundo publicitario.

Nació en 1944. Y cómo él mismo escribió en su website [ www.negrofontanarrosa.com.ar ] "era domingo y el parto fue normal, salvo por el detalle de que el bebe resultó negro y canalla". En su vida unió su pasión por el fútbol con el humor gráfico y la escritura, que plasmó en sus libros El mundo ha vivido equivocado , La mesa de los galanes , No sé si he sido claro , Nada del otro mundo , Los trenes matan a los autos , El mayor de mis defectos , El rey de la milonga y las novelas Best seller, El área 18 , La gansada y varias recopilaciones de sus historietas.

Decía de sí, con humor y sentido común: "De mí se dirá posiblemente que soy un escritor cómico, a lo sumo. Y será cierto. No me interesa demasiado la definición que se haga de mí. No aspiro al Nobel de Literatura. Me doy por muy bien pagado cuando alguien se me acerca y me dice: me cagué de risa con tu libro ".

Cuando sus amigos rescatan del Negro Fontanarrosa sobre todo su humildad y su completa ausencia de maldad, queda dicho que en su humanidad estuvo su mayor grandeza, más allá de su talento intuitivo para captar la cultura popular y esa espontánea naturalidad para hacer reír de manera ancha y franca a sus lectores.

Pese a no haber tenido una formación tradicional, sus obras alcanzaron el sitial de los escritores más populares y su matiz argentino y "futbolero" fue celebrado. Entre sus influencias reconocía a Oesterheld, Salgari, Jack London, Cortázar, Vargas Llosa, Borges, Hemingway, Capote, Mailer. A todos los había leído con devoción.

Recibió numerosos premios y distinciones. Hace una semana, Andreani emitió una oblea postal en su homenaje. Fiel a sí mismo, Fontanarrosa agradeció: "Es raro aparecer en una estampilla, reservada habitualmente a los próceres. En cuanto a la posteridad... es relativa. Durará lo que dure el pegamento".

En 2004, el escritor intervino en el III Congreso Internacional de la Lengua Española y dedicó su exposición a las malas palabras, con una broma dedicada al moderador, José Claudio Escribano: "Se nota que esta mesa es polémica porque es la única a la que le han asignado un escribano para que controle lo que se dice en ella". Y arremetió: "¿Por qué son malas las palabras? ¿Acaso les pegan a las buenas o son de mala calidad? ¿Se deterioran cuando uno las pronuncia o tienen actitudes reñidas con la moral?"

Sobre el final de una intervención celebrada, Fontanarrosa dijo: "Pido una amnistía para las malas palabras e integrémoslas al lenguaje porque las vamos a necesitar".

En enero de 2006 hizo estallar de emoción y aplausos el Teatro Heredia, de Cartagena de Indias, cuando las celebridades asistentes al Hay Festival de Literatura -entre quienes se contaron Gabriel García Márquez, el británico Hanif Kureishi, los españoles Enrique Vila Matas y Fernando Savater y el argentino Edgardo Cozarinsky-, lo eligieron como el mejor entre todos ellos.

Conmocionado, el Negro Fontanarrosa, dijo entonces: "Muchas gracias... en nombre del pueblo argentino. Seguro que en Rosario habrá fiesta en las calles". Y su ciudad le rindió un tributo digno de un héroe, vencedor de toda adversidad.

Así será por siempre

19.7.07

- MAS MEDIOAMBIENTE -



Qué detiene el acuerdo ambiental mundial

Por Guillermo Arnaud
Para LA NACION



Si bien rechazamos el concepto apocalíptico de constituirnos en un Armagedón ambiental, es necesario enfrentar el hecho del desafío global que implica la mala administración de la Tierra, que todos compartimos, y el acelerado deterioro de su calidad ambiental.

No hay tremendismo cuando se llama la atención sobre las múltiples amenazas que se ciernen sobre el planeta, tanto de fenómenos naturales como los provocados por el hombre. Todavía hoy existe una especie de sensación colectiva de “ciudad alegre y confiada”, estimulada por un descarnado capitalismo. No se tiene el coraje de afrontar el reto que supone el grave proceso de destrucción de la naturaleza.

No estamos ante el “fin de la historia” de Fukuyama, el “choque de civilizaciones” de Huntington ni el “fuera de control” de Brzezinski, sino ante la más vieja de las historias: la destrucción de Gaia, la Madre Naturaleza, para la que Lovelock propuso una “medicina planetaria”. Víctor Massuh incluyó la ecología entre los problemas que atañen a la suerte de la humanidad en su conjunto. Calificó la acción ecológica de “la máxima empresa que tiene por delante la humanidad”.

El cambio climático, el calentamiento global, el efecto invernadero existen, son una peligrosa realidad. La contaminación del aire disminuye la radiación solar, que es la que gobierna el clima. La relación de vida y clima es estrecha. Las condiciones atmosféricas son el más importante factor ambiental en la vida. Las observaciones climáticas, para ser válidas, deben cubrir un amplio período determinado.

El problema de contaminación ambiental mundial requiere una respuesta global. Es producido por el hombre, por su reacción ante la progresión demográfica; por la agresión del progreso con los avances de la ciencia y de la técnica; por la ilimitada avidez humana, que para el logro de beneficios es indiferente a la muerte, la destrucción y la contaminación.

Los desastres naturales, terremotos, tsunamis y pandemias, no son causa o consecuencia del cambio climático, pero se suman a los peligros que se deben tratar de mitigar.

La preservación de la calidad del ambiente exige la aplicación de una ecopolítica para un desarrollo sustentable y sostenible, con racionalidad ambiental, económica y social y una óptima y armoniosa utilización de los recursos naturales.

El resguardo de las fuentes de vida, la subsistencia de nuestra madre Tierra, la sobrevivencia humana, generan la urgente necesidad, por parte de la comunidad internacional, de darse políticas ambientales comunes.

Estos acuerdos deben ser globales ante el problema de la contaminación, de características muy especiales, ya que no existe la no contaminación. Contaminación hay siempre, provocada por la misma naturaleza, por los animales, por el hombre desde que existe, y no hay industria que no contamine. Está en el hombre controlarla y reducirla a límites aceptables, tolerables, reconocidos internacionalmente.

La contaminación no reconoce espacios ni fronteras; no hace distinción de países desarrollados o en desarrollo; no diferencia pobres o ricos, razas, colores de piel o religiones. Así, los casos de contaminación de la atmósfera, de las aguas potables, la gripe aviaria, las patologías que afectan a ganados y cultivos y, en consecuencia, a la alimentación humana y a la economía; el cambio climático.

Lo ambiental es una materia intersectorial y multidisciplinaria a ser tratada simultánea y coordinadamente desde distintos ángulos del conocimiento. Tan especial, tan global es lo ambiental que no obstante particularidades locales o nacionales no deberíamos diferenciar un derecho ambiental nacional de otro internacional.

Esenciales para la preservación de la calidad del ambiente son la acción preventiva, la cooperación y lograr la concientización de la población sobre la existencia de la contaminación, sus consecuencias y problemas, siempre conflictivos por afectar intereses. Indudablemente, su tratamiento provoca costos, como ocurre con el cuidado de la salud individual, pero no hay alternativa a la sobrevivencia.

En su acción en los foros internacionales por la preservación de la calidad del ambiente, la Argentina desarrolló, desde la década del 70, en una acción pionera, el principio de la buena vecindad ecológica, el concepto de ecodesarrollo y la propuesta de una seguridad ecológica colectiva.

