Blog de interés cultural, social y comunicacional. Site dedicado a la difusión de las artes y espectáculos. Pensamientos del colectivo imaginario. Reflexión sobre temas cotidianos. Una manera de proponer ideas para una Argentina mejor, comprometida con su gente, su pasado, presente y futuro. - EL OJO PARLANTE - Copyright © TM 2005 - 2008 - R.A.Carrasquet - Ciudad Autónoma de la Santísima Trinidad - Puerto de Santa María de los Buenos Aires - Sudamérica - República Argentina -

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30.9.07

- DESCULTURIZACIÓN NACIONAL -



LA MORAL DE ALGUNOS ARGENTINOS


Entre las tantas pérdidas sufridas, una de las más notorias y dolorosas, es la falta de moral y buenas costumbres. Desde ya que no se puede generalizar ó “meter a todos en la misma bolsa”, pero que escasea, es muy notorio.

El proceso comienza en el hogar, que es la auténtica base de la educación, con la permisividad de los padres, que creen hacerles un bien a sus hijos, dándoles todos los gustos posibles, sin poner ningún tipo de límite a los caprichos ó pedidos, y con el tiempo los retoños se tornan insoportables e incontenibles: una suerte de energúmenos emergentes de ésta equivocada y despistada sociedad. Ni hablar de las familias mal avenidas, ó alcohólicas, drogadictas, etc. que NO respotan a las clases “menos pudientes” solamente.

En una sociedad, donde los acontecimientos trágicos vividos a lo largo de su historia, han dejado rastros y en donde desde los medios comunicacionales, constantemente se bombardea la gente con trivialidades, chimentos de “gatas”, anormalidades, morbosidades, mensajes de dudosa verosimilitud, escabrosas imágenes de marginalidad sociales, etc., etc., etc., hacen mucho daño a la gente en general y cuanto menor es la formación cultural, peor. Existe además la creencia de que “Dios es Argentino”, “una buena cosecha y zafamos”, “somos el granero del mundo”, “somos los más piolas del universo” y cuanta mitológica frase hecha, del folclore nacional y popular aparezca, con éstos slogans pasados de época, que solo han erosionado nuestra cultura y dejado de lado la educación, base auténtica de riqueza personal, tanto material como espiritual.

Hay que cambiar para habitar en un suelo que nos contenga a todos y soñar algo que merezca ser vivido!

¡Se puede, claro que se puede...!


Ricardo A. Carrasquet

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29.9.07

- IMAGEN -



Indices que duelen


En ingrata coincidencia con la estancia del presidente argentino en Nueva York con motivo de la reunión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, dos índices han dado cuenta otra vez que la falta de calidad institucional en el país puede más que mil palabras y que, a veces, hasta puede desdibujar una imagen que muestra más maquillaje que esencia, más palabras vacías que hechos concretos.

¿De qué vale que el presidente Néstor Kirchner y su mujer, la senadora Cristina Fernández, en su papel de candidata presidencial, exalten el resultado positivo de la actual gestión gubernamental frente a políticos, banqueros e inversores de otras latitudes si, mientras tanto, la percepción del mundo sobre la corrupción en la Argentina no mejora y, a su vez, la mera apertura de un negocio en el país representa trámites tan engorrosos que desalientan no pocas iniciativas de inversión privada de argentinos y extranjeros?

Dos indicadores más confiables que la manipulada e increíble versión casera del Indec dan cuenta de ello. Ambos reflejan temas sensibles y preocupantes: en uno, el Indice de percepción de la corrupción , elaborado cada año por Transparencia Internacional, la Argentina, al igual que Burkina Faso y Bolivia, ocupa el puesto número 105 entre 187 países; en el otro, preparado en forma anual por el Banco Mundial y la Corporación Financiera Internacional (CFI), el país quedó en términos de competitividad en una posición similar por debajo de Rusia, Bangladesh y Nigeria.

Ninguno de los dos es motivo de orgullo. En uno y en otro no se ven avances respecto del año último ni de los anteriores: la percepción de la corrupción se mantiene casi inalterable mientras que, según el informe Haciendo negocios 2008 , la competitividad de la Argentina retrocedió nuevamente en espera de reformas institucionales que, sin voluntad política, difícilmente sean ejecutadas.

Es más que elocuente, en ambos casos, que no se advirtió el mismo empeño que suelen imprimir cuestiones de agenda aparentemente más trascendentes, como las próximas elecciones o, en las vísperas, los acuerdos con vastos sectores en beneficio de un proyecto político que privilegia la permanencia en el poder a corto plazo antes que las políticas de Estado a mediano y largo plazos.

No es consuelo observar que montar un negocio en América latina requiere 68 días, algo más que en 2005, cuando eran 63, y apenas algo menos que en 2004, cuando eran 71 días. Idéntico trámite demanda seis días en Singapur, cinco en los Estados Unidos y dos en Australia.

Ni es consuelo observar en el índice de Transparencia Internacional que la Argentina, con un magro puntaje de 2,9 sobre 10 y, sobre todo, con un potencial mucho mayor que otros países, esté apenas mejor que Ruanda, Burundi, Paraguay, Venezuela y Haití, entre otros. No por ellos, sino por nosotros mismos.

Tampoco es consolador que, según Transparencia Internacional, "el desfase en los niveles de percepción de la corrupción entre países ricos y pobres se muestre más amplio que nunca". Sobre todo, porque la corrupción en sí misma representa un enorme escape de recursos vitales para la educación, la salud y la infraestructura de los países en desarrollo, lo cual es lamentable.

Más triste aún, rozando lo vergonzoso, es que en un país que alguna vez tuvo todo para estar a la altura de Nueva Zelanda, Dinamarca, Finlandia, Singapur y Suecia, los mejores de la lista, sus dirigentes y sus políticos no muestren el menor signo de inquietud por un puntaje tan bajo ni respondan de inmediato, como corresponde en estos casos, con la búsqueda de una solución perentoria.

En sus cabezas quizás haya asomado la idea de una conspiración internacional para perjudicar a nuestro país, mientras el presidente y la primera dama visitaban Nueva York, lo cual, por disparatado que parezca, no dista mucho de la reacción que suelen tener.

Lejos está la Argentina del país latinoamericano mejor ubicado en el índice de percepción de la corrupción, Chile, que ocupa el puesto número 22. Distanciada está también de otros países de la región que, con menos recursos y potenciales, no han mostrado tanto deterioro en los últimos años, como Uruguay (25°), la República Dominicana (37°) y Costa Rica (46°), entre otros.

Inquietudes de ese tipo, sin ánimo de ser tendenciosas, entrañan más impotencia que certezas, así como la escasa disposición del Gobierno para atender estas cuestiones, relegadas en la agenda, al parecer, por la necesidad de mostrar una imagen prolija en ámbitos que no desconocen la realidad con maquillaje, expuesta en las estadísticas dibujadas del Indec, fiel reflejo de la falta de calidad institucional del país.

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27.9.07

- LA TV BASURA -



LA TV BASURA

POR OTRA TV

La Televisión es un medio maravillosos de comunicación masiva. En la Argentina acaba de cumplir sus primeros 55 años de existencia. Es el más penetrante y de llegada permanente, junto con Internet y la Radio. Si los contenidos no son todo lo bueno y aconsejable que debería ser: ¡Todos somos en mayor ó menor medida CULPABLES! Los que la producen, los que la emiten, los que la pautan publicitariamente, las autoridades competentes en la materia y también los que la miramos, claro está!

Indudablemente se puede hacer una televisión mejor y desde ya la hay... En Argentina tenemos muy avanzado el sistema de "cable" y también el satelital (En el caso del primero, es el de mayor penetración por habitante en el mundo, después de EEUU. Alcanza aproximadamente al 69% de los hogares) Existe una verdadera segmentación para todo tipo de gustos y se segmenta por target e incluye: desde canales de cine, comics ó infantiles, deportes, noticias, documentales, actualidad, política, economía, series, moda, sexo, gourmet, internacionales, arte, música, etc. Un menú muy variado las 24 hs. del día.

Esto NO ocurre con la programación de los canales de aire que trabajan mucho con al rating y la comercialización masiva. Allí es básicamente donde nos encontramos con bastante "televisión basura" El hombre es un "animal de costumbre" e inexorablemente consume lo que le dan. Cuando puede elegir se queda realmente con lo que más le gusta. La televisión estatal argentina entró en la variante de competir con los privados y "no tiene ni para empezar" con lo que no cumple el rol cultural que se supone debería tener. Ahora parece intentar virar (vamos a darle un tiempo)

Siempre se puede hacer una televisión mejor, más cultural, más educativa, más informativa, que no tiene porque necesariamente ser “aburrida”. Solo es cuestión de proponérselo. Apuntar para arriba y no nivelar para abajo... El COMFER debe señalar pautas claras y por sobretodo: ejecutarlas y castigar a los permisionarios que no las cumplan!
Hay que trabajar y comprometerse por una televisión mejor.


Ricardo A. Carrasquet

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26.9.07

- CONCIENCIA -



La conciencia histórica del país


Debe verse con satisfacción que la televisión argentina incentive, como en las últimas semanas, la discusión en los hogares sobre nuestra historia, en lugar de bombardearla permanentemente con reality shows o concursos de baile que a menudo rozan la procacidad y el mal gusto.

La iniciativa de El gen argentino, programa de la productora Cuatro Cabezas con formato ideado por la BBC de Londres que emite Telefé, es "buscar al argentino más grande", para lo cual el público puede votar en Internet por su favorito en rubros como historia y política de los siglos XIX y XX; artes populares y periodismo; artes, ciencias y humanidades, y deportes.

Pero como acertadamente señaló un crítico especializado de LA NACION, el ciclo televisivo no ha respondido con precisión a la pregunta sobre qué clase de personalidad argentina se desea encumbrar por encima de todas las demás. No es lo mismo, en ese sentido, ser el más grande que resultar el más popular. Ni es lo mismo ser el más talentoso que el más representativo.

Quizás esta confusión, compartida por los productores del programa y por el público, haya provocado tamaña disparidad de criterios para elegir a los personajes que disputarán la ronda final para encontrar al "más grande" de los argentinos. Y resulta lógico que para no pocos observadores, en un tiempo en que el patriotismo y los valores morales parecen tener poco sentido, se esté convirtiendo a la propia historia del país en un terreno fértil para el mercadeo.

Que el Che Guevara haya sido elegido como la figura más grande de la historia política argentina del siglo XX demuestra un desconocimiento gravísimo. No se trata de demostrar que aquel revolucionario nacido en Rosario limitó su aporte a la tierra donde había visto la luz a la tarea de entrenar guerrilleros que sacudieran sus entrañas, sino de preguntarse qué grave error vienen cometiendo cuantos tienen la obligación de educar a la ciudadanía -no hablamos sólo de la escuela, sino de los medios de comunicación y de cuantos intervienen de manera directa o indirecta en el proceso formativo de los jóvenes- para que se sitúe en primerísimo lugar a un personaje, cuyo rostro adorna las remeras de chicos y chicas que ni siquiera conocen su historia, en lugar de tener presentes a otros grandes, cuya existencia ni conocen. Dicho sea de paso, en la ciudad natal de Guevara se celebrará el "Año del Che", mientras hace tiempo que lleva su nombre un gran viaducto, a la vez que su retrato de grandes proporciones campea en una de las plazas más céntricas.

Cuando este país joven vivía los momentos difíciles de su organización nacional, los historiadores exaltaron a personajes que por sus acciones podían ser considerados fundadores de la nacionalidad. No hay duda de que la inevitable cargazón política de aquellas décadas bravías proporcionó una visión sesgada del pasado. Pero el tiempo y los estudios ecuánimes fueron poniendo las cosas en su lugar. El debate llegó a diferentes ámbitos, sin excluir la propia escuela, con lo cual, para decirlo con una fórmula de cincuenta o más años atrás, el "con Rosas o contra Rosas", suscitó discusiones que, más que perniciosas, eran estimulantes porque ponían sobre el tapete concepciones contrapuestas del país para ser confrontadas aun por los más jóvenes.

El inmenso vacío que existe en el plano educativo tampoco se cubre ahora en otros planos. La preferencia de ciertos medios televisivos o de empresas editoriales por productos de dudosa calidad, pero de segura colocación masiva, hace que se aliente la difusión de engendros que se solazan con los presuntos escándalos del pasado para demostrar que nuestros males actuales vienen de muy lejos y que no se puede variar una especie de destino fatal.

No es así. La Argentina se hizo grande y en una época se convirtió en ejemplo en el mundo, por obra de aquellos hombres y mujeres que, pese a las debilidades que puedan señalárseles, fueron fieles a los ideales generosos por los que luchaban.

La tarea es inmensa pero indispensable. Para mantener vivo el pasado y afirmar la conciencia histórica nacional, deben sumarse los esfuerzos de todos. Cuando se oyen en las máximas alturas del poder las manifestaciones de un sedicente patriotismo, habría que pensar que ese sentimiento se demuestra trabajando por la cultura y la educación de los jóvenes, más que lanzando acusaciones a terceros en tono vocinglero e insustancial.

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25.9.07

- DIBUJO -









Un presupuesto dibujado


El ministro de Economía, Miguel Peirano, expuso ante el Congreso nacional los rasgos esenciales del proyecto de ley de presupuesto para 2008, cursado por el Poder Ejecutivo para su tratamiento legislativo. En la ocasión, el funcionario no aceptó preguntas ni observaciones de los legisladores, impidiendo de esa forma un mejor conocimiento público de la fundamentación de la iniciativa. Esa actitud, que podría interpretarse como una falta de consideración hacia los legisladores y los ciudadanos que ellos representan, deja la sensación de que ni el Poder Ejecutivo ni el Ministerio de Economía desean dar explicaciones sobre ciertos aspectos difíciles de sostener.

La consideración de las pautas macroeconómicas empleadas en el proyecto presupuestario está condicionada a la incierta evolución de la inflación. La proyección del gasto autorizado, así como la estimación de los recursos tributarios, se realiza en moneda argentina a valor nominal. El supuesto de inflación del proyecto, expuesto como la variación de los precios implícitos en el producto bruto interno entre 2007 y 2008, es del 10,2 por ciento. Este supuesto no es realista si se considera la verdadera inflación actual y no la dibujada por el Indec.

Durante 2007, los precios reales habrán crecido alrededor del doble del 10 por ciento que nos pretende hacer creer el Gobierno, por lo tanto el verdadero arrastre estadístico hacia el año siguiente se ubicaría aproximadamente en este último valor. Para que sea válido el supuesto presupuestario, los precios deberían mostrar una variación nula entre el 1º de enero y el 31 de diciembre de 2008. Esto no parece posible, si se tiene en cuenta la necesidad de sincerar las tarifas de servicios públicos y otros precios claramente retrasados.

La hipótesis de un crecimiento real del producto bruto interno de un 4 por ciento podría ser algo baja, pero el defecto cuantitativo de este supuesto sería sustancialmente menor que el surgido de la subestimación de la inflación esperada. Corresponde entonces la crítica, ya realizada por LA NACION a presupuestos de años anteriores, de subestimar los recursos para así poder realizar por decreto a lo largo del año nuevas asignaciones discrecionales de gastos cuando la recaudación nominal supera la presupuestada. Este artificio ha sido un arma de captación y dominio político reiteradamente empleada durante la gestión de Néstor Kirchner. Dentro del marco de una supuesta emergencia económica, el jefe de Gabinete contará nuevamente con las atribuciones para asignar los recursos obtenidos por encima de la previsión presupuestaria sin la necesaria rendición de cuentas.

Este proyecto de presupuesto no prevé ningún cambio significativo en la estructura tributaria. La recaudación seguirá apoyándose en el IVA, en Ganancias, en los derechos de exportación y en el impuesto al cheque. Estos cuatro tributos aportarán el 85 por ciento de la recaudación total. Resulta particularmente objetable la inmovilidad de las elevadas alícuotas de los impuestos considerados distorsivos, como son los dos últimos mencionados.

Si hubiera en 2008, como es de esperar, un sinceramiento de los precios de la energía y del transporte, la subsistencia de elevadas retenciones a la exportación con un dólar proyectado a 3,21 pesos sólo sería soportable con precios internacionales mucho más altos que los actuales. Este supuesto es como mínimo audaz, aunque vista la subestimación nominal de los recursos señalada anteriormente, no sería éste problema tan grave como la decisión política de sostener elevados derechos de exportación mientras se postula una caída del tipo de cambio real.

El proyecto de presupuesto tampoco incorpora reformas significativas en la política de gastos. Las partidas globales en remuneraciones y en jubilaciones se proyectan con un incremento nominal del 16 por ciento. Considerando la propia hipótesis presupuestaria de inflación y el crecimiento del número de empleados públicos, se estaría proponiendo un aumento del salario real medio en la administración del orden del 3 por ciento. En el caso de las jubilaciones, el fuerte crecimiento verificado en 2007 en el número de beneficiarios del sistema de reparto, por efecto de la moratoria previsional, determinaría por resultado una reducción proyectada en el ingreso real medio por beneficiario. Es una dura hipótesis, muy difícil de sostener por dos motivos. El primero es que aún está pendiente de cumplimiento la solicitud de la Corte Suprema de Justicia relacionada con el caso Badaro de que se respete la movilidad de los beneficios jubilatorios, largamente postergada. El otro es que la inflación real será mayor que la presupuestada.

El presupuesto de inversión se concentra fuertemente en el Ministerio de Planificación Federal, que con una asignación de 6104 millones de pesos absorberá cerca del 90 por ciento del total. Se intenta atender las inversiones necesarias para paliar la crisis energética.

Por el contrario, el Ministerio de Defensa verá caer nominalmente su partida de inversiones, recibiendo en 2008 sólo 74 millones de pesos. No hay una explicación para esta tan reducida asignación, insuficiente para siquiera sostener la infraestructura edilicia del personal militar. No sólo no hay plan de defensa; tampoco parecería haber una planificación ni estudios serios de prioridades de inversión pública.

Las partidas destinadas a subsidios a empresas privadas, relacionados con los congelamientos tarifarios y controles de precios, crecerán cerca del 17 por ciento. Es un aumento importante, pero inferior al producido en 2007 y sería insuficiente si no se previeran algunos aumentos tarifarios durante 2008. Debería deducirse que la política será de aumentos graduales, aunque insuficientes para recuperar los retrasos ya acumulados.

En síntesis, estamos frente a un proyecto de presupuesto meramente inercial, que no postula cambios ni reformas de significación en las políticas de recursos y gastos. Por otro lado, se ha retornado lamentablemente a niveles de inflación que restan seriedad, validez y eficacia a la presupuestación pública, más aún cuando el propio Gobierno falsea las estadísticas oficiales que se tomaron como base para definir las hipótesis aplicadas.

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24.9.07

- LA IZQUIERDA -



Ser de izquierda








En el pantano de las palabras resbaladizas pero finalmente sospechosas, pocas expresiones son hoy tan insustanciales y volátiles como la que designa la idea de “izquierda”.

Por Pepe Eliaschev
Diario Pefil


En el pantano de las palabras resbaladizas pero finalmente sospechosas, pocas expresiones son hoy tan insustanciales y volátiles como la que designa la idea de “izquierda”. Ser de izquierda, pertenecer a ella, pensar desde ella, compartir una sensibilidad en ese sentido, son hoy dispositivos que deambulan por toboganes jabonosos. Por ellos se desliza gente complicada.

Hay algo mucho peor, todavía: una rica variedad de imposturas, hipocresías y actos viles son racionalizados en virtud de que se perpetran y se justifican en nombre de esa tan mentada izquierda.

La necesidad actual de un debate agudo y frontal sobre esta cuestión queda revalidada por un nuevo y ambicioso libro colectivo, preparado y dirigido por un investigador serio y laborioso, el historiador Horacio Tarcus. No se anduvo con vueltas: la obra denota un esfuerzo impresionante y lleva con digno título: Diccionario biográfico de la izquierda argentina (Emecé, 2007).
Se trata de unas 1500 fichas con la reseña de vidas de izquierdistas muertos, un arco significado por su subtítulo, De los anarquistas a la “nueva izquierda” (1870-1976).




Pienso que en una sociedad poco afecta a las verdaderas confrontaciones de ideas, que son por definición ásperas pero honestas, lo que este Diccionario reclama es, por de pronto, una primera aproximación inequívoca. En sus 736 páginas, Tarcus, que dirigió el trabajo de 29 colaboradores, incluye como expresiones de esa izquierda argentina a numerosos pistoleros, secuestradores y ladrones de bancos, todos los cuales, provenientes de un pensamiento diametralmente opuesto, operaron en su momento bajo la convicción o pretensión de que ejercían la violencia revolucionaria en procura de una nueva sociedad, teóricamente mejor que ésta.

Eso es lo que impresiona y aturde en el libro: como un ¿involuntario? reflejo de lo que sucede en la vida cotidiana argentina, sobre la que pretende intervenir una izquierda arcaica y reaccionaria, el Diccionario de Tarcus, o sea su criterio de inclusión y figuración, revalida lamentablemente la pobreza de un pensamiento que confundía matar vigilantes con afirmar ideas progresistas, asaltar bancos con procurar transformaciones sociales y secuestrar empresarios con propiciar el hombre nuevo.

