LA VERGÜENZA DE LA CUMBRE

LA VERGÜENZA DE LA CUMBRE

La batalla campal desatada en la tarde de ayer en Mar del Plata, no hace otra cosa que mostrar el costado más oscuro de algunos impresentables argentinos. Era sabido que grupos pesados irían a “la feliz”, a hacer lo que mejor saben: en nombre del pobre pueblo argentino: destruirlo todo. Pese al enorme operativo de fuerzas, los tres anillos de seguridad, Policía de la Provincia de Buenos Aires, Prefectura Nacional, Gendarmería Nacional, Policía Federal y servicios varios de inteligencia, ¿dónde se efectuaron los controles para detectar que estos inadaptados llevaban, como lo hacen habitualmente en sus mochilas gomeras, piedras, bulones, tuercas, bombas de estruendo, combustibles, mechas, botellas (para las molotov) fierros, etc.? Fue omisión ó es parte del “doble discurso para la gilada”. ¿Porque se “los dejó hacer tanto daño” en Av. Colón, sin ser atrapados y que pasó con los bomberos que demoraron media hora en llegar para apagar la sucursal del Galicia, bajo un edificio de departamentos habitado por gente aterrada? ¿Tanto costó hacer un “operativo de pinzas” por los flancos laterales y atrapar a estos grupos de guerrilleros urbanos?
Perdonen que sea mal pensado: no creo en la inoperancia, más bien me inclino por el tema de
que “no halla víctimas”, “dejalos que se expresen”, “ahora van a escuchar al pueblo” y todo el folclore Setentistas de este “argentine revival for export” que va germinando un nuestra sociedad.
No se puede organizar una cumbre y fomentar la anticumbre. No se debe invitar a casa gente para
decirle que estamos en la vereda de enfrente y nos pondremos de acuerdo. Es totalmente anormal e improductivo. Es dubitativo e irreflexivo como las prácticas de este gobierno que no se sabe a donde va... No quedan bien parados ni con Dios ni con el Diablo. Son “el ni” por definición. Lo más lamentable es que además hacen y deciden por nosotros, los que no vemos las cosas del mismo modo y pensamos que otra Argentina es posible.

Ricardo A. Carrasquet

LA VERGÜENZA DE LA CUMBRE

LA VERGÜENZA DE LA CUMBRE

La batalla campal desatada en la tarde de ayer en Mar del Plata, no hace otra cosa que mostrar el costado más oscuro de algunos impresentables argentinos. Era sabido que grupos pesados irían a “la feliz”, a hacer lo que mejor saben: en nombre del pobre pueblo argentino: destruirlo todo. Pese al enorme operativo de fuerzas, los tres anillos de seguridad, Policía de la Provincia de Buenos Aires, Prefectura Nacional, Gendarmería Nacional, Policía Federal y servicios varios de inteligencia, ¿dónde se efectuaron los controles para detectar que estos inadaptados llevaban, como lo hacen habitualmente en sus mochilas gomeras, piedras, bulones, tuercas, bombas de estruendo, combustibles, mechas, botellas (para las molotov) fierros, etc.? Fue omisión ó es parte del “doble discurso para la gilada”. ¿Porque se “los dejó hacer tanto daño” en Av. Colón, sin ser atrapados y que pasó con los bomberos que demoraron media hora en llegar para apagar la sucursal del Galicia, bajo un edificio de departamentos habitado por gente aterrada? ¿Tanto costó hacer un “operativo de pinzas” por los flancos laterales y atrapar a estos grupos de guerrilleros urbanos?
Perdonen que sea mal pensado: no creo en la inoperancia, más bien me inclino por el tema de
que “no halla víctimas”, “dejalos que se expresen”, “ahora van a escuchar al pueblo” y todo el folclore Setentistas de este “argentine revival for export” que va germinando un nuestra sociedad.
No se puede organizar una cumbre y fomentar la anticumbre. No se debe invitar a casa gente para
decirle que estamos en la vereda de enfrente y nos pondremos de acuerdo. Es totalmente anormal e improductivo. Es dubitativo e irreflexivo como las prácticas de este gobierno que no se sabe a donde va... No quedan bien parados ni con Dios ni con el Diablo. Son “el ni” por definición. Lo más lamentable es que además hacen y deciden por nosotros, los que no vemos las cosas del mismo modo y pensamos que otra Argentina es posible.

Ricardo A. Carrasquet