En la reunión sobre cambio climático llevada a cabo en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el 17 de abril último, Margaret Beckett, ministra de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, manifestó que para su país el cambio climático “es una cuestión de seguridad, pero no una cuestión de seguridad estrictamente nacional. Cobra una nueva dimensión. Se trata de nuestra seguridad colectiva en un mundo frágil y cada vez más interdependiente”.

La dificultad mayor para lograr un rápido y efectivo acuerdo internacional de normas para mitigar los efectos perjudiciales del cambio climático es que el mayor contaminador industrial del mundo, Estados Unidos, con la funesta política internacional de George W. Bush, se niega a aplicar las disposiciones preventivas del Protocolo de Kyoto y a obligarse a limitar sus emisiones tóxicas de dióxido de carbono y otros gases, señalando que tales limitaciones penalizarían a las industrias y a la economía de su país, con indiferencia por la salud del mundo y la de su propio país.

Esta obstinación de Bush dio lugar, el 2 de abril último, a un fallo de la Corte Suprema de su país, que le requiere revisar su posición sobre las emisiones de dióxido de carbono, por considerar que su política “ayuda al calentamiento global”.

Bush impulsa la política por los agrocombustibles, explicando que lo hace para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, cuando su verdadero propósito es reducir su dependencia de la importación de petróleo, especialmente de Venezuela. El 31 de mayo, Bush propuso que los quince países más contaminantes fijaran metas para las emisiones de gases, aclarando que esa meta sería “de largo plazo” y que sólo se fijaría a fines de 2008, para aplicarse a partir de 2012, cuando concluya la vigencia del Protocolo de Kyoto, y que esas metas no serían obligatorias. En su propio país esta propuesta fue calificada de vaga e hipócrita.

Como consecuencia de una política negativa y dilatoria de Bush, el Grupo de los Ocho, que se reunió en Alemania el 7 de junio, sólo logró un acuerdo de mínima sobre cambio climático. Stephen Hadley, asesor de la Casa Blanca, precisó que de la reunión “no han salido cifras concretas” y que hay una serie de propuestas diferentes sobre cuáles deben ser los objetivos a discutir.

La acción internacional frente al cambio climático no admite dilación. Es indispensable la decisión política, que no debe demorarse, para que los gobernantes acuerden una acción de cooperación ambiental internacional.

La Argentina, activa participante en la redacción y la ratificación del Protocolo de Kyoto, debe promover una acción en los países del Cono Sur orientada a todo el continente para el logro de un acuerdo de seguridad ambiental colectiva.

© La Nacion

El autor es académico de las academias Nacional de Geografía y de Ciencias del Ambiente. Autor de Derecho internacional ambiental

18.7.07

- IGUAL QUE ANTES -



Federales y unitarios en el siglo XXI

Por Juan J. Llach
Para LA NACION
Caricatura: Kovensky


Hay en la Argentina un nuevo federalismo que pugna por nacer, enfrentando en lucha desigual a un centralismo que se declama federal y que crece muñido de una cuantía inédita de rentas fiscales expropiadas. Es sabido que nuestra organización federal no ha podido realizarse cabalmente desde el nacimiento mismo de la patria, pero la cuestión tiene sorprendente actualidad porque hoy sería posible lograrla al impulso de cambios de vasto alcance.

La economía no lo es todo, pero es evidente que la valorización mundial de la mayor parte de nuestra producción ha abierto posibilidades inéditas al desarrollo del Interior. La imagen más elocuente para mostrarlas sería la de un mapa de la Argentina en el que una palanca eleva el nivel del país y, en mayor o menor medida, el de todas sus provincias, pero muy poco el del conurbano bonaerense. Nada menos que el revés del guante de la geografía económica y social vigente desde hace muchas décadas.

La palanca ha sido movida por dos fuerzas actuando de consumo, la suba de precios de nuestros productos y la devaluación, que han favorecido más al Interior que al conurbano y más al campo, a las ciudades medianas y a los pueblos que a las grandes concentraciones urbanas. Hay matices, porque la ciudad de Buenos Aires se ha beneficiado por las mismas razones con el turismo y la construcción y Rosario se desarrolla notablemente al impulso del agro y de la industria, y de una buena administración.

Ambas fuerzas permiten también afianzar o revitalizar actividades tradicionales, como la agricultura pampeana o la ganadería ovina, y dan lugar a nuevos desarrollos como la expansión de la frontera agropecuaria hacia el Norte, el Oeste y el Sur, la minería en el NOA, en Cuyo y en la Patagonia, el notable salto cualitativo de la industria avícola, la miel y variados emprendimientos frutícolas y hortícolas. Pero, salvo en la minería, cuyas limitaciones surgen de querellas ambientales irresueltas, estos desarrollos están acotados por los impuestos y restricciones a las exportaciones que, sin que muestren entenderlo sus impulsores, perjudican mucho más a las regiones no pampeanas, las más pobres. El perjuicio a la exploración y explotación de petróleo y gas es evidente.

La carne vacuna, los lácteos y la industria forestal son otros ejemplos elocuentes del perjuicio general, por ser actividades en las que la Argentina está a la vanguardia de la productividad mundial. Aquí caben responsabilidades no solo al gobierno sino también al sector privado, que todavía no ha mostrado propuestas superadoras, capaces de compatibilizar la exportación y el consumo interno e impedir que lo único que le llegue de estas promisorias oportunidades al habitante de las grandes ciudades sean los alimentos encarecidos.

El segundo cambio que abre la posibilidad de un federalismo más genuino es la tendencia al renacer de lo local que, como renovada vuelta de tuerca de la democratización, se observa en todo el mundo. Al amparo de la globalización y de bloques económicos o políticos de alcance continental que lo posibilitan y acotan, los poderes nacionales, las regiones, los Estados subnacionales y las ciudades van ganando más y más autonomía, de hecho o de derecho. Los ejemplos proliferan por doquier, desde el Reino Unido hasta Bolivia y desde la ex Unión Soviética hasta Indonesia. Es esta tendencia la que acuna la llamada "territorialización" de la política, el auge de los políticos "dueños" de un territorio y al margen de los partidos nacionales, usada con y sin objetividad para interpretar las recientes elecciones argentinas. Ya hace tiempo la había intuido ese notable político norteamericano que fue Thomas "Tip" O Neill, al decir que "toda política es local".

¿Hasta qué punto existen en la Argentina bases para desarrollos de provincias más genuinamente autónomas, más a tono con esta tendencia universal? Ellas requieren no sólo economías vibrantes, sino también sociedades civiles fuertes, bien repartidas en el territorio, amigadas con el mundo y con gobiernos capaces de recaudar y gastar sus propias rentas. Una de sus expresiones típicas son los desarrollos locales en racimo, en los que la producción de las materias primas interactúa con las instituciones de la sociedad del conocimiento y les agrega valor con mayor capital humano, nuevas tecnologías y buenos gobiernos locales, generando así estructuras sociales cualitativa y cuantitativamente más ricas e integradas.

Todavía son escasas las realidades que puedan aspirar aquí a cumplir tales exigencias. Se las ve afianzarse en los casos canónicos de la industria aceitera, la vitivinicultura cuyana, la fruticultura del Alto Valle, Rafaela, la maquinaria agrícola o la tecnología de punta del Balseiro y el Invap, en Bariloche. Y se insinúan en casos tan dispares como incipientes polos tecnológicos en varias provincias, incluyendo la experimentación con el hidrógeno combustible en Pico Truncado, o desarrollos recientes como la vitivinicultura austral en San Patricio del Chañar (Neuquén), por citar apenas algunos.