La pretensión se convierte en una pasmosa enormidad, porque parecería que, para Tarcus, ser “de izquierda” sería, sencillamente, ir contra “el sistema”, de cualquier manera. Así, en el libro desfilan las reseñas biográficas de numerosos exponentes del peronismo, del nacionalismo católico y del antiliberalismo fascistoide, que no sólo jamás leyeron a Karl Marx, sino que incluso nunca se plantearon definirse como marxistas.
De manera minuciosa, el Diccionario considera necesario enumerar las existencias de una larga lista de guerrilleros, incluidos en el mismo volumen junto a variadas expresiones del pensamiento y la acción socialista y comunista. De este modo, emergentes del justicialismo y del catolicismo de los años 60 y 70 ingresan al elenco de esa izquierda registrada.



Para mencionar solo a un puñado, Abal Medina, Arrostito, Baxter, Bettanin, Cabo, Capuano Martínez, Caride, El Kadri, Galimberti, García Elorrio, Habegger, Maguid, Mendizábal, el padre Mugica, Sabino Navarro, Nell, Pujadas, Ramus, Rearte fueron, es cierto, gente de acción y de compromiso total. A muchos de ellos los torturaron y a todos los mataron, pero varios de ellos también habían secuestrado y matado. Es cierto, aunque la gran mayoría murió en acción y otros fueron eliminados fríamente, su accionar no puede ser comparado con la crueldad innoble de los desaparecedores de gente, paradigma del terror de Estado. Pero en aquel listado figuran personas violentas y sanguinarias, tipos militaristas y a menudo impiadosos. Nada demasiado excelso hubiera sucedido si hubiesen triunfado.

No han dejado ni libros, ni documentos que permitan recomponer un supuesto pensamiento propio. No estudiaban demasiado, o al menos no escribían. Vivieron peligrosamente y no pidieron cuartel, ¿los convierte eso en revolucionarios de izquierda?

El libro consumado por Tarcus y su equipo presenta una suprema paradoja. Estos apellidos, asociados de modo explícito a la violencia más descarnada, porque muchos de ellos asesinaron sindicalistas, empresarios, militares y policías, comparten el mismo grueso volumen con Federico Pinedo, Juan B. Justo, Nicolás Repetto, Alfredo Palacios, Silvio Frondizi, Deodoro Roca, Alicia Moreau, José Ingenieros y Héctor P. Agosti, para citar a un grupo de personas cuyos esfuerzos por estudiar y comprender la realidad se patentizaron en una formidable obra cultural hoy mismo vigente o, al menos, propicia para el debate.

A ellos se unen grandes artistas visuales (Castagnino, Urruchúa, Berni, Carpani) y escritores (Barletta, Yunque). ¿Cómo asociarlos con los asaltantes del Policlínico Bancario (1974) o con los verdugos de José Rucci (1973)?
Estamos, pues, ante un loable propósito, con desenlace confuso y extremadamente revelador. El Diccionario de Tarcus parece deleitarse con el recuento pormenorizado de las hazañas guerrilleras de numerosos militantes alzados en armas, cuyas vidas ejercen –claramente– una fascinación dominante sobre el autor, al punto de que prioriza el supuesto testimonio de las armas, por encima de la proyección de las ideas.

La reseña sobre la vida de Paco Urondo, por ejemplo, se lleva diez columnas de texto, mientras que para Pancho Aricó quedan siete y para Juan Carlos Portantiero nada más que cinco, menos espacio –eso sí– que el dedicado a Galimberti, un fascista admirador de Mussolini que terminó haciendo negocios con Susana Giménez y colaborando con la CIA. ¿Izquierda?

El libro es importante porque desnuda un conflicto y una impostura centrales en la propia agenda cotidiana de la Argentina de ahora. ¿Cómo entender, si no, que el sindicato que agrupa a los así llamados “trabajadores de prensa”, la UTPBA, haya incorporado patovicas violentos y golpeadores de periodistas a sus filas, sino como la excrecencia agónica de una oscuridad dramática?
Sin embargo, desde esa UTPBA, un aparato que reivindica gozosamente su admiración por Chávez y Castro, la semana pasada surgieron “batatas” que molieron a golpes a un joven periodista porque osó preguntar en la sede del gremio sobre las razones de un accionar sindical cuestionado.

¿Qué es, hoy, entonces, ser de izquierda?

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22.9.07

- E - MAILS -



Arma mortal

Por Tomás Eloy Martínez
Para LA NACION


Durante una de las últimas alarmas por los atentados de Al-Qaeda en Madrid, el editor en jefe de la agencia de noticias EFE intentó comunicarse con sus redactores por correo electrónico. No pudo. Tenía más de siete mil mensajes basura acumulados en el inbox o bandeja de entrada y, aunque los borraba a toda velocidad, se reproducían a una velocidad aún mayor. La mitad de los mensajes inútiles provenía de un joven empleado de la agencia. Informaba a sus amigos que estaría de viaje hasta fin de mes y que no leería su correspondencia. La otra mitad tenía su origen en un aviso similar de vacaciones enviado por el asesor de una fundación. El editor estaba en la libreta de direcciones de los dos y el mensaje, transformado en un eco sin freno, se multiplicó en los buzones sin que nadie pudiera detenerlo. El inconveniente tardó días en conjurarse, y tanto el redactor como el funcionario, insultados por teléfono en sus retiros de verano, tuvieron que correr al cibercafé más cercano para cancelar el mensaje.

El correo electrónico tiene apenas veinte años de vida, pero es ya una herramienta de diálogo y de negocios tan indispensable que es difícil imaginar la vida sin él. Permite buscar trabajo, inscribirse en las escuelas, recibir cartas de rechazo, comprar pasajes, organizar conferencias, aconsejar sobre tratamientos médicos, corregir exámenes, pedir préstamos, ofrecer disculpas, saber qué hacen los amigos en otras orillas del mundo. También es una fuente inagotable de malentendidos, amores clandestinos y dolores de cabeza.

Desde el principio, además, ha sido terreno propicio para la delincuencia. No hay habitante del espacio virtual que no haya recibido siquiera una vez, por más filtros y alertas que ponga en su sistema, ofertas de programas piratas, películas que no han sido estrenadas, recitales de música que se oyeron sólo una vez, por no mencionar los accesos a sitios de pornografía y a fiestas eróticas con trillizas. Cualquier demostración de interés en esos comercios o en medicinas para el problema que sea –la depresión, el exceso de peso, la apatía sexual– puede caer aplastado por un diluvio de anuncios de la misma índole. Un sitio está ligado a otro, y éste a diez más, o a cien. El mundo virtual nunca duerme. Cuando es noche cerrada en Australia o Indonesia amanece en Chile y en California.

Los e-mails son más vulnerables y accesibles que los viejos mensajes postales. Un hacker curioso puede abrir la correspondencia mejor guardada y exponer a la luz todos los secretos. Al menos una vez a la semana recibo mensajes enviados desde mi propio correo en los que me recuerdo a mí mismo amores ardientes que no he tenido, gano premios que no he ganado, me abrazo con amigos a los que no conozco, en lugares a los que nunca he ido. Un hacker podría seguir el hilo de esas cartas y, remontándose a la primera de todas, descubrir quiénes son el yo que, sin ser yo, me las hace llegar.

La mayoría de estos enigmas están aclarados en Send (Enviar), un manual de 250 páginas publicado a comienzos de septiembre en Nueva York. El comedido subtítulo lo presenta como “guía esencial para los e-mails en la oficina y la casa”. Y en verdad lo es. Abunda en lecciones de gramática, en datos históricos, en reflexiones sobre la conducta humana y en consejos para evitar errores fatales. A primera vista podría confundirse con un libro de autoayuda, pero va mucho más allá. Es una piedra de Rosetta en la que pueden leerse las drásticas y rápidas mudanzas que están sufriendo los signos en esta primera década del siglo XXI. Sus autores son David Shipley, editor de la página de Opinión de The New York Times, y Will Schwalbe, vicepresidente de la editorial Hyperion.

Desde el arranque mismo de Send se enumeran los errores letales en que incurren los que envían e-mails sin pensarlo dos veces, al correr de las teclas. Ese es el riesgo. Una vez que se pulsa la orden de enviar ya no hay regreso. No se puede quemar el buzón ni suplicarle al cartero que no entregue el sobre. Los mensajes virtuales son como la muerte, el clic de Pandora, según los llama la periodista Janet Malcolm.

Dante podría haber trazado un mapa nuevo del infierno con los pecados que se cometen por e-mail. Shipley-Schwalbe llevan al primer círculo los mensajes de jefes abusivos que les cobran a sus secretarias las cuentas de tintorería porque les mancharon los pantalones con ketchup o café, y al segundo las cartas imprudentes de empleados que preguntan a sus contactos permanentes de correo por el teléfono de una tal Rosa de Nor’wester Corp., con lo que desatan una cascada de preguntas y de mensajes telefónicos insolentes en la casa de Rosa. Y así. En el quinto círculo aparecen los esposos infieles, a los que sus mujeres descubren por una foto delatora que les llega por e-mail, o por un intercambio de mensajes fogosos con tal o cual compañera de trabajo.

Hay cientos de matrimonios disueltos por un clic de Pandora apretado con imprudencia. Más en lo hondo del infierno están los espionajes legales de los servicios de inteligencia a los correos privados de los ciudadanos, y la revelación electrónica de un soborno político o de una fuente informativa. Al-Qaeda y Osama ben Laden también son protagonistas de la historia. El origen de sus dineros y dos o tres de sus conspiraciones fueron rastreadas y abortadas gracias al espionaje de sus e-mails.

Send está lleno de curiosidades para los usuarios. Informa, por ejemplo, que el primer e-mail de la historia fue enviado por el Pentágono desde la Universidad de Los Angeles a la de Stanford. Decía solamente “Lo”. Esas dos primeras letras de Login (conectar) fueron las únicas en llegar a destino antes de que la computadora se atascara. Otro dato curioso, revelado en 2005 por dos investigadores del MIT, señala que, mientras que el 90 por ciento de los mensajes llegan en cinco minutos, el resto queda varado durante meses en el espacio virtual de ninguna parte.

El universal signo @, que separa el nombre del usuario del sitio de Internet donde está ubicado su correo, se designa de manera diferente en casi todos los idiomas. En español es arroba, por la vieja unidad de medida y de masa; en inglés es at, la preposición que indica un lugar; en hebreo es shablul, que significa caracol; también se llama caracol en italiano, chiocciola; kukac o gusano en húngaro; y Xian Lao Shu o ratoncito en el mandarín de Taiwan.

El jueves 13 de septiembre, cuando mi vecino Murray Steinberg celebraba el Año Nuevo judío, le llevé de regalo un ejemplar de Send. La familia de Murray es numerosa: cuatro hijos, dos nueras, tres nietos. Me sorprendió verlo comiendo solo en la penumbra del comedor. Le advertí que estaba de paso por sólo unos minutos y le entregué el libro. Casi me lo tiró por la cabeza. Me contó que había estado llevando un diario en el que escribía todo lo que pensaba. Ese día, aprendiendo el lenguaje de los e-mails, copió fragmentos del diario para mandárselos a sí mismo, con la idea de que si los ocultaba con una contraseña estarían más seguros. Oprimió la tecla equivocada y se los envió a toda la familia. Fue un error tonto y fatal. Al abrir sin querer la caja de Pandora, todos los males de su vida secreta le cayeron encima.

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21.9.07

- COMFER -


La inacción del Comfer

En sectores cada vez más amplios de nuestra sociedad existe un creciente descontento por los contenidos degradantes de muchos programas televisivos y radiofónicos del medio local y también por la baja calidad del lenguaje que se utiliza en ellos.

Las múltiples variantes de lo que se ha dado en llamar genéricamente el reality show suelen incluir escenas o situaciones procaces y hasta obscenas, acompañadas invariablemente con la utilización de un vocabulario grosero y soez. Algo similar puede decirse, globalmente, de ciertas producciones dedicadas al puro entretenimiento o basadas en la participación de artistas o pseudoartistas que compiten entre sí y de algunos programas televisivos, equivocadamente denominados "magazines del espectáculo", que no reparan en exhibir escenas descaradas a toda hora.

Parecería que muchos productores de televisión consideran que el camino más seguro para obtener un nivel aceptable en materia de rating es el que pasa por la apelación a lo ordinario o indecente, muchas veces bajo el disfraz de lo transgresor, al igual que al humor chabacano o de mal gusto.

Entre las muchas y fundadas críticas que se le formulan al Comité Federal de Radiodifusión (Comfer), que tiene la misión de controlar el funcionamiento de las emisoras de radio y TV, figuran las que le reprochan su excesivo permisivismo respecto de las faltas durante el horario de protección al menor. Se afirma que las multas que aplica el organismo para sancionar la inconducta de los concesionarios que administran emisoras son, en realidad, medidas inocuas que no producen ningún impacto en el presupuesto de las empresas infractoras.

En los últimos años, la Sindicatura General de la Nación (Sigen) ha cuestionado al Comfer por sus "excesivas demoras en el proceso de tramitación de los expedientes sustanciados para la aplicación de las sanciones originadas por infracciones cometidas en las respectivas emisiones". Esto implica, en efecto, que el Comfer no cobra las multas que aplica o las cobra tardíamente. Se observa que tampoco realiza un seguimiento de las infracciones que cometen los canales de la TV abierta o de cable, y las emisoras radiofónicas de AM y FM. El organismo carece, por ejemplo, de un registro confiable de las infracciones cometidas en el sector con anterioridad a 2002.

La Sigen subraya que el Comfer confecciona con incomprensible demora las boletas de cobro de las multas, razón por la cual suelen transcurrir plazos exageradamente prolongados entre el momento en que la infracción se produce y el día en que se hace efectiva la pena. En fuentes cercanas al Comfer se alega que la excesiva demora en el cobro de las multas obedece a que el procedimiento legal vigente confiere a los infractores sucesivas instancias y recursos, cuya tramitación determina que el régimen de penas resulte, finalmente, tan lento como ineficaz.

Sea cual fuere la razón, lo cierto es que la sociedad argentina está fuertemente preocupada por la influencia cada vez más negativa que los medios electrónicos de consumo masivo -principalmente la televisión- ejercen sobre la formación cultural y moral de las franjas más vulnerables de la población, en las cuales corresponde incluir muy especialmente al sector de los niños y los adolescentes.

Según un sondeo realizado por la consultora Ipsos-Mora y Araujo, el 88 por ciento de los argentinos considera que la TV abierta no ayuda en lo más mínimo al esfuerzo que el Estado despliega para formar y educar a los menores y el 72 por ciento opina que el país vive una situación muy preocupante por el efecto degradante de los mensajes televisivos en la educación general de los argentinos.

Entre el 85 y el 90 por ciento de la población se adhiere, de acuerdo con ese sondeo, a la idea de que es necesario evitar que la televisión continúe exhibiendo contenidos moralmente dañinos en el horario en que los niños están frente al televisor, sobre todo en materia de sexo y violencia. También existe consenso en que debería evitarse, en esos horarios, el uso de un lenguaje vulgar y hasta destructivo para la moral y las buenas costumbres. No es menor la preocupación que se advierte por la difusión frecuente de mensajes y contenidos que alientan la discriminación entre las personas o promueven las adicciones autodestructivas.

La impresión que prevalece, en definitiva, en la población es la que muestra a una televisión por completo indiferente a las advertencias o sanciones que el Comfer formula o impone para combatir las recurrentes oleadas de inmoralidad, chabacanería y mal gusto. La opinión pública clama para que esta situación se revierta y para que el organismo cumpla con seriedad y eficacia, de una vez por todas, con la importante responsabilidad que la ley le ha asignado. Está en juego uno de los valores más altos que una nación debe preservar: el destino cultural y educativo de sus generaciones futuras. "Argentinos, a las cosas", dijo alguna vez un ilustre pensador del siglo XX. No está mal recordar esa exhortación a dejar la retórica y pasar a la acción.

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20.9.07

- ANTICUARIOS -



Feria de anticuarios 2007

Vuelven a reunirse los anticuarios y galeristas más prestigiosos del país. Organiza la Asociación Amigos del Museo Nacional de Arte Decorativo


La Asociación Amigos del Museo Nacional de Arte Decorativo (AAMNAD) organiza la 3ra edición de FERIA DE ANTICUARIOS, el evento más esperado entre los coleccionistas de artes decorativas. Se llevará a cabo del 8 al 16 de septiembre del corriente, en el Palais de Glace (Palacio Nacional de las Artes – Posadas 1725), en pleno circuito turístico de Recoleta, en la Ciudad de Buenos Aires.

La misión principal de la AAMNAD al organizar esta Feria es promover la conservación, la restauración y la expertización de los objetos de arte decorativo, y a la vez impulsar la profesionalización del medio y el reconocimiento de la importancia de estos bienes culturales en el patrimonio social. Asimismo, este evento se realiza para colaborar económicamente con el sostenimiento del Museo y la puesta en valor de las colecciones que le fueron donadas, para poder exhibirlas al público.Presidida por el stand del Museo Nacional de Arte Decorativo (MNAD), la muestra ocupará la magnífica planta circular del Palais de Glace con 30 expositores, un Museo invitado y el Shop del MNAD.

También contará con una confitería y sala de video.La FERIA DE ANTICUARIOS 2007 reúne a los anticuarios y galeristas más destacados de la Argentina. Los rubros que presenta son objetos de arte decorativo en general como muebles, luminarias y adornos, así como joyas, textiles, libros, relojes, arte étnico de época y bellas artes hasta la década del ’70. Las cualidades que caracterizan a la FERIA DE ANTICUARIOS son las siguientes: Como las ferias más destacadas del mundo, cuenta con un Comité de Fiscalización integrado por expertos que analizan las piezas que cada expositor presenta, de modo de certificar el origen y la época de cada una. Es la única Feria argentina que cuenta con esta característica.Tiene el compromiso de difundir la cultura y el cuidado del patrimonio.


Siendo la AAMNAD el ente organizador de la Feria de Anticuarios, no se agota en el mero objetivo de mostrar al público visitante las maravillas del arte decorativo que los expositores presentan para su venta, sino que especialmente busca contagiar la valoración de nuestro patrimonio, símbolo de nuestras raíces culturales.Asimismo, cuenta con un Programa de Extensión Cultural que abarca diferentes temas vinculados con las Artes Decorativas y el Cuidado del Patrimonio, preparado especialmente en cada edición, y con visitas guiadas en todo el ámbito de la Feria, lo cual permite al público interiorizarse y apreciar diferentes estilos, épocas y técnicas que se utilizaron en el pasado, según un determinado momento histórico y un lugar.

La FERIA DE ANTICUARIOS 2007 cuenta con el auspicio de la Secretaría de Cultura de la Nación y del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


* * *

Hasta aquí la info de la Feria. Se cobran $16.- de entrada en un sitio público que depende expresamente de la Secretaría de Cultura de la Nación. No nos parece bien que se itilice el Palais de Glace a ese precio y que además se lo auspicie desde la CABA, cuando se pregona la ”inclusión social en la cultura”. Ya que se trata de un negocio privado, sería más conveniente que arrendasen un predio y allí sí podrían cobrar la cifra que se les ocurra.“Cada cosa en su lugar y un lugar para cada cosa...”

Ricardo A. CARRASQUET

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19.9.07

- LAS INMIGRACIONES -



Inmigraciones indigestas

Por René Balestra
Para LA NACION

Caricatura: Alfredo Sabat

“No reír, no llorar, no detestar, sino entender.” Spinoza

No se necesita ser nutricionista para saber que todo proceso de asimilación es complejo. El organismo personal y los organismos sociales necesitan un desarrollo para asimilar lo ajeno. La pepsina es la sustancia que facilita la incorporación plena. Los jugos gástricos –dentro de cada uno de nosotros– realizan la tarea.

Esta dificultad orgánica se acrecienta cuando se trata de las sociedades. Desde los más remotos orígenes, la historia de incorporar como propios a los recién llegados ha generado una cadena de sufrimientos incontables. Los problemas inmigratorios contemporáneos tienen raíces antiguas, pero suman a lo sabido una actitud inédita: decenas, centenares de miles de personas que se trasladan desde sus lugares de origen pretenden seguir conservando las costumbres originarias y se resisten enconadamente a incorporar las de los países a los cuales emigran. Esto es de una absoluta y dramática realidad.

No sólo no hay afán de mimetizarse con las sociedades que los han recibido, sino incluso una deliberada intención de rechazo hacia los valores de los dueños de casa. El XIX y el XX fueron siglos migratorios. América y Oceanía cambiaron como un guante dado vuelta del revés, al impulso de millones de inmigrantes originariamente europeos, africanos y asiáticos.

Pero esa inmigración, que llamaremos clásica, era una inmigración distinta de la que genera las agudas indigestiones de nuestros días. Esos inmensos contingentes, impulsados por el viento que siempre sopla detrás de los desplazamientos y que es el afán de mejorar el horizonte de la vida personal o familiar, tenían también el deseo de incorporarse a las nuevas patrias. Para ellos, el porvenir estaba en los lugares a los cuales se dirigían y el pasado en las comarcas que dejaban. La novedad absoluta de nuestro presente está en que millones de personas pretenden llevar consigo sus comarcas de origen y ambicionan, no un injerto, sino un trasplante.

José Luis Romero dividió la historia argentina en tres grandes capítulos: la era colonial, la era criolla y la era aluvional. Esta última fundó la Argentina moderna; la actual. El señalaba de qué manera en el país de nuestros días subsisten resabios, impulsos, costumbres de las épocas anteriores, todavía vivas. La época aluvional es la del ingreso millonario de inmigrantes que en su totalidad tuvieron un desesperado afán de asimilación a la geografía y a las costumbres del país.

