- LO QUE VENDRÁ -

Advertencia y anticipo
Por Rosendo Fraga
Revista Fortuna
El categórico triunfo de Macri en Capital, no anticipa un resultado nacional, pero junto con el triunfo de ARI en Tierra del Fuego, muestran que el humor político de lo sectores medios está cambiando, exigiendo una nueva agenda que va más allá del crecimiento económico, hoy algo opacada por la restricción energética.
Desde la vigencia de la ley Sáenz Peña en 1911, que estableció en la Argentina el voto universal, secreto y obligatorio, nunca un candidato de centro-derecha ganó una elección en Capital. Ni para Jefe de Gobierno, legisladores nacionales o concejales.
Esta perspectiva histórica da significación al categórico triunfo de Macri en el distrito porteño. A ello se agrega que de las cuatro elecciones de Jefe de Gobierno, la del 24 de junio es la que ha registrado el mayor porcentaje del ganador, ya sea en primera o segunda vuelta. Macri supera ampliamente los porcentajes alcanzados por De la Rúa en 1996 y por Ibarra en 2000 y 2003. Logró en la primera vuelta, 28 de los 60 legisladores, con lo cual cuenta con el respaldo suficiente en la Legislatura para poder gobernar. Además, el actual Jefe de Gobierno, Jorge Telerman, parece dispuesto a facilitar la transición.
Macri ha sido votado por valores de centro-derecha, como la eficiencia, la seguridad y el orden. Pero su vicejefa de Gobierno, Gabriela Michetti, más bien fue votada por representar valores de centro-izquierda. Ella ha sido percibida en función de sensibilidad, solidaridad e igualdad. Por esta razón, la fórmula Macri-Michetti, termina siendo de centro. Pocas veces en una elección argentina, el segundo de la fórmula aportó tanto para el primero. Carrió manifestó públicamente que si Michetti fuera la candidata a Jefa de Gobierno, ella la votaría y a su vez ésta dijo que votaría por Carrió para Presidente. Esta situación, plantea que el desafío político de Macri en lo inmediato es generar un partido y una coalición que se mantenga unida. Ya el 28 de octubre, cuando en la Capital se vote para senadores y diputados nacionales, el mismo día de la elección presidencial, tendrá que obtener un nuevo triunfo en una situación compleja, que le permita iniciar su gestión con otra victoria electoral.
Para el oficialismo, ha sido una derrota importante, aunque intente negarlo. Perder por 21 puntos, en el distrito que históricamente ha estado más a la izquierda en la política argentina, teniendo el apoyo de un gobierno nacional que tiene un superávit fiscal récord, con un Presidente que mantiene popularidad y sin una oposición articulada a nivel nacional, muestra que el Gobierno no supo utilizar adecuadamente los recursos con que cuenta. La elección de Capital no puede ser tomada como un anticipo de una elección presidencial, pero si es un indicador de los cambios de humor político de la clase media argentina. Esta empieza a pedir una nueva agenda más allá del crecimiento macro económico, la que incorpora por un lado valores como la eficiencia y la seguridad, pero también la transparencia y la lucha contra la corrupción. Kirchner creyó que el discurso ideológico de polarizar el país entre un centro-izquierda popular y un centro-derecha impopular, iba a ser suficiente para ganar en Capital y no ha sido así.
El resultado porteño se convierte así en una advertencia para Kirchner, cuya estrategia hasta el domingo seguía siendo el proyecto de dieciséis años de poder, con cuatro de Cristina Kirchner para 2007-2011 y ocho de él para 2011-2019, versión light, de la reelección indefinida que naufragó en la elección de constituyentes de Misiones. Es probable que el triunfo de Macri no impida la victoria oficialista el 28 de octubre, pero sí ha quitado credibilidad a los dieciséis años de poder del matrimonio Kirchner.
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