- DE LA INSEGURA BUENOS AIRES -
Crece en la Capital la sensación de inseguridad
Creen que cada vez hay más delitos
Nota La Nación - Adriana M. Riva 11.06.2006
Vecinos de los 48 barrios de la ciudad de Buenos Aires coinciden en que crece el delito en el distrito, en que los métodos que utilizan los delincuentes son cada vez más violentos y en que ya ninguna zona es segura en la Capital.
La contundencia de esa percepción está registrada en los Centros de Gestión y Participación, donde se reciben quejas de personas preocupadas, en primer lugar, por los arrebatos, que aparecen como una constante en todos los barrios.
Pero, también, por las violaciones en Núñez y en Palermo –donde el martes último acribillaron a una mujer en pleno día–; por el robo en departamentos en Recoleta y por los saqueos en edificios del microcentro.
Si el delito creció o bajó no se sabe oficialmente porque en el Ministerio del Interior, del que depende la Policía Federal, no proporcionan estadísticas. Es más: ante el insistente requerimiento de LA NACION, voceros de esa cartera dijeron que “la información relacionada con la investigación criminal no se revela a los medios periodísticos”.
En los CGP la gente pide, básicamente, una mayor presencia policial en las calles, con más patrulleros y más agentes en las esquinas. “Al no tener el manejo de la policía, en el gobierno de la ciudad sólo podemos llevar adelante acciones que minimicen la posible comisión de delitos, pero no tenemos los resortes para combatirlo directamente”, dijeron voceros del área de Gobierno de la Capital.
No obstante, la segunda demanda, entre las más reiteradas por los vecinos, es el mejoramiento del espacio público: más iluminación, el desramado de árboles que tapan las luces y el desmalezamiento de zonas propicias para el delito.
Y eso sí depende del gobierno local. Y un dato más: el quinto sondeo realizado por el Centro de Estudios para la Convergencia Ciudadana sobre el denominado índice de temor ciudadano (ITC), arrojó que el 83 por ciento de los consultados entre el 8 y el 15 del mes pasado se reconoció como víctima o familiar de una víctima de la inseguridad en el último año. Según esa encuesta –realizada entre 800 personas de la Capital y el conurbano bonaerense–, ese porcentaje representa un 19% más que el de 2005.
A cada barrio, una modalidad Los últimos informes elaborados por los CGP a partir de lo que los vecinos plantean en las asambleas allí realizadas, dan cuenta de que a cada barrio le corresponde un tipo de delito en particular.
A raíz de la cantidad de demandas sobre la falta de seguridad que recibía su portal web del barrio de Flores, Patricia Veltri fundó, en 2005, la Asociación Vecinos en Acción. “Los problemas más alarmantes en Flores son las casas tomadas y los talleres clandestinos, que nosotros denunciamos hace más de un año”, dijo.
Miguel Lantermino, presidente de la Asociación Vecinal Recoleta, dijo que en su barrio “cada vez hay más delincuentes que entran a robar en departamentos”. Su sueño: “Poder caminar por la vereda sin sobresaltarme si oigo pasos por detrás”.
En Núñez, luego del brutal crimen de Lucila Yaconis –la joven de 16 años que fue violada y asesinada en abril de 2003, a la vera de las vías del ferrocarril Mitre– comenzó a funcionar el Plan Alerta, del que actualmente participan 1500 familias.
“Por la cercanía con la General Paz, que sirve como vía de escape, los robos de vehículos son incontables y, en Cabildo, a la madrugada, los robos con tenazas a comercios están en boga”, contó Liliana Daloia, una vecina integrante del plan, que, según ella, busca alertar a los vecinos sobre las nuevas modalidades de robo. “Ahora, los delincuentes aplastan botellas de plástico que luego usan como tarjetas para bajar el picaporte de las puertas de las casas”, ejemplifica.
En primer lugar Más allá de las diferencias señaladas, los informes de los CGP y los vecinos consultados por LA NACION coinciden en señalar que el delito por excelencia, en todos los barrios, es el arrebato. Asimismo, en todas las zonas, los ciudadanos exigen mayor presencia policial.
“Los arrebatos son permanentes, sobre todo con los turistas. Al atardecer, la gente, por temor, ya no se quiere movilizar”, dijo Alfredo Alberti, presidente de la Asociación de Vecinos La Boca, que se fundó, principalmente, por los problemas de inseguridad en el barrio.
Entre los arrebatos, según fuentes policiales, el más denunciado es el del celular, porque la denuncia policial es indispensable para que el seguro pague un nuevo aparato. “Otro problema es que cada vez aparecen más personas que no son del barrio y que generan cierto clima de inseguridad. Cuando vemos gente sospechosa, llamamos a la policía”, expresó Carmen Clos, de la Asociación de Vecinos de Caballito.
En cuanto a la relación entre la comunidad y las comisarías, depende mucho de cada barrio. A veces, incluso, de cada vecino. Según fuentes policiales, en 2005, la comisaría 17a. fue reconocida como la dependencia que mejor servicio brindó a la comunidad. “Además de las charlas con vecinos, colegios y padres, a principios de este año empezamos a editar La Voz del Gallo Recoleto, una publicación mensual en donde damos consejos de seguridad a los vecinos”, informaron fuentes de esa comisaría. Si bien los comisarios suelen participar en alguna de las reuniones que organizan los CGP, muchos vecinos dicen que las reuniones con la Policía no sirven para nada.
Según Liliana Bonavita, representante legal de la Asociación Civil Prevención Ciudadana, de Boedo, “son sólo charlas informales; no hay una política pública en serio”.
“De la última reunión que organizamos, la gente salió muy fastidiosa por la actitud evasiva de los comisarios. Pero debemos recordar que la falta de recursos humanos y materiales dificulta un accionar más efectivo”, dijo Veltri.
Por Adriana M. Riva
De la Redacción de LA NACION
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