- AMADEUS -
¿Quién fue verdaderamente Mozart?
Mozart ¿un enigma?
Mozart fue diferentes personas, dependiendo de la época. Su vida llena de azares, su muerte confusa y prematura -escribiendo aquel Réquiem que le encargó un personaje anónimo-, su entierro en una tumba colectiva, su caótica situación financiera, todo ello contribuyó muy pronto a crear la imagen del músico incomprendido, arruinado y malogrado.
Esta ciertamente es la visión principal dejada por el siglo XIX, que se empeñó en concentrarse en esa imagen ‘romántica’ de Mozart, la misma en que se encasillan otros artistas desaparecidos temprano, como Chopin o Mendelssohn.
Lo cierto es que, al momento de morir, la situación de nuestro compositor había comenzado a mejorar ostensiblemente: 1791, el último año de su vida, vio la publicación en Viena de cerca de veinte obras suyas.
Varias otras le fueron encargadas, entre ellas dos óperas, ‘La Clemencia de Tito’ y ‘La Flauta Mágica’, escribió el impresionante concierto para clarinete, y volvió a los escenarios vieneses para estrenar el concierto para piano número 27, se dispuso a componer una extraña misa de Réquiem, entre otras muchas actividades.
Luego de cambios políticos y económicos en el Imperio Austro-Húngaro a partir de 1786, que afectaron a todos los músicos -y no sólo a Mozart-, las cosas habían comenzado a sonreírle de nuevo. Incluso había saldado la mayoría de deudas que había contraido al finales de aquella década, dejando acreedores menores.
El ocaso de Mozart ha tenido muchas versiones. Aquella visión romántica del compositor fracasado y abandonado, contrasta en gran medida con la figura de ‘Amadeus’ creada para el teatro londinense por el escritor británico Peter Schaeffer, y que luego llevara al cine en 1984, con gran éxito además, el director Milos Forman.
Ha calado tanto esta representación de Mozart, que más de uno la toma como lo más cercano a la realidad. Encontramos aquí a un Mozart ingenuo e inmaduro, totalmente incapaz de lidiar con la vida de los adultos, si bien tremendamente dotado para el arte musical.
Hay cosas de la célebre cinta que son ciertas: su relación conflictiva con Leopoldo, su padre, y con el Arzobispo Colloredo, o sus dificultades para sortear con éxito la maraña de intrigas presentes en la corte vienesa –aunque no al extremo de llegar a achacarle su muerte a Antonio Salieri, el compositor imperial, como sugiere Schaeffer.
También hay otra imagen, esta impulsada por unos pocos académicos de la actualidad, que creen encontrar en Mozart algunos rasgos del llamado Síndrome de Tourette, el cual se manifiesta en poderosos tics –nunca se ha conocido que el compositor los tuviera-; el uso compulsivo de procacidades y lenguaje escatológico; y otras muestras de comportamiento errático al estilo de quienes sufren de autismo.
Salvo muestras aisladas de lenguaje pueril en sus cartas, nada de lo anterior ha sido plenamente comprobado, aunque denota que la fascinación por su persona, corre a la par con la admiración de su obra perenne.
Nota BBC Mundo.com Cultura
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