- EL CORAZÓN DE RENÉ -
RENE FAVALORO
ORGULLO Y DEUDA NACIONAL
A seis años del día en que el corazón no pudo más y del disparo que aún sigue latiendo Un día como hoy en el 2000, el cardiocirujano decidía acabar con una vida modelo. Aquejado y agobiado por las deudas que mantenía, se suicidó, quizá por no haber tolerado tanta desidia, tanto oprobio en su enorme corazón.
René Favaloro
Nacido en La Plata, el 12 de julio de 1923, hijo de un carpintero y de una modista, René Favaloro vivió una infancia pobre en el barrio El Mondongo, un barrio de inmigrantes.
En los potreros aprendió a amar el fútbol, y se hizo un hincha fanático de Gimnasia y Esgrima La Plata. Estudioso, fue un alumno aplicado, que hizo de la autodisciplina una filosofía de vida.
En 1949 se graduó como médico en la Universidad Nacional de La Plata. Para él, la medicina era un apostolado, tal como la consideraban los maestros griegos. Desde que era estudiante había pensado en ejercer su profesión en algún pueblo del interior.
En 1950 se radicó en Jacinto Aráuz, un perdido pueblito de La Pampa. Casado con María Antonia, su novia de la escuela secundaria, Favaloro pasó a ser en ese rincón pampeano el médico de todos.
Austero, vivió con su mujer en una vieja casa. En su libro “Recuerdos de un médico rural”, cuenta que en esa finca “empezamos a organizar eso que llamamos clínica y que, en verdad, era sólo un centro asistencial adecuado a las necesidades de la zona".
Dos años después de la radicación de Favaloro en La Pampa, llegó su hermano, también médico, y con grandes sacrificios armaron una sala de cirugía, según rememoró en la biografía que publicó Ramón Regés.
Empecinados, trabajando más de 12 horas por día, los dos hermanos pudieron por fin comprar un equipo de rayos X. Escribía, "Todo lo que ganábamos lo invertíamos para agrandar y mejorar la clínica. Jamás compramos una sola hectárea de campo en Jacinto Aráuz".
Pero su destino no era el de ser un buen médico rural. En 1962 viajó a los Estados Unidos a la Cleveland Clinic, para especializarse en cirugía torácica y cardiovascular. Cinco años después, desarrolló con éxito la técnica del by-pass aorto coronario.
En 1992, The New York Times lo consideró un "héroe mundial que cambió parte de la medicina moderna y revolucionó la medicina cardíaca".
El diario estadounidense no exageraba: Favaloro realizó 13 mil by-pass hasta sus 69 años, cuando decidió dedicarse íntegramente a la enseñanza.
Su paso por la célebre Cleveland Clinic, sus hallazgos científicos, le dieron un prestigio internacional que su modestia trataba de atenuar. Es larga la lista de distinciones internacionales que recibió. Pero la que mas lo emociono fue cuando en 1980 la Universidad de Tel Aviv lo designó Doctor Honoris Causa.
Regresó a la Argentina en 1971, con la determinación de poner a nuestro servicio su prestigio y meritos en aras de lograr que la medicina estuviera al servicio de la gente.
Se hizo cargo del Departamento de Diagnóstico y Tratamiento de Enfermedades Torácicas y Cardiovasculares del Sanatorio Güemes. Desde entonces su prestigio fue en aumento. Organizó la Fundación Favaloro, que ha realizado decenas de trasplantes de corazón en el país.
Nunca tuvo pelos en la lengua, denunció la corrupción de la dirigencia política y propugnó una medicina social al servicio del hombre. Le gustaba hablar sobre casi todos los temas, con palabras sencillas pero cargadas de crudeza lógica, que normalmente provocaban rechazo en los sectores de poder.
Como medico lógico y cabal, no dudo en dar a conocer nuevos conceptos, que no siempre caían bien en sus colegas, como el que tomar con moderación un poco de vino y unos tragos de whisky podrían prevenir la ateroesclerosis.
El 29 de julio de 2000 debido a una depresión causada por los problemas económicos que tenía su fundación por el dinero que el Estado y obras sociales le adeudaban, se suicidó disparándose en el corazón.
Fuente: Agencia NOVA
Nota levantada de INFOBAE
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