Pero las posibles cunas de un federalismo renovado son incipientes y frágiles para poder fortalecer en serio la organización federal. Contra ello, conspiran no sólo la represión productiva por las limitaciones a exportar -y, por cierto, las resistencias de muchos gobiernos subnacionales a recaudar y administrar responsablemente lo suyo-, sino también la apropiación de buena parte de la renta fiscal de las provincias y su concentración en manos de los "príncipes nacionales".

Desde 1996 se incumple el mandato constitucional de contar con una ley de coparticipación federal, pero nunca como ahora ha existido en el país semejante expropiación proporcional de rentas fiscales ni el arbitrio de utilizarlas para la construcción de un poder con vocación hegemónica y que ahora no se limita a cooptar voluntades de provincias sino también de municipios, con la fuerza de un irresistible vendaval que arrasa con los sueños de construcciones autonómicas locales. Muchas cosas podrían afirmarse de este centralismo del siglo XXI menos su naturaleza progresista. Es, por definición, reaccionario, porque va a contramano de las tendencias universales y está desaprovechando la oportunidad, que se le ofrece al país por vez primera, de construir al fin un país equitativo y federal, como lo manda su Constitución.

El autor es economista y sociólogo; profesor del IAE-Universidad Austral

17.7.07

- LA BIBLIOTECA DIGITAL -



Alejandría en Internet

Hace años que se habla de la creación de "la super biblioteca digital" y poco a poco vamos asistiendo a su definitiva concreción.

Pese a los muchos problemas legales Google y Microsoft entre otros, lo está haciendo a pasos agigantados. Realmente creo que es importantísimo para que cualquier persona pueda acceder a contenidos de diversa índole. De hecho cada vez hay más y mejor material en la Web! Se han creado PDF con algunos libros en Internet para ser leídos en pantalla, como por ejemplo en la Argentina: Clarín ha publicado a los ganadores sus premios y diversos textos y ensayos; Jorge Asís fue entregando de a capítulos su último título: "Hombre de Gris", etc.

Hay otra posibilidad, para los que les guste más el “papel tradicional” es imprimirlo y ó grabarlo en CD ó DVD para los que gusten “atesorar” texto e información. Lo importante es “el alcance y la llegada” a la literatura y a la información toda de la mayor cantidad de individuos, en cualquier lugar donde habiten (siempre y cuando cuente con una PC, claro está).

¡Esta es una revolución que debemos saber aprovechar...!

El tema de Derechos de Autor, debería ser asistido por parte de los que publiquen los contenidos y solventado con dineros adquiridos por la publicidad que, de hecho, habrá en sus páginas Web. Deberán intervenir protagónicamente las Editoriales ó irán quedando fuera, como va ocurriendo con todo lo impreso! Argentores (Sociedad General de Autores) y la SADE (Sociedad Argentina de Escritores) en el caso Latinoamérica, puede asesorar sobre los alcances, así como SADAIC (Sociedad de Autores y Compositores) junto a CAPIF (Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas), lo hacen con la música (NASPER - KAZAA, etc.)

La “era digital” no da respiro a nadie. Alvin Toffler y Nicholas Negroponte se quedaron cortos en “La Tercera Ola” y “Ser Digital” respectivamente. El genial Ray Bradbury siempre dijo que a través de sus años en “la ciencia-ficción”, lo que le había fallado ó no había tenido en cuenta, era su desconocimiento e imaginación sobre lo que ocurriría con los chips y la microelectrónica.

Las nuevas tecnologías sirven para el aprendizaje y la enseñanza de todos. La difusión de “todo” hace que masivamente los interesados ingresen a mundos vedados –casi sin darse cuenta- Esto es la tan mentada cultura de la información, que abarca tanto: texto, voz, imágenes fijas y en movimiento, datos y audio en general, música en particular.

Todo está en la red.

Lo bueno y lo malo pasa por Internet.

Cada uno sabrá como sacarle el jugo provechosamente ó no!


Ricardo A. Carrasquet

16.7.07

- CONOCIMIENTO -



La Argentina desperdicia su conocimiento

Por Arturo Prins
Para LA NACION



Vivimos la mayor bonanza económica de los últimos cien años. Esta situación puede resultar efímera -así ocurrió otras veces- si no atendemos a un aspecto siempre relegado: el fortalecimiento de nuestra debilitada industria, que aún no produce mayor valor agregado.

Cuatro nuevos indicadores muestran si la industria está tecnológicamente avanzada: las patentes, la tasa de dependencia, la de autosuficiencia y el coeficiente de invención. Esta novedosa estadística, que habría que incorporar al análisis económico, la desarrollan la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología ( www.ricyt.org ) y el Conicet ( www.caicyt.gov.ar ).

Tales indicadores nos muestran rezagados por no haber incorporado el conocimiento a la economía.

Los países que lo hicieron crecen sostenidamente, con industrias avanzadas, y hasta subsidian al sector agropecuario cuando factores externos lo amenazan. En la Argentina, en cambio, el campo subsidia el transporte, la electricidad, la energía y otras industrias y servicios para frenar la inflación.

En 2006 se gastaron $ 4418 millones con ese fin. Criticamos los subsidios, pero los aplicamos de manera inversa.

Siendo el conocimiento el mayor valor económico, protegerlo parecería una verdad de Perogrullo. Sin embargo, nuestras empresas siempre patentaron, poco y el sistema científico, menos aún. En el último decenio medido (1995-2004), el promedio anual de patentes solicitadas en el país por residentes (empresas, instituciones y personas argentinas) fue de sólo 841, y las otorgadas, 191. Brasil, máximo exponente de la región, solicitó 8648 y obtuvo 2936 (10 y 15 veces más, respectivamente); Estados Unidos, el mayor exponente del mundo, solicitó 154.163 y logró 77.456.

Las patentes marcan la dimensión de la economía y su relación con la ciencia.

La Universidad de Buenos Aires (UBA), creada hace 186 años (en 1821), es la que mayor presupuesto, aunque siga resultando exiguo, destina a la investigación. Sus científicos publican más de mil trabajos por año. A pesar de que la ley 111, de patentes, (reformada en 1995) tiene casi un siglo y medio (1864), en ese lapso la UBA no registra patentes vigentes, salvo ocho otorgadas en el país y siete en el exterior, en la última década.

Sin política de propiedad intelectual, la universidad regala conocimiento cuando publica y no protege su producción inventiva. Invertir en educación, universidad y ciencia y no apropiarse del conocimiento es un contrasentido. Aunque no todo debe patentarse, la protección retroalimenta al sistema científico y a la economía de un país por los beneficios de las regalías.

Patentar localmente tiene un costo menor, y hacerlo en otros países no constituye el mayor gasto científico. Se presume que las patentes en el extranjero son las de mayor potencialidad, pero nosotros registramos muy pocas: en la plaza más fuerte (Estados Unidos), nuestra curva fue de 15 patentes otorgadas en 1990 a 49 en 2000, para descender a 17 en 2005. Corea del Sur, con políticas serias, elevó su curva de 213 (1990) a 3285 (2000) y a 4416 patentes en 2005.