Para ejemplificar ese anhelo, bastaría citar Los gauchos judíos, de Alberto Gerchunoff, en su Entre Ríos natal. Pero no es el único caso. Nuestro país, seguramente por haber sido originariamente un territorio semivacío, consiguió asimilar a millones. Un arma formidable para esa incorporación casi oceánica fue la escuela sarmientina. Todos fuimos recién llegados y no encontramos, al arribar, estructuras sociales resistentes y preexistentes.

Al contrario de nuestro caso, las sociedades milenarias muestran rechazo al ajeno. Es el caso presente de Francia, Alemania, Holanda, España, Italia e Inglaterra.

Esa avalancha millonaria de inmigrantes no genera los problemas que genera solamente por no ser aceptada con plenitud por las sociedades a las que llega. También forma parte del problema la actitud de los que arriban. Esto es necesario consignarlo, porque si no nos salteamos la mitad del problema. Los abogados con experiencia suelen decir que no existen divorcios que no sean por culpa concurrente, aunque el grado y el monto de las culpas de las partes sean distintos. Estados Unidos protagoniza en nuestros días un intento imposible: negar la imparable realidad. Desde la Muralla china, todas las murallas han fracasado finalmente.

En el imaginario ruedo taurino de nuestro mundo, el toro de Mihura que tenemos que enfrentar son estos millones de excluidos, de marginados, de ajenos, que viven en sociedades que no los terminan de aceptar. Las causas son múltiples y las culpas son compartidas, aunque algunos tengan la parte del león en esas responsabilidades. Lo que no se debe ni se puede hacer es lo que por desgracia se hace cotidianamente: intentar esquivar el problema, que es inmenso, con lugares comunes, con frases hechas, con estereotipos de haraganería mental. No existe un campo totalmente inocente y el otro totalmente culpable. Sería demasiado simple. Porque la madre del borrego, el nudo o la raíz del problema, está en el prejuicio: prejuicio que vive en ambas partes. No sólo está el prejuicio de los franceses, lugar común machaconamente repetido por todas las bocas y las plumas del mundo, después de los incendios y de los desmanes en los arrabales de París. Etimológicamente, “prejuicio” significa ‘anterior al juicio’, es decir, a la razón. Esto quiere decir que la prevención o la manía contra lo ajeno, contra el distinto, nos maneja desde el inconsciente, desde los socavones del alma. Y nos maneja a todos: a tirios y a troyanos. Atraviesa las épocas, los países, las ideologías, las razas, y vive lozano en el repertorio mental de cualquiera.

Como un ejercicio interactivo con los que hasta aquí han tenido la amabilidad de leernos, queremos hacer algunas consideraciones con afán reflexivo.

La Cuba de Fidel Castro tiene más de cuarenta años y, por boca de Castro y de sus fervorosos seguidores, es la patria o el paraíso social, ya que no económico, por culpa –según ellos– del único culpable. Cuba tiene una gruesa capa de su población de raza negra. Aparte de los deportes y de haber sido mandados a morir a Angola, ¿cuántos negros son ministros, embajadores, rectores de universidad? Retengamos la dimensión del ciclo histórico; cuarenta años. Hubo tiempo de sobra, si se hubiera querido, para innovar. Brasil es una potencia económica que en estos momentos está gobernada por un progresista ex dirigente obrero. Sus gobernadores, sus embajadores, sus rectores de universidad, sus ministros no reflejan numéricamente la composición étnica de su población. Pelé y un ministro de Cultura que viene de la canción y de la música popular pueden significar –junto a otras excepciones que confirman la regla– un paralelismo atenuado con los atletas norteamericanos que ganaban medallas olímpicas en las décadas del 20 y del 30 del siglo pasado, mientras los hermanos de esos deportistas negros ocupaban los últimos asientos del transporte público y no podían hospedarse en ciertos hoteles. Los transportes, los hoteles y los lugares públicos están abiertos en Brasil de par en par para ellos. Esos puestos y esos cargos tampoco están prohibidos, para ser ocupados, en ninguna ley. Pero decenas de millones de esos brasileños no han encontrado todavía la ubicación que les correspondería en ciertos y determinados espacios de su sociedad.

Y nosotros, los argentinos, casi campeones mundiales en la declamación verbal de los derechos humanos y en el respeto teórico intangible a la igualdad, deberíamos inventariar con escrúpulo la cantidad de extranjeros que actúan integrados en todos los niveles de nuestra sociedad. Pero no los franceses, alemanes, ingleses, italianos, españoles, norteamericanos, polacos o suizos, sino los paraguayos, los peruanos, los bolivianos. Tenemos centenares de miles de estos últimos viviendo entre nosotros.

Conclusión: el problema social de la asimilación del ajeno es enorme, complejo y difícil. También es universal. Lo ha sido siempre y en nuestros días –por razones de escala– lo es más. Dos cosas son absolutamente necesarias: tener la voluntad de enfrentarlo con el deseo legítimo de resolverlo o al menos atenuarlo y saber, por la naturaleza de su origen y por su hondura y magnitud, que todos estamos involucrados en la inmensa tarea. © La Nacion

El autor es profesor universitario. Director del Doctorado en Ciencia Política de la Universidad de Belgrano

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16.9.07

- CELIBATO -



Celibato: ¿De eso no se habla?

Se estima que más de 150.000 sacerdotes en todo el mundo --de un total de unos 400.000--dejaron los hábitos por una mujer. En la Argentina, se calcula que son cerca de 1000. Aunque para la Iglesia el celibato es sagrado, voces internas y externas buscan abrir el debate

Por Teresa Bausili
Enfoques -LA NACIÓN



El padre Sante Sguotti fue el último en echar leña al fuego de un debate que de manera recurrente recorre los nervios de la Iglesia hasta el corazón del Vaticano. Anunció días atrás a los fieles del poblado de Monterosso, cerca de Padova, en Italia, su amor por una mujer separada. De inmediato el espinoso tema del celibato sacerdotal asomó otra vez a la superficie, con más ecos mediáticos que resonancias en los pasillos del Vaticano, es cierto.

Es que pocos asuntos exasperan tanto a la Santa Sede. De hecho, la respuesta del Vaticano cada vez que la cuestión cobra estado público y se alza como un signo de interrogación que apela a la más alta jerarquía de la Iglesia es, siempre, terminante: la norma que prohíbe el casamiento de los curas no se discute. Lo reiteró el papa Benedicto XVI esta semana en Austria, donde la edad promedio del clero es de 64 años y la escasez de sacerdotes empujó al movimiento progresista Wir sind Kirche ("Nosotros somos la Iglesia") a exigir al Pontífice la supresión del celibato obligatorio. Pedidos como éste no son infrecuentes. Asoman de tanto en tanto por todo el mundo católico. De hecho, el tema es causa de no pocas divisiones en la Iglesia, de deserciones y de acaloradas discusiones desde hace casi tantos años como los que tiene la prohibición.

Aunque no existen cifras oficiales, se estima que más de 150.000 sacerdotes en todo el mundo -de un total de unos 400.000- dejaron los hábitos por una mujer. Lo dice, entre otros, Clelia Luro, viuda del combativo obispo Jerónimo Podestá y presidenta honoraria de la Federación Latinoamericana de Sacerdotes Casados, que forma parte de la Confederación Internacional de Curas Casados (fundada en Ariccia, Italia, en 1985).

Luro no se anima a arriesgar cifras sobre la Argentina, pero sostiene que el porcentaje sería similar al que exhibe el panorama mundial. Miguel Angel Broggi Carranza, quien durante 24 años -hasta que se enamoró de Marta, su esposa- fue cura en la diócesis de Santa María, en Córdoba, tiene otros cálculos. Fundador del centro Verdad en Libertad, que intenta brindar unión y apoyo a los sacerdotes casados del país, Broggi estima que en la Argentina hay cerca de 1000 curas que colgaron la sotana, aunque sólo contabilizó 500.

Bendición, no pecado

Existen organizaciones similares en muchos países, como Tiempo de obrar, tiempo de hablar, en España, Vocatio ("Vocación"), de Italia, y Rumos ("Rumbos"), en Brasil, donde un informe reciente determinó que el 41 por ciento de los sacerdotes infringió el celibato, aun estando en ejercicio de su ministerio. Para escándalo de la Iglesia argentina, fue algo similar lo que ocurrió con Podestá, obispo de Avellaneda entre 1962 y 1967.

"La llegada de Clelia a mi vida es una gracia de Dios y no un pecado", repetía el obispo a quien quisiera escucharlo. En una época de creciente agitación política, este defensor de la Teología de la Liberación protagonizó una historia de amor tan audaz como no conocía el país desde el trágico romance entre Camila O Gorman y el presbítero Ladislao Gutiérrez, ambos fusilados en 1848. El "obispo rojo" -como lo llamaba Onganía- conoció a Clelia en 1966, a los 45 años, cuando para muchos estaba llamado a convertirse en cardenal primado. Ella tenía 39 años, seis hijas y un divorcio a cuestas. Se integró a su diócesis como su secretaria, primero, y como su compañera de vida y de lucha, después.

Luego de varios cruces con el Vaticano, y tras negarse a romper su relación amorosa, en 1972 Podestá fue finalmente suspendido "ad divinis". Así y todo, siempre reivindicó su condición sacerdotal (que de hecho nunca se pierde) e incluso continuó celebrando misa en el patio de su casa, entre amigos. Hasta su muerte, siete años atrás, continuó también con su prédica a favor del celibato opcional. Ahora, su viuda opina que ella fue simplemente una excusa. "La figura de Jerónimo molestaba en el país porque denunciaba las injusticias sociales, porque hablaba de derechos humanos y de libertad de conciencia", afirma Clelia desde su vieja casona de la avenida Gaona, la misma donde vivió con Jerónimo tras regresar del exilio en 1982.

En realidad, casos polémicos en relación con el celibato nunca faltaron. Uno de los más explosivos de los últimos tiempos es el del arzobispo africano Emmanuel Milingo, que el año pasado presentó su asociación Married Priests Now! ("¡Sacerdotes Casados Ya!") con el objetivo de promover la eliminación del celibato. Casado, arrepentido y arrepentido del arrepentimiento, Milingo provocó la furia del Vaticano al ordenar como sacerdotes a otros cuatro religiosos también casados. En 2001, el ex arzobispo de Lusaka (Zambia) se casó con una acupunturista de origen coreano, María Sung, en una ceremonia oficiada por la secta Moon. Unos meses después anuló su matrimonio para recuperar su relación con Juan Pablo II, para poco después volver a reivindicar su compromiso con Sung.



* * *


"Creo que de acá a 10 años vamos a ver curas casados -aventura Roberto Di Stefano, historiador especializado en catolicismo-, pero va a suceder de a poco. La primera medida, motivada por la escasez de clero, va a ser empezar a ordenar hombres casados. Eso sí: no sucederá con este Papa, que es un papa de transición".

Que a la Iglesia le falta sangre nueva es una realidad insoslayable. Según el último informe de las Obras Misionales Pontificias, si en 1978 -año en que Juan Pablo II fue designado Papa- había un sacerdote por cada 1800 católicos, en 2004 había uno por cada 2700.

La Argentina no es excepción. No se sabe a ciencia cierta cuántos sacerdotes hay en ejercicio -las últimas estadísticas de la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA) son del año 2000 y hablan de 5648 curas para atender unas 11.500 parroquias-, pero se sabe que, en los últimos 10 años, las vocaciones sacerdotales cayeron un 20 por ciento en nuestro país. La obligación del celibato es la explicación que más se cita.

"Esta es una opción de vida que me ha hecho pleno en la entrega a Dios y a los demás. Sostener su supresión es tan ridículo como pedir la abolición del matrimonio por la evidencia de tantas rupturas", dice el padre Guillermo Marcó, director de la Pastoral Universitaria del Arzobispado de Buenos Aires. Las deserciones sacerdotales, asegura, no son tantas como los fracasos matrimoniales, producto, dice, de la falta de compromisos para toda la vida. "Porque el compromiso del celibato es comparable con el compromiso matrimonial. Claro que es más fácil cuestionar el celibato que el matrimonio".

Si bien en términos oficiales la Iglesia no parece dispuesta a abrir el debate, internamente la discusión existe aunque aún no logra instalarse. La hermana Liliana Marzano, presidenta de la Conferencia Argentina de Religiosas y Religiosos (Confar), que nuclea a 217 de las 395 congregaciones de nuestro país, lo expresa a su manera: "La castidad es un voto para el amor, para tender puentes hacia muchas personas, para llegar a donde otros no pueden por estar en cosas más concretas. De todas formas, también creo que hay que poder replantearse en la Iglesia el tema del celibato sacerdotal. Creo que nos debemos la posiblidad de debatir el que sea optativo y no una condición sine qua non para el ejercicio del ministerio."

Carlos Avellaneda, de 52 años, párroco de Nuestra Señora de la Guardia, de Florida, y formador de seminaristas durante 15 años también cree que el celibato aún hoy es importante. "Un cura de antes te decía que se hacía cura para trabajar por Dios. Entre los chicos de hoy, en cambio, escuchás cosas como ´yo me hice cura para ser feliz ". Lo que sucede, explica, es que vivimos "en una cultura muy egocéntrica y narcisista, que busca la gratificación inmediata."

Otra, muy distinta, es la opinión del padre José Amado Aguirre, cordobés, abogado y ex juez de los tribunales eclesiásticos. La suya es una voz desde el interior de la Iglesia a favor del celibato opcional. A su entender, los curas tienen derecho a formar familia porque "teológicamente no se puede pretender dar más ´jerarquía sobrenatural al celibato que al sacramento del matrimonio". Y menos aún, dice, "se puede pretender exigir como condición excluyente el celibato obligatorio para obtener la ´vocación sacerdotal . Esto sería, y es, en lenguaje forense, un chantaje".

Otros tiempos

Una de las principales razones por las que el celibato genera tanta polémica radica en que esta tradición no constituye un dogma de fe, sino una medida disciplinar. ¿Qué significa esto? Básicamente, que la Iglesia lo podría cambiar si así lo quisiera. De hecho, en los primeros siglos del cristianismo, el celibato no era una exigencia. Casi todos los apóstoles y sus discípulos fueron hombres casados y en los evangelios no hay indicación alguna al respecto (San Pablo sí recomienda elegir para obispo "a hombres de una sola mujer"). También hubo papas casados

"Recién con el concilio de Letrán, en el siglo XII, se establece que el matrimonio de un clérigo es inválido", señala Roberto Di Stefano. ¿Por qué? Los siglos XI y XII, explica, son testigos de la lucha entre el poder secular, del emperador, y el poder de la Iglesia. Esta última pelea por su autonomía y quiere evitar a toda costa que sus propiedades pasen a manos laicas. Y la mejor forma de hacerlo era mediante el celibato, que evitaba la descendencia y, con ella, la posible transmisión hereditaria de esos bienes eclesiásticos.

Más tarde, en el concilio de Trento (1545-1563), dice Di Stefano, la exigencia del celibato se vuelve a afirmar, pero la motivación, señala, ya no es económica, sino que ahora se busca separar a fieles y clérigos por medio del establecimiento del carácter sacramental de la ordenación sacerdotal. De acuerdo con el historiadior, uno de los problemas de la Iglesia en esa época era la corrupción del clero, además de la poca diferenciación que existía entre clérigos y fieles: algunos sacerdotes iban a cazar, se vestían igual que el pueblo, se inscribían como mercenarios en ejércitos, tenían distintos oficios (de carniceros a abogados). De modo que se intentó crear un nuevo clero, y para ello se declaró que la ordenación sacerdotal tenía la fuerza de un sacramento. Se establecía así un abismo insalvable entre laicos y clérigos.


* * *


De haber podido casarse, ¿hubiera seguido siendo cura? Delfor "Pocho" Brizuela no duda: "Claro que sí". El mismo hombre que asoma ahora a la arena política de La Rioja, como candidato a intendente de la capital provincial por el oficialismo, un año atrás dejó helados a sus fieles de la parroquia de El Chamical, un pueblo riojano de 14.000 habitantes. En plena misa anunció su retiro porque, explicó, se había enamorado de una mujer, docente, separada y madre de dos adolescentes.

Lejos de poner el grito en el cielo, la mayor parte de los feligreses aplaudió su sinceridad. "La gente tomó mi decisión con naturalidad, porque que el hombre y la mujer estén juntos es el orden natural", señala Brizuela, para quien "ser sacerdote y padre de familia son cosas perfectamente compatibles. De hecho, asegura que en el pueblo lo siguen llamando padre, le preguntan sobre la Biblia y le piden su bendición. "La Iglesia como institución podría abrir la discusión del celibato, pero sus tiempos son muy lentos", añade.

En realidad, desde hace unos 15 años que la Iglesia cuenta con cientos de sacerdotes casados entre sus filas. Se trata de aquellos curas anglicanos que, descontentos con la ordenación de mujeres en su confesión, se convirtieron al catolicismo. Muchos de esos curas anglicanos estaban casados, pese a lo cual Roma no les puso impedimentos para jurar obediencia al Papa.

En rigor, el celibato sólo es obligatorio en la Iglesia Católica que practica el rito latino. Porque la misma Iglesia Católica, en aquellos países donde predomina el rito oriental (el Líbano, Egipto y Armenia, entre otros), ordena sacerdotes a hombres casados (una vez ordenados ya no se pueden casar, y deben ser célibes para ser obispos).

En la Argentina hay unos 700.000 maronitas . Su obispo, Charbel Mehri, de origen libanés e integrante de la Conferencia Episcopal, señala que, aunque tienen libertad para casarse, la mayoría de los sacerdotes maronitas elige ser célibes. "La gente los aprecia más. Los ve como personas consagradas íntegramente a Dios, que no tienen que dividir su tiempo entre la parroquia y la familia", dice.

A esto alude Damián Rodríguez Alcobendas, de 50 años y sacerdote desde hace 26, al afirmar que él se hizo cura para consagrarse "100 por ciento a Dios". Y añade, respecto del celibato opcional: "Hay una pregunta que pocos se hacen y es quién mantendría a la familia del cura, quién pagaría por el colegio de sus hijos, por ejemplo. ¿La parroquia? ¿El propio cura? En ese caso el sacerdote tendría que salir a trabajar, y entonces tendríamos un cura part-time ."


* * *


Desde que dejó el sacerdocio, a fines de los 60, Alejandro Mayol cultivó el perfil bajo, sin siquiera participar de los movimientos de curas casados. "Lo suyo había sido un escandalete tras otro dentro de la Iglesia, y prefería no abrir un nuevo frente de choque", explica Beatriz, su mujer, en la casa que ambos comparten en Villa Martelli. Los "escandaletes" a los que se refiere se resumen, en realidad, a ciertas actitudes "transgresoras" para la época: Mayol tocaba la guitarra en misa, tenía un programa de televisión (Trampolín a la vida, que se emitía por canal 7) y, más "grave", llegó a publicar una nota titulada "Iglesia, ¿corset del hombre nuevo?" en una revista que él mismo impulsaba (pero que tuvo que dar de baja tras esa controvertida publicación). Sin embargo, como en el caso de Podestá, de Broggi Carranza, de "Pocho" Brizuela y de tantos otros, el escándalo mayúsculo fue el haberse enamorado.

Cuando se conocieron, Beatriz acababa de terminar el colegio, quería ser periodista y comulgaba todos los días en la iglesia de San Telmo, donde Mayol era cura. Ella también tocaba la guitarra y participaba en coros. Juntos iban a misas de universitarios, a la capilla del Instituto del Cáncer, a las reuniones de la JUC, y en 1966 comenzaron a cursar la carrera de Sociología. Se casaron en marzo del 69, y años después Alejandro pidió al Vaticano lo que se llama reducción al estado laical.

Mayol continuó con sus grandes pasiones, la religión y la música, escribiendo temas de corte religioso y produciendo obras musicales ("La Pasión según San Juan", por ejemplo, se representa en Madariaga desde hace 22 años). Pero, padre de cuatro hijos, había bocas que alimentar, así que hizo de todo, desde atender un negocio que vendía pececitos hasta ocupar un cargo en la secretaría de Cultura de Florencio Varela.

¿Qué piensa del celibato? "¡Ahora estoy de acuerdo!", dice Mayol, y suelta una carcajada. Después se pone serio y aclara: "El celibato tiene una enorme grandeza, y hay gente que lo lleva con mucha dignidad. Pero no es algo que esté hecho para todos, y de hecho la Iglesia está perdiendo gente valiosísima por este tema. Sinceramente creo que debería ser opcional".

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15.9.07

- ROBOS -



Museos en alerta


Nuestros museos se encuentran en razonable y justificado estado de alerta. No es para menos; durante los últimos meses varios de esos reservorios han sufrido robos que les han provocado sensibles pérdidas patrimoniales sin que hasta la fecha se haya podido dar ni con los objetos de esas rapiñas ni con los culpables de esos delitos.

Tal situación, obviamente de gravedad extrema, impone que el Estado arbitre las medidas y los recursos indispensables para que esas instituciones de la cultura puedan contar con sistemas de seguridad confiables y, en lo posible, inexpugnables.

La "incursión museológica" de los malhechores, cuya profesionalidad y conocimiento del terreno llamó la atención de expertos y profanos, empezó por el Museo Histórico Nacional, en el porteño parque Lezama. Allí, violentaron una vitrina para apoderarse del reloj que le había sido obsequiado a Belgrano por el monarca británico Jorge III y que el prócer, a su vez, en el lecho de muerte le entregó a su médico de cabecera, el escocés Joseph Redhead, porque, a falta de otros recursos, quería retribuirle sus servicios.

