- SIN TECHO -
Vivir en la calle
El número de los "sin techo" no decrece en la ciudad de Buenos Aires. Por el contrario, según un relevamiento hecho por el propio gobierno porteño, la cantidad de gente que duerme en las calles se incrementó un 30 por ciento con respecto a un año atrás.
Entre la noche del lunes 5 y la madrugada del martes 6 del actual se contabilizaron 1029 personas que viven en la vía pública, con todo lo que esto significa en términos de dignidad humana. A la nula calidad de vida que conlleva vivir en situación de calle debemos sumarle el problema de insalubridad (entre el 50 y el 60 por ciento padece alguna patología psiquiátrica) e inseguridad para sí mismos y para los demás. En 2006 se habían registrado 793 casos. El informe fue realizado por el programa Buenos Aires Presente y la Dirección General de Sistemas de Atención Inmediata.
De acuerdo con el mencionado relevamiento, también se comprobó que la mayor población está ubicada geográficamente en las zonas más densas en términos comerciales (el Centro, Monserrat, Congreso, Once y San Cristóbal), porque allí pueden hacerse con más facilidad changas para intentar ganarse la vida.
El gobierno de la ciudad ha reanudado en abril último el servicio del Proyecto de Acceso a la Salud para la gente en situación de calle. Los médicos que atienden a esas personas señalan que es muy importante establecer un vínculo afectivo con ellos porque se encuentran en un grado extremo de vulnerabilidad emocional, lo cual los lleva a aislarse de una sociedad que, de alguna manera, los considera "descartables". A tal punto llega su situación de soledad que la mayoría de las veces se niegan a dejar de vivir en la calle, porque ésta se ha transformado en su único "hogar", aunque esto resulte increíble de comprender y aceptar.
Como muy bien lo describió el funcionario porteño a cargo de la dirección general del Sistema de Atención Inmediata del Ministerio de Derechos Humanos y Sociales de la ciudad, Favio Pirone, si estas personas pasan mucho tiempo en la calle terminan habituándose de tal manera que entran en una etapa de autodestrucción y pérdida de la autoestima de la cual ya no pueden volver.
Pero también alarma a los profesionales que el número de personas en situación de calle no sólo no haya disminuido sino que esté en aumento, al tiempo que crece la cantidad de "sin techo" crónicos. El relevamiento realizado determinó que de las 1029 personas 747 son hombres; 124, mujeres, y en 158 casos no se pudo determinar el sexo de la persona, ya que el estudio es por observación y muchos dormían cubiertos con mantas o cartones durante la recorrida.
No representa ningún consuelo saber que, en este tema, Buenos Aires no se diferencia de otras capitales o grandes ciudades del mundo. También, como era de suponer, la reacción de los dirigentes locales ante los datos arrojados por el informe fue entrecruzarse acusaciones y responsabilidades.
Lo cierto es que, ahora, las autoridades electas que asumirán en diciembre anuncian que paliarán esta situación concentrando y potenciando los programas de emergencia en una única área, en primer lugar; también, fortaleciendo la estructura de los paradores adonde son llevados los homeless para mejorar los servicios que brindan, y, finalmente, tratando de modificar su situación de manera que puedan reincorporarse a la sociedad.
El respeto por la vida humana no admite discriminaciones de ningún tipo. Por eso es responsabilidad de cada uno de los miembros de una sociedad que haya gente viviendo en la calle, no importa la cantidad. Y si bien, como lo hemos destacado tantas veces, es deber indelegable de los funcionarios encarar su cuidado y protección a través de adecuadas políticas de Estado, también lo es de la ciudadanía exigirles que cumplan con ese deber. Cuantos más habitantes de esta ciudad estén en la calle, sin tener otro lugar donde vivir, más evidente se hará la situación de injusticia que rige las relaciones interpersonales dentro de esta comunidad.
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