Otros dos indicadores miden la dependencia o autosuficiencia económica, con relación al conocimiento patentado. La tasa de dependencia muestra el coeficiente entre las patentes solicitadas por residentes y no residentes (filiales extranjeras en el país, con residencia en el exterior). Un valor mayor a uno señala dependencia, por la preeminencia de patentes solicitadas desde el exterior; un valor entre cero y uno indica autosuficiencia, por la preeminencia local.

La Argentina tiene una alta dependencia: 5,5 puntos, ya que los no residentes solicitaron, en el decenio 1995-2004, un promedio de 4604 patentes por año, frente a las 841 de los residentes.

Brasil se acercó a la tasa deseable: 1,5 puntos, pues las patentes de no residentes promediaron 13.126 por año y las de residentes, 8648. En los EE.UU., la tasa es de 0,8 puntos, con 125.070 patentes solicitadas por no residentes y 154.163 por residentes.

La tasa de autosuficiencia, contracara de la anterior, muestra el coeficiente entre las patentes solicitadas por residentes y el total de las solicitadas. Crece en la medida en que la participación local es mayor. En la Argentina, esta tasa siempre fue chata: en el mencionado decenio, el promedio anual fue de 0,15 puntos. En Brasil, llegó a 0,40 y en los EE.UU., a 0,55.

Aplaudir la inversión sin atender de dónde proviene y a quién y cómo beneficia es un error. La industria argentina se extranjerizó y debilitó por la transferencia de activos al exterior y la consecuente pérdida de espacios creadores de conocimiento y tecnologías. La inversión extranjera no se vuelca al logro de mayor valor agregado nacional y la argentina crece fuera del país y del sistema: en 1992 sumaba US$ 44.258 millones y hoy, US$ 109.932 millones. Se ha dicho que esto ocurre por nuestra baja calidad institucional.

Un reciente análisis de Rosendo Fraga -sin desconocer este dato- indica que la inversión "se ha hecho más cínica": China es el mayor receptor de inversión extranjera; Vietnam del Norte, Rusia, Cuba y Venezuela reciben inversiones y crecen a tasas elevadas. Faltaría analizar por qué los argentinos no invierten en su país.

Finalmente está el coeficiente de invención: cuanto mayor sea, mayor será la capacidad innovadora de una nación. El indicador mide la relación entre el número de patentes solicitadas por residentes, cada 100 mil habitantes. Nuevamente estamos rezagados: en el decenio analizado, nuestro coeficiente promedio fue de 2,36 por año. Brasil lo duplicó, con 5,05, y los EE.UU. estuvieron al tope, con un impresionante 55,16. La capacidad de invención del sector científico puede ser alta, como en nuestro caso, pero desaprovechada. Las universidades y centros científicos favorecen el crecimiento humano y cultural, pero para crecer económica y socialmente la ciencia y la industria no deben estar de espaldas.

Hay iniciativas en la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva y en algunas universidades, pero no tenemos una cultura y estrategias de apropiación del conocimiento, ni presupuestos y equipos para evaluar los trabajos y negociar su transferencia a la industria. Por eso hay centenares de patentes fuera del sistema, solicitadas por investigadores o, lo que es más grave, financiadas por empresas y universidades del exterior, que se benefician. Ante esto se hace la vista gorda, pues al dejar libre un espacio no se puede exigir que nadie lo ocupe.

Si agregamos la emigración de científicos, concluimos que la Argentina es donante de conocimientos. Así podemos importar lo que ayudamos a producir y perdemos la oportunidad de exportarlo. Así la actual bonanza seguirá siendo un espejismo que esconde la fragilidad de nuestra economía. Prescindir del conocimiento en la industria y no tener una política de protección de la propiedad intelectual es un desatino. Creer que el campo puede y debe sostenerlo todo es injusto y riesgoso.

Arturo Prins es director ejecutivo de la Fundación Sales y secretario de la Fundación Criterio

15.7.07

- LOS NIÑOS -



Los niños encerrados y la adopción

Editorial La Nación Opinión



El año último publicamos un editorial titulado "¿Qué pasa con la adopción en la Argentina?", en el que nos preguntábamos, entre otros aspectos incongruentes que presenta el tema de la adopción de menores, acerca de lo que ocurría con los niños internados por múltiples motivos en institutos, algunos de los cuales viven en condiciones más que penosas.

De acuerdo con estadísticas de Unicef, de la Secretaría de Derechos Humanos y del Consejo de los Derechos de los Niños del gobierno porteño, existen aproximadamente 20.000 menores institucionalizados, de los cuales alrededor de 17.000 lo están por razones asistenciales y unos 3000 por causas penales, estimándose que el 25 por ciento, esto es 5000 niños, podrían ser adoptados. Al mismo tiempo, existen 1889 parejas y personas solas anotadas en el registro de aspirantes a guarda con fines de adopción.

Desde esta columna, desde hace tiempo, venimos sosteniendo que es inconcebible que no se hagan mayores esfuerzos para dar en adopción a estos niños, para que reciban todo lo que en los institutos les falta. Principalmente amor y contacto familiar o calor de hogar, como dirían nuestros mayores con razón.

La solución de devolverlos a sus familias es por cierto ideal, pero a menudo irreal, cuando no imposible o muy peligrosa para los mismos niños, como lo demuestran algunos casos de violencia o abuso sexual contra ellos. Y ello no implica desvirtuar la trascendencia de los vínculos de sangre; por el contrario, de lo que se trata es de no reemplazar el sentido común de los jueces en favor de la seguridad de los menores por otras teorías más que discutibles.

En su momento propusimos la creación de un registro nacional de niños en condiciones de ser adoptados. Sugerimos entonces la importancia de generar un registro de niños en situación de abandono, con terminales en los hospitales de todo el país, en las instituciones guardadoras, en la Policía y en los registros civiles, los municipios, y hasta uno de familias dispuestas a dar sus niños en adopción.

Una campaña de amplia difusión de la noble institución de la adopción permitiría a la población saber que estos niños existen y que, si bien no todos son recién nacidos, necesitan papás y mamás.

Es imprescindible que la comunidad combata el negocio de algunas perversas instituciones, cuyos responsables tan sólo aspiran a vivir del aporte estatal que reciben por cada niño institucionalizado o encerrado, como podríamos decir con más acierto.

Si cuando los juzgados civiles piden postulantes para adoptar niños con enfermedades o discapacidades, hay muchísimos candidatos que se presentan, ¿por qué no ha de haberlos para estos niños encerrados? La comunidad tiene la palabra y las autoridades políticas, la posibilidad de concretar este encuentro de amor.

14.7.07

- NUESTRA HISTORIA -



Mucho más que el reloj de Belgrano

Por Juan José Cresto
Para LA NACION


No se comprende bien la situación actual del Museo Histórico Nacional. El episodio del hurto de una reliquia de relativo precio económico, pero inmenso valor histórico y espiritual, es una herida inferida al pueblo argentino. No es la única. A diferencia del copioso legado de San Martín, recibido de su nieta Josefa, Belgrano poseyó muy escasos objetos que recuerden su paso por esta vida, por lo que cualquier pérdida de esos pocos bienes es más sensible, y también más identificable. No debe ser demasiado lúcido el autor, pero sí suficientemente ingenioso para haberlo podido sacar.