El Museo Histórico Provincial Enrique Udaondo, de Luján, tuvo que cerrar sus puertas al público por motivos parecidos. Desaparecieron de sus salas tres grandes ollas de cobre y ocho monedas acuñadas durante el reinado de Fernando VII. También fueron víctimas de delitos similares el Museo Mitre, las capillas de la Quebrada de Humahuaca y de la Puna, entre otros.

También cayó en esa red delictiva el Museo de la Casa de Gobierno, hasta entonces y desde su fundación exento de esa clase de incursiones. Dentro de él y sin que nadie los advirtiese, los ladrones se apoderaron de un reloj de oro que había sido propiedad del ex presidente Nicolás Avellaneda, otro reloj del ex presidente y general Agustín P. Justo y dos lapiceras, una de oro, del ex presidente Roberto M. Ortiz.

Es probable que, si bien todos esos objetos tienen considerable valor monetario, hayan sido robados por el valor museológico que los distingue. Ello impone no descartar la intervención de un coleccionista, ya fuera como instigador o como autor material del apoderamiento.

Aquí, y en el resto del mundo, el robo de piezas museológicas nunca ha dejado de estar en boga. El comercio ilícito de esas piezas, que, por lo general, son remitidas al exterior con singular rapidez, sólo es superado por el tráfico de armas y de estupefacientes.

Organizaciones mafiosas se encargan de tejer esa oscura red que casi siempre incluye a coleccionistas, intermediarios, informantes y ladrones de "guante blanco", dedicados todos ellos al saqueo del patrimonio cultural de todos los argentinos. Salvo casos muy particulares, estas bandas no tienen mayores dificultades para llevar a cabo sus turbias finalidades. La consabida falta de recursos para el cuidado del patrimonio público cultural ha desguarnecido a los museos en materia de vigilancia y de controles, al tiempo que la instalación de equipos electrónicos forma parte de sueños inalcanzables.

Así estamos y así nuestros museos van siendo despojados de sus preciosas piezas. Es de temer que de seguir a este paso llegará un día en el cual nuestros descendientes habrán sido despojados de toda referencia acerca de su origen y de la cultura, y las demás actividades de las generaciones que los han antecedido.

Ante la criminal indiferencia de gobernantes y de funcionarios convencidos de que nadie les pedirá rendición de cuentas ni serán sancionados por causa de esas omisiones e incumplimientos, la sociedad argentina asiste asombrada a la pérdida de su identidad como país. Porque todos estos recuerdos también tienen un lugar importante en la construcción de la Argentina de hoy, pero parece que son muy pocos quienes lo saben.

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14.9.07

- INSEGURIDAD -



Dos vigiladores por cada policía


La Argentina tiene más de 200.000 encargados de la seguridad privada, la cuarta parte de los cuales trabaja en negro. El dato impresiona, por cuanto esa cifra prácticamente duplica la cantidad de policías en actividad.

Se trata de una realidad tan concreta como sobrecogedora, porque demuestra, más allá de las retocadas estimaciones oficiales, que nuestra sociedad está hondamente atemorizada por el auge del delito y se siente desprotegida frente a sus impunes y durísimos embates.

La información ha sido suministrada por la Cámara Argentina de Empresas de Seguridad e Investigación. Esa entidad afirma que desde la crisis de 2001 la actividad creció a razón de un 5 por ciento anual, particularmente por el impulso que le dan las empresas locales y las multinacionales. También confían en la vigilancia privada los particulares, desprotegidos frente a una ola de inseguridad que aparece permanentemente ante nuestros ojos o reflejada en las informaciones de los medios de comunicación.

La seguridad privada, por lo menos en nuestro país, funciona mayoritariamente dentro de la ley. Quienes la proveen, ven el problema como algo que está lejos de haber llegado hasta los límites que ellos visualizan como posibles y necesarios. De cualquier manera, es evidente que si la seguridad privada prolifera cada vez más es debido a que el poder público no está en condiciones de satisfacer en forma adecuada las garantías que reclaman las personas en defensa de sus vidas y de sus posesiones.

Una de las razones básicas que justifica la instalación del Estado es su capacidad para ejercer el poder a fin de garantizar, justamente, esas vidas y esos bienes. El Estado se arma para que quienes están bajo su protección puedan vivir con tranquilidad y no se vean obligados a realizar algo tan poco adecuado como armarse en defensa propia.

Es interesante tomar nota de que aquella entidad señale a 2001 como un punto de inflexión en las expectativas de la gente en torno de su seguridad, pese a que el país vivió, durante largos años, situaciones de violencia de todo tipo, como el accionar de las guerrillas y las represiones que generaron. Ese mundo violento no es el que ahora inquieta a quienes hoy se sienten amenazados, porque las circunstancias son distintas. Los ataques contra las personas o las empresas, los secuestros extorsivos y las muy variadas amenazas adquieren hoy un abanico de víctimas o posibles víctimas, y de probabilidades que antes no existían.

Algunas estadísticas oficiales arrojan un claro panorama sobre el problema. En la ciudad de Buenos Aires se denuncia por mes, desde 2001, un promedio de alrededor de 13.000 crímenes cuyos autores son desconocidos. Mayoritariamente, se vinculan con delitos contra la propiedad.

Los servicios privados de seguridad imponen a las personas o a las empresas e instituciones gastos que no deberían existir, lo que no constituye, precisamente, un motivo de satisfacción para la sociedad.

Desde los ámbitos gubernamentales este problema, lamentablemente, suele ser ignorado o reducido en sus auténticas dimensiones.

Ese poder público que hoy está en deuda con la gente en materia de seguridad, protección y prevención del delito debería hacer cuanto fuese necesario para saldar tan amplia brecha en su necesario aporte para engendrar, consolidar y sustentar el bienestar del conjunto de la sociedad y afianzar la paz social.

Cuando las autoridades nacionales parecen empeñarse en hacerle creer a la opinión pública que la inseguridad que padecemos no es más que una percepción alimentada desde los medios de comunicación, se está negando un problema. Ni la relativización de la realidad por motivos electorales ni la negativa del gobierno nacional al electo jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires de los fondos necesarios para que ésta cuente con su propia policía son actitudes demostrativas de compromiso político para resolver la actual crisis de inseguridad.

Es hora, pues, de que, como tantas veces lo reiteramos, la lucha contra el delito sea encarada como una política de Estado al margen de las disputas partidarias.

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12.9.07

- TV 3 -


Negocio para tres

La TV está en manos de Ideas del Sur, Pol-ka y Cuatro Cabezas




Si los meses de julio y agosto se presentaron durísimos en la pelea Canal 13-Telefé por consagrarse como lo más visto de la TV, septiembre se vislumbra parecido aunque el enfrentamiento tiene ahora dos claros protagonistas: Ideas del Sur, que en el 13 cuenta con Showmatch como el dueño de cuatro noches de la semana, y Eyeworks-Cuatro Cabezas en Telefé, que al tradicional Caiga Quien Caiga y La Liga sumó Zapping y El Gen Argentino.

De esta manera Mario Pergolini, a cargo del management de la productora que hace poco tiempo se integró a un grupo holandés, se dio el gusto de enfrentar a su enemigo Marcelo Tinelli con un ciclo cultural, y aunque los números del rating favorecen a los shows de baile y patín, la tanda más cotizada es para Telefé. Se viene otro round en la televisión argentina.

Tercer mes consecutivo y tercera batalla por el rating. Canal 13 quiere ser número uno y eso se sabe que no se logra con un puñado de televidentes de los niveles socioeconómicos más altos. Es por eso que Marcelo Tinelli resultó la mejor estrategia para luchar por la recuperación de un canal que hace 17 es el segundo de Telefé.

Sin embargo esto ya no es noticia porque desde el pase del conductor de Showmatch de Canal 9 al canal del Grupo Clarín, en 2006, quedó claro el objetivo y también sentado el primer riesgo: la “tinellidependencia”, tal como le sucedió a Daniel Hadad cuando en el canal que ya no le pertenece logró consagrarse número dos de la TV con unos excelentes 30 puntos diarios de Tinelli, pero nada más que eso.

Ahora la novedad ha sido el cambio de programación de Telefé, con una decisión sorpresiva de Claudio Villaruel, gerente de Programación, quien ha cedido la mayor parte del prime time a la productora de Mario Pergolini y Diego Guebel, Cuatro Cabezas, que hace pocos meses se integró al grupo holandés Eyeworks con lo cual amplió su presencia en todo el mundo.

La estrategia de Villarruel, quien no está acostumbrado a perder el liderazgo, fue devolverle a la televisión la parte cultural y educativa que hace tiempo se ha borrado de las grillas, aunque la decisión tampoco fue planeada de antemano sino que debió apresurarse por la baja performance de Gran Hermano 5, programa que no logra remontar en las mediciones y que por eso su transmisión fue reducida a dos noches semanales, cuando la versión anterior llegó a ocupar la mayoría del prime time y hasta ocasionó la salida del aire, una semana, de Caiga Quien Caiga.

Pergolini permaneció en silencio ante esas medidas y parece que ahora llega el tiempo de la recompensa, ya que cuatro programas de la productora son privilegiados con el horario más cotizado, que es el prime time, donde esta también sabe hacer rendir los precios. CQC tiene desde hace tiempo el segundo más cotizado de la tanda, que en septiembre llegó a los $3.800, seguido por Showmatch y Son de Fierro, la comedia de Pol-Ka, que tienen un segundo de $3.500.

En cuanto a los nuevos programas de Cuatro Cabezas, El Gen Argentino tiene un costo de $2.700; La liga de $2.500 y Zapping, el lanzamiento que hasta el momento tuvo peores resultados, de $2.200.

El desembarco de la productora se mezcló también con rumores mucho más fuertes como es la salida de Villarruel y la llegada a ese cargo de Guebel, aunque eso fue desmentido. Lo cierto es que la vuelta de timón está clara y se esperan los resultados.

Lo que viene

Realizada la radiografía de la televisión actual, las expectativas están centradas en que pasará hasta fin de año, y los número de los primeros días de septiembre parecen indicar que Telefé retomará su liderazgo, no por su nueva programación donde se ha visto que los programas culturales poco rating suman, sino porque le han permitido recuperar algo de las mediciones nocturnas y eso se suma a la buena gestión de la tarde y especialmente de los fines de semana, donde Canal 13 no logra remontar.

También en su estrategia vuelven a jugar fuertes las repeticiones, una alternativa que hasta el momento no había tenido éxito en la televisión pero que Villarruel ha sabido aprovechar: primero fue con Los Simuladores, luego fue con Casados con Hijos y ahora vuelve Montecristo, la novela que el año pasado logró posicionarse entre la audiencia. Y no deben olvidarse las producciones de Endemol, entre ellas Cárceles, con un tono periodístico, y la continuación de GH5.

Las estrategias de Canal 13 también comienzan a bifurcarse y esta semana Pol-Ka pondrá al aire un nuevo unitario de terror, teniendo en cuenta el éxito que alcanzó Mujeres Asesinas también con temáticas criminales, y sumando de esta manera una nueva ficción de la productora de Adrián Suar que logra todos los días importantes mediciones con Son de Fierro.

Por otro lado no hay que olvidar que América, canal que junto al 9 se disputan el tercer y cuarto lugar, muy alejados de los líderes, logró darle un lugar a la ficción con La Lola, una novela que alcanzó los dos dígitos, un número más que importante para el canal de Palermo.

Balances y números

Quienes están en la industria aseguran que Telefé volverá a ser el número uno y que Canal 13 mantendrá su segundo lugar, eso sí, pisándole de cerca los talones al primero. En lo que nadie quiere jugarse es en arriesgar cuánto rinde esta estrategia a los canales, aunque en voz baja se dice que el crecimiento del 13 le ha costado muchos más millones de los que gana por emisión. Una batalla que promete mucho más para alimentar a los medios.


Guillermina Fossati
Revista Infobrand

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11.9.07

- ENSEÑANZA -



La dicha de enseñar y aprender

Por Silvia Bacher
Para LA NACION



Cada ser humano tiene en su haber la impronta con la que ha sido marcado por un maestro.

Tal vez sean las marcas dejadas por aquella mujer que nos abrió la puerta al universo del conocimiento a través de las primeras letras y de los primeros cálculos. O quizá sean las marcas imprimidas por alguien que atravesó nuestra vida por fuera de la enseñanza formal. Lo cierto es que esas huellas indelebles son la prueba de que la educación conlleva la capacidad de un individuo de trascender a través de otro.

Porque educar es una acción profundamente solidaria. Es la oportunidad que tienen los seres humanos de acompañar a otros en el tránsito que los lleva, como nos decían de pequeños, a afianzar raíces y a desplegar las alas.

Educar en una sociedad en la cual los lazos entre las personas se licuan y se tornan frágiles y donde las dificultades se reactualizan y se potencian de modo constante es una tarea compleja.

Sin embargo, paradójicamente, en un entorno volátil, gobernado por las tecnologías y por las leyes del marketing, los docentes siguen siendo los anfitriones de uno de los pocos escenarios aún vigentes para construir vínculos. En esos escenarios escolares, valores como el amor, la libertad y la identidad cobran carnadura.

Son los maestros los que pueden promover la formación de hombres y mujeres identificados con el respeto de los derechos humanos, el reconocimiento de los diferentes y la preservación del medio ambiente en el que vivimos. Son el pensamiento, el acceso a los nuevos conocimientos, la confrontación con diversidad de saberes y opiniones y la indagación en diversas culturas las habilidades que nos permiten constituirnos en personas más humildes, menos prejuiciosas y más éticas.

Los maestros son los que nos hacen tomar conciencia definitiva de que somos perfectibles, de que hay más conocimientos por aprehender.

Desde las culturas ancestrales, el maestro es el líder en la sociedad, un líder con el carisma suficiente para iluminar mentes y corazones. Un guía capaz de estimular el pensamiento, aun en condiciones adversas.

En nuestro país más de ochocientos mil mujeres y hombres eligieron el camino de la docencia como vía para su desarrollo profesional. Ellos se enfrentan cada día con presiones para las cuales no están preparados. Muchos de los docentes argentinos actúan en condiciones que distan de ser dignas, en ámbitos de pobreza y marginación.

Los nuevos contextos sociales les ponen por delante desafíos para los cuales no fueron preparados, pero que hacen duro impacto en el aula.

A pesar de todo, cada día reciben a niños, jóvenes y adultos que buscan en ellos un puente que les permita superarse.

Cada docente en particular y el sistema educativo en su conjunto se enfrentan con la profunda transformación que produce la globalización. Sin embargo, el dilema esencial que tiene hoy cada maestro al mirar a sus alumnos tal vez no haya variado. Escuchemos al catedrático de la Universidad de Málaga José Esteve cuando afirma: "Lo único que de verdad vale la pena y llena de sentido el trabajo docente como para justificar que quememos en él nuestra vida es ayudar a los alumnos a comprenderse a sí mismos, a entender el mundo que los rodea y a encontrar su propio lugar, desde el que podrán actuar plenamente en la sociedad. Para ser maestros de la humanidad, hemos de rescatar el valor humano del conocimiento". Para lo cual, concluye, "la tarea básica del docente es recuperar la inquietud".

Cada ser humano tiene la impronta de un maestro. Unamuno recuerda al suyo, Giner de los Ríos -nos ilustra Esteve-, como "un hombre que pensaba hablando, pensaba viviendo, que era su vida pensar y sentir y hacer pensar y sentir". Tal vez, recordar a nuestros maestros, los que nos ayudaron a pensar, nos permita recuperar energía para alimentar la llama que encendieron en nosotros. Puede resultar un estimulante modo de reconocer que si bien sólo algunos tienen el don de la docencia todos tenemos la dicha de sentirnos alumnos.

Silvia Bacher es una docente y periodista especializada en temas de educación y comunicación

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9.9.07

- RENCOR -



El rencor no cura las heridas


De el comienzo de su gestión, y con creciente intensidad, el presidente Néstor Kirchner ha efectuado una distinción tajante entre quienes sufrieron los excesos de la represión contra el terrorismo en los años 70 y quienes cayeron como consecuencia de la acción subversiva.

El primer mandatario ha distinguido, estrechado vínculos y subsidiado a las diversas organizaciones no gubernamentales que reúnen a los ascendientes o descendientes de las víctimas de la represión. En cambio, respecto de los integrantes de las fuerzas que reprimieron al terrorismo, exhibió una posición diametralmente opuesta: no sólo expresó juicios lapidarios que englobaron no pocas veces a todos los miembros de las Fuerzas Armadas, sino que jamás hizo pública su solidaridad hacia los deudos de las víctimas del terrorismo y hasta consideró como actos casi hostiles a las manifestaciones en las que se procuraba recordarlas y honrarlas.

Este tratamiento disímil ha sido asumido por el Poder Judicial. En sucesivos fallos, nuestro más alto tribunal ha considerado que no son prescriptibles los delitos de lesa humanidad cometidos por quienes desempeñan funciones gubernamentales, en tanto que sí prescriben los crímenes de las mismas características, cometidos por terroristas sin conexión con el Estado. Debe señalarse que ninguna de las convenciones internacionales invocadas para sustentar esta posición efectúa la distinción adoptada por nuestra jurisprudencia.

Así, mientras que en la actualidad los integrantes de las Fuerzas Armadas y de seguridad afrontan procesos penales en los que también se han desconocido los principios constitucionales de cosa juzgada y de inmunidad a un doble juzgamiento por un mismo hecho, algunos de quienes fueron terroristas perpetradores de delitos de lesa humanidad no sólo están protegidos por esta jurisprudencia, sino que en ciertos casos desempeñan funciones relevantes de gobierno.

En consonancia con la orientación presidencial, el actual secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, ha iniciado una querella ante el Poder Judicial, para propiciar la derogación del decreto que dispuso el indulto a los comandantes en jefe en la causa que se les siguió por la "rebelión" que culminó en la toma de poder por las Fuerzas Armadas en 1976. Dicha causa concluyó como consecuencia de un indulto del ex presidente Carlos Menem. El doctor Duhalde ha pedido que se reabriera la causa por rebelión y se actuara no sólo contra los integrantes de las Fuerzas Armadas, sino también contra quienes fueron ministros y secretarios de Estado civiles del gobierno militar. Se procura de esta manera involucrar a todos ellos en las causas por violación a los derechos humanos.

Similar propósito trasunta el pedido del cónsul general de nuestro país en Nueva York, Héctor Timmerman, cuando, al brindar testimonio en la causa que se sigue contra quien había sido capellán de la policía bonaerense, solicitó que se investigara a ciertos civiles que habían desempeñado funciones de diversa jerarquía en esa provincia durante el gobierno militar. En respuesta, el tribunal que entiende en la causa que se sigue contra el sacerdote Christian von Wernich los ha llamado a prestar declaración testimonial.

Esta citación no obedece a requerimientos de un juicio en el cual se investiga la conducta de Von Wernich. En los procesos de la ex Unión Soviética, cualquiera del pueblo podía "atestiguar" sobre hechos que a su juicio afectaban el "sistema socialista", siendo secundario que el testimonio se refiriera a hechos concretos, y las "meras referencias" denunciadas eran tratadas como pruebas asertivas. Aquí el llamamiento a declarar parece encontrar sustento en la circunstancia de que determinadas personas ocuparon cargos jerárquicos en períodos cuestionados; en las meras referencias de terceros a las personas citadas en un contexto que no guarda relación con la causa en trámite o en la dudosa manifestación de algún testigo que "cree" haber visto a determinada persona.

Es peligroso utilizar esta modalidad nada republicana para convocar a personas con el velado propósito de someterlas al escarnio de pasar por una sala colmada de adversarios ideológicos, a los que poco interesa la conducta o la intervención en los hechos que se juzgan, sino tan sólo exhibirlos a la vindicta pública.

Es sabido que los civiles que ocuparon cargos en el gobierno militar no quedaron involucrados en la lucha contra el terrorismo, según se desprende de las profundas investigaciones judiciales llevadas a cabo cuando se restauró la democracia con el propósito de esclarecer todas las violaciones a los derechos humanos acaecidas en aquel período. Tampoco en las desarrolladas por organismos como la Comisión Nacional de Personas Desaparecidas (Conadep).

Pretender involucrar ahora a algunos civiles a instancias de quienes fueron protagonistas del conflicto setentista, sobre la base de dudosos testimonios o por el solo hecho de haber desempeñado funciones en el gobierno militar, puede abrir una nueva instancia de consecuencias imprevisibles. No debe olvidarse que fueron millares los civiles que desempeñaron funciones durante el gobierno militar, tanto en los poderes ejecutivos nacional y provinciales como en la justicia federal o local. Buena parte de los jueces de cierta edad que aún continúan en funciones o que han sido objeto de ascensos o nuevas designaciones se desempeñaron en la Justicia en la década del 70. De hecho, la mitad de los integrantes de nuestro máximo tribunal fueron funcionarios judiciales en ese período.

El rencor, el resentimiento, el espíritu de venganza no deben inspirar las decisiones gubernamentales. Cuando ello ocurre, se generan nuevos resentimientos que posteriormente procurarán encausarse en nuevas decisiones gubernamentales de signo opuesto. De la misma manera, no resulta posible tratar en forma desigual crímenes similares. Aquellos "jóvenes idealistas" que fueron terroristas y cometieron delitos de lesa humanidad no pueden hoy instigar o fomentar, bajo un manto de impunidad y a veces desde cargos públicos, la persecución de sus adversarios de antaño. Así no se cicatrizarán las traumáticas heridas que los argentinos aún padecemos.

