- ALBERTO MIGRÉ -
ALBERTO MIGRÉ
Ante el fallecimiento del titular de Argentores
(Texto extraído de la Web de Argentores)
El autor que nos enseñó que el teleteatro es una historia de amor bien contadaFue el Presidente que Argentores necesitaba: íntegro, ejecutivo, cordial, prestigioso, sereno e incansable defensor de los derechos de los autores.
Creador fundamental en la gran historia de la telenovela argentina, afectuoso compañero, sólido narrador, astuto observador de la vida cotidiana, buen amigo, porteño de Almagro, responsable de éxitos masivos (Rolando Rivas, Pobre Diabla, Piel Naranja, entre tantos), Alberto Migré, como nadie, nos contó el amor. Y a nuestra manera. Y se encontraba en el momento de su muerte, precisamente, trabajando. Escribía un melodrama: "Condenados al amor”, para la televisión mexicana. Acaso premonitoriamente había afirmado hace dos semanas a la prensa azteca: "Tal vez sea esta mi última telenovela".
“Sólo el amor y la muerte modifican nuestra existencia”, declaró a un diario porteño en 2004. Ya producida la muerte, ya narrado el amor, es bueno mirar atrás, repasar una vida, una trayectoria profesional, iniciada (siendo un niño) en la entrañable Pandilla Marylin y concluida en el presidencia de la entidad que tanto quiso y defendió.
Biografía profesional
Sus comienzos, como actor fueron junto a Juan Carlos Altavista, Nelly Prince y Luis Brandoni entre tantos otros compañeros.
En Radio Libertad fue cadete, telefonista y, redactor de prensa. Su carrera como actor fue derivando lentamente hacia la escritura, estudiando letras y escribiendo su primer guión "La sombra de la bailarina" para Chela Ruiz. En 1948 formó su propia compañía en Radio Libertad donde dirigió y fue cabeza de elenco. Algunos de sus grandes radioteatros fueron "Esos que dicen amarse" y "0597 da ocupado" con Fernando Siro e Hilda Bernard; "En casa de los Videla" con Luisa Vehil y Antuco Telesca y "Lo mejor de nuestra vida nuestros hijos". Su consagración ocurrió en la televisión, considerándoselo a partir de allí, un formador y detector de grandes figuras. Siempre le gustó ocuparse personalmente de la compaginación musical, y muchos temas de sus teleteatros se convirtieron en éxitos rutilantes. ¿Cómo no señalar “Rolando Rivas”, “Dos a quererse”, “Pablo en nuestra piel”, “Una voz en el teléfono”, “Esos que dicen amarse", "Leandro Leiva, un soñador"? La radio, inicial vínculo con el mundo del espectáculo, fue, también, una de sus últimas actividades; muy recordable fue su ciclo de radioteatro en Radio Belgrano. Imposible soslayar el muy reciente ciclo "Radioteatro in concert", presentando la obra "¡Tal como somos!", protagonizada por Irma Roy, Cristina Alberó, Laura Bove, Cristina Tejedor, Nelly Prince, Mabel Loisi, Mirtha Basso, Raúl Filippi, Carlos Girini, Aldo Kaiser y Facundo Caferata. Con una evocación permanente a los programas radiales de diversas épocas, en este ciclo se incluyeron noticias, tangos y radioteatro, títulos y personalidades consagrados de la radio y se relatan sabrosas anécdotas de la época gloriosa del género. ¿Cine? En 1974 hizo el guión de la película “Rolando Rivas Taxista” y en 2000 intervino en el cortometraje “Radioteatro, una pasión de multitudes” en calidad de entrevistado. En 1997 recibió el premio Martín Fierro a la trayectoria y en 2001 fue declarado "Ciudadano ilustre" de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Asumió la Presidencia de Argentares en abril de 2004. Tenia 73 años.