En efecto: ese bien museístico -como muchos otros- reposaba en un mueble de madera rectangular, de aproximadamente 90 centímetros de alto, coronado en su parte superior por una cúpula de vidrio que contenía el reloj. Esa cúpula tiene su base engarzada en una ranura del mueble, de tal modo que para levantarla se requiere destrabar una madera de la base. Ese fue el ingenioso sistema que adopté en 1996, cuando me hice cargo de la dirección. En aquellos días dejé constancia de mi protesta por no poder asegurar el sistema completo con una llave independiente para cada cúpula, con su respectivo cerrojo, pero había que construir una serie de más de 150 exhibidores...¡y no alcanzaban los fondos! Esta es la Argentina que vivimos.

Más aún: reclamé inversiones durante la presidencia de De la Rúa, pero no llegaron jamás. Para semejante museo, el más antiguo y el de mayor patrimonio histórico del país, disponía de una caja para gastos de ¡quinientos pesos! Esa suma la recibí siete veces en cinco años y era equivalente a lo que yo necesitaba para gastar cada tres días. ¿De dónde salieron los fondos? Del bolsillo de los ciudadanos de buena voluntad, de los visitantes del museo, de mis conocidos y amigos y de mis propios haberes.

A lo largo de los años sentí horror cuando debí hacer reparaciones imprevistas. Afronté los gastos administrativos del escasísimo personal -mucho menor que el actual- y tantos otros egresos cotidianos propios de un museo cuyo patrimonio histórico es el mayor del país. Me vi obligado a hacer reparaciones edilicias y museísticas, y debo agradecer a la Asociación de Amigos del Museo, que siempre colaboró.

Cuando me hice cargo, hacía tres años que el museo estaba cerrado. Su antiguo personal estaba reubicado en otras instituciones o tenía obligaciones que hacían muy difícil darles un horario homogéneo. Se ha dicho, rindiendo honor a la verdad, que la mayoría de ellos sentía un profundo amor por esos venerables objetos que fueron testigos de los tiempos. El Museo Histórico Nacional no es un lugar común de trabajo. Allí, o se ama la historia y se siente respeto por los objetos, que para un profano pueden ser simples desechos, o hay que irse, porque no se comprende el sentido de la continuidad generacional del país.

Sin dudas, hubo pequeños grupos, radicalmente sindicalizados y enquistados entre la mayoría laboriosa, que no aceptó la dura tarea que se les imponía. Pero la labor prosiguió. Bajo mi dirección se revisaron unas cincuenta mil fichas y se elaboraron más de treinta mil nuevas. Obtuve de generosos ciudadanos más de ochocientos objetos nuevos. Algunos de ellos -los últimos- no llegaron a sumarse al patrimonio y aún están a mi nombre, lo que es altamente preocupante y, de persistir, me obligará a iniciar acciones legales.

Entre otros objetos se incorporaron al patrimonio nacional la bandera de Obligado, que ondeaba en el Paraná cuando se produjo el ataque franco-británico y que el propio presidente Chirac depositó en mis manos; el testamento hológrafo de Josefa Balcarce, la nieta de San Martín; el original del Martín Fierro , manuscrito de José Hernández, en una libreta de pulpería, obtenido gracias a la generosidad del doctor Simoncini, verdadero mecenas de nuestros días.

Todo se hizo con precarios medios, sin dinero, pidiendo su óbolo a unos y a otros. Cerca de treinta exposiciones completas en nueve años dan idea de un museo en actividad y en marcha. Por supuesto, no se exhibieron ni el retrato del Che Guevara ni los pañuelos de las Madres de Plaza de Mayo, porque no las considero históricas al día de hoy, por su proximidad. También me negué a exhibir los retratos de los presidentes de los últimos cuarenta años, pese a que algunos de ellos fueron amigos personales.

Detrás de estas expresiones hay una verdad: los museos no son vulgares depósitos, sino instituciones de alto valor científico, estético o patriótico que requieren no solamente conocimientos especializados, sino también constantes inversiones.

El Estado nacional olvidó a su mayor museo de historia. Los expedientes (que parece ser la mayor producción de nuestra economía) con los que pedí recursos fueron numerosos, y me recuerdan la expresión de Martín Fierro: "Son campanas de palo las campanas de los pobres".

Hoy han robado una de las joyas históricas que pueblan el sueño de nuestra historia: el reloj de aquel noble patricio, Manuel Belgrano, ese abnegado hombre de leyes, devenido general por la fuerza de los hechos. Era una pieza emblemática.

Me pregunto: ¿no hubo en tanto tiempo posibilidad de construir vitrinas con llave, cuyos modelos y dibujos obran en el archivo del museo, dibujadas por quien esto escribe? ¿No hubo presupuesto? ¿No se dice a diario que hoy existe superávit de caja? La respuesta es no. Quiero suponer que el actual director habrá insistido, ante soluciones siempre postergadas. ¡Ay de los pueblos que no respetan su historia!

13.7.07

- CATALOGO -



La vigencia del catálogo

Aunque las nuevas tecnologías parecían arrasar con todo negocio que tenga como base el papel, la venta por catálogo, lejos de convertirse en dinosaurio, sigue siendo una herramienta eficaz del marketing directo y su futuro es prometedor en la medida en que el manejo de bases de datos alimente oportunidades de segmentación y experimentación. Así lo explicó Freddy Rosales, de Di Paola & Asociados, quien asegura que el mouse siempre se clikea más nerviosamente que el pasar de una página sentado en un sillón, y el acto de hojear un catálogo impreso, al menos por ahora, es más parecido al tranquilo paseo de shopping que la navegación virtual, no por las posibilidades técnicas del medio sino por la actitud del usuario. Infobrand indagó con algunos jugadores como Reader Digest, Oficce Net, Starphone y Repsol YPF cómo es en la Argentina este negocio que triunfa en Estados Unidos.

En un mercado donde las nuevas tecnologías marcan el ritmo de la innovación, la venta por catálogo que llega por correo parece antigua. Sin embargo, los expertos en marketing directo no lo consideran así y creen que recibir el sobre por debajo de la puerta es justamente impulsado por incidencia de las nuevas tecnologías, y por eso tiene un largo futuro. “Lo virtual siempre necesita lo físico para concretarse. Los medios digitales, que incentivan la compra a distancia, generan tráfico de correo (encomiendas) como consecuencia de su acción. Por otro lado, para obtener órdenes de compra en forma rentable la presencia pasiva en un catálogo de e-commerce on line no basta. Hay que generar tráfico, y ni el spam por e-mail ni el SMS son suficientes, ni lo más efectivo.

Primero, por intrusivos, y segundo porque todavía hay muy pocas listas disponibles de e-mails, adecuadamente segmentables y confiables”, explica Freddy Rosales, de Di Paola & Asociados.Así, en esta herramienta de marketing directo funciona más que nunca la integración de medios, como lo ha demostrado el mercado de venta a distancia de los EEUU y luego el de los países centrales europeos: los que manejan catálogos impresos no los abandonan sino que los especializan por segmento, los integran con e-commerce y, crecientemente, con locales a la calle. Los que comenzaron con "brick-and-mortar" pasaron a Internet, pero rápidamente descubrieron que la gente se informaba en Internet pero compraba en los locales. Y agregaron catálogos impresos como ampliación virtual de sus vidrieras. Si bien esta herramienta no ha tenido gran desarrollo en la Argentina, ésto por factores ajenos al medio como falta de listas, alto franqueo y problemas de inflación, en los países desarrollados siguen en plena vigencia y en la medida en que las buenas prácticas de manejo de bases de datos alimenten oportunidades de segmentación y experimentación, hay cada vez más alternativas de entrega a distancia, con buena cobranza contra-reembolso y casi universalización de las tarjetas de crédito y débito para los segmentos socioeconómicos relevantes.