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30.9.07

- DESCULTURIZACIÓN NACIONAL -



LA MORAL DE ALGUNOS ARGENTINOS


Entre las tantas pérdidas sufridas, una de las más notorias y dolorosas, es la falta de moral y buenas costumbres. Desde ya que no se puede generalizar ó “meter a todos en la misma bolsa”, pero que escasea, es muy notorio.

El proceso comienza en el hogar, que es la auténtica base de la educación, con la permisividad de los padres, que creen hacerles un bien a sus hijos, dándoles todos los gustos posibles, sin poner ningún tipo de límite a los caprichos ó pedidos, y con el tiempo los retoños se tornan insoportables e incontenibles: una suerte de energúmenos emergentes de ésta equivocada y despistada sociedad. Ni hablar de las familias mal avenidas, ó alcohólicas, drogadictas, etc. que NO respotan a las clases “menos pudientes” solamente.

En una sociedad, donde los acontecimientos trágicos vividos a lo largo de su historia, han dejado rastros y en donde desde los medios comunicacionales, constantemente se bombardea la gente con trivialidades, chimentos de “gatas”, anormalidades, morbosidades, mensajes de dudosa verosimilitud, escabrosas imágenes de marginalidad sociales, etc., etc., etc., hacen mucho daño a la gente en general y cuanto menor es la formación cultural, peor. Existe además la creencia de que “Dios es Argentino”, “una buena cosecha y zafamos”, “somos el granero del mundo”, “somos los más piolas del universo” y cuanta mitológica frase hecha, del folclore nacional y popular aparezca, con éstos slogans pasados de época, que solo han erosionado nuestra cultura y dejado de lado la educación, base auténtica de riqueza personal, tanto material como espiritual.

Hay que cambiar para habitar en un suelo que nos contenga a todos y soñar algo que merezca ser vivido!

¡Se puede, claro que se puede...!


Ricardo A. Carrasquet

29.9.07

- IMAGEN -



Indices que duelen


En ingrata coincidencia con la estancia del presidente argentino en Nueva York con motivo de la reunión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, dos índices han dado cuenta otra vez que la falta de calidad institucional en el país puede más que mil palabras y que, a veces, hasta puede desdibujar una imagen que muestra más maquillaje que esencia, más palabras vacías que hechos concretos.

¿De qué vale que el presidente Néstor Kirchner y su mujer, la senadora Cristina Fernández, en su papel de candidata presidencial, exalten el resultado positivo de la actual gestión gubernamental frente a políticos, banqueros e inversores de otras latitudes si, mientras tanto, la percepción del mundo sobre la corrupción en la Argentina no mejora y, a su vez, la mera apertura de un negocio en el país representa trámites tan engorrosos que desalientan no pocas iniciativas de inversión privada de argentinos y extranjeros?

Dos indicadores más confiables que la manipulada e increíble versión casera del Indec dan cuenta de ello. Ambos reflejan temas sensibles y preocupantes: en uno, el Indice de percepción de la corrupción , elaborado cada año por Transparencia Internacional, la Argentina, al igual que Burkina Faso y Bolivia, ocupa el puesto número 105 entre 187 países; en el otro, preparado en forma anual por el Banco Mundial y la Corporación Financiera Internacional (CFI), el país quedó en términos de competitividad en una posición similar por debajo de Rusia, Bangladesh y Nigeria.

Ninguno de los dos es motivo de orgullo. En uno y en otro no se ven avances respecto del año último ni de los anteriores: la percepción de la corrupción se mantiene casi inalterable mientras que, según el informe Haciendo negocios 2008 , la competitividad de la Argentina retrocedió nuevamente en espera de reformas institucionales que, sin voluntad política, difícilmente sean ejecutadas.

Es más que elocuente, en ambos casos, que no se advirtió el mismo empeño que suelen imprimir cuestiones de agenda aparentemente más trascendentes, como las próximas elecciones o, en las vísperas, los acuerdos con vastos sectores en beneficio de un proyecto político que privilegia la permanencia en el poder a corto plazo antes que las políticas de Estado a mediano y largo plazos.

No es consuelo observar que montar un negocio en América latina requiere 68 días, algo más que en 2005, cuando eran 63, y apenas algo menos que en 2004, cuando eran 71 días. Idéntico trámite demanda seis días en Singapur, cinco en los Estados Unidos y dos en Australia.

Ni es consuelo observar en el índice de Transparencia Internacional que la Argentina, con un magro puntaje de 2,9 sobre 10 y, sobre todo, con un potencial mucho mayor que otros países, esté apenas mejor que Ruanda, Burundi, Paraguay, Venezuela y Haití, entre otros. No por ellos, sino por nosotros mismos.

Tampoco es consolador que, según Transparencia Internacional, "el desfase en los niveles de percepción de la corrupción entre países ricos y pobres se muestre más amplio que nunca". Sobre todo, porque la corrupción en sí misma representa un enorme escape de recursos vitales para la educación, la salud y la infraestructura de los países en desarrollo, lo cual es lamentable.

Más triste aún, rozando lo vergonzoso, es que en un país que alguna vez tuvo todo para estar a la altura de Nueva Zelanda, Dinamarca, Finlandia, Singapur y Suecia, los mejores de la lista, sus dirigentes y sus políticos no muestren el menor signo de inquietud por un puntaje tan bajo ni respondan de inmediato, como corresponde en estos casos, con la búsqueda de una solución perentoria.

En sus cabezas quizás haya asomado la idea de una conspiración internacional para perjudicar a nuestro país, mientras el presidente y la primera dama visitaban Nueva York, lo cual, por disparatado que parezca, no dista mucho de la reacción que suelen tener.

Lejos está la Argentina del país latinoamericano mejor ubicado en el índice de percepción de la corrupción, Chile, que ocupa el puesto número 22. Distanciada está también de otros países de la región que, con menos recursos y potenciales, no han mostrado tanto deterioro en los últimos años, como Uruguay (25°), la República Dominicana (37°) y Costa Rica (46°), entre otros.

Inquietudes de ese tipo, sin ánimo de ser tendenciosas, entrañan más impotencia que certezas, así como la escasa disposición del Gobierno para atender estas cuestiones, relegadas en la agenda, al parecer, por la necesidad de mostrar una imagen prolija en ámbitos que no desconocen la realidad con maquillaje, expuesta en las estadísticas dibujadas del Indec, fiel reflejo de la falta de calidad institucional del país.

27.9.07

- LA TV BASURA -



LA TV BASURA

POR OTRA TV

La Televisión es un medio maravillosos de comunicación masiva. En la Argentina acaba de cumplir sus primeros 55 años de existencia. Es el más penetrante y de llegada permanente, junto con Internet y la Radio. Si los contenidos no son todo lo bueno y aconsejable que debería ser: ¡Todos somos en mayor ó menor medida CULPABLES! Los que la producen, los que la emiten, los que la pautan publicitariamente, las autoridades competentes en la materia y también los que la miramos, claro está!

Indudablemente se puede hacer una televisión mejor y desde ya la hay... En Argentina tenemos muy avanzado el sistema de "cable" y también el satelital (En el caso del primero, es el de mayor penetración por habitante en el mundo, después de EEUU. Alcanza aproximadamente al 69% de los hogares) Existe una verdadera segmentación para todo tipo de gustos y se segmenta por target e incluye: desde canales de cine, comics ó infantiles, deportes, noticias, documentales, actualidad, política, economía, series, moda, sexo, gourmet, internacionales, arte, música, etc. Un menú muy variado las 24 hs. del día.

Esto NO ocurre con la programación de los canales de aire que trabajan mucho con al rating y la comercialización masiva. Allí es básicamente donde nos encontramos con bastante "televisión basura" El hombre es un "animal de costumbre" e inexorablemente consume lo que le dan. Cuando puede elegir se queda realmente con lo que más le gusta. La televisión estatal argentina entró en la variante de competir con los privados y "no tiene ni para empezar" con lo que no cumple el rol cultural que se supone debería tener. Ahora parece intentar virar (vamos a darle un tiempo)

Siempre se puede hacer una televisión mejor, más cultural, más educativa, más informativa, que no tiene porque necesariamente ser “aburrida”. Solo es cuestión de proponérselo. Apuntar para arriba y no nivelar para abajo... El COMFER debe señalar pautas claras y por sobretodo: ejecutarlas y castigar a los permisionarios que no las cumplan!
Hay que trabajar y comprometerse por una televisión mejor.


Ricardo A. Carrasquet

26.9.07

- CONCIENCIA -



La conciencia histórica del país


Debe verse con satisfacción que la televisión argentina incentive, como en las últimas semanas, la discusión en los hogares sobre nuestra historia, en lugar de bombardearla permanentemente con reality shows o concursos de baile que a menudo rozan la procacidad y el mal gusto.

La iniciativa de El gen argentino, programa de la productora Cuatro Cabezas con formato ideado por la BBC de Londres que emite Telefé, es "buscar al argentino más grande", para lo cual el público puede votar en Internet por su favorito en rubros como historia y política de los siglos XIX y XX; artes populares y periodismo; artes, ciencias y humanidades, y deportes.

Pero como acertadamente señaló un crítico especializado de LA NACION, el ciclo televisivo no ha respondido con precisión a la pregunta sobre qué clase de personalidad argentina se desea encumbrar por encima de todas las demás. No es lo mismo, en ese sentido, ser el más grande que resultar el más popular. Ni es lo mismo ser el más talentoso que el más representativo.

Quizás esta confusión, compartida por los productores del programa y por el público, haya provocado tamaña disparidad de criterios para elegir a los personajes que disputarán la ronda final para encontrar al "más grande" de los argentinos. Y resulta lógico que para no pocos observadores, en un tiempo en que el patriotismo y los valores morales parecen tener poco sentido, se esté convirtiendo a la propia historia del país en un terreno fértil para el mercadeo.

Que el Che Guevara haya sido elegido como la figura más grande de la historia política argentina del siglo XX demuestra un desconocimiento gravísimo. No se trata de demostrar que aquel revolucionario nacido en Rosario limitó su aporte a la tierra donde había visto la luz a la tarea de entrenar guerrilleros que sacudieran sus entrañas, sino de preguntarse qué grave error vienen cometiendo cuantos tienen la obligación de educar a la ciudadanía -no hablamos sólo de la escuela, sino de los medios de comunicación y de cuantos intervienen de manera directa o indirecta en el proceso formativo de los jóvenes- para que se sitúe en primerísimo lugar a un personaje, cuyo rostro adorna las remeras de chicos y chicas que ni siquiera conocen su historia, en lugar de tener presentes a otros grandes, cuya existencia ni conocen. Dicho sea de paso, en la ciudad natal de Guevara se celebrará el "Año del Che", mientras hace tiempo que lleva su nombre un gran viaducto, a la vez que su retrato de grandes proporciones campea en una de las plazas más céntricas.

Cuando este país joven vivía los momentos difíciles de su organización nacional, los historiadores exaltaron a personajes que por sus acciones podían ser considerados fundadores de la nacionalidad. No hay duda de que la inevitable cargazón política de aquellas décadas bravías proporcionó una visión sesgada del pasado. Pero el tiempo y los estudios ecuánimes fueron poniendo las cosas en su lugar. El debate llegó a diferentes ámbitos, sin excluir la propia escuela, con lo cual, para decirlo con una fórmula de cincuenta o más años atrás, el "con Rosas o contra Rosas", suscitó discusiones que, más que perniciosas, eran estimulantes porque ponían sobre el tapete concepciones contrapuestas del país para ser confrontadas aun por los más jóvenes.

El inmenso vacío que existe en el plano educativo tampoco se cubre ahora en otros planos. La preferencia de ciertos medios televisivos o de empresas editoriales por productos de dudosa calidad, pero de segura colocación masiva, hace que se aliente la difusión de engendros que se solazan con los presuntos escándalos del pasado para demostrar que nuestros males actuales vienen de muy lejos y que no se puede variar una especie de destino fatal.

No es así. La Argentina se hizo grande y en una época se convirtió en ejemplo en el mundo, por obra de aquellos hombres y mujeres que, pese a las debilidades que puedan señalárseles, fueron fieles a los ideales generosos por los que luchaban.

La tarea es inmensa pero indispensable. Para mantener vivo el pasado y afirmar la conciencia histórica nacional, deben sumarse los esfuerzos de todos. Cuando se oyen en las máximas alturas del poder las manifestaciones de un sedicente patriotismo, habría que pensar que ese sentimiento se demuestra trabajando por la cultura y la educación de los jóvenes, más que lanzando acusaciones a terceros en tono vocinglero e insustancial.

25.9.07

- DIBUJO -









Un presupuesto dibujado


El ministro de Economía, Miguel Peirano, expuso ante el Congreso nacional los rasgos esenciales del proyecto de ley de presupuesto para 2008, cursado por el Poder Ejecutivo para su tratamiento legislativo. En la ocasión, el funcionario no aceptó preguntas ni observaciones de los legisladores, impidiendo de esa forma un mejor conocimiento público de la fundamentación de la iniciativa. Esa actitud, que podría interpretarse como una falta de consideración hacia los legisladores y los ciudadanos que ellos representan, deja la sensación de que ni el Poder Ejecutivo ni el Ministerio de Economía desean dar explicaciones sobre ciertos aspectos difíciles de sostener.

La consideración de las pautas macroeconómicas empleadas en el proyecto presupuestario está condicionada a la incierta evolución de la inflación. La proyección del gasto autorizado, así como la estimación de los recursos tributarios, se realiza en moneda argentina a valor nominal. El supuesto de inflación del proyecto, expuesto como la variación de los precios implícitos en el producto bruto interno entre 2007 y 2008, es del 10,2 por ciento. Este supuesto no es realista si se considera la verdadera inflación actual y no la dibujada por el Indec.

Durante 2007, los precios reales habrán crecido alrededor del doble del 10 por ciento que nos pretende hacer creer el Gobierno, por lo tanto el verdadero arrastre estadístico hacia el año siguiente se ubicaría aproximadamente en este último valor. Para que sea válido el supuesto presupuestario, los precios deberían mostrar una variación nula entre el 1º de enero y el 31 de diciembre de 2008. Esto no parece posible, si se tiene en cuenta la necesidad de sincerar las tarifas de servicios públicos y otros precios claramente retrasados.

La hipótesis de un crecimiento real del producto bruto interno de un 4 por ciento podría ser algo baja, pero el defecto cuantitativo de este supuesto sería sustancialmente menor que el surgido de la subestimación de la inflación esperada. Corresponde entonces la crítica, ya realizada por LA NACION a presupuestos de años anteriores, de subestimar los recursos para así poder realizar por decreto a lo largo del año nuevas asignaciones discrecionales de gastos cuando la recaudación nominal supera la presupuestada. Este artificio ha sido un arma de captación y dominio político reiteradamente empleada durante la gestión de Néstor Kirchner. Dentro del marco de una supuesta emergencia económica, el jefe de Gabinete contará nuevamente con las atribuciones para asignar los recursos obtenidos por encima de la previsión presupuestaria sin la necesaria rendición de cuentas.

Este proyecto de presupuesto no prevé ningún cambio significativo en la estructura tributaria. La recaudación seguirá apoyándose en el IVA, en Ganancias, en los derechos de exportación y en el impuesto al cheque. Estos cuatro tributos aportarán el 85 por ciento de la recaudación total. Resulta particularmente objetable la inmovilidad de las elevadas alícuotas de los impuestos considerados distorsivos, como son los dos últimos mencionados.

Si hubiera en 2008, como es de esperar, un sinceramiento de los precios de la energía y del transporte, la subsistencia de elevadas retenciones a la exportación con un dólar proyectado a 3,21 pesos sólo sería soportable con precios internacionales mucho más altos que los actuales. Este supuesto es como mínimo audaz, aunque vista la subestimación nominal de los recursos señalada anteriormente, no sería éste problema tan grave como la decisión política de sostener elevados derechos de exportación mientras se postula una caída del tipo de cambio real.

El proyecto de presupuesto tampoco incorpora reformas significativas en la política de gastos. Las partidas globales en remuneraciones y en jubilaciones se proyectan con un incremento nominal del 16 por ciento. Considerando la propia hipótesis presupuestaria de inflación y el crecimiento del número de empleados públicos, se estaría proponiendo un aumento del salario real medio en la administración del orden del 3 por ciento. En el caso de las jubilaciones, el fuerte crecimiento verificado en 2007 en el número de beneficiarios del sistema de reparto, por efecto de la moratoria previsional, determinaría por resultado una reducción proyectada en el ingreso real medio por beneficiario. Es una dura hipótesis, muy difícil de sostener por dos motivos. El primero es que aún está pendiente de cumplimiento la solicitud de la Corte Suprema de Justicia relacionada con el caso Badaro de que se respete la movilidad de los beneficios jubilatorios, largamente postergada. El otro es que la inflación real será mayor que la presupuestada.

El presupuesto de inversión se concentra fuertemente en el Ministerio de Planificación Federal, que con una asignación de 6104 millones de pesos absorberá cerca del 90 por ciento del total. Se intenta atender las inversiones necesarias para paliar la crisis energética.

Por el contrario, el Ministerio de Defensa verá caer nominalmente su partida de inversiones, recibiendo en 2008 sólo 74 millones de pesos. No hay una explicación para esta tan reducida asignación, insuficiente para siquiera sostener la infraestructura edilicia del personal militar. No sólo no hay plan de defensa; tampoco parecería haber una planificación ni estudios serios de prioridades de inversión pública.

Las partidas destinadas a subsidios a empresas privadas, relacionados con los congelamientos tarifarios y controles de precios, crecerán cerca del 17 por ciento. Es un aumento importante, pero inferior al producido en 2007 y sería insuficiente si no se previeran algunos aumentos tarifarios durante 2008. Debería deducirse que la política será de aumentos graduales, aunque insuficientes para recuperar los retrasos ya acumulados.

En síntesis, estamos frente a un proyecto de presupuesto meramente inercial, que no postula cambios ni reformas de significación en las políticas de recursos y gastos. Por otro lado, se ha retornado lamentablemente a niveles de inflación que restan seriedad, validez y eficacia a la presupuestación pública, más aún cuando el propio Gobierno falsea las estadísticas oficiales que se tomaron como base para definir las hipótesis aplicadas.

24.9.07

- LA IZQUIERDA -



Ser de izquierda








En el pantano de las palabras resbaladizas pero finalmente sospechosas, pocas expresiones son hoy tan insustanciales y volátiles como la que designa la idea de “izquierda”.

Por Pepe Eliaschev
Diario Pefil


En el pantano de las palabras resbaladizas pero finalmente sospechosas, pocas expresiones son hoy tan insustanciales y volátiles como la que designa la idea de “izquierda”. Ser de izquierda, pertenecer a ella, pensar desde ella, compartir una sensibilidad en ese sentido, son hoy dispositivos que deambulan por toboganes jabonosos. Por ellos se desliza gente complicada.

Hay algo mucho peor, todavía: una rica variedad de imposturas, hipocresías y actos viles son racionalizados en virtud de que se perpetran y se justifican en nombre de esa tan mentada izquierda.

La necesidad actual de un debate agudo y frontal sobre esta cuestión queda revalidada por un nuevo y ambicioso libro colectivo, preparado y dirigido por un investigador serio y laborioso, el historiador Horacio Tarcus. No se anduvo con vueltas: la obra denota un esfuerzo impresionante y lleva con digno título: Diccionario biográfico de la izquierda argentina (Emecé, 2007).
Se trata de unas 1500 fichas con la reseña de vidas de izquierdistas muertos, un arco significado por su subtítulo, De los anarquistas a la “nueva izquierda” (1870-1976).




Pienso que en una sociedad poco afecta a las verdaderas confrontaciones de ideas, que son por definición ásperas pero honestas, lo que este Diccionario reclama es, por de pronto, una primera aproximación inequívoca. En sus 736 páginas, Tarcus, que dirigió el trabajo de 29 colaboradores, incluye como expresiones de esa izquierda argentina a numerosos pistoleros, secuestradores y ladrones de bancos, todos los cuales, provenientes de un pensamiento diametralmente opuesto, operaron en su momento bajo la convicción o pretensión de que ejercían la violencia revolucionaria en procura de una nueva sociedad, teóricamente mejor que ésta.

Eso es lo que impresiona y aturde en el libro: como un ¿involuntario? reflejo de lo que sucede en la vida cotidiana argentina, sobre la que pretende intervenir una izquierda arcaica y reaccionaria, el Diccionario de Tarcus, o sea su criterio de inclusión y figuración, revalida lamentablemente la pobreza de un pensamiento que confundía matar vigilantes con afirmar ideas progresistas, asaltar bancos con procurar transformaciones sociales y secuestrar empresarios con propiciar el hombre nuevo.

La pretensión se convierte en una pasmosa enormidad, porque parecería que, para Tarcus, ser “de izquierda” sería, sencillamente, ir contra “el sistema”, de cualquier manera. Así, en el libro desfilan las reseñas biográficas de numerosos exponentes del peronismo, del nacionalismo católico y del antiliberalismo fascistoide, que no sólo jamás leyeron a Karl Marx, sino que incluso nunca se plantearon definirse como marxistas.
De manera minuciosa, el Diccionario considera necesario enumerar las existencias de una larga lista de guerrilleros, incluidos en el mismo volumen junto a variadas expresiones del pensamiento y la acción socialista y comunista. De este modo, emergentes del justicialismo y del catolicismo de los años 60 y 70 ingresan al elenco de esa izquierda registrada.



