- REPRESENTACIÓN TEATRAL -
Teatro Nacional Cervantes
¿Del esplendor a la decadencia?
Si bien se reparó parte de la sala principal, otras zonas están al borde del colapso
Hacía muchos, muchísimos años que una temporada del Teatro Nacional Cervantes no transcurría de manera tan silenciosa. Es que la sala que depende de la Secretaría de Cultura de la Nación estuvo más de seis meses afectada a un paro. Mientras que tanto la fachada como el interior de ese bellísimo edificio declarado Monumento Histórico Nacional se vienen literalmente abajo.
En marzo asumió la dirección de la sala Alejandro Samek, que puso punto final a la gestión de Julio Baccaro y Eva Halac. Durante el año, más allá de contar con un presupuesto ínfimo que no supera los seis millones de pesos anuales, se renovó el dorado de los palcos avan-scene, se puso en funcionamiento el mecanismo del piso elevador de la platea, se colocaron alfombras nuevas y, entre otras cosas, se reparó un sistema de iluminación en la sala que estaba fuera de servicio hacía más de 20 años. Samek muestra con cierto orgullo cada uno de los arreglos. Y cada una de las tareas pendientes, las manchas de humedad que avanzan o la infinidad de desprolijidades las muestra casi con un dejo de dolor.
-¿Por qué no anunciaron las obras terminadas?
-Simplemente puse un volante en el programa de mano anunciando lo hecho. Pero, como lo dije en otra oportunidad, soy enemigo de los anuncios. Prefiero ir de a poco y que, cuando la gente venga, se dé cuenta de que el lugar está más lindo. Pienso que todos nosotros, civiles comunes y corrientes, no vivimos de los anuncios; vivimos de las realidades.
-Tampoco se anunció la cancelación del estreno de "La paranoia", el montaje de Rafael Spregelburd, previsto por la antigua dirección.
-Hubo dos situaciones que me resultaron incómodas. Una fue con Spregelburd y la otra con Paco Giménez. Cuando asumí, Julio Baccaro me pasó el planito de los estrenos del Programa Federal, y lo cumplí. Con "La paranoia", la idea era una producción económica. Pero parece ser que Spregelburd había mantenido conversaciones con Eva Halac, que prometió otras cosas. Quedé atrapado en el medio. Algo similar me pasó con Paco Giménez. Para no cometer el mismo error, ahora no quiero anunciar nada hasta tanto sepa con qué fondos dispongo y cómo los voy a distribuir, Para esto también tengo mi comité asesor...
-Dicho comité tampoco fue anunciado.
-Tampoco, es cierto, Lo forman Olga Cosentino, Agustín Alezzo, Francisco Javier y Luciano Suardi. Ellos están leyendo mucho y acordamos elegir las obras y luego a los directores. Pero hasta fines de septiembre no vamos a decir nada para no generar falsas expectativas.
La pinta no es lo de menos
La fachada del Cervantes es un tema en sí mismo. El 8 de febrero del año pasado hubo una denuncia por desprendimientos de revoques. Según explicó Julio Baccaro, ex director de la sala, de la puesta del vallado se hizo cargo la Dirección Nacional de Arquitectura. Durante meses, se pusieron unas maderas en la fachada de la avenida Córdoba que ahora no están.
- Eso qué significa, ¿que se arregló o que simplemente sacaron las estructura?
-La Dirección de Arquitectura está por mandar los andamios, con lo cual podríamos empezar a trabajar en la fachada. El tiempo que estuvieron las maderas puestas, que el agua las pudrió, no se cayó nada. O sea que el riesgo no aparece como tal y afeaba terriblemente el frente. Antes de tomar esa decisión, con la colaboración de un donante anónimo, se mandaron ingenieros y nos animamos a sacar las maderas que afeaban tanto.
–¿Eso no genera un problema de orden legal? ¿Acaso esa medida no es una atribución de la Comisión Nacional de Monumentos Históricos o de la Dirección de Arquitectura?