La llegada de un mailing a la casa, especialmente en la Argentina, no es un evento frecuente, y el catálogo impreso sigue teniendo la plena atención del destinatario, por eso la importancia de su impresión y diseño, para que cautiven a los usuarios, señalaron varios expertos durante una presentación organizada por la Asociación de Marketing Directo –AMDIA.Público a medidaAunque hay una mayor llegada al público más adulto que a los jóvenes, porque los mayores están más inclinados al medio impreso que al electrónico, el impacto de lo impreso no tiene edad, así como muchas “setentonas” pueden chequear un mail. Rosales explica el caso de Reader´s Digest, uno de los casos de mayor éxito de venta por catálogos en el mundo. En algún momento, el problema de esta opción era la de concentración de lectores en edades más bien maduras, pero sus lectores de Selecciones han evolucionado hacia segmentos más jóvenes e igualmente sucede con sus ventas a distancia de otros productos. Catálogo sin fines de ventaNo sólo los catálogos impresos que se reciben en los hogares tienen la finalidad de vender, sino que también pueden servir como promoción o fidelización de clientes. Un caso exitoso en la Argentina es Falabella, que distribuye catálogos masivamente con la finalidad de generar tráfico en sus locales.

Es una ampliación de sus vidrieras.Repsol YPF es otro caso donde el catálogo sirvió como estrategia de fidelización. Cargando combustible en sus estaciones se suman puntos que pueden canjearse por productos. Así, los clientes reciben en sus casas los catálogos con las opciones, que se destacan por la calidad de la presentación. Durante la presentación organizada por AMDIA, Oscar Herrero, jefe ServiClub de Repsol YPF, afirmó que el programa creó tal relación con los clientes que ahora esperan el catálogo para conocer qué novedades hay para realizar el canje de puntos. Además, en este negocio que no se puede competir por precio, es una buena recompensa para el consumidor. Hay 1.170,000 tarjetas activas, se entregan 4000 premios por día y se imprimen 2.5 millones de catálogos al año.

También se diseñan promociones especiales como triplicar puntos cargando nafta Fangio. “Así, el share de esta nafta creció del 50 por ciento mensual al 63 por ciento”, aseguró Herrero. Para todos los gustosStarPhone es otro caso de venta exitosa por catálogo, una compañía que pertenece a La Nación. Destinado a todas las edades, cuenta con un apoyo del medio televisivo y presencia en la web.Daiana Wallace, representa a la Compañía de Venta Directa -COVEDISA-, donde trabaja para Starphone, explicó que el negocio principal es de venta por catálogo, llegando a todo el país con la característica Full Fillment, ya que está todo organizado internamente.

Los catálogos se imprimen quincenalmente con diferentes productos. “Siempre se fija un cliente final a quien buscan satisfacer, en torno a ello se definen los productos. La misión es entender al cliente y que la satisfacción esté al alcance de la mano”, explicó.Una de las herramientas fundamentales para desarrollar bien el trabajo es el trabajo de back office, manteniendo la base depurada y actualizada. Así, se envían un millón de catálogos por mes, pero además el trabajo se completa con la realización de llamadas salientes y listas de e-mailing. El catálogo se inserta en La Nación y en otros medios masivos, en todas las provincias, y si bien siempre se ofrecieron productos de un precio de venta relativamente bajo, en 2006 se incorporaron productos de mayor valor. Office Net es otro proyecto que se diferencia por ser B2B. Sebastián Paschmans, Marketing Manager de la compañía, explicó que las claves del negocio son tener un importante stock.

Primero se orientaron a grandes clientes y luego incluyeron bancos y PyMes. Así dividen su negocio en dos: compra por catálogo, que es el de las empresas de 5 a 50 empleados y en las llamadas por contrato, que son aquellas con más de 50 empleados. En el negocio catálogo, recién una vez que pasa la tercera compra se considera un cliente (el 50 por ciento lo hace una sola vez).Officenet llega al 7 por ciento del mercado de oficina, en un negocio donde hay seis o siete competidores y que en total no suman el 15 por ciento del mercado. Maneja tres tipos de catálogos: el Bigbook, que es anual; un mensual de ofertas con un tema específico; los estacionales, que son lanzamientos especiales (por ejemplo en 2006, lanzaron el especial navidad y se vendieron 25.000 cajas especiales). También se realiza compra on line, que fueron de 2 millones de pesos en mayo: “el 30 por ciento de las ventas pasan por Internet”, explicó el directivo.

El caso emblemáticoReader´s Digest es una compañía que esta presente en 60 países, con una larga historia en venta de productos editoriales con catálogo personalizado. De esta manera, ha logrado que uno de sus productos, la revista Selecciones, alcance una circulación líder con 25.000 publicaciones mensuales.Alejandra De Laurentins, Gerente de Línea de Productos - BHE Reader´s Digest Argentina SRL, explicó que la modalidad de trabajo es a través de correo, se envían las piezas de promoción al cliente. Los pedidos se reciben por correo, teléfono e Internet. Se imprime cinco catálogos al año, llegan a 120.000 hogares con un 45% de tasa de respuesta en los sorteos anuales, mientras que la compra efectiva es del 10 al 11%, con un ticket de compra promedio es de $120. Se ofrecen entre entre 45 y 50 productos.

El proceso comienza con el estudio de la audiencia: se estudian los perfiles de clientes según como pagan o el monto de la compra y se toman en cuenta una serie de variables que definen el perfil. En el mailing entra en juego un punto de equilibrio para definir a quienes llegar y no perder plata. En las ofertas del catálogo se debe asegurar que cada producto dejará un margen absoluto mínimo y es importante la elección de proveedores para tener producto a tiempo.Se hace un mailing modelo que consta de un sobre que llega al hogar como única forma de promocionar el catálogo, tiene una carta personalizada y un cupón de sorteo y estampilla. Es importante el diseño de los catálogos, que sea atractivo, que muestre los productos y sus atributos. Importante resaltar la marca que da respaldo al catálogo.

Guillermina Fossati
Revista Infobrand

12.7.07

- MUJERES EN CONFLICTO -



Ser y parecer


El gobierno nacional parece resuelto a defender a capa y espada a las dos funcionarias que enfrentan graves acusaciones en los últimos días. La estrategia oficial podría sintetizarse en evitar a toda costa tener que entregarle a la oposición la cabeza de algún colaborador del Presidente ante la inminencia de un acto electoral. Se trata de un criterio lamentable: un gobierno que representa a todos los argentinos y no sólo a una fracción política, antes que cuidar mezquinos intereses partidarios debería velar por la máxima transparencia y no avalar ningún comportamiento corrupto, por mínimo que aparente ser.

En la víspera, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, realizó una encendida defensa de la secretaria de Ambiente, Romina Picolotti, cuestionada por la contratación de familiares y amigos que perciben importantes remuneraciones, por el uso injustificado de aeronaves privadas con fondos públicos y por la canalización de recursos a través de una fundación.

Fernández dijo que las acusaciones contra la funcionaria, que ha sido denunciada penalmente, son "falsas" y forman parte de una "operación política", al tiempo que, como viene ocurriendo habitualmente en el actual gobierno, responsabilizó al periodismo.

