- MAS RIACHUELO -
Casi todo está por hacerse
La secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti, y algunos de sus colaboradores no supieron responder a preguntas muy concretas que les formuló la Corte Suprema: en el tribunal opinan que, directamente, el Gobierno no tiene plan de saneamiento de la cuenca o que el programa es muy improvisado y precario.
Por eso, la Corte convocará a una reunión a los expertos de la Universidad de Buenos Aires, que habían presentado un informe lapidario sobre el plan oficial de saneamiento; les pedirá consejos técnicos y, dentro de no más de un mes, decidirá medidas muy concretas para obligar a Picolotti a reunir la Autoridad de Cuenca, formular un programa sanitario para las personas que viven en la zona, ordenar al comité que realice mediciones técnicas de efluentes y tome medidas elementales para elaborar, de una vez por todas, un verdadero plan.
La Corte tramita una causa en la que debe decidir si aprueba o no el plan de saneamiento que el año pasado le encomendó al Gobierno. La de ayer concluye la tercera ronda de audiencias y casi todo está por hacerse.
Los cuatro jueces presentes en el encuentro de ayer, Ricardo Lorenzetti (presidente de la Corte), Elena Highton (vicepresidenta), Juan Carlos Maqueda y Carmen Argibay, uno tras otro, formularon preguntas a Picolotti y a dos funcionarios, el ingeniero Mario Ferdkin, asesor de Infraestructura de la Autoridad de Cuenca, y a Ana María Speranza, directora nacional de Salud Materno-Infantil.
"¿Se reunió alguna vez la Autoridad Interjurisdiccional de Cuenca?", interrogó Lorenzetti. "Nunca", respondió Picolotti. "¿Tiene ese organismo presupuesto?", insistió. "No", dijo la funcionaria. "¿Formuló un plan sanitario para la población (5 millones de personas) que vive en la cuenca?", preguntó Highton. "No", respondió.
Las preguntas serían bastante fáciles de responder, si se tuviera información o idea de cómo serán las cosas. Pero no resultó así y, con respuestas largas y evasivas se quiso ocultar lo inocultable.
Por ejemplo, Lorenzetti preguntó a Picolotti, en varias oportunidades, cómo se pensaba garantizar que la Autoridad de Cuenca, a lo largo de un plan de 10 años, que atraviesa varias gestiones de gobierno, tuviese disponibles fondos suficientes para realizar algo tan complejo, que debe incluir obras de infraestructura, saneamiento y relocalización de empresas. Por toda respuesta, Picolotti dijo una obviedad: el Congreso aprueba los presupuestos año tras año. No se imagina la funcionaria diseñando la agencia espacial norteamericana (NASA) o la ampliación de la línea de subtes o un programa de salud plurianual.
Eso sí: Picolotti dio una respuesta política: el presidente Kirchner etiene la decisión de sanear la cuenca, algo que es cierto pero que no responde a la pregunta. Y lo calificó de estadista. En la Corte sintieron que le enrostraban al primer mandatario, y la alusión cayó muy mal.
Otro ejemplo. Maqueda preguntó al ingeniero cuál era el programa de obras y los tiempos concretos en que se irían finalizando. La respuesta fue larga y enjundiosa, pero en ningún momento dio fechas. Ahora, la Corte tiene que decidir qué hará con el plan trazado. En lo inmediato convocará a los expertos de la UBA y después dictará medidas concretas para motorizar un programa, que todo el mundo creía en marcha, pero que no está siquiera seriamente formulado.
Por Adrián Ventura
De la Redacción de LA NACION
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