Migré, por Migré
“Se sabe, o no, por eso no está de más repetirlo: no debemos copiar novelas del exterior. Los teleteatros de Thalía, por la salud mental de la población, no deberían ir más al aire. La "mejicanada" quizás resulte en México, con un público con otro candor, con otra ignorancia frente al televisor. Hay que entender que con una novela de televisión se pueden aprender muchas cosas, se puede abrir la cabeza de la gente. Y eso es lo que saben en “Gasoleros” y “Campeones.” Y las hacen porque el productor sabe que un libro de televisión es una pequeña pieza literaria. Es alguien que se avivó de que el rating es muy importante, pero que también lo es el hecho artístico. En general, un hombre de la calle - taxista, ferretero, lo que sea- prefiere no decir que mira teleteatros. Porque si le preguntan cuál mira, tiene que decir títulos como “Miedo a quererte tanto”, “Esos que dicen amarse”, cosas por el estilo. Eso lo hace sentir vergüenza. Pero ya desde los títulos, así como lo era “Rolando Rivas”, cualquier hombre hecho y derecho puede decir, sin temores, "veo Campeones", "veo Gasoleros". No entraña un menoscabo del machismo porteño. Por el contrario, los personajes son sus amigos, son la vida. Y ésa es la clave de cualquier éxito.”
“Diez consejos para escribir telenovelas:
1 Contar historias que rescaten nuestra cultura y nuestra identidad.
2 Dar realismo y velocidad a las escenas con el empleo de la cámara al hombro.
3 Manejar bien la relación autor-actor.
4 Permitirles a los personajes que sueñen.
5 Elegir buenos actores.
6 Crear acertadas combinaciones entre personajes.
7 Tener buena relación entre el productor y su equipo.
8 No copiar telenovelas de afuera.
9 Saber que un libro de televisión es una pequeña pieza literaria.
10 Elegir bien los títulos.
Y no excluir a los hombres.”“¿Cómo definir a la radio? La radio es palabra en estado puro. Los relatores permiten una belleza de estilo, mientras que en la tele todo eso se muestra y pasa fugazmente. Pienso que una palabra bien dicha, bien puesta, vale por un millón de imágenes. El tema es saber decir. El radioteatro debe tener agilidad, un setenta por ciento de realismo para que crean lo que se está diciendo. También es muy importante trabajar sobre el compás del silencio, ese espacio donde uno se imagina todo.
"“El teleteatro es un género. Yo diría simplemente que el teleteatro es una historia de amor bien contada.”
“A mí no me gusta eso de que cinco escriban un libreto. Yo creo que dos ya son multitud, porque para poder escribir con alguien en el perentorio tiempo que reclama la televisión hay que sentir igual, hay que pensar igual, tiene que haber una unidad. Diría que uno debiera estar criado con las mismas comidas, bajo el mismo techo y estos chicos a veces ni siquiera se conocen. Hoy escriben un capítulo pero mañana les pagan mejor y se van a otro lado y viene un tercero o viene un cuarto, se mandan fragmentos del libro por computadora, a veces no se conocen, a veces no se hablan entre ellos. Entonces uno ve unos saltos tremendos en las novelas. Saltos de contenidos, de estabilidad emocional en un personaje.”
“Nuestras novelas se parecen a nuestro cine en el sentido de que, no sé por qué, tuvieron mucho éxito en el exterior. No hablemos de México porque allá no se pasaría un tape nuestro. Lo tienen que hacer ellos porque existe un convenio y si no está hecho por ellos, no va al aire. Pero en Venezuela, en Chile, en Bolivia, en Ecuador, en Paraguay, la novela nuestra era el plato fuerte. Era lo que la gente esperaba. Y siento que cuando una novela nuestra hecha por un productor independiente cubre ciertos lugares de Europa o Arabia, les fascina. En Italia no la saben hacer, en España tampoco, les parece increíble que un equipo de gente haga un capítulo por día.”
Para él, revertir la realidad de las novelas argentinas no era una tarea sencilla. "Simplemente – aconsejaba - se trata de que haya tiras bien escritas, sólidas en sus historias. Nada más".
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