Para mencionar solo a un puñado, Abal Medina, Arrostito, Baxter, Bettanin, Cabo, Capuano Martínez, Caride, El Kadri, Galimberti, García Elorrio, Habegger, Maguid, Mendizábal, el padre Mugica, Sabino Navarro, Nell, Pujadas, Ramus, Rearte fueron, es cierto, gente de acción y de compromiso total. A muchos de ellos los torturaron y a todos los mataron, pero varios de ellos también habían secuestrado y matado. Es cierto, aunque la gran mayoría murió en acción y otros fueron eliminados fríamente, su accionar no puede ser comparado con la crueldad innoble de los desaparecedores de gente, paradigma del terror de Estado. Pero en aquel listado figuran personas violentas y sanguinarias, tipos militaristas y a menudo impiadosos. Nada demasiado excelso hubiera sucedido si hubiesen triunfado.

No han dejado ni libros, ni documentos que permitan recomponer un supuesto pensamiento propio. No estudiaban demasiado, o al menos no escribían. Vivieron peligrosamente y no pidieron cuartel, ¿los convierte eso en revolucionarios de izquierda?

El libro consumado por Tarcus y su equipo presenta una suprema paradoja. Estos apellidos, asociados de modo explícito a la violencia más descarnada, porque muchos de ellos asesinaron sindicalistas, empresarios, militares y policías, comparten el mismo grueso volumen con Federico Pinedo, Juan B. Justo, Nicolás Repetto, Alfredo Palacios, Silvio Frondizi, Deodoro Roca, Alicia Moreau, José Ingenieros y Héctor P. Agosti, para citar a un grupo de personas cuyos esfuerzos por estudiar y comprender la realidad se patentizaron en una formidable obra cultural hoy mismo vigente o, al menos, propicia para el debate.

A ellos se unen grandes artistas visuales (Castagnino, Urruchúa, Berni, Carpani) y escritores (Barletta, Yunque). ¿Cómo asociarlos con los asaltantes del Policlínico Bancario (1974) o con los verdugos de José Rucci (1973)?
Estamos, pues, ante un loable propósito, con desenlace confuso y extremadamente revelador. El Diccionario de Tarcus parece deleitarse con el recuento pormenorizado de las hazañas guerrilleras de numerosos militantes alzados en armas, cuyas vidas ejercen –claramente– una fascinación dominante sobre el autor, al punto de que prioriza el supuesto testimonio de las armas, por encima de la proyección de las ideas.

La reseña sobre la vida de Paco Urondo, por ejemplo, se lleva diez columnas de texto, mientras que para Pancho Aricó quedan siete y para Juan Carlos Portantiero nada más que cinco, menos espacio –eso sí– que el dedicado a Galimberti, un fascista admirador de Mussolini que terminó haciendo negocios con Susana Giménez y colaborando con la CIA. ¿Izquierda?

El libro es importante porque desnuda un conflicto y una impostura centrales en la propia agenda cotidiana de la Argentina de ahora. ¿Cómo entender, si no, que el sindicato que agrupa a los así llamados “trabajadores de prensa”, la UTPBA, haya incorporado patovicas violentos y golpeadores de periodistas a sus filas, sino como la excrecencia agónica de una oscuridad dramática?
Sin embargo, desde esa UTPBA, un aparato que reivindica gozosamente su admiración por Chávez y Castro, la semana pasada surgieron “batatas” que molieron a golpes a un joven periodista porque osó preguntar en la sede del gremio sobre las razones de un accionar sindical cuestionado.

¿Qué es, hoy, entonces, ser de izquierda?

22.9.07

- E - MAILS -



Arma mortal

Por Tomás Eloy Martínez
Para LA NACION


Durante una de las últimas alarmas por los atentados de Al-Qaeda en Madrid, el editor en jefe de la agencia de noticias EFE intentó comunicarse con sus redactores por correo electrónico. No pudo. Tenía más de siete mil mensajes basura acumulados en el inbox o bandeja de entrada y, aunque los borraba a toda velocidad, se reproducían a una velocidad aún mayor. La mitad de los mensajes inútiles provenía de un joven empleado de la agencia. Informaba a sus amigos que estaría de viaje hasta fin de mes y que no leería su correspondencia. La otra mitad tenía su origen en un aviso similar de vacaciones enviado por el asesor de una fundación. El editor estaba en la libreta de direcciones de los dos y el mensaje, transformado en un eco sin freno, se multiplicó en los buzones sin que nadie pudiera detenerlo. El inconveniente tardó días en conjurarse, y tanto el redactor como el funcionario, insultados por teléfono en sus retiros de verano, tuvieron que correr al cibercafé más cercano para cancelar el mensaje.

El correo electrónico tiene apenas veinte años de vida, pero es ya una herramienta de diálogo y de negocios tan indispensable que es difícil imaginar la vida sin él. Permite buscar trabajo, inscribirse en las escuelas, recibir cartas de rechazo, comprar pasajes, organizar conferencias, aconsejar sobre tratamientos médicos, corregir exámenes, pedir préstamos, ofrecer disculpas, saber qué hacen los amigos en otras orillas del mundo. También es una fuente inagotable de malentendidos, amores clandestinos y dolores de cabeza.

Desde el principio, además, ha sido terreno propicio para la delincuencia. No hay habitante del espacio virtual que no haya recibido siquiera una vez, por más filtros y alertas que ponga en su sistema, ofertas de programas piratas, películas que no han sido estrenadas, recitales de música que se oyeron sólo una vez, por no mencionar los accesos a sitios de pornografía y a fiestas eróticas con trillizas. Cualquier demostración de interés en esos comercios o en medicinas para el problema que sea –la depresión, el exceso de peso, la apatía sexual– puede caer aplastado por un diluvio de anuncios de la misma índole. Un sitio está ligado a otro, y éste a diez más, o a cien. El mundo virtual nunca duerme. Cuando es noche cerrada en Australia o Indonesia amanece en Chile y en California.

Los e-mails son más vulnerables y accesibles que los viejos mensajes postales. Un hacker curioso puede abrir la correspondencia mejor guardada y exponer a la luz todos los secretos. Al menos una vez a la semana recibo mensajes enviados desde mi propio correo en los que me recuerdo a mí mismo amores ardientes que no he tenido, gano premios que no he ganado, me abrazo con amigos a los que no conozco, en lugares a los que nunca he ido. Un hacker podría seguir el hilo de esas cartas y, remontándose a la primera de todas, descubrir quiénes son el yo que, sin ser yo, me las hace llegar.

La mayoría de estos enigmas están aclarados en Send (Enviar), un manual de 250 páginas publicado a comienzos de septiembre en Nueva York. El comedido subtítulo lo presenta como “guía esencial para los e-mails en la oficina y la casa”. Y en verdad lo es. Abunda en lecciones de gramática, en datos históricos, en reflexiones sobre la conducta humana y en consejos para evitar errores fatales. A primera vista podría confundirse con un libro de autoayuda, pero va mucho más allá. Es una piedra de Rosetta en la que pueden leerse las drásticas y rápidas mudanzas que están sufriendo los signos en esta primera década del siglo XXI. Sus autores son David Shipley, editor de la página de Opinión de The New York Times, y Will Schwalbe, vicepresidente de la editorial Hyperion.

Desde el arranque mismo de Send se enumeran los errores letales en que incurren los que envían e-mails sin pensarlo dos veces, al correr de las teclas. Ese es el riesgo. Una vez que se pulsa la orden de enviar ya no hay regreso. No se puede quemar el buzón ni suplicarle al cartero que no entregue el sobre. Los mensajes virtuales son como la muerte, el clic de Pandora, según los llama la periodista Janet Malcolm.

Dante podría haber trazado un mapa nuevo del infierno con los pecados que se cometen por e-mail. Shipley-Schwalbe llevan al primer círculo los mensajes de jefes abusivos que les cobran a sus secretarias las cuentas de tintorería porque les mancharon los pantalones con ketchup o café, y al segundo las cartas imprudentes de empleados que preguntan a sus contactos permanentes de correo por el teléfono de una tal Rosa de Nor’wester Corp., con lo que desatan una cascada de preguntas y de mensajes telefónicos insolentes en la casa de Rosa. Y así. En el quinto círculo aparecen los esposos infieles, a los que sus mujeres descubren por una foto delatora que les llega por e-mail, o por un intercambio de mensajes fogosos con tal o cual compañera de trabajo.

Hay cientos de matrimonios disueltos por un clic de Pandora apretado con imprudencia. Más en lo hondo del infierno están los espionajes legales de los servicios de inteligencia a los correos privados de los ciudadanos, y la revelación electrónica de un soborno político o de una fuente informativa. Al-Qaeda y Osama ben Laden también son protagonistas de la historia. El origen de sus dineros y dos o tres de sus conspiraciones fueron rastreadas y abortadas gracias al espionaje de sus e-mails.

Send está lleno de curiosidades para los usuarios. Informa, por ejemplo, que el primer e-mail de la historia fue enviado por el Pentágono desde la Universidad de Los Angeles a la de Stanford. Decía solamente “Lo”. Esas dos primeras letras de Login (conectar) fueron las únicas en llegar a destino antes de que la computadora se atascara. Otro dato curioso, revelado en 2005 por dos investigadores del MIT, señala que, mientras que el 90 por ciento de los mensajes llegan en cinco minutos, el resto queda varado durante meses en el espacio virtual de ninguna parte.

El universal signo @, que separa el nombre del usuario del sitio de Internet donde está ubicado su correo, se designa de manera diferente en casi todos los idiomas. En español es arroba, por la vieja unidad de medida y de masa; en inglés es at, la preposición que indica un lugar; en hebreo es shablul, que significa caracol; también se llama caracol en italiano, chiocciola; kukac o gusano en húngaro; y Xian Lao Shu o ratoncito en el mandarín de Taiwan.

El jueves 13 de septiembre, cuando mi vecino Murray Steinberg celebraba el Año Nuevo judío, le llevé de regalo un ejemplar de Send. La familia de Murray es numerosa: cuatro hijos, dos nueras, tres nietos. Me sorprendió verlo comiendo solo en la penumbra del comedor. Le advertí que estaba de paso por sólo unos minutos y le entregué el libro. Casi me lo tiró por la cabeza. Me contó que había estado llevando un diario en el que escribía todo lo que pensaba. Ese día, aprendiendo el lenguaje de los e-mails, copió fragmentos del diario para mandárselos a sí mismo, con la idea de que si los ocultaba con una contraseña estarían más seguros. Oprimió la tecla equivocada y se los envió a toda la familia. Fue un error tonto y fatal. Al abrir sin querer la caja de Pandora, todos los males de su vida secreta le cayeron encima.

21.9.07

- COMFER -


La inacción del Comfer

En sectores cada vez más amplios de nuestra sociedad existe un creciente descontento por los contenidos degradantes de muchos programas televisivos y radiofónicos del medio local y también por la baja calidad del lenguaje que se utiliza en ellos.

Las múltiples variantes de lo que se ha dado en llamar genéricamente el reality show suelen incluir escenas o situaciones procaces y hasta obscenas, acompañadas invariablemente con la utilización de un vocabulario grosero y soez. Algo similar puede decirse, globalmente, de ciertas producciones dedicadas al puro entretenimiento o basadas en la participación de artistas o pseudoartistas que compiten entre sí y de algunos programas televisivos, equivocadamente denominados "magazines del espectáculo", que no reparan en exhibir escenas descaradas a toda hora.

Parecería que muchos productores de televisión consideran que el camino más seguro para obtener un nivel aceptable en materia de rating es el que pasa por la apelación a lo ordinario o indecente, muchas veces bajo el disfraz de lo transgresor, al igual que al humor chabacano o de mal gusto.

Entre las muchas y fundadas críticas que se le formulan al Comité Federal de Radiodifusión (Comfer), que tiene la misión de controlar el funcionamiento de las emisoras de radio y TV, figuran las que le reprochan su excesivo permisivismo respecto de las faltas durante el horario de protección al menor. Se afirma que las multas que aplica el organismo para sancionar la inconducta de los concesionarios que administran emisoras son, en realidad, medidas inocuas que no producen ningún impacto en el presupuesto de las empresas infractoras.

En los últimos años, la Sindicatura General de la Nación (Sigen) ha cuestionado al Comfer por sus "excesivas demoras en el proceso de tramitación de los expedientes sustanciados para la aplicación de las sanciones originadas por infracciones cometidas en las respectivas emisiones". Esto implica, en efecto, que el Comfer no cobra las multas que aplica o las cobra tardíamente. Se observa que tampoco realiza un seguimiento de las infracciones que cometen los canales de la TV abierta o de cable, y las emisoras radiofónicas de AM y FM. El organismo carece, por ejemplo, de un registro confiable de las infracciones cometidas en el sector con anterioridad a 2002.

La Sigen subraya que el Comfer confecciona con incomprensible demora las boletas de cobro de las multas, razón por la cual suelen transcurrir plazos exageradamente prolongados entre el momento en que la infracción se produce y el día en que se hace efectiva la pena. En fuentes cercanas al Comfer se alega que la excesiva demora en el cobro de las multas obedece a que el procedimiento legal vigente confiere a los infractores sucesivas instancias y recursos, cuya tramitación determina que el régimen de penas resulte, finalmente, tan lento como ineficaz.

Sea cual fuere la razón, lo cierto es que la sociedad argentina está fuertemente preocupada por la influencia cada vez más negativa que los medios electrónicos de consumo masivo -principalmente la televisión- ejercen sobre la formación cultural y moral de las franjas más vulnerables de la población, en las cuales corresponde incluir muy especialmente al sector de los niños y los adolescentes.

Según un sondeo realizado por la consultora Ipsos-Mora y Araujo, el 88 por ciento de los argentinos considera que la TV abierta no ayuda en lo más mínimo al esfuerzo que el Estado despliega para formar y educar a los menores y el 72 por ciento opina que el país vive una situación muy preocupante por el efecto degradante de los mensajes televisivos en la educación general de los argentinos.

Entre el 85 y el 90 por ciento de la población se adhiere, de acuerdo con ese sondeo, a la idea de que es necesario evitar que la televisión continúe exhibiendo contenidos moralmente dañinos en el horario en que los niños están frente al televisor, sobre todo en materia de sexo y violencia. También existe consenso en que debería evitarse, en esos horarios, el uso de un lenguaje vulgar y hasta destructivo para la moral y las buenas costumbres. No es menor la preocupación que se advierte por la difusión frecuente de mensajes y contenidos que alientan la discriminación entre las personas o promueven las adicciones autodestructivas.

La impresión que prevalece, en definitiva, en la población es la que muestra a una televisión por completo indiferente a las advertencias o sanciones que el Comfer formula o impone para combatir las recurrentes oleadas de inmoralidad, chabacanería y mal gusto. La opinión pública clama para que esta situación se revierta y para que el organismo cumpla con seriedad y eficacia, de una vez por todas, con la importante responsabilidad que la ley le ha asignado. Está en juego uno de los valores más altos que una nación debe preservar: el destino cultural y educativo de sus generaciones futuras. "Argentinos, a las cosas", dijo alguna vez un ilustre pensador del siglo XX. No está mal recordar esa exhortación a dejar la retórica y pasar a la acción.

20.9.07

- ANTICUARIOS -



Feria de anticuarios 2007

Vuelven a reunirse los anticuarios y galeristas más prestigiosos del país. Organiza la Asociación Amigos del Museo Nacional de Arte Decorativo


La Asociación Amigos del Museo Nacional de Arte Decorativo (AAMNAD) organiza la 3ra edición de FERIA DE ANTICUARIOS, el evento más esperado entre los coleccionistas de artes decorativas. Se llevará a cabo del 8 al 16 de septiembre del corriente, en el Palais de Glace (Palacio Nacional de las Artes – Posadas 1725), en pleno circuito turístico de Recoleta, en la Ciudad de Buenos Aires.

La misión principal de la AAMNAD al organizar esta Feria es promover la conservación, la restauración y la expertización de los objetos de arte decorativo, y a la vez impulsar la profesionalización del medio y el reconocimiento de la importancia de estos bienes culturales en el patrimonio social. Asimismo, este evento se realiza para colaborar económicamente con el sostenimiento del Museo y la puesta en valor de las colecciones que le fueron donadas, para poder exhibirlas al público.Presidida por el stand del Museo Nacional de Arte Decorativo (MNAD), la muestra ocupará la magnífica planta circular del Palais de Glace con 30 expositores, un Museo invitado y el Shop del MNAD.

También contará con una confitería y sala de video.La FERIA DE ANTICUARIOS 2007 reúne a los anticuarios y galeristas más destacados de la Argentina. Los rubros que presenta son objetos de arte decorativo en general como muebles, luminarias y adornos, así como joyas, textiles, libros, relojes, arte étnico de época y bellas artes hasta la década del ’70. Las cualidades que caracterizan a la FERIA DE ANTICUARIOS son las siguientes: Como las ferias más destacadas del mundo, cuenta con un Comité de Fiscalización integrado por expertos que analizan las piezas que cada expositor presenta, de modo de certificar el origen y la época de cada una. Es la única Feria argentina que cuenta con esta característica.Tiene el compromiso de difundir la cultura y el cuidado del patrimonio.


Siendo la AAMNAD el ente organizador de la Feria de Anticuarios, no se agota en el mero objetivo de mostrar al público visitante las maravillas del arte decorativo que los expositores presentan para su venta, sino que especialmente busca contagiar la valoración de nuestro patrimonio, símbolo de nuestras raíces culturales.Asimismo, cuenta con un Programa de Extensión Cultural que abarca diferentes temas vinculados con las Artes Decorativas y el Cuidado del Patrimonio, preparado especialmente en cada edición, y con visitas guiadas en todo el ámbito de la Feria, lo cual permite al público interiorizarse y apreciar diferentes estilos, épocas y técnicas que se utilizaron en el pasado, según un determinado momento histórico y un lugar.

La FERIA DE ANTICUARIOS 2007 cuenta con el auspicio de la Secretaría de Cultura de la Nación y del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


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Hasta aquí la info de la Feria. Se cobran $16.- de entrada en un sitio público que depende expresamente de la Secretaría de Cultura de la Nación. No nos parece bien que se itilice el Palais de Glace a ese precio y que además se lo auspicie desde la CABA, cuando se pregona la ”inclusión social en la cultura”. Ya que se trata de un negocio privado, sería más conveniente que arrendasen un predio y allí sí podrían cobrar la cifra que se les ocurra.“Cada cosa en su lugar y un lugar para cada cosa...”

Ricardo A. CARRASQUET

19.9.07

- LAS INMIGRACIONES -



Inmigraciones indigestas

Por René Balestra
Para LA NACION

Caricatura: Alfredo Sabat

“No reír, no llorar, no detestar, sino entender.” Spinoza

No se necesita ser nutricionista para saber que todo proceso de asimilación es complejo. El organismo personal y los organismos sociales necesitan un desarrollo para asimilar lo ajeno. La pepsina es la sustancia que facilita la incorporación plena. Los jugos gástricos –dentro de cada uno de nosotros– realizan la tarea.

Esta dificultad orgánica se acrecienta cuando se trata de las sociedades. Desde los más remotos orígenes, la historia de incorporar como propios a los recién llegados ha generado una cadena de sufrimientos incontables. Los problemas inmigratorios contemporáneos tienen raíces antiguas, pero suman a lo sabido una actitud inédita: decenas, centenares de miles de personas que se trasladan desde sus lugares de origen pretenden seguir conservando las costumbres originarias y se resisten enconadamente a incorporar las de los países a los cuales emigran. Esto es de una absoluta y dramática realidad.

No sólo no hay afán de mimetizarse con las sociedades que los han recibido, sino incluso una deliberada intención de rechazo hacia los valores de los dueños de casa. El XIX y el XX fueron siglos migratorios. América y Oceanía cambiaron como un guante dado vuelta del revés, al impulso de millones de inmigrantes originariamente europeos, africanos y asiáticos.

Pero esa inmigración, que llamaremos clásica, era una inmigración distinta de la que genera las agudas indigestiones de nuestros días. Esos inmensos contingentes, impulsados por el viento que siempre sopla detrás de los desplazamientos y que es el afán de mejorar el horizonte de la vida personal o familiar, tenían también el deseo de incorporarse a las nuevas patrias. Para ellos, el porvenir estaba en los lugares a los cuales se dirigían y el pasado en las comarcas que dejaban. La novedad absoluta de nuestro presente está en que millones de personas pretenden llevar consigo sus comarcas de origen y ambicionan, no un injerto, sino un trasplante.

José Luis Romero dividió la historia argentina en tres grandes capítulos: la era colonial, la era criolla y la era aluvional. Esta última fundó la Argentina moderna; la actual. El señalaba de qué manera en el país de nuestros días subsisten resabios, impulsos, costumbres de las épocas anteriores, todavía vivas. La época aluvional es la del ingreso millonario de inmigrantes que en su totalidad tuvieron un desesperado afán de asimilación a la geografía y a las costumbres del país.