Unos días antes, el propio jefe de Gabinete había afirmado que la ministra de Economía, Felisa Miceli, estaba plenamente ratificada en su cargo, tras el escándalo que se desató a partir del misterioso hallazgo de una bolsa con dinero en el baño del despacho que tiene la funcionaria en el Palacio de Hacienda.

La ministra Miceli brindó una tardía explicación sobre la aparición de ese dinero, al tiempo que incurrió en contradicciones evidentes. Entre ellas, señaló primero, por medio de su vocero, que la totalidad del monto en cuestión estaba plenamente justificado en sus declaraciones juradas de bienes y de ganancias, mientras que días después admitió que la mayor parte del dinero había sido obtenida merced a un préstamo que le hizo su hermano. Esa sola contradicción pone bajo sospecha todos los argumentos esgrimidos por la ministra.

Ni en el caso de Romina Picolotti ni en el de Felisa Miceli se está hablando de nimiedades. Las sospechas se vinculan con delitos como la malversación de fondos públicos o el enriquecimiento ilícito, personal o de parientes cercanos. Frente al escándalo público y a la pésima repercusión internacional que ambas situaciones están generando, correspondería que las dos funcionarias en cuestión dieran un paso al costado y presentasen sus renuncias.

No menos grave es que, en el primero de los casos, surja la posibilidad de que se utilice a una fundación como la figura jurídica para el despilfarro, contribuyendo a hacer crecer la equivocada percepción de que las organizaciones no gubernamentales están hechas para robar. Viene esto a cuento de la existencia de una fundación, ArgenINTA, a través de la cual, según las denuncias conocidas, se tramitaban gastos y cobraban sus sueldos personas contratadas por la secretaría. Es menester investigar, en esta y en otras dependencias públicas, qué tan extendida se encuentra esta aparente modalidad para que distintos funcionarios cobren sueldos más altos que los reconocidos por el escalafón del Estado.

En tanto la transparencia es uno de los valores esenciales de una democracia, quienes ejercen altos cargos en la función pública no sólo tienen la obligación de ser honestos, sino también de parecerlo. Y las máximas autoridades de la Nación, además de cumplir ese precepto, deben velar permanentemente para que la sociedad argentina recupere la confianza en su dirigencia. De nada les servirá al país y al propio Gobierno que se intente, un vez más, esconder la mugre debajo de la alfombra.

11.7.07

- NUESTRO MEDIO -



La destrucción forestal


Las noticias que periódicamente informan acerca de la destrucción de los bosques en nuestro país provocan una creciente alarma. Un reciente informe de la Secretaría de Medio Ambiente confirma una vez más la gravedad de un proceso de devastación forestal que, en los últimos cuatro años, ha arrasado con 1.108.669 hectáreas en seis provincias del norte y el centro de nuestro territorio -Córdoba, Chaco, Formosa, Salta, Santa Fe y Santiago del Estero-, aunque algunas de ellas hubiesen declarado en 2005 la moratoria de los desmontes. Esta continua pérdida de una riqueza natural que necesita ser defendida exige la imperiosa sanción de una ley nacional de protección forestal, cuyo proyecto se halla desde hace tiempo estancado en el Congreso.

Las cifras dadas a conocer hace poco tiempo permiten apreciar el ritmo del asolamiento de los bosques, emprendido con el propósito de ampliar las fronteras para una explotación agrícola y ganadera que promete más en el corto plazo, pero mucho menos después. Redondeando los datos actuales, se calcula que en un año se han destruido 280.000 hectáreas de bosques, 760 por día y 32 por hora. Las tasas de los desmontes efectuados superan en un 50 por ciento las anteriores estimaciones y están por encima de los promedios mundiales. Para cerrar este cuadro, que pone de manifiesto el grado del perjuicio irracional y descontrolado que se le viene produciendo al país, cabe citar que mientras en 1914 la superficie boscosa de nuestro territorio alcanzaba a 105 millones de hectáreas, en 2006, de acuerdo con el Primer Inventario de Bosques Nativos, se calculó que aquella superficie se había reducido a 34 millones.

Es notorio que quienes arrasan con los árboles para sembrar especialmente soja en estos tiempos no consideran los valiosos servicios que los bosques dispensan a la vida natural y humana. Entre esos beneficios silenciosos -conocidos, pero olvidados por otros intereses- figuran los de la protección contra crecidas e inundaciones o contra los embates del viento, su contribución insustituible a la depuración de la atmósfera, su efecto regulador sobre el clima, el sustento que brinda a la biodiversidad de las especies, su presencia en la belleza de los paisajes.

En un momento en el cual se lucha contra el calentamiento global, no es menor resaltar que la generación de carbono en la actualidad es mayor como consecuencia de la deforestación que por los gases que genera la industria del transporte.

Pese a tanta experiencia acumulada en el mundo y en el país acerca del valor de los recursos forestales, el daño persiste incesante y así van caducando los bosques, grandes aliados en la lucha contra la contaminación ambiental. En verdad, es un contrasentido cultural que la prédica constante de raíz ecológica, que clama por el impostergable cuidado de los recursos naturales, choque con una realidad tan opuesta como la destrucción forestal que persiste contra toda razón. Una vez más, hay que reclamar la sanción de una normativa clara que proteja los bosques nativos. Los poderes legislativos nacional y provinciales pueden y deben hacerlo sin más demoras.

10.7.07

- POBRE PAIS -



Los chicos del desamparo

Por Jorge A. Colombo

Para LA NACION



Parecería que la problemática del niño en riesgo social ha dejado la primera plana de la mayoría de los medios de comunicación, tapada por noticias que nada tienen que ver con el dolor presente -y la preocupación a futuro- de nuestros chicos muertos o sumidos en la postergación por políticas económicas y sociales generadoras de inequidad y marginación o exclusión social.

Entre 1992 y 1996, el tamaño de la población indigente -medida por la Encuesta de Hogares Urbanos- se duplicó. Otro tanto hizo entre 1997 y 2001, cuando alcanzó la cifra de 5.151.064 personas. Un año más tarde -2002-, nuevamente se duplicó esa cantidad (10.473.374), cifra que se mantuvo durante 2003. Un lento retroceso comenzó a operarse a partir de entonces. Hoy se estima que la población indigente alcanza la cifra de 3.390.443 personas. A su vez, la población por debajo de la línea de pobreza alcanzó su pico en los años 2002-2003 (21.789.016 personas).

Con algunas variaciones, el número de nacimientos alcanza en los últimos años la cifra aproximada de 700.000 niños. De los más de nueve millones de niños menores de 14 años -es decir, nacidos a partir de 1993- aproximadamente cinco millones están por debajo de la línea de pobreza. Consideremos que un 12% han estado bajo la línea de indigencia -un promedio estimado de los años del período mencionado, con un rango de entre el 6 y el 20%- y que entre un 30 y un 40 por ciento de los niños menores de seis años provenientes de hogares pobres, no indigentes, y sin sintomatología clínica expresan -según estudios realizados en la Unidad de Neurobiología Aplicada (Cemic)- una demora en el desarrollo de alguna función básica vinculada con el proceso de aprendizaje (planificación, atención, memoria de trabajo).

