- LO NUESTRO -
Hay que rescatar nuestras tradiciones
Hoy, 25 de mayo, aniversario patrio, es más que oportuno mencionar que para estimular a los estudiantes a investigar la historia local, las culturas indígenas, los mitos y las leyendas, la inmigración y los hechos relevantes de la región, el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, el diario LA NACION y la Fundación Cargill organizan el concurso "Rincón Gaucho en la Escuela". Un aporte importante a la tarea de rescatar y difundir nuestras tradiciones.
La iniciativa nació en 2004, cuando la empresa norteamericana Cargill, radicada en la Argentina desde hace 60 años, íntimamente ligada a la actividad agroindustrial local y con una fuerte acción comunitaria en favor de una mejor educación, le propuso a nuestro diario proyectar desde la sección Rincón Gaucho, del suplemento Campo, un concurso para estudiantes del ámbito rural que cursasen el tercer ciclo de EGB y del polimodal, poniendo el acento en el conocimiento de las culturas locales. Al año siguiente, el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología se sumó al proyecto y permitió darle alcance nacional, asegurando su difusión y promoción en más de 6000 escuelas rurales de todo el país.
Las condiciones del concurso constituyen un fuerte incentivo para los jóvenes participantes. Se les requiere escribir trabajos originales e inéditos sobre la evolución de la agricultura y la ganadería, la inmigración, los factores de progreso (estancias, estaciones de ferrocarril, almacenes, pulperías, clubes, escuelas), los artesanos, los payadores y los troperos, entre otros temas del mismo cuño. Y los autores de los mejores trabajos -tres por categoría, más diez menciones para cada una de ellas- son premiados con viajes y libros. Las distinciones son extensivas a las respectivas escuelas y a los docentes que han guiado a los premiados.
No es exagerado ni cursi expresar que así se hace patria con mucho mayor vigor y hondura que los de ciertas proclamas tan altisonantes como oportunistas. Máxime, porque en los dos últimos años fue editado un libro que contiene los textos ganadores y propuestas de trabajo para el aula, distribuido en todas las escuelas rurales del país.
Durante estos tres últimos años, más de 2200 estudiantes de zonas rurales recrearon diversas historias y tradiciones de sus pueblos. Y asumieron la gran responsabilidad de convertirse en voceros de sus respectivas memorias locales. Eso los convirtió, de hecho, en promotores de la cultura autóctona en áreas de baja densidad poblacional y con dificultades para comunicarse con el resto del país. No es poco.
Rescatar las tradiciones es un deber de todos, pero no todos lo cumplen. Restablecer la vigencia de maltratadas memorias del "pago chico" formará a quienes abordan esa no tan sencilla labor no sólo como personas, sino también como ciudadanos.
La palabra de los jóvenes estudiantes, con la fuerza de su ingenuidad y de su esperanza, aguarda de los adultos una educación que torne factible la sana intención de integrar en un bloque monolítico la natural diversidad de nuestra vasta geografía.
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