Para ejemplificar ese anhelo, bastaría citar Los gauchos judíos, de Alberto Gerchunoff, en su Entre Ríos natal. Pero no es el único caso. Nuestro país, seguramente por haber sido originariamente un territorio semivacío, consiguió asimilar a millones. Un arma formidable para esa incorporación casi oceánica fue la escuela sarmientina. Todos fuimos recién llegados y no encontramos, al arribar, estructuras sociales resistentes y preexistentes.

Al contrario de nuestro caso, las sociedades milenarias muestran rechazo al ajeno. Es el caso presente de Francia, Alemania, Holanda, España, Italia e Inglaterra.

Esa avalancha millonaria de inmigrantes no genera los problemas que genera solamente por no ser aceptada con plenitud por las sociedades a las que llega. También forma parte del problema la actitud de los que arriban. Esto es necesario consignarlo, porque si no nos salteamos la mitad del problema. Los abogados con experiencia suelen decir que no existen divorcios que no sean por culpa concurrente, aunque el grado y el monto de las culpas de las partes sean distintos. Estados Unidos protagoniza en nuestros días un intento imposible: negar la imparable realidad. Desde la Muralla china, todas las murallas han fracasado finalmente.

En el imaginario ruedo taurino de nuestro mundo, el toro de Mihura que tenemos que enfrentar son estos millones de excluidos, de marginados, de ajenos, que viven en sociedades que no los terminan de aceptar. Las causas son múltiples y las culpas son compartidas, aunque algunos tengan la parte del león en esas responsabilidades. Lo que no se debe ni se puede hacer es lo que por desgracia se hace cotidianamente: intentar esquivar el problema, que es inmenso, con lugares comunes, con frases hechas, con estereotipos de haraganería mental. No existe un campo totalmente inocente y el otro totalmente culpable. Sería demasiado simple. Porque la madre del borrego, el nudo o la raíz del problema, está en el prejuicio: prejuicio que vive en ambas partes. No sólo está el prejuicio de los franceses, lugar común machaconamente repetido por todas las bocas y las plumas del mundo, después de los incendios y de los desmanes en los arrabales de París. Etimológicamente, “prejuicio” significa ‘anterior al juicio’, es decir, a la razón. Esto quiere decir que la prevención o la manía contra lo ajeno, contra el distinto, nos maneja desde el inconsciente, desde los socavones del alma. Y nos maneja a todos: a tirios y a troyanos. Atraviesa las épocas, los países, las ideologías, las razas, y vive lozano en el repertorio mental de cualquiera.

Como un ejercicio interactivo con los que hasta aquí han tenido la amabilidad de leernos, queremos hacer algunas consideraciones con afán reflexivo.

La Cuba de Fidel Castro tiene más de cuarenta años y, por boca de Castro y de sus fervorosos seguidores, es la patria o el paraíso social, ya que no económico, por culpa –según ellos– del único culpable. Cuba tiene una gruesa capa de su población de raza negra. Aparte de los deportes y de haber sido mandados a morir a Angola, ¿cuántos negros son ministros, embajadores, rectores de universidad? Retengamos la dimensión del ciclo histórico; cuarenta años. Hubo tiempo de sobra, si se hubiera querido, para innovar. Brasil es una potencia económica que en estos momentos está gobernada por un progresista ex dirigente obrero. Sus gobernadores, sus embajadores, sus rectores de universidad, sus ministros no reflejan numéricamente la composición étnica de su población. Pelé y un ministro de Cultura que viene de la canción y de la música popular pueden significar –junto a otras excepciones que confirman la regla– un paralelismo atenuado con los atletas norteamericanos que ganaban medallas olímpicas en las décadas del 20 y del 30 del siglo pasado, mientras los hermanos de esos deportistas negros ocupaban los últimos asientos del transporte público y no podían hospedarse en ciertos hoteles. Los transportes, los hoteles y los lugares públicos están abiertos en Brasil de par en par para ellos. Esos puestos y esos cargos tampoco están prohibidos, para ser ocupados, en ninguna ley. Pero decenas de millones de esos brasileños no han encontrado todavía la ubicación que les correspondería en ciertos y determinados espacios de su sociedad.

Y nosotros, los argentinos, casi campeones mundiales en la declamación verbal de los derechos humanos y en el respeto teórico intangible a la igualdad, deberíamos inventariar con escrúpulo la cantidad de extranjeros que actúan integrados en todos los niveles de nuestra sociedad. Pero no los franceses, alemanes, ingleses, italianos, españoles, norteamericanos, polacos o suizos, sino los paraguayos, los peruanos, los bolivianos. Tenemos centenares de miles de estos últimos viviendo entre nosotros.

Conclusión: el problema social de la asimilación del ajeno es enorme, complejo y difícil. También es universal. Lo ha sido siempre y en nuestros días –por razones de escala– lo es más. Dos cosas son absolutamente necesarias: tener la voluntad de enfrentarlo con el deseo legítimo de resolverlo o al menos atenuarlo y saber, por la naturaleza de su origen y por su hondura y magnitud, que todos estamos involucrados en la inmensa tarea. © La Nacion

El autor es profesor universitario. Director del Doctorado en Ciencia Política de la Universidad de Belgrano

16.9.07

- CELIBATO -



Celibato: ¿De eso no se habla?

Se estima que más de 150.000 sacerdotes en todo el mundo --de un total de unos 400.000--dejaron los hábitos por una mujer. En la Argentina, se calcula que son cerca de 1000. Aunque para la Iglesia el celibato es sagrado, voces internas y externas buscan abrir el debate

Por Teresa Bausili
Enfoques -LA NACIÓN



El padre Sante Sguotti fue el último en echar leña al fuego de un debate que de manera recurrente recorre los nervios de la Iglesia hasta el corazón del Vaticano. Anunció días atrás a los fieles del poblado de Monterosso, cerca de Padova, en Italia, su amor por una mujer separada. De inmediato el espinoso tema del celibato sacerdotal asomó otra vez a la superficie, con más ecos mediáticos que resonancias en los pasillos del Vaticano, es cierto.

Es que pocos asuntos exasperan tanto a la Santa Sede. De hecho, la respuesta del Vaticano cada vez que la cuestión cobra estado público y se alza como un signo de interrogación que apela a la más alta jerarquía de la Iglesia es, siempre, terminante: la norma que prohíbe el casamiento de los curas no se discute. Lo reiteró el papa Benedicto XVI esta semana en Austria, donde la edad promedio del clero es de 64 años y la escasez de sacerdotes empujó al movimiento progresista Wir sind Kirche ("Nosotros somos la Iglesia") a exigir al Pontífice la supresión del celibato obligatorio. Pedidos como éste no son infrecuentes. Asoman de tanto en tanto por todo el mundo católico. De hecho, el tema es causa de no pocas divisiones en la Iglesia, de deserciones y de acaloradas discusiones desde hace casi tantos años como los que tiene la prohibición.

Aunque no existen cifras oficiales, se estima que más de 150.000 sacerdotes en todo el mundo -de un total de unos 400.000- dejaron los hábitos por una mujer. Lo dice, entre otros, Clelia Luro, viuda del combativo obispo Jerónimo Podestá y presidenta honoraria de la Federación Latinoamericana de Sacerdotes Casados, que forma parte de la Confederación Internacional de Curas Casados (fundada en Ariccia, Italia, en 1985).

Luro no se anima a arriesgar cifras sobre la Argentina, pero sostiene que el porcentaje sería similar al que exhibe el panorama mundial. Miguel Angel Broggi Carranza, quien durante 24 años -hasta que se enamoró de Marta, su esposa- fue cura en la diócesis de Santa María, en Córdoba, tiene otros cálculos. Fundador del centro Verdad en Libertad, que intenta brindar unión y apoyo a los sacerdotes casados del país, Broggi estima que en la Argentina hay cerca de 1000 curas que colgaron la sotana, aunque sólo contabilizó 500.

Bendición, no pecado

Existen organizaciones similares en muchos países, como Tiempo de obrar, tiempo de hablar, en España, Vocatio ("Vocación"), de Italia, y Rumos ("Rumbos"), en Brasil, donde un informe reciente determinó que el 41 por ciento de los sacerdotes infringió el celibato, aun estando en ejercicio de su ministerio. Para escándalo de la Iglesia argentina, fue algo similar lo que ocurrió con Podestá, obispo de Avellaneda entre 1962 y 1967.

"La llegada de Clelia a mi vida es una gracia de Dios y no un pecado", repetía el obispo a quien quisiera escucharlo. En una época de creciente agitación política, este defensor de la Teología de la Liberación protagonizó una historia de amor tan audaz como no conocía el país desde el trágico romance entre Camila O Gorman y el presbítero Ladislao Gutiérrez, ambos fusilados en 1848. El "obispo rojo" -como lo llamaba Onganía- conoció a Clelia en 1966, a los 45 años, cuando para muchos estaba llamado a convertirse en cardenal primado. Ella tenía 39 años, seis hijas y un divorcio a cuestas. Se integró a su diócesis como su secretaria, primero, y como su compañera de vida y de lucha, después.

Luego de varios cruces con el Vaticano, y tras negarse a romper su relación amorosa, en 1972 Podestá fue finalmente suspendido "ad divinis". Así y todo, siempre reivindicó su condición sacerdotal (que de hecho nunca se pierde) e incluso continuó celebrando misa en el patio de su casa, entre amigos. Hasta su muerte, siete años atrás, continuó también con su prédica a favor del celibato opcional. Ahora, su viuda opina que ella fue simplemente una excusa. "La figura de Jerónimo molestaba en el país porque denunciaba las injusticias sociales, porque hablaba de derechos humanos y de libertad de conciencia", afirma Clelia desde su vieja casona de la avenida Gaona, la misma donde vivió con Jerónimo tras regresar del exilio en 1982.

En realidad, casos polémicos en relación con el celibato nunca faltaron. Uno de los más explosivos de los últimos tiempos es el del arzobispo africano Emmanuel Milingo, que el año pasado presentó su asociación Married Priests Now! ("¡Sacerdotes Casados Ya!") con el objetivo de promover la eliminación del celibato. Casado, arrepentido y arrepentido del arrepentimiento, Milingo provocó la furia del Vaticano al ordenar como sacerdotes a otros cuatro religiosos también casados. En 2001, el ex arzobispo de Lusaka (Zambia) se casó con una acupunturista de origen coreano, María Sung, en una ceremonia oficiada por la secta Moon. Unos meses después anuló su matrimonio para recuperar su relación con Juan Pablo II, para poco después volver a reivindicar su compromiso con Sung.



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"Creo que de acá a 10 años vamos a ver curas casados -aventura Roberto Di Stefano, historiador especializado en catolicismo-, pero va a suceder de a poco. La primera medida, motivada por la escasez de clero, va a ser empezar a ordenar hombres casados. Eso sí: no sucederá con este Papa, que es un papa de transición".

Que a la Iglesia le falta sangre nueva es una realidad insoslayable. Según el último informe de las Obras Misionales Pontificias, si en 1978 -año en que Juan Pablo II fue designado Papa- había un sacerdote por cada 1800 católicos, en 2004 había uno por cada 2700.

La Argentina no es excepción. No se sabe a ciencia cierta cuántos sacerdotes hay en ejercicio -las últimas estadísticas de la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA) son del año 2000 y hablan de 5648 curas para atender unas 11.500 parroquias-, pero se sabe que, en los últimos 10 años, las vocaciones sacerdotales cayeron un 20 por ciento en nuestro país. La obligación del celibato es la explicación que más se cita.

"Esta es una opción de vida que me ha hecho pleno en la entrega a Dios y a los demás. Sostener su supresión es tan ridículo como pedir la abolición del matrimonio por la evidencia de tantas rupturas", dice el padre Guillermo Marcó, director de la Pastoral Universitaria del Arzobispado de Buenos Aires. Las deserciones sacerdotales, asegura, no son tantas como los fracasos matrimoniales, producto, dice, de la falta de compromisos para toda la vida. "Porque el compromiso del celibato es comparable con el compromiso matrimonial. Claro que es más fácil cuestionar el celibato que el matrimonio".

Si bien en términos oficiales la Iglesia no parece dispuesta a abrir el debate, internamente la discusión existe aunque aún no logra instalarse. La hermana Liliana Marzano, presidenta de la Conferencia Argentina de Religiosas y Religiosos (Confar), que nuclea a 217 de las 395 congregaciones de nuestro país, lo expresa a su manera: "La castidad es un voto para el amor, para tender puentes hacia muchas personas, para llegar a donde otros no pueden por estar en cosas más concretas. De todas formas, también creo que hay que poder replantearse en la Iglesia el tema del celibato sacerdotal. Creo que nos debemos la posiblidad de debatir el que sea optativo y no una condición sine qua non para el ejercicio del ministerio."

Carlos Avellaneda, de 52 años, párroco de Nuestra Señora de la Guardia, de Florida, y formador de seminaristas durante 15 años también cree que el celibato aún hoy es importante. "Un cura de antes te decía que se hacía cura para trabajar por Dios. Entre los chicos de hoy, en cambio, escuchás cosas como ´yo me hice cura para ser feliz ". Lo que sucede, explica, es que vivimos "en una cultura muy egocéntrica y narcisista, que busca la gratificación inmediata."

Otra, muy distinta, es la opinión del padre José Amado Aguirre, cordobés, abogado y ex juez de los tribunales eclesiásticos. La suya es una voz desde el interior de la Iglesia a favor del celibato opcional. A su entender, los curas tienen derecho a formar familia porque "teológicamente no se puede pretender dar más ´jerarquía sobrenatural al celibato que al sacramento del matrimonio". Y menos aún, dice, "se puede pretender exigir como condición excluyente el celibato obligatorio para obtener la ´vocación sacerdotal . Esto sería, y es, en lenguaje forense, un chantaje".

Otros tiempos

Una de las principales razones por las que el celibato genera tanta polémica radica en que esta tradición no constituye un dogma de fe, sino una medida disciplinar. ¿Qué significa esto? Básicamente, que la Iglesia lo podría cambiar si así lo quisiera. De hecho, en los primeros siglos del cristianismo, el celibato no era una exigencia. Casi todos los apóstoles y sus discípulos fueron hombres casados y en los evangelios no hay indicación alguna al respecto (San Pablo sí recomienda elegir para obispo "a hombres de una sola mujer"). También hubo papas casados

"Recién con el concilio de Letrán, en el siglo XII, se establece que el matrimonio de un clérigo es inválido", señala Roberto Di Stefano. ¿Por qué? Los siglos XI y XII, explica, son testigos de la lucha entre el poder secular, del emperador, y el poder de la Iglesia. Esta última pelea por su autonomía y quiere evitar a toda costa que sus propiedades pasen a manos laicas. Y la mejor forma de hacerlo era mediante el celibato, que evitaba la descendencia y, con ella, la posible transmisión hereditaria de esos bienes eclesiásticos.

Más tarde, en el concilio de Trento (1545-1563), dice Di Stefano, la exigencia del celibato se vuelve a afirmar, pero la motivación, señala, ya no es económica, sino que ahora se busca separar a fieles y clérigos por medio del establecimiento del carácter sacramental de la ordenación sacerdotal. De acuerdo con el historiadior, uno de los problemas de la Iglesia en esa época era la corrupción del clero, además de la poca diferenciación que existía entre clérigos y fieles: algunos sacerdotes iban a cazar, se vestían igual que el pueblo, se inscribían como mercenarios en ejércitos, tenían distintos oficios (de carniceros a abogados). De modo que se intentó crear un nuevo clero, y para ello se declaró que la ordenación sacerdotal tenía la fuerza de un sacramento. Se establecía así un abismo insalvable entre laicos y clérigos.


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De haber podido casarse, ¿hubiera seguido siendo cura? Delfor "Pocho" Brizuela no duda: "Claro que sí". El mismo hombre que asoma ahora a la arena política de La Rioja, como candidato a intendente de la capital provincial por el oficialismo, un año atrás dejó helados a sus fieles de la parroquia de El Chamical, un pueblo riojano de 14.000 habitantes. En plena misa anunció su retiro porque, explicó, se había enamorado de una mujer, docente, separada y madre de dos adolescentes.

Lejos de poner el grito en el cielo, la mayor parte de los feligreses aplaudió su sinceridad. "La gente tomó mi decisión con naturalidad, porque que el hombre y la mujer estén juntos es el orden natural", señala Brizuela, para quien "ser sacerdote y padre de familia son cosas perfectamente compatibles. De hecho, asegura que en el pueblo lo siguen llamando padre, le preguntan sobre la Biblia y le piden su bendición. "La Iglesia como institución podría abrir la discusión del celibato, pero sus tiempos son muy lentos", añade.

En realidad, desde hace unos 15 años que la Iglesia cuenta con cientos de sacerdotes casados entre sus filas. Se trata de aquellos curas anglicanos que, descontentos con la ordenación de mujeres en su confesión, se convirtieron al catolicismo. Muchos de esos curas anglicanos estaban casados, pese a lo cual Roma no les puso impedimentos para jurar obediencia al Papa.

En rigor, el celibato sólo es obligatorio en la Iglesia Católica que practica el rito latino. Porque la misma Iglesia Católica, en aquellos países donde predomina el rito oriental (el Líbano, Egipto y Armenia, entre otros), ordena sacerdotes a hombres casados (una vez ordenados ya no se pueden casar, y deben ser célibes para ser obispos).

En la Argentina hay unos 700.000 maronitas . Su obispo, Charbel Mehri, de origen libanés e integrante de la Conferencia Episcopal, señala que, aunque tienen libertad para casarse, la mayoría de los sacerdotes maronitas elige ser célibes. "La gente los aprecia más. Los ve como personas consagradas íntegramente a Dios, que no tienen que dividir su tiempo entre la parroquia y la familia", dice.

A esto alude Damián Rodríguez Alcobendas, de 50 años y sacerdote desde hace 26, al afirmar que él se hizo cura para consagrarse "100 por ciento a Dios". Y añade, respecto del celibato opcional: "Hay una pregunta que pocos se hacen y es quién mantendría a la familia del cura, quién pagaría por el colegio de sus hijos, por ejemplo. ¿La parroquia? ¿El propio cura? En ese caso el sacerdote tendría que salir a trabajar, y entonces tendríamos un cura part-time ."


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Desde que dejó el sacerdocio, a fines de los 60, Alejandro Mayol cultivó el perfil bajo, sin siquiera participar de los movimientos de curas casados. "Lo suyo había sido un escandalete tras otro dentro de la Iglesia, y prefería no abrir un nuevo frente de choque", explica Beatriz, su mujer, en la casa que ambos comparten en Villa Martelli. Los "escandaletes" a los que se refiere se resumen, en realidad, a ciertas actitudes "transgresoras" para la época: Mayol tocaba la guitarra en misa, tenía un programa de televisión (Trampolín a la vida, que se emitía por canal 7) y, más "grave", llegó a publicar una nota titulada "Iglesia, ¿corset del hombre nuevo?" en una revista que él mismo impulsaba (pero que tuvo que dar de baja tras esa controvertida publicación). Sin embargo, como en el caso de Podestá, de Broggi Carranza, de "Pocho" Brizuela y de tantos otros, el escándalo mayúsculo fue el haberse enamorado.

Cuando se conocieron, Beatriz acababa de terminar el colegio, quería ser periodista y comulgaba todos los días en la iglesia de San Telmo, donde Mayol era cura. Ella también tocaba la guitarra y participaba en coros. Juntos iban a misas de universitarios, a la capilla del Instituto del Cáncer, a las reuniones de la JUC, y en 1966 comenzaron a cursar la carrera de Sociología. Se casaron en marzo del 69, y años después Alejandro pidió al Vaticano lo que se llama reducción al estado laical.

Mayol continuó con sus grandes pasiones, la religión y la música, escribiendo temas de corte religioso y produciendo obras musicales ("La Pasión según San Juan", por ejemplo, se representa en Madariaga desde hace 22 años). Pero, padre de cuatro hijos, había bocas que alimentar, así que hizo de todo, desde atender un negocio que vendía pececitos hasta ocupar un cargo en la secretaría de Cultura de Florencio Varela.

¿Qué piensa del celibato? "¡Ahora estoy de acuerdo!", dice Mayol, y suelta una carcajada. Después se pone serio y aclara: "El celibato tiene una enorme grandeza, y hay gente que lo lleva con mucha dignidad. Pero no es algo que esté hecho para todos, y de hecho la Iglesia está perdiendo gente valiosísima por este tema. Sinceramente creo que debería ser opcional".

15.9.07

- ROBOS -



Museos en alerta


Nuestros museos se encuentran en razonable y justificado estado de alerta. No es para menos; durante los últimos meses varios de esos reservorios han sufrido robos que les han provocado sensibles pérdidas patrimoniales sin que hasta la fecha se haya podido dar ni con los objetos de esas rapiñas ni con los culpables de esos delitos.

Tal situación, obviamente de gravedad extrema, impone que el Estado arbitre las medidas y los recursos indispensables para que esas instituciones de la cultura puedan contar con sistemas de seguridad confiables y, en lo posible, inexpugnables.

La "incursión museológica" de los malhechores, cuya profesionalidad y conocimiento del terreno llamó la atención de expertos y profanos, empezó por el Museo Histórico Nacional, en el porteño parque Lezama. Allí, violentaron una vitrina para apoderarse del reloj que le había sido obsequiado a Belgrano por el monarca británico Jorge III y que el prócer, a su vez, en el lecho de muerte le entregó a su médico de cabecera, el escocés Joseph Redhead, porque, a falta de otros recursos, quería retribuirle sus servicios.

