- ESCUELAS -
Diferencias por corregir en las escuelas
De acuerdo con un informe reciente de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), hay diferencias apreciables en cuanto al número de alumnos por distritos, establecimientos escolares y aulas en esta capital. En el plano concreto, esto se traduce en desigualdades de las cantidades de alumnos por grado y el espacio del que disponen, dato éste de significativa importancia. Siendo la medida reglamentaria de 1,35 m2 por educando, la reducción de espacio que se produce cuando crece la cantidad de chicos en la misma aula afecta la calidad de la enseñanza.
En los distritos escolares que abarcan los barrios de la zona norte de la ciudad de Buenos Aires, como Villa Devoto, Villa Urquiza, Belgrano o Núñez, el promedio de inscripción en las escuelas es de 288 alumnos y de 17,6 educandos por aula. En cambio, en establecimientos de la zona sur, que comprende barrios como Nueva Pompeya, Barracas, La Boca o Constitución, el promedio general de alumnos por unidad es de 428 alumnos y el número de educandos por aula es de 24,4, aunque en colegios de Villa Lugano y Villa Soldati, por ejemplo, el promedio asciende a 29,4 y en algunos casos llega hasta 50 chicos por aula. En el comienzo del actual año lectivo se fijaba en 27 el número reglamentario de alumnos por grado.
Por lo tanto, hay un desequilibrio entre las dos grandes áreas de la ciudad, separadas por la avenida Rivadavia, y los alumnos de barrios poblados por familias con menores recursos son quienes comparten aulas más congestionadas. Esta diferencia implica una reducción de las posibilidades de brindar una mejor enseñanza y contraría el principio de la igualdad de oportunidades educativas. La cantidad de alumnos condiciona la actividad escolar, el control de las tareas por parte de los docentes y la disciplina necesaria para el aprendizaje.
El déficit de infraestructura edilicia que se aprecia revela imprevisión de la planificación de la arquitectura escolar, que debe anticiparse a los cambios de población y adecuar de ese modo el ritmo de las construcciones y remozamientos de edificios. Se evitarían, así, medidas dictadas para salvar necesidades urgentes, como crear más aulas por desdoblamientos de grados, habilitación de aulas en espacios comunes o hacer de una escuela de tiempo completo una de jornada simple.
De ahí que las observaciones de la ACIJ sean fundadas. Siendo una norma esencial de la educación contemporánea reducir desigualdades y ofrecer condiciones que nivelen oportunidades para una formación de calidad, el gobierno de la ciudad ha quedado en mora en el aspecto comentado, pese a contar con recursos suficientes para encararlo.
Editorial La Nación
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