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Venezuela y las empresas argentinas
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, amenazó con promulgar una ley que obligue a Ternium-Sidor a cubrir toda la demanda de acero del mercado doméstico de ese país antes de exportar y reiteró que en caso de que la empresa no acate la intimación, procedería a estatizar la firma.
En las mismas declaraciones públicas, Chávez se refirió a esa empresa como perteneciente a los sectores que hacen primar la rentabilidad por sobre el interés nacional venezolano en momentos en que su gobierno está completando las nacionalizaciones anunciadas en enero último. El propósito declarado es el de asumir el control de empresas estratégicas en los sectores de telecomunicaciones, electricidad e hidrocarburos, como parte del proyecto socialista revolucionario. En un tono entre caudillesco y paternalista, el presidente Chávez expresó: "Si no estás de acuerdo, dame acá, yo agarro la empresa, dámela, te pago lo que cueste, yo no te voy a robar. Antes de exportar una tonelada de acero, me tienes que garantizar todo el suministro a las empresas [venezolanas]".
Al momento de la privatización de Sidor, hace una década, y hasta el día de hoy, no existía la obligación de abastecer íntegramente al mercado interno. Ello dicho sin perjuicio de que la compañía siempre cumplió con ese objetivo, e incluso bajo amenaza de expropiación. Esa condición obviamente nunca existió ni formó parte de ningún encuadramiento legal.
Su imposición sólo se entiende como consecuencia de que la intervención estatal en el sistema de precios origina diferencias entre el mercado doméstico y el de exportación. La obligación pretendida no sería necesaria si esta circunstancia no se diese, pero ahora, por haber sido impuesta, incidirá negativamente sobre la ecuación económica de la compañía. Se trata de otra clara afectación del derecho de propiedad.
Ternium Sidor es controlada por Ternium, que posee un 60% de su capital. Este holding pertenece a su vez al grupo argentino conocido como Grupo Techint, que también abarca a Techint Ingeniería y a Tenaris. El 40% restante de Sidor se reparte por partes iguales entre el Estado venezolano y los trabajadores de la compañía. Ternium controla también a Hylsa en México y a Siderar en la Argentina. Este conjunto produce más de diez millones de toneladas de acero plano y no plano, y emplea 18.000 personas. Ternium cotiza desde comienzos de 2007 en la Bolsa de Nueva York y es líder mundial en la producción de tubos de acero sin costura para la industria petrolera, actuando industrialmente en la Argentina, los Estados Unidos, Canadá, Italia, Japón y otros países y exportando a casi todo el resto del mundo. No cabe duda, por lo tanto, de que el grupo constituye una empresa multinacional y que, además, es argentina, calificación que solamente involucra a otro grupo industrial compatriota.
Debe entenderse, por lo tanto, que no puede ser indiferente para nuestro país un hecho ocasionado arbitrariamente por un gobierno extranjero que afecte los derechos de estas compañías. La defensa en el exterior de los derechos de sus empresas es una regla reconocida en el ejercicio de las relaciones internacionales de los gobiernos. Afortunadamente esto ha sido ahora bien entendido y asumido por el presidente Kirchner, quien se comunicó con Chávez para expresarle su preocupación por el hecho. Esta intervención ha tenido aparentemente efecto positivo y ha contribuido a facilitar las tratativas entre el titular del conglomerado, Paolo Rocca, y el gobierno de Venezuela. Es de desear que el acuerdo al que se llegue evite la expropiación y, por ende, un daño sensible en la situación de esa empresa.
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