El Museo Histórico Provincial Enrique Udaondo, de Luján, tuvo que cerrar sus puertas al público por motivos parecidos. Desaparecieron de sus salas tres grandes ollas de cobre y ocho monedas acuñadas durante el reinado de Fernando VII. También fueron víctimas de delitos similares el Museo Mitre, las capillas de la Quebrada de Humahuaca y de la Puna, entre otros.

También cayó en esa red delictiva el Museo de la Casa de Gobierno, hasta entonces y desde su fundación exento de esa clase de incursiones. Dentro de él y sin que nadie los advirtiese, los ladrones se apoderaron de un reloj de oro que había sido propiedad del ex presidente Nicolás Avellaneda, otro reloj del ex presidente y general Agustín P. Justo y dos lapiceras, una de oro, del ex presidente Roberto M. Ortiz.

Es probable que, si bien todos esos objetos tienen considerable valor monetario, hayan sido robados por el valor museológico que los distingue. Ello impone no descartar la intervención de un coleccionista, ya fuera como instigador o como autor material del apoderamiento.

Aquí, y en el resto del mundo, el robo de piezas museológicas nunca ha dejado de estar en boga. El comercio ilícito de esas piezas, que, por lo general, son remitidas al exterior con singular rapidez, sólo es superado por el tráfico de armas y de estupefacientes.

Organizaciones mafiosas se encargan de tejer esa oscura red que casi siempre incluye a coleccionistas, intermediarios, informantes y ladrones de "guante blanco", dedicados todos ellos al saqueo del patrimonio cultural de todos los argentinos. Salvo casos muy particulares, estas bandas no tienen mayores dificultades para llevar a cabo sus turbias finalidades. La consabida falta de recursos para el cuidado del patrimonio público cultural ha desguarnecido a los museos en materia de vigilancia y de controles, al tiempo que la instalación de equipos electrónicos forma parte de sueños inalcanzables.

Así estamos y así nuestros museos van siendo despojados de sus preciosas piezas. Es de temer que de seguir a este paso llegará un día en el cual nuestros descendientes habrán sido despojados de toda referencia acerca de su origen y de la cultura, y las demás actividades de las generaciones que los han antecedido.

Ante la criminal indiferencia de gobernantes y de funcionarios convencidos de que nadie les pedirá rendición de cuentas ni serán sancionados por causa de esas omisiones e incumplimientos, la sociedad argentina asiste asombrada a la pérdida de su identidad como país. Porque todos estos recuerdos también tienen un lugar importante en la construcción de la Argentina de hoy, pero parece que son muy pocos quienes lo saben.

14.9.07

- INSEGURIDAD -



Dos vigiladores por cada policía


La Argentina tiene más de 200.000 encargados de la seguridad privada, la cuarta parte de los cuales trabaja en negro. El dato impresiona, por cuanto esa cifra prácticamente duplica la cantidad de policías en actividad.

Se trata de una realidad tan concreta como sobrecogedora, porque demuestra, más allá de las retocadas estimaciones oficiales, que nuestra sociedad está hondamente atemorizada por el auge del delito y se siente desprotegida frente a sus impunes y durísimos embates.

La información ha sido suministrada por la Cámara Argentina de Empresas de Seguridad e Investigación. Esa entidad afirma que desde la crisis de 2001 la actividad creció a razón de un 5 por ciento anual, particularmente por el impulso que le dan las empresas locales y las multinacionales. También confían en la vigilancia privada los particulares, desprotegidos frente a una ola de inseguridad que aparece permanentemente ante nuestros ojos o reflejada en las informaciones de los medios de comunicación.

La seguridad privada, por lo menos en nuestro país, funciona mayoritariamente dentro de la ley. Quienes la proveen, ven el problema como algo que está lejos de haber llegado hasta los límites que ellos visualizan como posibles y necesarios. De cualquier manera, es evidente que si la seguridad privada prolifera cada vez más es debido a que el poder público no está en condiciones de satisfacer en forma adecuada las garantías que reclaman las personas en defensa de sus vidas y de sus posesiones.

Una de las razones básicas que justifica la instalación del Estado es su capacidad para ejercer el poder a fin de garantizar, justamente, esas vidas y esos bienes. El Estado se arma para que quienes están bajo su protección puedan vivir con tranquilidad y no se vean obligados a realizar algo tan poco adecuado como armarse en defensa propia.

Es interesante tomar nota de que aquella entidad señale a 2001 como un punto de inflexión en las expectativas de la gente en torno de su seguridad, pese a que el país vivió, durante largos años, situaciones de violencia de todo tipo, como el accionar de las guerrillas y las represiones que generaron. Ese mundo violento no es el que ahora inquieta a quienes hoy se sienten amenazados, porque las circunstancias son distintas. Los ataques contra las personas o las empresas, los secuestros extorsivos y las muy variadas amenazas adquieren hoy un abanico de víctimas o posibles víctimas, y de probabilidades que antes no existían.

Algunas estadísticas oficiales arrojan un claro panorama sobre el problema. En la ciudad de Buenos Aires se denuncia por mes, desde 2001, un promedio de alrededor de 13.000 crímenes cuyos autores son desconocidos. Mayoritariamente, se vinculan con delitos contra la propiedad.

Los servicios privados de seguridad imponen a las personas o a las empresas e instituciones gastos que no deberían existir, lo que no constituye, precisamente, un motivo de satisfacción para la sociedad.

Desde los ámbitos gubernamentales este problema, lamentablemente, suele ser ignorado o reducido en sus auténticas dimensiones.

Ese poder público que hoy está en deuda con la gente en materia de seguridad, protección y prevención del delito debería hacer cuanto fuese necesario para saldar tan amplia brecha en su necesario aporte para engendrar, consolidar y sustentar el bienestar del conjunto de la sociedad y afianzar la paz social.

Cuando las autoridades nacionales parecen empeñarse en hacerle creer a la opinión pública que la inseguridad que padecemos no es más que una percepción alimentada desde los medios de comunicación, se está negando un problema. Ni la relativización de la realidad por motivos electorales ni la negativa del gobierno nacional al electo jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires de los fondos necesarios para que ésta cuente con su propia policía son actitudes demostrativas de compromiso político para resolver la actual crisis de inseguridad.

Es hora, pues, de que, como tantas veces lo reiteramos, la lucha contra el delito sea encarada como una política de Estado al margen de las disputas partidarias.

12.9.07

- TV 3 -


Negocio para tres

La TV está en manos de Ideas del Sur, Pol-ka y Cuatro Cabezas




Si los meses de julio y agosto se presentaron durísimos en la pelea Canal 13-Telefé por consagrarse como lo más visto de la TV, septiembre se vislumbra parecido aunque el enfrentamiento tiene ahora dos claros protagonistas: Ideas del Sur, que en el 13 cuenta con Showmatch como el dueño de cuatro noches de la semana, y Eyeworks-Cuatro Cabezas en Telefé, que al tradicional Caiga Quien Caiga y La Liga sumó Zapping y El Gen Argentino.

De esta manera Mario Pergolini, a cargo del management de la productora que hace poco tiempo se integró a un grupo holandés, se dio el gusto de enfrentar a su enemigo Marcelo Tinelli con un ciclo cultural, y aunque los números del rating favorecen a los shows de baile y patín, la tanda más cotizada es para Telefé. Se viene otro round en la televisión argentina.

Tercer mes consecutivo y tercera batalla por el rating. Canal 13 quiere ser número uno y eso se sabe que no se logra con un puñado de televidentes de los niveles socioeconómicos más altos. Es por eso que Marcelo Tinelli resultó la mejor estrategia para luchar por la recuperación de un canal que hace 17 es el segundo de Telefé.

Sin embargo esto ya no es noticia porque desde el pase del conductor de Showmatch de Canal 9 al canal del Grupo Clarín, en 2006, quedó claro el objetivo y también sentado el primer riesgo: la “tinellidependencia”, tal como le sucedió a Daniel Hadad cuando en el canal que ya no le pertenece logró consagrarse número dos de la TV con unos excelentes 30 puntos diarios de Tinelli, pero nada más que eso.

Ahora la novedad ha sido el cambio de programación de Telefé, con una decisión sorpresiva de Claudio Villaruel, gerente de Programación, quien ha cedido la mayor parte del prime time a la productora de Mario Pergolini y Diego Guebel, Cuatro Cabezas, que hace pocos meses se integró al grupo holandés Eyeworks con lo cual amplió su presencia en todo el mundo.

La estrategia de Villarruel, quien no está acostumbrado a perder el liderazgo, fue devolverle a la televisión la parte cultural y educativa que hace tiempo se ha borrado de las grillas, aunque la decisión tampoco fue planeada de antemano sino que debió apresurarse por la baja performance de Gran Hermano 5, programa que no logra remontar en las mediciones y que por eso su transmisión fue reducida a dos noches semanales, cuando la versión anterior llegó a ocupar la mayoría del prime time y hasta ocasionó la salida del aire, una semana, de Caiga Quien Caiga.

Pergolini permaneció en silencio ante esas medidas y parece que ahora llega el tiempo de la recompensa, ya que cuatro programas de la productora son privilegiados con el horario más cotizado, que es el prime time, donde esta también sabe hacer rendir los precios. CQC tiene desde hace tiempo el segundo más cotizado de la tanda, que en septiembre llegó a los $3.800, seguido por Showmatch y Son de Fierro, la comedia de Pol-Ka, que tienen un segundo de $3.500.

En cuanto a los nuevos programas de Cuatro Cabezas, El Gen Argentino tiene un costo de $2.700; La liga de $2.500 y Zapping, el lanzamiento que hasta el momento tuvo peores resultados, de $2.200.

El desembarco de la productora se mezcló también con rumores mucho más fuertes como es la salida de Villarruel y la llegada a ese cargo de Guebel, aunque eso fue desmentido. Lo cierto es que la vuelta de timón está clara y se esperan los resultados.

Lo que viene

Realizada la radiografía de la televisión actual, las expectativas están centradas en que pasará hasta fin de año, y los número de los primeros días de septiembre parecen indicar que Telefé retomará su liderazgo, no por su nueva programación donde se ha visto que los programas culturales poco rating suman, sino porque le han permitido recuperar algo de las mediciones nocturnas y eso se suma a la buena gestión de la tarde y especialmente de los fines de semana, donde Canal 13 no logra remontar.

También en su estrategia vuelven a jugar fuertes las repeticiones, una alternativa que hasta el momento no había tenido éxito en la televisión pero que Villarruel ha sabido aprovechar: primero fue con Los Simuladores, luego fue con Casados con Hijos y ahora vuelve Montecristo, la novela que el año pasado logró posicionarse entre la audiencia. Y no deben olvidarse las producciones de Endemol, entre ellas Cárceles, con un tono periodístico, y la continuación de GH5.

Las estrategias de Canal 13 también comienzan a bifurcarse y esta semana Pol-Ka pondrá al aire un nuevo unitario de terror, teniendo en cuenta el éxito que alcanzó Mujeres Asesinas también con temáticas criminales, y sumando de esta manera una nueva ficción de la productora de Adrián Suar que logra todos los días importantes mediciones con Son de Fierro.

Por otro lado no hay que olvidar que América, canal que junto al 9 se disputan el tercer y cuarto lugar, muy alejados de los líderes, logró darle un lugar a la ficción con La Lola, una novela que alcanzó los dos dígitos, un número más que importante para el canal de Palermo.

Balances y números

Quienes están en la industria aseguran que Telefé volverá a ser el número uno y que Canal 13 mantendrá su segundo lugar, eso sí, pisándole de cerca los talones al primero. En lo que nadie quiere jugarse es en arriesgar cuánto rinde esta estrategia a los canales, aunque en voz baja se dice que el crecimiento del 13 le ha costado muchos más millones de los que gana por emisión. Una batalla que promete mucho más para alimentar a los medios.


Guillermina Fossati
Revista Infobrand

11.9.07

- ENSEÑANZA -



La dicha de enseñar y aprender

Por Silvia Bacher
Para LA NACION



Cada ser humano tiene en su haber la impronta con la que ha sido marcado por un maestro.

Tal vez sean las marcas dejadas por aquella mujer que nos abrió la puerta al universo del conocimiento a través de las primeras letras y de los primeros cálculos. O quizá sean las marcas imprimidas por alguien que atravesó nuestra vida por fuera de la enseñanza formal. Lo cierto es que esas huellas indelebles son la prueba de que la educación conlleva la capacidad de un individuo de trascender a través de otro.

Porque educar es una acción profundamente solidaria. Es la oportunidad que tienen los seres humanos de acompañar a otros en el tránsito que los lleva, como nos decían de pequeños, a afianzar raíces y a desplegar las alas.

Educar en una sociedad en la cual los lazos entre las personas se licuan y se tornan frágiles y donde las dificultades se reactualizan y se potencian de modo constante es una tarea compleja.

Sin embargo, paradójicamente, en un entorno volátil, gobernado por las tecnologías y por las leyes del marketing, los docentes siguen siendo los anfitriones de uno de los pocos escenarios aún vigentes para construir vínculos. En esos escenarios escolares, valores como el amor, la libertad y la identidad cobran carnadura.

Son los maestros los que pueden promover la formación de hombres y mujeres identificados con el respeto de los derechos humanos, el reconocimiento de los diferentes y la preservación del medio ambiente en el que vivimos. Son el pensamiento, el acceso a los nuevos conocimientos, la confrontación con diversidad de saberes y opiniones y la indagación en diversas culturas las habilidades que nos permiten constituirnos en personas más humildes, menos prejuiciosas y más éticas.

Los maestros son los que nos hacen tomar conciencia definitiva de que somos perfectibles, de que hay más conocimientos por aprehender.

Desde las culturas ancestrales, el maestro es el líder en la sociedad, un líder con el carisma suficiente para iluminar mentes y corazones. Un guía capaz de estimular el pensamiento, aun en condiciones adversas.

En nuestro país más de ochocientos mil mujeres y hombres eligieron el camino de la docencia como vía para su desarrollo profesional. Ellos se enfrentan cada día con presiones para las cuales no están preparados. Muchos de los docentes argentinos actúan en condiciones que distan de ser dignas, en ámbitos de pobreza y marginación.

Los nuevos contextos sociales les ponen por delante desafíos para los cuales no fueron preparados, pero que hacen duro impacto en el aula.

A pesar de todo, cada día reciben a niños, jóvenes y adultos que buscan en ellos un puente que les permita superarse.

Cada docente en particular y el sistema educativo en su conjunto se enfrentan con la profunda transformación que produce la globalización. Sin embargo, el dilema esencial que tiene hoy cada maestro al mirar a sus alumnos tal vez no haya variado. Escuchemos al catedrático de la Universidad de Málaga José Esteve cuando afirma: "Lo único que de verdad vale la pena y llena de sentido el trabajo docente como para justificar que quememos en él nuestra vida es ayudar a los alumnos a comprenderse a sí mismos, a entender el mundo que los rodea y a encontrar su propio lugar, desde el que podrán actuar plenamente en la sociedad. Para ser maestros de la humanidad, hemos de rescatar el valor humano del conocimiento". Para lo cual, concluye, "la tarea básica del docente es recuperar la inquietud".

Cada ser humano tiene la impronta de un maestro. Unamuno recuerda al suyo, Giner de los Ríos -nos ilustra Esteve-, como "un hombre que pensaba hablando, pensaba viviendo, que era su vida pensar y sentir y hacer pensar y sentir". Tal vez, recordar a nuestros maestros, los que nos ayudaron a pensar, nos permita recuperar energía para alimentar la llama que encendieron en nosotros. Puede resultar un estimulante modo de reconocer que si bien sólo algunos tienen el don de la docencia todos tenemos la dicha de sentirnos alumnos.

Silvia Bacher es una docente y periodista especializada en temas de educación y comunicación

9.9.07

- RENCOR -



El rencor no cura las heridas


De el comienzo de su gestión, y con creciente intensidad, el presidente Néstor Kirchner ha efectuado una distinción tajante entre quienes sufrieron los excesos de la represión contra el terrorismo en los años 70 y quienes cayeron como consecuencia de la acción subversiva.

El primer mandatario ha distinguido, estrechado vínculos y subsidiado a las diversas organizaciones no gubernamentales que reúnen a los ascendientes o descendientes de las víctimas de la represión. En cambio, respecto de los integrantes de las fuerzas que reprimieron al terrorismo, exhibió una posición diametralmente opuesta: no sólo expresó juicios lapidarios que englobaron no pocas veces a todos los miembros de las Fuerzas Armadas, sino que jamás hizo pública su solidaridad hacia los deudos de las víctimas del terrorismo y hasta consideró como actos casi hostiles a las manifestaciones en las que se procuraba recordarlas y honrarlas.

Este tratamiento disímil ha sido asumido por el Poder Judicial. En sucesivos fallos, nuestro más alto tribunal ha considerado que no son prescriptibles los delitos de lesa humanidad cometidos por quienes desempeñan funciones gubernamentales, en tanto que sí prescriben los crímenes de las mismas características, cometidos por terroristas sin conexión con el Estado. Debe señalarse que ninguna de las convenciones internacionales invocadas para sustentar esta posición efectúa la distinción adoptada por nuestra jurisprudencia.

Así, mientras que en la actualidad los integrantes de las Fuerzas Armadas y de seguridad afrontan procesos penales en los que también se han desconocido los principios constitucionales de cosa juzgada y de inmunidad a un doble juzgamiento por un mismo hecho, algunos de quienes fueron terroristas perpetradores de delitos de lesa humanidad no sólo están protegidos por esta jurisprudencia, sino que en ciertos casos desempeñan funciones relevantes de gobierno.

En consonancia con la orientación presidencial, el actual secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, ha iniciado una querella ante el Poder Judicial, para propiciar la derogación del decreto que dispuso el indulto a los comandantes en jefe en la causa que se les siguió por la "rebelión" que culminó en la toma de poder por las Fuerzas Armadas en 1976. Dicha causa concluyó como consecuencia de un indulto del ex presidente Carlos Menem. El doctor Duhalde ha pedido que se reabriera la causa por rebelión y se actuara no sólo contra los integrantes de las Fuerzas Armadas, sino también contra quienes fueron ministros y secretarios de Estado civiles del gobierno militar. Se procura de esta manera involucrar a todos ellos en las causas por violación a los derechos humanos.

Similar propósito trasunta el pedido del cónsul general de nuestro país en Nueva York, Héctor Timmerman, cuando, al brindar testimonio en la causa que se sigue contra quien había sido capellán de la policía bonaerense, solicitó que se investigara a ciertos civiles que habían desempeñado funciones de diversa jerarquía en esa provincia durante el gobierno militar. En respuesta, el tribunal que entiende en la causa que se sigue contra el sacerdote Christian von Wernich los ha llamado a prestar declaración testimonial.

Esta citación no obedece a requerimientos de un juicio en el cual se investiga la conducta de Von Wernich. En los procesos de la ex Unión Soviética, cualquiera del pueblo podía "atestiguar" sobre hechos que a su juicio afectaban el "sistema socialista", siendo secundario que el testimonio se refiriera a hechos concretos, y las "meras referencias" denunciadas eran tratadas como pruebas asertivas. Aquí el llamamiento a declarar parece encontrar sustento en la circunstancia de que determinadas personas ocuparon cargos jerárquicos en períodos cuestionados; en las meras referencias de terceros a las personas citadas en un contexto que no guarda relación con la causa en trámite o en la dudosa manifestación de algún testigo que "cree" haber visto a determinada persona.

Es peligroso utilizar esta modalidad nada republicana para convocar a personas con el velado propósito de someterlas al escarnio de pasar por una sala colmada de adversarios ideológicos, a los que poco interesa la conducta o la intervención en los hechos que se juzgan, sino tan sólo exhibirlos a la vindicta pública.

Es sabido que los civiles que ocuparon cargos en el gobierno militar no quedaron involucrados en la lucha contra el terrorismo, según se desprende de las profundas investigaciones judiciales llevadas a cabo cuando se restauró la democracia con el propósito de esclarecer todas las violaciones a los derechos humanos acaecidas en aquel período. Tampoco en las desarrolladas por organismos como la Comisión Nacional de Personas Desaparecidas (Conadep).

Pretender involucrar ahora a algunos civiles a instancias de quienes fueron protagonistas del conflicto setentista, sobre la base de dudosos testimonios o por el solo hecho de haber desempeñado funciones en el gobierno militar, puede abrir una nueva instancia de consecuencias imprevisibles. No debe olvidarse que fueron millares los civiles que desempeñaron funciones durante el gobierno militar, tanto en los poderes ejecutivos nacional y provinciales como en la justicia federal o local. Buena parte de los jueces de cierta edad que aún continúan en funciones o que han sido objeto de ascensos o nuevas designaciones se desempeñaron en la Justicia en la década del 70. De hecho, la mitad de los integrantes de nuestro máximo tribunal fueron funcionarios judiciales en ese período.

El rencor, el resentimiento, el espíritu de venganza no deben inspirar las decisiones gubernamentales. Cuando ello ocurre, se generan nuevos resentimientos que posteriormente procurarán encausarse en nuevas decisiones gubernamentales de signo opuesto. De la misma manera, no resulta posible tratar en forma desigual crímenes similares. Aquellos "jóvenes idealistas" que fueron terroristas y cometieron delitos de lesa humanidad no pueden hoy instigar o fomentar, bajo un manto de impunidad y a veces desde cargos públicos, la persecución de sus adversarios de antaño. Así no se cicatrizarán las traumáticas heridas que los argentinos aún padecemos.