- QUIEN QUIERA OIR QUE OIGA -
El mensaje de la marcha
Los argentinos que anteanoche marcharon pacíficamente hacia la Plaza de Mayo en demanda de seguridad dieron un ejemplo de civismo y demostraron que ni los gestos intimidatorios ni las descalificaciones infundadas por parte de ciertos funcionarios que se sirven del poder podrán silenciar sus legítimos reclamos.
Sin ómnibus fletados para la ocasión, sin los habituales recursos logísticos que caracterizan a las movilizaciones basadas en el clientelismo y pese a la campaña impulsada por el impresentable funcionario Luis D Elía, la manifestación ciudadana encabezada por Juan Carlos Blumberg reunió a una multitud, cuyo principal motor fue su firme voluntad de exigirle al Estado que cumpla con su indelegable misión de garantizarle seguridad a toda la población y de impartir justicia.
Esos ciudadanos vencieron el miedo que, lamentablemente, parece embargar a no pocos empresarios, políticos y también periodistas frente a ciertas presiones desde el poder político. Lejos de paralizarlos, las intimidaciones públicas alentaron a aquellas personas que se movilizaron hacia la Plaza de Mayo a mostrarles a quienes pretenden sembrar el imperio del silencio que hay una sociedad dispuesta a vencerlos.
El pluralismo y el ecumenismo de la manifestación quedaron de manifiesto con la presencia en el palco de representantes de diferentes credos religiosos y de familiares de víctimas de la violencia de diferentes estratos socioeconómicos.
Es que la inseguridad, hoy por hoy la principal preocupación ciudadana en el área metropolitana, es una cuestión que lejos está de reconocer clases sociales, como se intentó hacer creer desde un sector del oficialismo. Y es probable que quienes más sufran la acción de la delincuencia sean los sectores más humildes, a quienes muchas veces ni siquiera se les toma una denuncia en una comisaría.
El llamado de los organizadores de la marcha a la histórica plaza ha permitido mantener despierta a una sociedad angustiada y señalarles respetuosamente a las autoridades nacionales la necesidad de no apartarse de la agenda de la ciudadanía.
Bien lo dijo Blumberg, cuando destacó que si el titular del Poder Ejecutivo logró que el Congreso aprobase la delegación de superpoderes o la controvertida reforma del Consejo de la Magistratura, no debería resultarle difícil conseguir que se adopten las medidas necesarias para llevarle más seguridad a la población.
La respuesta frente a las demandas ciudadanas no puede ser el odio, la chicana política o el silencio. Tampoco es comprensible que funcionarios del gobierno nacional incentiven antagonismos sociales sin siquiera recibir una advertencia de sus superiores. Es imprescindible construir algo entre todos, porque la inseguridad nos afecta a todos. Es menester que éste sea un sentimiento compartido, que derive en una política de Estado, antes que en una prematura disputa por el poder.
La original negativa del presidente de la Nación y de varios de los funcionarios de su gobierno a recibir el petitorio presentado por Blumberg, desde ya, va en sentido contrario.
Es de esperar que las autoridades recojan de quienes anteanoche se manifestaron contra la inseguridad el claro mensaje que representa el sentir de tantos argentinos que sufren en carne propia la violencia y la impunidad.
Editorial La Nación
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home