- ADICCIONES -
Prevenir adicciones desde la escuela
Un acto de contenido atractivo tuvo lugar en un teatro de Villa del Parque semanas atrás. Fue para celebrar la culminación de una experiencia de la cual participaron unos 600 alumnos del nivel primario, quienes llevaron adelante un programa de educación preventiva contra las adicciones al alcohol y al tabaco.
Los niños y niñas, pertenecientes a 12 establecimientos del Distrito Escolar 16 de esta ciudad, participaron con entusiasmo de una tarea propuesta por el Sedronar y la Fundación por la Calidad y la Participación.
El trabajo cumplido ha sido valioso y acorde con los criterios vigentes en la enseñanza para encarar la prevención de las adicciones.
Es oportuno señalar que, hasta la segunda mitad del siglo XX, el papel de la escuela ante el problema de las toxicomanías precoces carecía de relieve. La evolución dramática que han seguido posteriormente las adicciones de numerosos adolescentes, cuya iniciación en dichos hábitos se produjo en la infancia, llevó a buscar la contribución de la escuela para enfrentar una cuestión cuya gravedad fue creciendo. Se ensayaron así programas y técnicas diversas, sin alcanzar los resultados esperados, de manera que, en el campo de la pedagogía de la prevención, muchas dudas quedaron pendientes.
A menudo las iniciativas puestas en marcha pecaron de ingenuas frente al poder de captación que desarrollaron los productores de bebidas alcohólicas o de cigarrillos, o ante la facilidad con que quienes expenden estos productos burlan las normas vigentes que prohíben su venta a menores.
Los fracasos de aquellos programas escolares mostraron la necesidad de buscar otros caminos más ajustados a la realidad, que permitieran a los menores ganar en autonomía para saber discriminar entre lo bueno y lo malo que se les ofrece para consumir, y para elegir por sí mismos lo beneficioso y rechazar lo dañino.
Ese enunciado de carácter general no dio pie a un consenso suficiente en un plano concreto. Para lograrlo se apreció el valor positivo de incorporar información correcta, aunque con mesura, porque se pudo comprobar también que, si la información pone especial énfasis en los perjuicios de las adicciones, con frecuencia conduce a resultados opuestos a los deseados, ya que la curiosidad y el espíritu de contradicción de los adolescentes podría tentarlos a probar lo negativo. En suma, es necesario informar con sobriedad, pero no basar sólo en eso las campañas o programas.
Para avanzar hacia mejores logros, las propuestas se dirigieron a comprometer también la dimensión afectiva de la personalidad. Eso llevó a percibir la necesidad de tomar en consideración el ámbito sociocultural con su tramado de valoraciones y el contexto de situaciones precisas en las cuales los menores participan. Sobre esa base se hace más fluido decantar actitudes modeladoras de la conducta, razón por la cual se ha centrado en los alumnos el eje del trabajo de la educación preventiva, canalizada a través de juegos de roles, debates, resolución de problemas dramatizados en cuadros breves y otros recursos.
Esa calidez y espontaneidad de experiencias estuvieron presentes en la jornada final de los alumnos del Distrito Escolar 16. Es de confiar en la continuidad de programas de esta naturaleza, que deben ser seguidos por una evaluación crítica, a fin de perfeccionar una experiencia que se presenta como promisoria.
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