–La comisión no entró en ese tema, sí en la reparación de la fachada. Acá, siendo un Monumento Histórico, hay cosas imposibles de tocar sin el aval de la comisión. De hecho, antes de hacer la limpieza de los palcos avant-scene vinieron, les mostramos el trabajo y recién ahí arrancamos. El tema es que la fachada..., es la fachada. Habría que haberla arreglado hace mucho tiempo. Pero acá, durante muchos años, las cosas se fueron dejando porque el edificio tenía resto. Ahora no tiene más resto. Tenemos baños de público clausurados, la calefacción gotea por todas partes...
Estamos ante una situación límite. En cualquier momento te quedás sin agua o se te inunda el subsuelo de líquidos cloacales porque la bomba está vieja y hace ruido. Así, todo. Pero como los fondos tanto para mantener al edificio como para producción artística salen del mismo inciso, la programación que hagamos para 2007 tendrá que contemplar el rescate de la sala y la programación. Yo tengo la esperanza de que alguna luz de comprensión va a llegar y van a mejorar el presupuesto.
–Algunos proyectos anunciados en su momento por Baccaro aparentemente quedaron en el camino. Por ejemplo, el Patio de Carruaje, ubicado en la esquina, en donde se iba a instalar una galería de arte financiada con fondos privados.
–Como las cosas se demoraron, esa persona llevó la donación a otro lado y estoy viendo cómo resolver eso.
–Otro de los proyectos, a cargo de la Asociación Amigos del Cervantes, es la pintura del techo de la sala María Guerrero.
–Lo estoy hablando con Norma Duec, presidenta de la asociación, pero eso no está muy avanzado. Ella insiste en que lo pintaría Carlos Alonso.
–¿O sea que la posibilidad de rescatar el lienzo original quedó descartado?
–Está muy apolillado. Lamentablemente, no se puede rescatar.
–¿Hubo un nuevo informe técnico que determinó eso?
–No, es lo que dice la Asociación de Amigos.
–Sin embargo, en julio de 1999, la Comisión de Museos pidió a Liliana Lancellotti, especialista en el tema, un informe técnico. En dicho informe, ella sostuvo que el lienzo original era recuperable y propuso su restauración.
–Sobre eso mucho más no te puedo decir porque no llegué a profundizar el tema. De todas maneras, Lancellotti está supervisando los arreglos actuales.
–En la nota anterior realizada hace cinco meses dijo que iba a anunciar al subdirector del Cervantes, ¿quién es?
–Todavía no lo tengo. A medida que pueda resolver algunas cuestiones de fondo seguramente podré designar a uno.
–¿Cómo se lleva en el día a día con el “paquidermo”, como nombró varias veces al Cervantes?
–Ultimamente no uso mucho ese término. El personal está trabajando con muy buen onda. Lo bueno es que estamos hablando de trabajo, no de conflictos. Si conseguimos recuperar el esplendor de la sala será mérito de todos. A lo sumo, el paquidermo es la administración pública.
–Si es así, ¿cómo se siente en relación a Cultura y a Economía que no le han transferido una partida extraordinaria para reparar la sala?
–Una partida no se puede pedir todo el tiempo. Sí pedí por el personal. Pregunté [por una partida extraordinaria], insistí pero me dijeron que no. Cuando estás acá hay reglas de juego que debés aceptar. Si me niegan la plata para el año próximo, veré. Por ahora, tanto en las conversaciones con José Nun [secretario de Cultura] como con los funcionarios de Economía, no he encontrado negativas. La gente escucha y hará sus números.
–Sin embargo, desde afuera, cuando usted dice que ellos están comprometidos con el Cervantes no hay muchos elementos para creerles. De otra manera, no estaría el Cervantes en el estado en que está.
–Acá hay un problema histórico. Lo que estamos tratando es la concepción que tienen de este teatro. En tanto lo sigan considerando un ente más de la administración pública va a padecer estos males. Eso es lo que Nun discute. Por ahora, y hasta fin de septiembre, no te puedo decir lo que va a pasar.
Por Alejandro Cruz
De la Redacción de LA NACION
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