- RUTAS ARGENTINAS -
Red vial en emergencia
Las rutas nacionales y provinciales de todo nuestro país se encuentran bajo la lupa a partir de los resultados de distintos trabajos que demuestran un serio deterioro de casi todas ellas. Por ejemplo, el Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi) estima que el 80 por ciento de la extensión de esa red vial está en mal estado.
Gran parte de los caminos argentinos fue construida hace más de 50 años, cuando había poco tránsito, las velocidades eran moderadas y los camiones de menor porte. Cesvi señala que "la mayoría de las rutas tiene un ancho total de siete metros y un camión moderno mide 2,50. Si transita exactamente por el centro de su carril, sólo deja 50 centímetros a cada lado".
El Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) realizó un extenso trabajo, a cargo de un equipo de profesionales dirigido por el ingeniero Máximo Fioravanti. De acuerdo con esa labor, el sistema general de caminos de la Argentina tiene hoy 230.000 kilómetros, de los cuales 38.000 corresponden a la red troncal nacional y 192.000 a la red provincial. De la red troncal, la principal vinculación del país con el exterior a través de los puertos y los corredores, 31.153 kilómetros son pavimentados; 5281, de ripio, y 2050, de tierra. La red provincial tiene más dificultades: en 192.000 kilómetros sólo 38.800 están pavimentados y 44.800 son de ripio o grava (mejorado con piedra). El resto, de tierra. Hay, además, caminos terciarios de jurisdicción municipal o comunal estimados en 400.000 kilómetros de extensión.
El informe del ITBA habla de un "deterioro progresivo de la red", provocado no sólo por la falta de inversiones, sino también por las transgresiones típicamente argentinas en el exceso de carga de los camiones. En los antepuertos, áreas ubicadas a distancias de entre 20 y 100 kilómetros de los puertos, el camionero que llega con excedente frena y se despoja de lo que le sobra, para descargar después en el puerto con el peso que autoriza la ley. Estas acciones, indica el ITBA, contribuyen a la "depreciación prematura de la red vial involucrada". Los especialistas citan estudios elaborados en los Estados Unidos sobre cargas y ejes. "Con 10% de sobrepeso en un eje, el daño en el pavimento se incrementa en un 45 por ciento", expresa el informe.
El informe del ITBA hace un recorrido por la historia. Dice que a principios de la década del noventa fueron otorgados en concesión 9000 kilómetros de los corredores más importantes de la red nacional. "Ello permitió desarrollar un conjunto de corredores con un adecuado nivel de mantenimiento y rehabilitación -expresa-, con buenos resultados en los primeros años, pero que no contemplaron las actualizaciones en mejoras y ampliaciones requerida en algunos sectores." Luego vino la paulatina declinación. "Entre 1998 y 2002 -continúa- se puede observar un proceso de paralización y desfinanciamiento creciente del sistema vial."
El país posee hoy la misma cantidad de caminos troncales que tenía apenas sancionada la ley nacional de vialidad, el 30 de septiembre de 1932. Por consiguiente hay que definir un estándar de calidad de la red vial troncal para decidir las obras necesarias a fin de adecuarlas a los tráficos actuales y adicionar confiabilidad y seguridad, para lo cual se requieren importantes inversiones.
La infraestructura vial es uno de los pilares de crecimiento y desarrollo sostenible del país, por consiguiente su recuperación y modernización debe transformarse en política de Estado y no en mero programa de gobierno, de manera que los proyectos trasciendan las administraciones y tengan continuidad.
Que casi todos nuestros caminos se encuentran en estado inapropiado para su finalidad esencial es archisabido. Ante esa cruda realidad, a la cual se suma el colapso de nuestros menguados servicios ferroviarios, no se ve cómo se podría garantizar el transporte de pasajeros y de la producción. Es hora, pues, de que las autoridades caigan en cuenta de la importancia que para la economía reviste una red vial en perfectas condiciones y pongan manos a la obra de mejorar lo presente.
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