- RUSIA TODAY -
El mejor heredero de los zares
Como era previsible, el partido Rusia Unida, liderado por el presidente Vladimir Putin, se impuso en forma contundente en las elecciones parlamentarias de la Federación Rusa, celebradas el domingo último.
Rusia Unida obtuvo el 64,2 por ciento de los votos, lo que equivale a haber ganado nada menos que 315 de las 450 bancas de la Duma (Cámara de Diputados). En rigor, el triunfo resultó aplastante. Sus dos aliados más próximos, el derechista Partido Liberal Democrático y el izquierdista Rusia Justa, ambos cercanos al Kremlin, obtuvieron en conjunto el 16 por ciento de los sufragios, lo que significa haber conseguido 78 escaños. Entre los nuevos diputados del Partido Liberal Democrático, aparece insólitamente Andrei Lugovoi, acusado por los británicos de haber envenenado con polonio, en Londres, al ex agente ruso Alexander Litvinenko.
La primera minoría de la Cámara baja rusa correspondió al cada vez más alicaído Partido Comunista, que logró solamente el 11,6 por ciento de los votos; apenas 57 bancas.
De esta manera, el partido de Putin tendrá una amplia mayoría parlamentaria, con la cual podrá realizar en el futuro eventuales reformas constitucionales.
Las elecciones fueron calificadas de irregulares por los observadores occidentales. Es cierto: la campaña electoral, dominada por el monopolio y el control mediático de Moscú, estuvo plagada de favoritismos, restricciones a la oposición y groseras manipulaciones de los movimientos electorales. La oposición, algunos de cuyos líderes fueron perseguidos y hasta arrestados, como el ex campeón mundial de ajedrez Gary Kasparov, no tuvo en ningún momento igualdad alguna de oportunidades.
El buen resultado electoral obtenido por Putin sugiere que el pueblo ruso lo premió claramente en lo que se ha considerado un plebiscito sobre su popularidad. La gente parece estar satisfecha con la gestión, sobre todo por haber devuelto al pueblo ruso la autoestima que perdió tras la crisis de los noventa.
Desde 1999, la economía rusa, empujada por el fuerte aumento de los precios de los hidrocarburos, creció un 70 por ciento en términos reales. Lo hizo con la ayuda de ingresos extraordinarios provenientes de las exportaciones de hidrocarburos, que, en ese período, generaron unos 750 mil millones de dólares.
En el exterior, si bien se reconoce que Putin ordenó a su manera a la antes desquiciada Rusia, existe una inocultable preocupación por el aumento del autoritarismo bajo su mandato, reflejado en una inusual acumulación de poder en torno del Ejecutivo, que está en manos de la llamada chekisti (agentes a las órdenes de los servicios de inteligencia), a la cual Putin no es ajeno por haber pertenecido a la extinta KGB (Comité para la Seguridad del Estado).
Hay, no obstante, rumores preocupantes que sugieren divisiones o clanes dentro de ese grupo, lo que proyecta una cuota de incertidumbre sobre el futuro de una etapa de progreso socioeconómico que, hasta ahora al menos, podría denominarse "la era de Putin".
Constitucionalmente, Putin no puede ser reelegido en los comicios presidenciales de marzo próximo, pero hay quienes especulan con que mantenga buena parte del poder desde un nuevo cargo. Otros aventuran que, tras el resultado logrado ayer, buscaría reformar la Constitución en busca de un tercer mandato.
Al igual que Hugo Chávez en América latina, con la ayuda de un barril de petróleo a casi 100 dólares y, en su caso, del aumento del precio del gas, vital para Europa, todo es posible si de Putin, el mejor heredero de los zares, se trata.
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