Podremos, entonces, llegar a la conclusión de que en estos momentos está llegando la avanzada de la marea de los niños del desamparo, compuesta por segmentos de la población infantil cuyos desempeños cognitivos y oportunidades de aprendizaje se encuentran con algún tipo de desventaja vinculada con el riesgo de origen social respecto de los otros niños. Y esa marea, cuyo frente tiene hoy 14 años, puede estimarse -sumando ambos segmentos mencionados- en alrededor de un millón y medio o dos millones de niños.

Esos niños de menos de 14 años son la expresión de un verdadero tsunami social, que requiere atención especializada, programas de recuperación y contención para que tengan una oportunidad de completar exigencias curriculares que les permitan desarrollar aptitudes mínimas para la competencia laboral y lograr una calidad de vida aceptable, recuperación en el desempeño de funciones básicas que es posible gracias a las características de plasticidad del sistema nervioso. Esta marea compuesta, en su cresta, por los niños del desamparo crónico y de la debacle que comenzó a gestarse en los 90 e hizo aguda crisis pocos años después irrumpirá en la vida de la comunidad, exigiendo derechos de ciudadanía de los que una economía con exclusión social los ha privado.

A ello debe sumarse el deterioro de los hogares respectivos por el desempleo, la educación insuficiente, problemas habitacionales y sanitarios. ¿Qué respuesta organizada, coordinada, transparente y eficaz puede ofrecerle nuestra comunidad? La posibilidad de generar un buen jugador de fútbol es casi remota si se carece de una pelota, de un buen maestro, de la comprensión del juego y de la reiteración programada del ejercicio de sus habilidades...

Algo similar ocurre con un escolar. Para lograr una estrategia eficaz no alcanza con multiplicar programas y planes de ingresos familiares. Esos chicos necesitan, además de dietas alimentarias adecuadas, una exposición sistemática y sostenida para el entrenamiento de procesos mentales básicos, necesarios para optimizar las condiciones de aprendizaje. Este, a su vez, debe complementarse con condiciones sociales que desalienten la deserción escolar. Para ello hacen falta recursos bien gerenciados, capacitación y estrategias activas administradas desde edades tempranas.

Hay que frenar el tsunami desde su origen, restarle volumen a esa marea de los niños del desamparo, conteniéndolos eficazmente. Una coordinación ágil que permita cruzar los datos de los programas infantiles en los distintos ministerios que eviten superposición ineficaz, la evaluación periódica y frecuente de los programas en actividad y de la eficiencia de sus operadores, su integración con las organizaciones de base y un plan sanitario viable y eficiente son algunas de las acciones necesarias. La capacitación progresiva y continua de jefas de guardería y de madres contribuiría a hacer posible algunas de las fases de esta operatoria. La marea de los chicos del desamparo no es un problema solamente de ellos: es también un problema de la sociedad en conjunto, por sus orígenes y por sus consecuencias; por cuestiones de ética, de solidaridad, de equidad y de desarrollo.

El autor es investigador principal del Conicet

9.7.07

- ESCUELAS CABA -


Falta un plan para las escuelas

Por Jacobo Schneider

Para LA NACION



Los desprendimientos de cielorrasos en el colegio Mariano Acosta no sólo sucedieron este año. A mediados de 2002 ya se había producido un importante desprendimiento de cielorrasos en aulas y pasillos, producto de la antigüedad del edificio, que comenzaba ya a colapsar. Ahora las nuevas estructuras de cielorrasos armados, incluyendo artefactos de iluminación y ventilación, se han desprendido también, con el consiguiente peligro para la población estudiantil.

¿Qué es lo que está ocurriendo con nuestros edificios escolares?

Son dos los aspectos principales que hacen que se produzcan estos lamentables accidentes. Primero, la antigüedad de muchas escuelas, construidas en la primera mitad del siglo pasado y carentes, en su mayoría, de mantenimiento. Y segundo, el mal funcionamiento del control de la calidad de los trabajos que se realizan en las escuelas, tanto en las antiguas como en las de reciente construcción.

La falta de idoneidad y experiencia de quienes licitan y contratan los trabajos por realizar hace que las empresas puedan efectuar trabajos deficientes y peligrosos para los alumnos. Las nuevas reparaciones que demandan causan grandes costos extras para el erario porteño.

Analicemos estos aspectos para encontrarles una solución aceptable. Como ya dijimos, gran parte de nuestras escuelas han ido más allá de su vida útil y, a pesar de las posibles reparaciones, no pueden soportar más sus propias cargas ni el peso de nuevas estructuras. Sin embargo, muchas de nuestras antiguas escuelas, que poseen un gran valor patrimonial, deben ser conservadas. Para ello hay que hacerles profundas reparaciones, no sólo en su aspecto estructural, sino también con trabajos de adaptación para que puedan responder a los requerimientos de la educación de hoy. Si bien las nuevas metodologías educativas son difíciles de aplicar en muchos de estos antiguos espacios, los trabajos que se encaren deberían contemplar no sólo el aspecto seguridad, sino también el de la adaptación a la educación de nuestros días. Esto significa elaborar un exhaustivo plan de reparaciones y de adaptación de las escuelas que puedan recibir este tipo de trabajos.

El segundo aspecto es el control de calidad de las obras en las escuelas antiguas y en las relativamente nuevas. Para organizar este control, la antigua Dirección General de Infraestructura, Mantenimiento y Equipamiento de la Secretaría de Educación de la ciudad realizó dos intentos, con resultados dispares.

Con la convicción de que no se tenía una correcta información sobre el estado de nuestras escuelas, hace unos años esa dirección general contrató con urgencia a varias empresas privadas para la realización de un inventario del estado físico de las escuelas porteñas.

Lamentablemente, las empresas hicieron una tarea muy deficiente, con información de dudosa credibilidad. Finalmente, todo cayó bajo sospecha y terminó en una investigación judicial, no sólo sobre las empresas contratadas, sino también sobre los funcionarios involucrados.

El segundo intento de hacer un inventario del estado de nuestras escuelas fue encarado a mediados de 2005, mediante un convenio suscripto por la Secretaría de Educación y las facultades de Arquitectura e Ingeniería, ambas de la UBA.

Por estos convenios, se creaban equipos formados por dos profesionales (un arquitecto y un ingeniero) y un estudiante colaborador. Cada equipo debía informar sobre el estado edilicio y de las instalaciones de las escuelas asignadas, volcando la información obtenida en planillas especialmente preparadas.

Este segundo intento fue muy bien planeado y se recibieron los informes con excelente y completa información sobre el estado de los edificios escolares de la ciudad. Pero lamentablemente no se avanzó más. No se elaboró con toda la información recibida un plan coherente de mantenimiento para prevenir los problemas que se están produciendo ahora, incluidos los de las instalaciones de calefacción que surgen en cada temporada invernal.

Indudablemente que el material recopilado en esta nueva investigación es de fundamental importancia para encarar un eficaz plan de mantenimiento preventivo. Para ello habrá que recurrir, necesariamente, a las normas preparadas por organizaciones internacionales, como la Unesco, y aprovechar la experiencia de numerosos países que las han aplicado con excelentes resultados. Lo realizado, por ejemplo, en Venezuela con la creación de FEDE (Fundación de Edificaciones y Dotaciones Educativas) podría ser un modelo para aplicar en nuestra comunidad. Así se podrían encarar los trabajos de mantenimiento de nuestras escuelas, hoy tan abandonadas y libradas a todo tipo de eventualidades.

El autor es director del Foro Internacional de Arquitectura Educacional