- DESIGUALDAD -
Asimetrías sociales pendientes
La sostenida recuperación económica que ha experimentado la Argentina en los últimos años ha permitido, entre muchos aspectos positivos, reducir los elevados índices de pobreza, indigencia y desempleo que amenazaban la estructura económica y social del país. Sin embargo, pese a estos avances, persisten importantes asimetrías sociales que fueron puntualizadas por el Centro de Informaciones de las Naciones Unidas, que tiene la misión de difundir la marcha de los llamados Objetivos de Desarrollo del Milenio, cuyas metas deberían ser alcanzadas en 2015.
Los países signatarios de esa declaración se comprometieron a tomar diversas medidas en la lucha contra la pobreza, el analfabetismo, el hambre, la falta de educación, la desigualdad entre géneros y la degradación del medio ambiente; otro de los objetivos pasa por la adopción de medidas para disminuir la deuda, incrementar la asistencia y permitir a los países más pobres el acceso a sus mercados y tecnología.
Si bien uno de los integrantes del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales indicó que "en general la Argentina va a cumplir las metas propuestas", admitió que algunas de ellas serán difíciles de alcanzar, como la erradicación de la indigencia. Erradicar totalmente la indigencia -actualmente se la sitúa en el 8,2 por ciento de la población- no es un fin fácil de conseguir, ya que no se trata únicamente de crear más empleos, sino también de insertar en el mercado de trabajo a personas con un nivel bajo de instrucción.
Como ejemplo, puede señalarse que entre los beneficiarios de los planes Jefes y Jefas de Hogar (en un 70 por ciento mujeres) hay un 20 por ciento que tiene estudios primarios incompletos, un 37 por ciento con primario completo y sólo un 11 por ciento con secundario completo. Asimismo, seis de cada diez beneficiarios tienen por lo menos dos hijos y carecen de cónyuge, por lo que les resulta aún más difícil salir a buscar trabajo al no tener con quién dejar a los chicos.
También empeoraron algunos indicadores educativos, en particular en la provincia de Buenos Aires, donde en los últimos seis años creció un 130 por ciento la deserción de alumnos en el secundario, donde también se duplicaron los repitentes entre los estudiantes secundarios y en tercer año uno de cada cuatro alumnos deja de estudiar. En materia de minoridad, el informe señala que el 40,5 por ciento de los menores de 14 años de todo el país son pobres, lo que totaliza 2.250.000 niños, de los cuales el 14,3 por ciento es indigente, aunque en el noreste argentino la situación social es aún peor, ya que allí el 60 por ciento de los niños es pobre.
Entre las brechas que se registran se mencionó que la expectativa de vida en la Argentina es de 73,7 años, pero varía desde un mínimo de 69,9 en Chaco hasta 75,9 en la ciudad de Buenos Aires. Asimismo, se indicó que el 7,8 por ciento de la población porteña tiene las necesidades básicas insatisfechas, mientras que en Formosa ese porcentaje trepa hasta el 33,6 por ciento. En tanto, la mortalidad infantil oscila entre el 6,7 por mil en Tierra del Fuego y el 22,9 por mil de Formosa, provincia que en varios rubros tiene los peores registros.
Estas asimetrías regionales y problemas estructurales en cada región condicionan la posibilidad de lograr una mejoría social pareja en todo el país. Se indicó, entonces, que el ingreso per cápita medio familiar, según datos del primer semestre de 2006, es de 952 pesos en Tierra del Fuego y 911,3 en la ciudad de Buenos Aires, pero se reduce sensiblemente en otros distritos, siendo de apenas 310,1 pesos en Jujuy y de 275,1 en Chaco.
El crecimiento económico y el progreso social, en un marco institucional y legal sólido y previsible en todos los niveles de gobierno, son aspectos interdependientes e indisolubles del mismo proyecto de construcción de sociedades prósperas, solidarias y equitativas.
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