¿HAY UN COMFER?
Televisión abierta: corrimientos horarios
El descontrol del tiempo en el aire
El Comfer exhortó a los canales a que respeten los horarios de emisión programados. Mientras espera un cambio en la actitud de los directivos, la informalidad en este tema aumenta y se extiende a todas las franjas del día y de la noche
La falta de respeto a los televidentes por parte de algunos canales de televisión abierta de nuestro país que no cumplen con los horarios que anuncian para la emisión de sus programas no es ninguna novedad. La novedad es que esta mala práctica alcanzó proporciones tan importantes en los últimos meses -coincidentemente con la utilización del sistema de medición de audiencias minuto a minuto que empezó a funcionar desde enero último- que hasta el Comité Federal de Radiodifusión (Comfer) decidió por fin enviar cartas por el asunto.
El organismo de control remitió una misiva a los responsables de los cinco canales de televisión abierta y al doctor Carlos Fontán Balestra, presidente de la Asociación de Telerradiodifusoras Argentinas (ATA), exhortándolos a que tomen las medidas para que cese esta pésima costumbre. El mensaje les recuerda a los directivos de los canales que la ley de radiodifusión vigente declara a los servicios de televisión como de interés público y en ese sentido, los televidentes son el principal destinatario de las emisiones que realizan los canales. Por ese motivo, el Comfer les exige finalmente "un estricto respeto por los derechos de los consumidores entre los que se incluye, además de recibir contenidos adecuados, el fiel cumplimiento de los horarios de programación" y los exhorta a que presten el servicio ajustándose a la normativa vigente.
En cuanto a la normativa vigente, el artículo 9 de la ley de radiodifusión es el que se ocupa específicamente de esta cuestión cuando establece: "Los titulares de los servicios de radiodifusión deberán asegurar la regularidad de las transmisiones y el cumplimiento de los horarios de programación, los que deberán ser comunicados al Comité Federal de Radiodifusión". Hasta 1991, este artículo contaba con un complemento que era el artículo 15 de la reglamentación de la ley. Esa norma adicional establecía lo siguiente: "Los horarios de programación mensual de cada estación deberán ser recibidos en el Comité Federal de Radiodifusión, antes de los cinco (5) días hábiles de la iniciación de su transmisión. Las modificaciones deberán comunicarse con anticipación, salvo casos excepcionales que deberán justificarse ante el citado organismo". Por aquel entonces, el respeto a los horarios parecía una cuestión inamovible y las autoridades que tenían a su cargo estos temas derogaron ese artículo de la reglamentación reemplazándolo por otro que trata sobre el idioma de emisión y los doblajes.
"El problema es que sin aquella reglamentación, el artículo 9 de la ley resulta muy difuso y de querer aplicarlo para este tema y sancionar a los canales por el incumplimiento del mismo, entraríamos en un laberinto judicial de discusiones e interpretaciones legales interminables", explica el doctor Claudio De Cousandier, director de Evaluación y Control del Comfer. "Por ahora, con las herramientas con las que contamos, preferimos apelar al buen criterio de los directivos de los canales y empezamos enviándoles esta carta. En estos días yo estuve reunido con algunos de ellos y todos manifestaron su intención de normalizar esta situación. Nuestro objetivo es esperar un poco y ver qué pasa, pero si las cosas continúan como en los últimos tiempos, nos vamos a ver obligados a tomar otras medidas como la de dictar alguna norma similar a la que existía con aquel artículo 15 de la reglamentación que nos permita defender a los televidentes de esta falta de respeto a la que son sometidos a diario", advierte el funcionario.
Mientras tanto
Más allá de que el incumplimiento de los horarios de inicio y finalización de los programas afecta primordialmente a los que se emiten por la noche, entre las 20 y las 24, que es el segmento de mayor audiencia, las irregularidades se verifican actualmente a cualquier hora del día.
Un estudio que publicó el sitio www.televisión.com.ar en el cual monitorearon el cumplimiento o no de los horarios programados por los canales durante el mes de julio reveló que, durante ese mes, el 73 por ciento de las transgresiones se produjeron por la noche y el 37 por ciento restante en la franja de la tarde que va desde las 12 a las 16. Las irregularidades totales contabilizadas superaron las 160 y las que se dieron en la hora de la tarde rondaron las 50. Justamente, después de la competencia fuerte entre los ciclos del horario central nocturno, otra zona de fuerte competencia es la de las horas de la siesta. En ese segmento, el buen funcionamiento de un programa en vivo con la presencia de algún invitado o alguna nota que atrapa al público genera de inmediato la reacción en los canales vecinos de alargar los bloques de los programas que están emitiendo y aún en el caso de las emisoras que están pasando programas grabados, como las telenovelas, encuentran la manera de que los capítulos se alarguen o encojan con una elasticidad impresionante. Corrimientos de entre 15 y 30 minutos en el horario de finalización de los almuerzos de Mirtha Legrand y el inicio de "Intrusos en el espectáculo", son moneda corriente en la televisión de nuestros días. Capítulos de "Isaura, la esclava" que se acortan a media hora en lugar de la hora que deberían durar o que se alargan quince minutos más allá de ésta son sorpresas azarosas que se dan muy a a menudo.
Pero sin lugar a dudas, el horario del llamado prime time es donde en mayor medida se concentra el fenómeno. Los avatares del segmento "Bailando por un sueño" de "ShowMatch" pueden alargar al programa de Tinelli más allá de la medianoche, enviando hacia la madrugada a "Duro de domar" y al noticiero. En ese caso era paradójico, mientras estuvo en el aire, el caso de "Fiscales, el ojo de la ley", un ciclo producido por Ideas del Sur que se veía desplazado hacia un sector de menor audiencia por "ShowMatch", de la misma productora. Tampoco es raro que "Montecristo", en Telefe, empiece a las 22.45 en lugar de las 22.30, como debería, y termine rozando la medianoche corriendo a programas como "CQC", a veces a más allá de las doce.
Una situación que no merece que nadie pierda el sueño por ella. Mucho menos los televidentes, víctimas de un sistema absurdo que se hizo moneda corriente.
Por Ricardo Marín
De la Redacción de LA NACION
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